La Celebración: Sobre “Niketche”. Una historia de poligamia, de Paulina Chiziane.

Por Lourdes Landeira

“Quiero ser un grano de arena al viento y bailar mi niketche al sonido de las flautas de todas las brisas”.

 OIGO UNOS PASOS SUAVES EN MI SILENCIO

Sarah Moon. Si una piedra es separada del suelo – la tierra – con la ayuda de la mano de un niño, comienza una danza curva de elevación en el aire. Según la sinuosidad de la brisa o del viento, puede acompañar cauces de ríos andados una y otra vez por ella misma, por alguna o por muchas de sus congéneres. O puede quebrar el trayecto, interrumpir el silencio de la mañana con un estallido, romper un cristal y sonar como bomba, mina explotada, fuego. Entonces,  al celebrar  su canción, el universo pondrá a circular sus elementos. Así, las estrellas podrán tocar tierra firme y algún “superhombre”, vaciado de sus poderes artificiales, soltado al vacío, en lugar de caer,  volará hacia “algún infierno sin fin”.

El niño de la mano es el hijo; el vacío de hombre, el padre. Entre ellos, una mujer, que no fue nombrada. Pero su no escritura no implica su ausencia, solo habla de la invisibilidad y la mudez impuesta por siglos de cultura y tradiciones. Por eso, debo decirlo ya, sin más demora: el movimiento giratorio, el temblor que traspasa cuerpos y los habita transitoriamente (y ya sabemos que ninguna materia es la misma luego de una sacudida) es promovido –en este caso-  por Rami, la protagonista de “Niketche. Una historia de poligamia”, de la escritora mozambiqueña, Paulina Chiziane.

TU PASADO SON SÓLO MÁRGENES DE UN RÍO REVUELTO

Roger Dautais. KerpenhirMozambique, república desde 1975, año en que se independizó de Portugal – su colonizador desde 1505- está dividida por un río, el Zambeze. Antes de formar un delta y desembocar en el océano Índico, el río es interrumpido por numerosos rápidos y cascadas. Claro que el Zambeze no es exclusivo, pasea y comparte sus aguas con varios vecinos – Zambia, Angola, El Congo, NamibiaZimbabue-; sin embargo, por sus intermitencias solo es bien navegado a partir de una ciudad mozambiqueña. ¿Qué puede esperarse de un río – morada de camarones y mariscos –además del fluir de su curso? Sí, claro, su desborde, la inundación de la tierra con la que se bordean mutuamente, el quiebre de las fronteras, la rebeldía silenciosa que cuando grita es capaz de derribar cualquier represa.

“Las culturas son fronteras invisibles que construyen las murallas de este mundo”.

HISTORIAS DE HOGUERA (fragmento de la novela)Miro a mi madre. Dios mío, cómo llora. ¿Será mi caso lo que inspira tanta tristeza?—¿Qué pasa, madre?—Tu voz me recuerda a mi hermana, la fallecida.—¿Cuál de ellas, madre?

—La mayor. No la conociste. Murió antes de tu nacimiento.

—Ya me has hablado de ella. ¿De qué murió?

—Por culpa de una molleja de gallina.

—¿Sí?

—La molleja es para los maridos, para los yernos, ya lo sabes.

Me cuenta toda la historia.

—Era domingo y mi hermana preparó la cena. Había gallina. Preparó la molleja cuidadosamente y la guardó en una vasija. Vino el gato y se la comió. El marido regresó y preguntó: ¿y la molleja? Ella se lo contó. Fue inútil. El hombre lo consideró una falta de respeto y la golpeó brutalmente. Vuelve a casa de tu madre para que te eduque, le dijo. ¡Ahora! Ella estaba tan afligida que perdió la noción del peligro y se puso en marcha en el silencio de la noche. Eran cerca de diez kilómetros hasta el hogar paterno. Cayó en las garras de un leopardo en la sabana lejana. Murió en la flor de la vida por culpa de una idiotez. Murió ella y vivió el gato.

Las lágrimas de mi madre brillan al sol como cristales y reflejan los colores del arco iris. En el pecho de mi madre hay un puñal de plata con manchas de sangre. Un volcán eterno. Todo por culpa de una molleja de gallina, un simple recolector de granos de arena. Una insignificante musculatura dentro de un ave. Que no llena ni la palma de la mano. Que no mata el hambre ni de un gato. La historia me penetra como si fuera mi propia historia, que Dios me ayude, también soy una mujer. Recuerdo a mi profesora de amor y comprendo el fantástico mensaje de tiranía oculto dentro de la molleja de gallina. Ninguna mujer tiene un hogar en esta tierra. La mujer está de paso, no merece tierra. La mujer es paja de coco tirada a la basura. La mujer es su propia enemiga, se inventa problemas que la matan. La mujer es culpable, pone el universo al revés, por eso puede morir por culpa de una molleja de gallina.

—Madre, ¿por qué no me habías contado antes esta historia?

—Para que tu mundo fuera de colores. Para que no tuvieras pesadillas en tus sueños.

La historia tiene sobre mí un efecto terapéutico, mi dolor se vuelve insignificante. Una amargura tapando otra amargura. Un amor curando el dolor de otro amor. ¡Ay, madre, gracias por contarme esta historia! Ahora puedo ver que no soy la única que sufre y que en el mundo hay problemas mucho más graves que el mío.

—Madre, ¿cómo reaccionaron las mujeres ante este caso?

—Obedeciendo al pie de la letra todos los caprichos de los hombres, era la única estrategia de nuestra existencia.

—¿Y cómo era papá?

—¿No le conoces? ¿No has oído la respuesta que te ha dado a tus problemas?

Madres, mujeres. Invisibles, pero presentes. Aliento de silencio que da la luz al mundo. Estrellas brillando en el cielo, ofuscadas por nubes malditas. Almas que sufren en la sombra del cielo. El cofre lacrado, escondido en este viejo corazón, hoy se ha abierto un poco, para revelar el canto de las generaciones. Mujeres de ayer, de hoy y de mañana, cantando la misma sinfonía, sin esperanza de cambios.

HAY UN RÍO ROJO Y CORRE POR EL ASFALTO

Lucha de imágenes (Bilderstreit), 1980Paulina Chiziane, contadora de historias inspiradas alrededor de la hoguera, fue la primera mujer en publicar una novela (Balada de amor al viento) en Mozambique. Ese territorio que, por su ubicación- dicen- podría ser el lugar origen y principio del humano moderno. El mismo que hoy está poblado de minas (dos millones, dicen), resabios imborrables de los quince años de guerra civil, posteriores a la independencia. Ocultas, calladas, invisibles a muy poca profundidad, casi a flor de tierra, amenazan con estallar, quebrar el aire, torcer el sentido del viento y de las aves en vuelo. “Entre as pernas da mulher, correm os caminhos do mundo. Dya Kasembe, escritora angolana” es el epígrafe que Chiziane eligió para otra de sus novelas, El alegre canto de la perdiz. ¿Qué es eso entre las piernas de la mujer? Si no se puede nombrar, si no se puede escribir, se dibuja su silencio en el texto. “La … es fantástica. Habla todas las lenguas del mundo sin hablar ninguna. Es el cielo y la tierra en nuestro interior. ¡Ay, si las … pudieran hablar! Nos contarían historias del licacho, el cuchillo de castidad, de ablación, de orgías macondes, senas, nyanjas, de violación, de castración, de manipulación, de abandono, de muerte. Si pudiera hablar nos diría porque llora lágrimas de sangre en cada ciclo”.

LA ORQUESTA EN SINTONÍA

Sarah Moon. The Red ThreadY si hay balada, si hay canto, ¿puede no conjugarse el baile? Entonces, Niketche: “La danza del sol y de la luna, la danza del viento y de la lluvia, la danza de la creación. Una danza que mueve, que calienta. Que inmoviliza el cuerpo y hace volar el alma”. Imposible no temblar y que el temblor no transborde, no haga girar a veces en vértigo, otras en locura, algunas más en llanto que aprende a elevarse y transformar. Rivales frente a un espejo que las interpela y solidariza, cinco mujeres tienen a un mismo hombre como marido.

 VARIACIONES TEXTUALES SOBRE EL “TENER”– Esta mujer ha luchado por amor y ha acabado con dolor. Apuntó con el dedo al aire y dijo que era suyo el pájaro en vuelo.– ¿Qué significa la palabra tuyo cuando se trata de un hombre?– Julieta me revela una verdad más cáustica que una capa de veneno. Tener es uno de los muchos espejismos de la existencia, porque el ser humano nace y muere con las manos vacías. Todo lo que creemos tener nos lo presta la vida durante un tiempo.– Tuyo es lo que transportas contigo, en tu vientre, en tu estómago. Este hombre, cuando está conmigo es mío, cuando está contigo es tuyo.

– No soy posesiva. Vengo de una tierra en la que la solidaridad no tiene fronteras. Prestas al marido a tu mejor amiga para que hagan un hijo con la misma facilidad con que se presta una cuchara de madera. El sexo es un vaso de agua para matar la sed, el pan de cada día, precioso e imprescindible como el aire que respiramos. Si ya compartimos un marido, compartir un amante es todavía más fácil.

– Aunque no lo acepte, mi realidad ésta. Ya vivo en la poligamia.

– El verbo tener es mágico. Insufla en el alma poder y fuerza. Si yo conjugo: no tengo, la fuerza se va y el alma se vacía.

Voces, versiones, miradas de distintas mujeres que comparten un hombre, “mi Tony”, al decir de Rami, la primera esposa, la legítima. La que creía vivir en un hogar monógamo y un día descubrió que su familia se había vuelto polígama. “La unidad se ha roto en mil pedazos. Tony se ha multiplicado”. ¿Podrá un cristal repetirse en tantas partes como el cuerpo de Cristo convertido en hostia para todo aquel que lo quiera tragar? ¿Podrá un hombre, solo por el hecho de serlo – y tener el dinero suficiente- (también entre los hombres hay jerarquías) reinar con su cuerpo distintas familias?

 “Las mujeres son huérfanas. Están solas en el mundo. Tienen padre pero no tienen madre. Tienen Dios pero no tienen Diosa. Están solas en el mundo en el medio del fuego. ¡Ay, si nosotras tuviéramos una diosa celestial! Dios mío, libera a la diosa – si es que existe – para que nos muestre la cara sólo por un segundo”.

 LAS PALABRAS SON BALAS FATALES

doffo_juan-fuego_blanco- 2000

En un país con población mayoritariamente bantú, según las estadísticas de nuestro mundo occidental: el 8% de las personas profesan religiones de origen étnico, el 18% son ateos y los demás se dividen entre católicos, protestantes, evangélicos y musulmanes. También, de acuerdo a la enciclopedia más consultada de este lado del mundo, además del poeta José Craveirinha, consagrado por el premio Camões, las referencias literarias del país son Mia Couto y Paulina Chiziane. Mia Couto, blanco nacido en Mozambique, de padres portugueses, da cuenta de un lado de la historia. Cuando su familia intentó regresar a Oporto, a él le faltaba la sensación de infinito de África, ese lugar en donde se aprecia el silencio, donde no hay un límite claro entre la identidad animal y la humana y en el que ninguna de sus lenguas tiene una palabra para naturaleza porque no hay separación entre sociedad, cultura y naturaleza. A Paulina Chiziane ya la conocemos, de ella y de una de sus novela venimos hablando, contadora de historias, negra y feminista. Rami, su protagonista, pertenece a una familia católica que, sin embargo, no deja de reproducir las creencias y practicar los rituales trasmitidos de generación en generación. Sobre todo, aquellos que contribuyen a perpetuar el sometimiento de la mujer a la dominación incuestionable del hombre. Las aguas se mezclan, sopla algún viento oportuno y se aviva un fuego callado que, entonces, aletea en bandada. Más allá del horizonte; mucho más.

Tracy templeton. Untitled from the suite Impressions La única verdad es la realidad (1), dijo alguien de por acá; imposible desconocerlo. La vida de Rami pasa de ser un río muerto a ser ella misma el río cuando decide dar batalla. “Explotar el viento y traer de vuelta el fuego a mi lecho, hoy quiero existir”, enuncia y hace. Porque la realidad, verdad inasible, puede aceptarse sin más o lanzar la primera piedra para empezar a pecar. Mujer no se nace, se hace; conceptualizó alguien más, también imposible de ignorar. Rami conoce la frase y la menciona en sus disquisiciones aunque, recuerda haberla escuchado, pero no dónde ni quién la dijo. “El colonizado está ciego. Destruye lo suyo, asimila lo ajeno, no es capaz de verse su propio ombligo.

Entre inhalaciones y exhalaciones, se suspira, se introduce y se expulsa, a veces en forma de vómito, a veces en náusea vertiginosa que se termina por deglutir; o no. “El viento corre fresco, pero la habitación es cálida. ¿De dónde viene todo ese calor? Ah, es el calor de la transpiración. Es el fuego del enfado que se escapa del cuerpo humano”.

Para verse el ombligo, si de eso se trata, nada mejor que desnudarse y pararse frente al espejo, el de cristal y azogue y el de carne, hueso y alma, las rivales. “Todas las mujeres son gemelas, solitarias, sin auroras ni primaveras, buscamos el tesoro en minas y explotadas, agotadas,  acabamos por ser fantasmas en las ruinas de nuestros sueños”.

 Río Paraná – Estación Espacial Internacional - 9 de abril de 2011Ahí el río comienza a cambiar su cauce, cuando las rivales comienzan a reflejarse unas en otras; en lo que son, en lo que fueron, en lo que quisieron o quieren ser. Como ese espejo que deforma y devuelve una imagen irreconocible, la de la otra lacrada dentro de sí misma, el alma de la piedra que se quiere manifestar, hacer visible.

Lo personal es político, dice otra máxima por aquí muy conocida. Casi al final de la novela, aparece expresamente escrita la frase reivindicación de derechos. Primera vez dicha, sin embargo, en cada letra construida, mixturada. Y, en cada río revuelto, vuelta a nacer. Repetida en lo sucesivo en rebeldía e insumisión, en la libertad de escoger entre la cruz y el calvario, en querer escribir bien, en quererlo todo. Entonces tartamudean, escuchan las corrientes feministas que modifican la faz de la tierra y dialogan.

“Ay como me apetece sentir el silencio de mi habla. Primero me salen ronquidos. Diptongos. Sílabas muertas. Cierro los ojos, cuando los abro, mis palabras suenan como ráfagas compactas, demoledoras. Es el comienzo de la tormenta”.

LA CANCIÓN SALE DE MI GARGANTA COMO UN PROYECTIL

Sarah Moon.villa_adrienne  2“Cada una de nosotras es una rama desprendida, una hoja muerta, a merced del viento. Somos cinco. Unámonos en un haz y formemos una mano. Cada una será un dedo, y las grandes líneas de la mano, la vida, el corazón, la suerte, el destino y el amor. No estaremos tan desprotegidas y podremos llevar el timón de la vida y trazar su destino”.

Ser río, entonces, pero un río nuevo, compuesto de fragmentos de ritos ancestrales, tambores incesantes, colores múltiples de reinas africanas bien abastecidas de amor y comida, ecos europeos, secretos de amor y de vida, secretos de amor y de muerte.

“Recoger los pedazos y esculpir un monumento amasado de lágrimas y darle lustre para que refleje los rayos de todos los soles del universo”.

 Cuando las mujeres comienzan a hablar, la palabra circula y los cuerpos hacen círculos; todas a la misma distancia de un punto central, ese que las hermana en historias de incontables violencias, ahora puestas a ser contadas, ese que las hace únicas, cada una en un lugar de la ronda. Las rivales comenzaron disputándose un mismo hombre y terminan por ver en él nada más que una carga y, por tanto, lo quieren entregar. “Un marido te da una cucharada de gusto y un océano de disgustos”. Ellas lo saben, el mundo está en permanente cambio, “cambia en silencio” y  Tony sigue sin enterarse, se convierte en prisionero mientras ellas conquistan y se adueñan de su libertad. “La engañada que engaña al engañador y resurge de sus cenizas con una victoria del tamaño del mundo”.

En el hogar de Rami, allí donde se hicieron cómplices para repartirse los fragmentos de ese hombre, ahora, allí, se deshacen de sus frustraciones; en el mismo lugar en el que se entrelazaron en un solo círculo de luces y sombras, una pirámide de cinco mujeres se invitan mutuamente a partir, a bailar nuevas rondas. El verbo, entonces, empieza a conjugarse. El silencio, tantas veces violento y violentado, toma su turno, le toca romperse y ser quien se multiplica, quien irrumpe el otro lado del espejo y cambia la voz, abre la piedra y muestra su alma.

“Desnudez. Desnudez malvada, desnudez sagrada. Desnudez que mata, desnudez que encanta. Desnudez inspirando vuelos maravillosos y catástrofes apocalípticas. La desnudez de la mujer es juan-doffo-substancia-fugitivauna bendición, una maldición, protección. ¡Ay, madre África, madre desnuda!  ¿Cómo puede la desnudez de tus hijas ser más escandalosa que la tuya, madre África?”.

CELEBRO OTRO DESPERTAR

“Quiero ponerme encima de todos los colores de la naturaleza. Hoy quiero ser azul como el mar. Quiero ser el horizonte donde los ojos cansados se inspiran y los desesperados descansan. Quiero ser el mar donde los ríos desembocan”.

Por supuesto, la tierra se mueve y rota sus elementos. Cuando un silencio se rompe, algo más debe suceder, quizás, o necesariamente, algo tenga que morir. Le toca, en este caso a Tony, “su valor se ha roto”; la rueda giró y él tiembla mientras muestra su “perfil inédito de marido llorón”.

“Veo las lenguas de fuego devorándole el alma aterrorizada de miedo de las desgracias de mañana”, dice Rami al tiempo que preanuncia cadáveres, cuerpos muertos en vida. Como lo fue ella y tantas. Como lo será él: bajo las sábanas; ante la ceguera de los perpetuadores de falsas creencias enunciadas como verdades irrefutables, aun a costa de la vida de sus propios fieles; quizás, porque aún quieren creer que el sol gira alrededor de la tierra. Cuando intente la salvación a través de la esposa original, quien, como todo lo primario, está perdido. “Solo el amor tiene la fuerza de la unión. Tony y yo, dos ríos, dos líneas paralelas, nos volvimos uno solo, a lo largo del recorrido. Ahora llegamos al estuario y dividimos nuestros caminos. De nuevo somos dos, cada uno corriendo libre, en dirección al mar de aguas profundas”.

Juan_Doffo_-_De_la_serie_Rio_de_fuegoLas aguas se mezclan: lo dulce del río y lo salado del mar se funden. Y, por un instante eterno, se confunden. En ese tiempo espacio, fuego, aire, agua y tierra trastocan sus saberes para que lo subterráneo se erice en la piel, para que lo tatuado en el cuerpo  precipite la multiplicación del cristal y la garganta cante su danza ritual. Sin desconocer el cauce del que viene. Pero ese baile no se repite, continuador de lo viejo, se incorpora a su próxima fragmentación. Retazos de sus venas desprenden arenas escurridas. Y hacen lugar al vuelo final.

“Nos abrazamos un buen rato, oyendo la voz de Dios ordenando truenos, rayos, aguas, en el acto de la creación. Éramos barro fundido en una sola montaña, él Adán y yo la serpiente; al borde del pecado original. Intenta arrancar de mí una gota de amor, una palabra de reconciliación. Su boca reseca se pega a la mía en un beso divino. Dios mío, soy poderosa, siento que puedo salvarle de esta caída. Decir sí y rescatarlo. Decir no y perderlo. Sus brazos caen como un fardo. Se queda unos minutos interminables contemplando el vacío. Es como una isla de fuego en medio del agua. Le suelto. No se cae, sino que vuela sobre el abismo, directo al corazón del desierto, al infierno sin fin”.

Los subtítulos y entrecomillados pertenecen a la novela Niketche. Una historia de poligamia.

(1) Frase atribuida a Aristóteles y hecha propia por el presidente Perón en Argentina en defensa de su obra de gobierno, a mediados del siglo XX. Para él, solo lo tangible tenía status de realidad.

 

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