Lo inesperado: Sobre el ensañamiento.
Por Isabel D´Amico
Lo recuerdo muy bien, el 28 de noviembre de 2000, papá estaba vivo, aunque muy enfermo. Pero el tiempo que Víctor Hugo le regaló, al transmitir en directo la Copa Intercontinental en Tokio, no lo olvidaré jamás. En esa época, si pagabas el cable, veías en directo los partidos importantes. Si no, lo veías diferido. El resultado lo sabías anticipadamente por la radio o por amigos. Y así se ahogaba la virtud de la emoción.
Ahora lo sé, fueron 76 minutos de emisión de la final, donde Boca le ganó 2 a 1 al Real Madrid.
Con cada gol, vi a mi viejo ensanchar, por instantes su juventud perdida.
Elegí esa imagen para retenerlo en el tiempo, elegí su última chispa futbolera para recordarlo en su final.
DOSIS DE RIGOR
2014
Pasados 14 años de los hechos, condenan por una emisión ilegal a Víctor Hugo, a su productor y a ATC (Canal 7) a pagar casi $ 3,5 millones ($ 842.000, más intereses a cada uno) por emitir en directo la final que Boca ganó en Tokio, en su programa “Desayuno”.
Ostentan el castigo quienes ostentan el poder económico o el de influencias y una justicia irracional redacta sentencias inconsistentes, perversas.
En el juicio, Víctor Hugo alegó no haber hecho más que acatar las órdenes recibidas de ATC y de su productor. “Yo fui un feliz conductor del programa. Alguien que se jugó, pero no fui quien decidió la emisión”, manifestó el relator, al conocerse el revés judicial.
Hay magia en el «dar», hay un goce y un lenguaje dominado por pocos.
Para los camaristas Pablo Heredia, Gerardo Vassallo y Juan José Dieuzeide, “una orden del empleador no justifica en modo alguno la comisión de un acto ilícito por parte del empleado o dependiente”, como el que realizó Víctor Hugo, claro.
Lo ilícito conforme a la ley tiene un atenuante contradictorio conforme a la moral. Los conceptos fijados por quienes escriben las normas resguardan los valores económicos por sobre los valores humanos. Se naturalizan en un sentido frío, especulador, enfermo de resarcimientos económicos, vacíos de contenidos, inapelables.
Mayo del 2018.
La Justicia comercial nacional, en cumplimiento de la reparación económica, dispuso que un grupo de tasadores se presentara en el departamento del locutor y procediera a llevarse los cuadros, que habían sido embargados.
La verdad se escurre en la intransigencia, en la alevosía. Repugnan los folios, los sellos y las firmas de quienes cumplen órdenes y acumulan carpetas sucias de mentiras.
Entre los cuadros, los rematadores se llevaron, uno de un hombre que grita con las manos alzadas, firmado por Juan Carlos Castagnino. Y otro donde se puede ver una mesa con botellas, tazas, pinceles y un tacho de pintura, firmado por Carlos Alonso.
“Ya pagué 2 millones de los 3 millones que debía, el juez debería saber que tengo voluntad de pago”, señaló Víctor Hugo.
No son sordos los oídos, ni ciegas las miradas, son los valores que no cuajan en los mundos estériles.
Los bienes secuestrados al locutor saldrán a remate en 10 lotes, con una base de 300 mil pesos, aun cuando el valor de mercado es muy superior.
LA DICHA
Los clarinetes satisfechos disfrutan y celebran el escarmiento de quien tiene el «don» de resistirse a esas notas berretas, baratas, indignas y no negocia, y morirá sin hacerlo, con el chirrido agonizante de esas voces serviles a un poder hueco de principios, de sentido común.
“Siento una pena atroz, estos cuadros son parte de mi vida. Habitan mi vida hace más de veinte años y son una especie de capital afectivo y moral”, dijo Morales ante las cámaras.
PERO EL AMOR ES MÁS FUERTE
Fue inesperado, una nueva causa penal surgió ese día. Entre lo incautado por el embargo, hubo un cuadro que estaba en una de las habitaciones pequeñas, era un regalo de una oyente. La obra de un valor artístico aún no cotizado por el mercado tenía, sin embargo, un gran valor afectivo. Quizás por complacer un gusto, Víctor Hugo olvidó que aquel cuadro estaba registrado por la justicia y se lo dio a su nieto para que lo colgara en su pieza.
Seguramente, los medios sacaron fotos del clavo vacío y la pared blanca será el relleno de más actas y sellos y firmas para acumular carpas de sanciones y culpas.
EN FIN
Así las cosas, el castigo está a la orden del día de la mano de la ignorancia y duele más. Quizás, si la Justicia fuera algo independiente, el criterio sería otro. Y aquel que, por su osadía, le dio la última oportunidad a mi padre de ver aquella final, hoy no padecería semejante persecución.
En Buenos Aires, en un depósito muy cerca del Poder Judicial de la Nación, el hombre del cuadro secuestrado de Castagnino aún grita ¿hasta cuándo?
Foto 1- Clarín Política -4/5/2018
Foto 2 – Cuadro Germaná
Foto 3 – Cuadro autor desconocido
Foto 4 – Telam – 24/3/204
Foto 5 – Subasta – Listas el Economista – elEconomista.es
Hermosa!!!!