Viaje alrededor de un punto: el femicidio.
Por Lourdes Landeira
COMPÁS DE ALERTA
Es la muerte de muerte de una mujer, asesinada por ser mujer. La frase se repite, por ser mujer, pero el concepto, ¿se llega a aprehender? ¿O queda como punto vacío, letra de discurso?
Con disfraces variados, del tipo violencia doméstica, crimen pasional o emoción violenta; las palabras- repetidas- desinforman. Es falso. El crimen de una mujer a manos de un hombre (en general de su entorno íntimo) no tiene vinculación con el arrebato ni la conmoción de un momento.
Por el contrario, es el desenlace – trágico y repetido – de ciclos espiralados con núcleo en el sistema de dominación patriarcal. La pasión no mata; mata el machismo. Y el punto, único- casi desdibujado- intenta volverse invisible, no quiere ser descubierto: el sentido de propiedad de la mitad de la población (los varones) que se creen dueños y señores de la otra mitad (las mujeres). Serás mía o de nadie.
Círculos cada vez más violentos, separados entre sí por periodos de calma cada vez más cortos.
Primero, violencia simbólica y sus variantes: subestimación, críticas reiteradas, alejamiento de los lugares de pertenencia, censura. No servís para nada, cállate, qué sabés vos, con esa pollera pareces una puta, andá a lavar los platos.
Después, toma cuerpo y es un empujón, un brazo apretado, un ojo negro.
Entonces, sobreviene el arrepentimiento, el llanto, la declaración de amor, la promesa. No quise hacerlo, no va a volver a pasar, te necesito, me volví loco, yo te amo.
Y volver a empezar. No servís, cállate, no sabés, sos una puta, lavá los platos.
Más alto, más fuerte, más rápido. Como basura.
PERFORMANCE 2015
Cada vez más lejos de su origen: de ahí su eficacia. Las excusas (lo provocó, lo puso celoso) ¿Cómo se puede justificar el nefasto “por algo será” cuando, durante el año 2014 murieron por esta causa 277 mujeres y niñas?, ¿cómo, cuando esas muertes suman 1808 casos, si se cuentan los últimos 7 años? (*) Sí, sucede casi todos los días.
Baleadas. Apuñaladas. Golpeadas. Estranguladas. Ahorcadas. Incineradas. Asfixiadas. Degolladas. Por traumatismos. Ahogadas. Por hacha y machete. Descuartizadas. Por inanición. Por sobredosis de Insulina.
¿Cuándo comenzó ese viaje? No tengo respuesta para eso. Pero sí sé que no se detiene, se renueva y persiste. Con la eficacia de separarse de su origen, de borrar el punto de partida del que emerge y mata.
Como basura.
Esa, la de la bolsa, soy yo. Y si no hubiera sido una performance, y si no lo hubiéramos hecho por todas ellas, si de verdad yo terminara en una bolsa como tantas otras…
…por esta cultura de la violación en la que vivimos, la gente correría a investigar mi pasado, mis relaciones, buscar fotos que puedan servir como justificativo al por qué alguien puede hacer esto. Que en lugar de culpar al abusador, nos culpa a nosotras, nos condena.
Dentro de la bolsa fui Melina, fui Ángeles, fui Paula, fui Sonia, fui María Soledad, Houria Moumni y Cassandre Bouvier, y tantas otras que corrieron con la misma suerte…
A diferencia de ellas, a mí me levantaron del suelo y me sacaron de la bolsa, una amiga me dio un abrazo de resurrección y me dijo que todo iba a estar bien. Paula Telis nos ayudó a ser ellas, nos dio este lugar y el poder de representarlas, de defenderlas, de tener por una vez a alguien en su lugar y a su favor, y tuve un grupo de compañeras que “sufrieron” en su bolsa a mi par, gracias, las quiero. Si tocan a una, nos tocan a todas. Ni una más”.
La foto es de una performance del 2014. Los fragmentos de texto corresponden a una publicación, en Facebook, de una adolescente: Lara Zabala. La pueden buscar.
Para las mujeres, no es la calle el espacio de inseguridad; lo es el espacio íntimo. Por eso, el slogan de las primeras feministas: “lo privado es público” sigue siendo tan acertado como el primer día. Ellas comenzaron a desandar senderos, a trazar las líneas que unen cada cruz en el perímetro del círculo con su centro. Entonces, con la punta del compás colocada en el núcleo, pusieron otro cuerpo a la superficie y dibujaron tangentes.
Si la espiral de la violencia es posible, es porque hay otra, la del silencio, que la acompaña y la habilita. Es la que naturaliza, la que desprovee de causas a las consecuencias y dice: es natural, es esencial. Pero no, no hay naturaleza ni esencia. Hay cultura aprendida, hay un viaje direccionado a sostener una enorme injusticia; que se puede desandar, desaprender con otro viaje; uno con infinitos puntos equidistantes.
Hay otras voces y otros círculos, otras redes y otras direcciones. Las que rompen los límites y amplían fronteras. Las que dibujan nuevas formas.
¿Qué boleto sacás?
(*) Datos de La Casa del Encuentro. La Casa del Encuentro es una asociación civil fundada en el año 2003 con el propósito de trabajar por los derechos humanos de las mujeres, niñas, niños y adolescentes. Ante la falta de datos oficiales, desde el 2008 elabora, cada año, un Informe de Femicidios en Argentina.