Por Juan Pepe Carvalho

Desamor: sobre amantes  de la patria y sobre los otros.

LA PACHA, LA MAMA

Los amantes, la danza de los planetas alrededor de su astro madre, el suelo y la planta del pie que lo anda, lo baila y lo honra; o el pie que lo acecha, lo agrieta y lo invade. La tierra madre, como la lengua madre, es casi un órgano vital.  Allí late el eco en forma de memorias y filiaciones. Los antepasados y los hijos por venir son la sal y la sangre del territorio propio. A la tierra con raíz la defienden los muertos y los vivos. Desde las tribus hasta hoy, la historia significa y resignifca la palabra patria. Veamos qué de particular hay, raíz adentro de la nuestra, sobre todo, en el armado y construcción de nuestro espacio. Cuando aquí hablamos de patria no queremos hablar de la República, ni de nación. Cuando hablamos de patria, hablamos de pueblo y no de meros ciudadanos o habitantes, ni de “la gente”, como suelen calificar, a golpe de eufemismo, algunos politequeros de moda. Pueblo es el grupo de hombres que transpira su propia subsistencia y, en ella, se juega la propia y la de los otros, y que defendió su tierra  y no su patrimonio personal.

PUEBLO ADENTRO, PUEBLO AFUERA

Nuestra historia tuvo hombres de coraje que pensaron la patria con el pueblo adentro y otros- generalmente ciudadanos con buen pasar económico y de un conservador pasar en pepe1imagesel pensamiento- quienes,  travestidos como revolucionarios, intentaron un territorio que dejaba el pueblo afuera.  Esta dicotomía permanece aún hoy entre nuestros conciudadanos.

Bernardo, 84 años, oriundo de Chaco, dice: en el campo, el cultivo nos sirve para cubrir nuestras necesidades. Cultivamos  maíz, papa, cebolla. Algo vendemos y algo consumimos. Amamos esta tierra. No le tenemos miedo al puma porque él no  quiere atacarnos,  prefiere animales chicos. El puma es una animal tan noble, que hasta podríamos comer su carne. Pero no. Está en extinción. Y lo cuidamos porque él es pueblo como nosotros.

Miguel, chaqueño de 60 años, a su vez relata: Yo invierto en tierras. Aquí talamos y plantamos soja, es un gran negocio. Vendemos a Chicago a 300 dólares la tonelada. Para eso quiero la tierra. No me importan el puma ni los animales chicos o grandes. Vos imagínate, yo con esos dólares ya me compré un departamento en Miami y me sobra para un auto de alta gama aquí en Argentina.

La patria de Bernardo y la de Miguel colisionan. Pero este choque viene de lejos. Guiadapepe2LUCHA DE CLASES 1 un poco por Felipe Pigna, esta nota intenta poner en letra los hechos- las prácticas- de distintos hombres y mujeres de nuestra historia.

 

 

 

UN ÉXODO DE LUJO VERSUS LA INMIGRACIÓN CALIFICADA

Belgrano, el abogado, le dio la mano al pueblo. Se acercó a mestizos, a morenos y a criollos y les propuso su estrategia para el norte del país. Las tropas españolas tenían todas las de ganar en esa zona. La táctica fue: simular un abandono de la tierra y dejarlos venir. Pero, claro, allí no encontraron provisiones. Porque el pueblo no abandona la tierra. La dejó como un plan para luego recuperarla. Y, en parte se la llevó a cuestas en forma de animales, víveres, cacharros. La pacha mama los siguió entre los objetos que cargaban. El éxodo jujeño tuvo la impronta morenista. Y también fue sobrevolado por la peregrina idea de Belgrano de expropiar para los pobres toda tierra que estuviera sin dueño.

En la antípodas, está “el maestro de los maestros”: Domingo- pero Faustino- Sarmiento: este “gran hombre” sentía una aversión bastante curiosa por los pueblos originarios. A veces se le notaba en frases como “promover la inmigración calificada”. Es decir, nada de inmigrantes pobres, ni judíos ni rusos. Que viniera la “intelligenzia” parisina e inglesa. Para él, el gaucho era un vago al que se debía civilizar. A diferencia de Belgrano, jamás tuvo contacto con el pueblo, ni hubiera aceptado luchar mano a mano con él.

SEAMOS LIBRES, LO DEMÁS NO IMPORTA NADA

Si aún se escucha el eco de la frase del General San Martín, también resuenan todavía los estertores de Mitre al defender el centralismo porteño. Por ahí se oye el zumbido de la guadaña: es el general Roca. A su modo, limpia el territorio, sin negociación posible para los pueblos originarios. Después sonaron- y aún suenan- las botas de  Onganía, de Videla y de Lanusse. Tres canallas que no tuvieron problemas en unir los destinos del pueblo argentino a los intereses y planes de potencias imperialistas. Pero vamos de a uno.

DE SAAVEDRA A MITRE: MISMA CANTINELA

Al comienzo de lo que luego sería nuestra patria, se consolida el ideario de los ciudadanos  que vivían en Buenos Aires. El puerto y los ingresos aduaneros dieron los contornos de estos hombres. Como si Buenos Aires sola hubiera sido un país, comenzaron a negociar una semi- independencia, que ni se inclinaba a cortar lazos con “la madre patria” ni pretendía repartir el bienestar a lo largo del que ya llamaban “el resto del territorio” o “la Confederación de las Provincias”. De Saavedra hasta Mitre: la misma cantinela.

CENTRALISMO VESTIDO DE MATANZA

Roca  y su eufemismo “campaña al desierto” intentan desenraizar de la tierra hasta la lengua madre.  Detrás de la espada que degollaba indios, estaban los sectores oligárquicos, que se restregaban las manos de solo imaginar  la rentabilidad de esas tierras, cuyo olor a pep4imagessangre se sentían dispuestos a soportar, en pos del beneficio económico. El primer genocida de la patria tenía el signo pesos en el filo  de sus armas de muerte.

 

 

CORTAR LA HISTORIA

El ejército, bajo órdenes solapadas- y no tanto- de la oligarquía agrícola ganadera, comandó el inicio de una serie de interrupciones de los procesos democráticos. Eso fue, por 1930, con la sublevación del General Uriburu – al comando del Colegio Militar- contra Irigoyen, el radical dos veces presidente. Esta serie de cortes continuó- entre otros- con el golpe  de Onganía, en 1963, contra otro presidente radical, Arturo Illia. Esta vez el objetivo era seguir órdenes del imperio norteamericano, enfrascado por entonces en su Guerra Fría y en el enfrentamiento militar en Vietnam, quepep3control-social culminó -años después- con una derrota humillante. Este hecho provoco que EEUU, en su versión más imperialista, resolviera no “jugar” su ejército en contiendas directas, por temor a debilitarse con esa dispersión de fuerzas por el mundo. ¿Recuerdan la frase de El Che, se debía “generar uno y mil Vietnams”? Era una reacción a esto.

Pero volvamos a  Onganía, quien abiertamente apoyó la propuesta norteamericana. Por aquellas épocas,  EEUU ya había creado la denominada  “Escuela de las Américas”, lugar obligatorio para la capacitación  en la ideología y las prácticas de la seguridad interior, de los militares latinoamericanos. Política nefasta que pisó su fuerte desamor en nuestra patria, hasta la guerra de Malvinas. Allí, otro corte. Esta vez, de mangas: EEUU  apoyó a Inglaterra.

PATIO TRASERO, LAS PELOTAS.

En ese marco, sumado al de la Guerra fría, los EEUU desarrollaron la teoría de la seguridad interior, que no era otra cosa que controlar las fuerzas armadas de Latinoamérica, con ejércitos de esos países utilizados como fuerzas propias. De esa manera, aún controlan “su patio trasero”. Para adscribir a esta teoría, la Argentina  proporcionó a sus militares. Por esos momentos,  la conducción política era de Illia y el General Calcaño estaba en el ejército. Con estos atisbos se comenzaba a gestar lo que luego se llamaría  la “Trilateral Comission”, responsable de la tan mentada  globalización  económica y financiera. El principal ideólogo de la comisión fue el multimillonario norteamericano, David Rockefeller,  entre otros millonarios de EEUU. Trabajaron conjuntamente con empresarios alemanes y japoneses y, así, definieron que  el verdadero poder en el mundo era el dinero y que ellos debían unirse para ejercer el poder real, por encima de los gobiernos elegidos democráticamente en los distintos países del mundo. Entre estos “bebés de pecho” no faltó Kissinger.

LA GUITA ES MÍA, MÍA, MÍApepe61

En los años 90, vista la necesidad que tenían para lograr sus objetivos, los sectores económicos y financieros dominantes utilizaron internet como herramienta para concretar las metas de la llamada “globalización”. De ese modo, dejaron “al resto del mundo” como proveedor de materias primas, desalentaron con sus medidas el desarrollo de la industria en lugares que no fueran “centrales” y administraron las riquezas  de acuerdo a rentabilidades sólo convenientes para ellos. Uno de estos ecos, llega hasta nuestros días, con la votación conjunta de Japón, EEUU, Israel y Alemania, en relación a los fondos buitres. Por supuesto, votaron en contra nuestra.

 

 

 

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