Por Germán Cavallero

El abuso: Abuso de género en la letra antigua

TAUROCATAPSIA

Debuté en un piringundín, ahí donde los cuerpos ocultos y desnudos a la vez, hilados con el ropaje de la clandestinidad, eran proclamados desde el interior de las
5_TAUROCATAPSIAfamilias machistas como trofeo iniciático adolescente.

Muchos años después, un taller de mitología greco-latina acusaba lo áspero en lo terso y, así, todos los edificios de la estética- detrás o por delante de sus columnas- dejaban ver la instalación de un discurso. El hito fue cuando, al maravillarme con el grupo escultórico Apolo y Dafne de Bernini sin reparar en su violencia de género, Leonor Silvestri- la profesora del taller- me increpó, “¿gozás al ver una violación?”.

 

MAPAS DEL TESORO

Hubiera querido ser filólogo, rescatista. Salvar palabras de entre los escombros. Armar genealogías. Ir por sus partes blandas o broncíneas, inquirirlas, preguntarles todo. Palabras. Mapas del tesoro. Hubiera querido, pero sólo llego a su borde más visible, donde suenan ecos vestidos de época, donde puedo respirar sus aromas. Y pestilencias.

 

FAGOCITOSIS

Hoy desayuné cereales. Bien por mi tubo digestivo. Pero, además de incorporar fibras, sumé al imaginario la ración diaria de la que se nutre la lengua. Hoy, “cereales”, es decir “Ceres1”, una forma de nombrar a la diosa en aquella palabra. Y nombrar es afirmar. Ceres, diosa de la agricultura, pero divinidad femenina ultrajada, una Trimarco de la antigüedad: secuestrada su hija, violada por su tío Plutón, entregada por su propio padre, Júpiter (mito de Deméter, la diosa de la agricultura, latinizado).

2_RAPTO DE EUROPA

No elegimos las palabras. Pero sí, abrirlas, habitarlas, sacar su mensaje de la botella y redistribuirlo en el plato de la nueva lengua. Esa que resignifica, degusta y demuele. Como algunas células que fagocitan y destruyen lo nocivo. Y eliminan o reciclan los tejidos muertos.

 

SIN CLIENTES NO HAY TRATA

Debuté en un piringundín, su nombre -el de ella- empezaba con T. ¿Sería un nombre ficticio? ¿Un “Nadie” para engañar a cada cíclope que iba a devorarla? Ojo. No busco equipararme al Robert De Niro de “Taxi Driver”. En mi caso, ella, era mucho mayor que yo. Y nada de nervios. Sólo cortejo. Podían los cierres resultar más torpes que de costumbre. Y mis ojos embarrarse en adrenalina y sorpresa. Pero ella, ella iba a otro tiempo: el suyo. Sabía montar mi deseo, sujetar las riendas y llevarme por ese paisaje bizarro y oscuro. De brisas como alientos. De humedales como senderos de un río nuevo. Su voz breve ya no suena por omisión de la memoria. Se fugó en un pliegue de otro río: el dulcemente herido por las piedras del olvido. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Lo dije: su nombre empezaba con T, así que María, no.

No creo que fuera una menos. Ni lo sabré. Se la veía a gusto. (Mezclo todo; poco más de dos décadas después, mezclo todo) La veía, sentía a gusto… mi piel (¡esta vez sí quiere entrar Robert De Niro!), ¿y si ahora milita en AMMAR (Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina)? Mezclo todo, pero sin clientes no hay trata. Que sea un grito. AMMAR va por otro carril. Lo urgente es el grito.

 

¡VARÓN GRITÓ LA PARTERA!
¡Bravo!
¡Alegría en el hogar!
¡Decidiré los asuntos importantes para la ciudad!
¡Tendré doble vida! ¡La conyugal y la social!
¡El gimnasio, el teatro!

 ¡Varón gritó la partera!

¡No introduje el pecado!
¡No hay en mi “pecho mentiras
2”!
La mujer “es en la casa como una suplicante
y una persona arrancada de su hogar
3”.
¡En cambio yo viviré realmente en democracia,
herencia helena de esa ejemplar sociedad de hombres libres!

 

“La Económica de Jenofonte contiene el tratado de vida matrimonial más evolucionado que nos legó la Grecia Clásica4”. Continúa Foucault, en su Historia de la Sexualidad: “En una sociedad en la que las muchachas son entregadas muy jóvenes- con frecuencia alrededor de los quince años- a hombres que muy  a menudo les doblan la edad, la relación conyugal (…) toma la forma de una pedagogía y de un gobierno de las conductas5.”  «(…) Se trata justamente de su posición de debilidad, que la somete a la buena voluntad del marido, como una suplicante raptada de su casa de origen6.”

¡Mi congénere Platón, pondrá alma en mi cuerpo,
en cambio, mujer,
no te llegó la invitación al verdadero amor,
el de Afrodita Urania,
Eros celestial de los hombres7.


¡Bravo!
¡Alegría en el hogar!
¡La diosa del amor nació del falo!

No me raptarán,
ni en la antigüedad griegos y persas,
ni en la actualidad redes perversas,
no seré trofeo,
ni mi cuerpo cañas o laurel,
como el de Siringe o Dafne,
será mío, mi cuerpo y de nadie más:
no lo humillarán,
no lo violarán,
ni dioses, ni humanos,
ni noticieros.

“Se estima que en la actualidad, hay más de 600 mujeres desaparecidas víctimas de las redes de trata de personas con fines de explotación sexual-comercial”8. Una mujer muere cada cada treinta horas en Argentina por violencia de género.

3_EL MANANTIAL DE LA DONCELLA

¡Varón, gritó la partera!
Todo a la vista,
¡todo legal, tudo joia!

 ¡Me verán hombre, derecho y humano,
hasta mataré por amor porque mi crimen será pasional!


“Adriana Marisel Zambrano, 28 años, fue asesinada a golpes de puño y puntapiés en diversas partes del cuerpo. El autor José Manuel Alejandro Zerda, de 29 años, fue encontrado autor de ‘homicidio preterintencional’ y sentenciado a 5 años de prisión por asesinar a su ex pareja y madre de su hija que en ese momento tenía sólo nueve meses de vida”8.

 ¡Varón! ¡Varón!

 ¡Los vientos cambiarán cuando sacrifiquemos a la doncella!
¡Lo gritan los oráculos,
lo grita la partera!

¡Varón, varón!

Grito vergonzante, látigo de muerte que reparte destinos. Parece una moira la partera, preanuncia los futuros sacrificios. Alceste, en el drama satírico homónimo de Eurípides, sacrifica su vida, en una hazaña heroica, para que su esposo Admeto goce de la sobrevida que le otorga el dios Apolo. La joven Ifigenia es la vida que necesitan los dioses en Ilíada, para enviar vientos favorables a las naves varadas de los griegos. De los guerreros. De los varones.

 

¡Varón, varón!

 (Un tanto inútil, eso sí,
cuando mamá no esté, no podré coserme un botón,
ni lavarme la ropa o hacerme un plato de comida.

¡Pero tampoco moriré por aborto clandestino!) 

¡Tantas muertes no vendrán por mí!

¡Varón!

 ¡Una cortesana para mi placer,
una concubina para mis cuidados cotidianos,
y una esposa para la descendencia legítima!

 “El Femicidio es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres, es el asesinato cometido por un hombre hacia una mujer a quien considera de su propiedad.

El término Femicidio es político, es la denuncia a la naturalización de la sociedad hacia la violencia sexista8”.

 

QUE VENIMOS DE ESO

Camino a no ser sujeto sujetado, examino lo que el aumento de mis ojos me permite. La única forma de ampliar el zoom es subirse a colectivos de lucha y discusión, puesta en cuestión, desensamblaje de lo establecido. Aquel taller de mitología y todos los colectivos que invitan a asumir otro tipo de iniciación. En Creta me hubiera bastado saltar el toro en movimiento (taurocatapsia), como rito para pasar a la adultez. Pero, en el barrio de Belgrano, hacia fines del siglo XX, la valla fue el cuerpo femenino. Ahora, a la luz de este nuevo derrotero, recorro literaturas gastadas por miles de generaciones e intento recortar más y más material para una tesis sobre la naturalización de la violencia en las letras antiguas, andamiaje del ninguneo de género, etc. Sin embargo, no. Me excede. Y el espíritu de la nota es otro. Confesional, más bien. Y autorreferencial, por ende. ¿Escribo? ¿O mejor salto del teclado hasta la esquina y le digo al verdulero que debemos hacer algo para detener esta violencia?

Que somos parte, que venimos de eso, que si fue a la marcha ni una menos

 

¿LA CIUDAD ANTIGUA?

Quiero hablarle, sí, al verdulero, de lo que leí en Fustel de Coulanges9: la pérdida total de la identidad femenina de la joven que renuncia a sus dioses familiares. Renuncia, que es formateo del disco rígido y la memoria. Todo para asumir y someterse a los cultos de la nueva familia gobernada por su esposo. Y el varón, nada, a continuar con su propia historia y a volcarla como mandato constitutivo sobre la nueva identidad de la mujer. Quiero hablarle, que venimos de eso.

 

O al chofer de la 135 sobre La Historia de la Sexualidad de Foucault, las relaciones sexuales entre marido y mujer en el pensamiento griego, donde el primero gobierna a la segunda, en un ámbito de disimetrías…;

 

de la Grecia clásica, aquella que sentencia: “todo hombre (…) será castigado con menos fuerza, siendo ateniense, si viola, llevado momentáneamente por la avidez de su deseo, que si seduce (…). El violador no se apodera más que del cuerpo de la mujer; el seductor, de la autoridad del marido10”. Que de eso venimos.

 

De la mitología y el cine, como espejos.

En vez de pasar revista con el diariero sobre el frío y el tiempo, una mañana, con humito saliendo de la boca, sacar el tema de Aretusa, ninfa que no sólo perdió su cuerpo de mujer cuando fue transformada en fuente luego del acoso del dios/río Alfeo, sino que además su verdugo mezcló su sustancia con la de ella para continuar con ese “amor11”. Y de otros ejemplos en Ovidio, el gran compilador y continuador de tradiciones mitológicas helenas, multiplicados por decenas. Que venimos de eso;

 

o de El Manantial de la Doncella, donde Ingar Bergman reedita el mitema. Sólo que, en lugar de dioses pone hombres. Y, ya sin eufemismos, desnudo y cruel como el hecho en sí, no se habla de “amor” ni se oculta la muerte detrás de una retórica edulcorada y distrayente.

Violación, garrotazo y muerte.

Y el brote de una fuente en el lugar del cuerpo, quizás como guiño a esa tradición que editorializa y reproduce la naturalización de semejante violencia;

o de Clitofonte, que para avanzar sobre Leucipe, se da valor y piensa, “Mira: también Apolo ama, también él a una doncella, y no se avergüenza de amar, sino que acosa a la muchacha.12Y luego Bernini, la misma tradición en la retórica del mármol, los neoclasicismos acríticos…;

o, mientras hago el cambio de aceite, al del lubricentro preguntarle si la mujer voluptuosa del almanaque es congénere de las troyanas. Que si Atenas le dio las espaldas a Eurípides, por denunciar la guerra, o por escenificar la tragedia femenina como medio para tal fin; que visibilizar así a la mujer, su dignidad en la barbarie, su coraje y lucidez, no refutó a Hesíodo, el decidor de Pandora; que si Hécuba y Andrómaca se parecen en algo a esa mujer del almanaque que construimos.

Que estamos hechos de eso, que venimos de eso, de la ciudad antigua, ¿pero qué corno cambió a más de dos mil años?

No hay tiempo. Cada treinta horas… Ni el más mínimo micromachismo, no ha lugar, ningún brotecito más de esa genealogía brutal del patriarcado. A  desahuciarlo y a avanzar, a profundizar esta nueva contracultura que nos interpela. Para desnaturalizar, deconstruir, dar el salto reparador, por un* definitiv* sujet* social des-sujetad*.

 

(Llamo a mi suegro, me envalentono, insisto: la mujer no se sacrifica por el hombre, no ya, que la doble jornada laboral es porque los bandidos que cautivaron a Leucipa la sacrificaron para purificación de la tropa, para luego poder seguir con sus asuntos de hombres; y si Zeus entregó a su hija Perséfona- niña- a la fuerza de su brutal hermano del Averno fue para no alterar el “orden” de las cosas, por ser el dios supremo, legitimado en su victoria sobre la caótica fuerza de los titanes, el dios supremo, uno de los primeros femicidas, cuando, por temor de perder poder, hizo transformar a su esposa Metis –la inteligencia- en gota, y la devoró. Que venimos de eso, Leucótoe enterrada viva por su padre para salvar el honor de su familia; Medea victimaria de su hermano y traidora de su propia casa por amor; y Ariadna, lo mismo; que hay un hilo de continuidad entre ellas y todas las Ángeles Rawson de nuestro tiempo; un hilo de cosificación, ninguneo, invisibilidad y escarmiento que podemos cortar definitivamente, cada cual desde su trinchera…

No aguanto más. Subo al poste de luz y cuelgo una pancarta que cruza toda la avenida de mi casa:

 

LA LETRA “O” TIENE BOCA DE CAÑÓN, PERO EMPEZAMOS A MOJAR SU PÓLVORA

“Nos, los representantes del pueblo argentino…”

Cinco de las seis palabras de la frase pertenecen al género masculino, tanto los artículos, como los pronombres y sustantivos. Y una, a ningún género. Es decir, es neutra: nos – los – del – pueblo – argentino. El género femenino ha sido sustraído; la letra “a”, velada. Sin embargo, el masculino habla por boca de todos… y de todas. En la oralidad, el discernimiento es más esforzado, “todos y todas, alumnos y alumnas”, etc., entonces el desafío es mayor, las herramientas del lenguaje oral no abundan, hay que inventarlas: “levante la mano el que, la que”.

O, si un grupo está formado por más mujeres que varones, podemos referirlo como “ellas”, etc., etc., pero siempre sin salirnos de la (bi)norma, de la normalidad. Un gran logro: sacar del ocultamiento de siglos y milenios la letra “a” y lo que ella representa. El gran desafío: salirnos a la vez de la barbarie exclusiva de sólo dos géneros.

Tardamos, pero aquí estamos, al fin, con la equis, el asterisco, la arroba. Andaban por ahí, con ganas de desarmar a la letra hegemónica. Ahora se atrevieron, en medio de un proceso de construcción de nuevo discurso, inclusivo, liberador.  En las redes sociales, y en todo lenguaje escrito audaz, la letra “o” ya no es la misma; mojada su pólvora, se lee desnuda en toda su dimensión excluyente:

* Por qué el asterisco

Podríamos escribir siempre los.
Podríamos escribir as/os.
Podríamos escribir las y los.
Podríamos escribir las, los y les.
Podríamos usar una arroba.
Podríamos usar una x.
Pero no.
Usamos un asterisco.
¿Y por qué
un asterisco?

Porque no multiplica la lengua por uno.
Porque no divide la lengua en dos.
Porque no divide la lengua en tres.
Porque, a diferencia de la arroba, no terminará siendo la conjunción de una a y una o.
Porque, a diferencia de la x no será leído como tachadura, como anulación, como intersex.
Porque no se pronuncia.
Porque hace saltar la frase fuera del renglón.
Porque es una tela de araña, un agujero, una estrella.

Porque nos gusta.
¡Faltaba más!

Ahora bien, El asterisco
No aparece siempre y en todas partes.
No se usa para todo, ni tod*s lo usan.
En este libro la gente escribe como quiere y puede.

El asterisco no se impone.

De todas las cosas,
Esa.

Esa es la que más nos gusta.

 

Mauro Cabral
(texto incluido en “Interdicciones. Escrituras de la intersexualidad en castellano”, disponible en www.mulabi.org/Interdicciones2.pdf )

VEHICULIZACIÓN DE LA NUEVA PALABRA

Corre de mano en mano, triunfal, flameante; miles de colectivos la sujetan y entregan en postas. Algo está cambiando. Basta recorrer los medios, incluso el día después de la marcha ni una menos. Y que todo aquello quede como reminiscencias de una civilización que aprendimos a desarmar. Salidos del claustro, del silencio sepulturero, al día siguiente de la marcha aumentaron los llamados para denunciar violencia. Y mucho. Un grito inflamado en múltiples voces. Por una marcha transversal (fuimos también varones, una forma de asumirnos parte). Pasado el frenesí del día después, con las aguas menos revueltas,  con los sedimentos como profundidades que van dejando huella, en la radio oí que hablaban de una estadística del diario Clarín sobre la infidelidad de los hombres: enseguida, distintas intervenciones cuestionaban que se mencionara sólo la infidelidad de hombres. Una persona aclaró, “hombres heterosexuales”, etc., etc. Este discurrir es una marca de esta época, la vehiculización de la palabra libre va llenando espacios… Es imprescindible tomar la palabra, apropiarse de ella, desde la mesa de disección hasta la oralidad intransigente, revolucionaria. Es la única vía, escape, hacia una verdadera emancipación…

 

DÍAS DE LIBERTAD

Acto del 9 de julio, tengo que elegir una canción para primer grado… ya sé: Juana Azurduy… mmm, difícil, tienen apenas seis años, aunque , ¡ya cuentan la historia y se ponen cotillones de próceres! Entonces, adelante. Pregunto si conocen a San Martín y nadie inhibe el impulso de su mano hacia arriba. Luego, si a Juana Azurduy, y una tímida mano se alza en 4_SOMOS LAS NIETASsilencio. Entonces, a conocerla. A nombrarla. Y a escenificar la canción. Un par de versos para exprimir, y actuar:

“El español no pasará,
con mujeres tendrá que pelear”

¿Quién quiere pasar al frente y hacer de Juana? -pregunto.

La totalidad responde positivamente. Entonces elijo a una nena. No, mejor otra, y otra. Así está mejor. Que sean varias. Que formen un frente. Y luego: “¿un varón para hacer de español?” Todos. Es un juego.

Elijo uno, luego extiendo el juego a varios. Y tiro la consigna:

“Las personas que se quedan sentadas en sus sillas cantan conmigo y las chicas que hacen de Juana arman un frente y no dejan pasar al varón. Porque unidas son fuertes, y el varón, aunque lo intente, no podrá pasar, las mujeres unidas, si se unen, nada ni nadie, las vencerá.”  Y me engolosino con esas palabras. Y aprovecho su entusiasmo. Y lo mezclo con el mío. (Me falta decir que si nos unimos varones y mujeres todavía es mayor la fuerza, pero ya me salgo de la canción, pero primer grado…).

“Ahora pasen de aquella mesa. Los varones, del español, las nenas, de Juana. A cantar, ¡fuerte!, ¿eh?”

Y a no franquear ese territorio, que no es territorio sino libertad, a rebotar intensamente y a salir despedidos de semejante fuerza, escudo libertario de múltiples manos, fuerza tejida en un unísono de puños rebeldes, disruptivos, demoledores. Límite. Palabra NO. Muralla infranqueable. Ni una menos.

 

1 “Ceres es el nombre romano de la diosa griega Deméter…” Pierre Grimal, Diccionario de mitología griega y romana, pág. 99 A, Ed. Paidós, Bs. As., 2006.

2 “…y el mensajero Argifonte le configuró en su pecho mentiras, palabras seductoras y un carácter voluble…” Hesíodo, Trabajos y Días, 75 a 80, Gredos, Madrid, 2000.

3 Seudo-Aristóteles, Económica,I, 4, 1344a.

4 Michel Foucault, Historia de la sexualidad, 2. El uso de los placeres, 3. Económica, El hogar de Isómaco, pág. 164, Siglo veintiuno editores, Bs. As., 2011.

5 Ibídem, pág. 168.

6 Michel Foucault, Historia de la sexualidad, 2. El uso de los placeres, 3. Económica, Tres políticas de la templanza, pág. 195, Siglo veintiuno editores, Bs. As., 2011.

7  “…el Eros de Afrodita Pandemo, es verdaderamente vulgar y lleva a cabo lo que resulte al azar (…) En cambio, el de Afrodita Urania proviene de una diosa que, en primer lugar, no participa de hembra, sino sólo de varón (y es éste el amor de los muchachos) (…) De ahí que los inspirados por este amor se vuelvan hacia lo masculino,ya que sienten predilección por lo que es más fuerte por naturaleza y tiene más entendimiento.” Platón, El Banquete, 181b, Clásicos de Grecia y Roma, Alianza Editorial, Bs. As., 2007

8 La casa del encuentro: http://www.lacasadelencuentro.org/prensa2015.html

9 Coulanges, La ciudad antigua, Libro Segundo, Cap. II, El matrimonio, pág. 55, EDAF, Madrid, 2005.

10 Michel Foucault, Historia de la sexualidad, 2. El uso de los placeres, 3. Económica, La sabiduría del matrimonio, págs. 158 y159, Siglo veintiuno editores, Bs. As., 2011.

11 ”Pero el río reconoce las amadas aguas, y, abandonando la figura humana que había tomado, tornó a su naturaleza líquida para mezclarse conmigo.” Ovidio, Metamorfosis, Libro V, 635 a 640, Alianza Ed., Madrid, 2009.

12 Aquiles Tacio, Leucipa y Clitofonte, libro III, 5,7, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1997.

 

 

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