La Celebración: Sobre el Trabajo
Por Nora Lomberg
HABÍA UNA VEZ
Una vez tuve un trabajo en el que era feliz. Eso lo sé porque mayormente reía. No era un trabajo sencillo, pero almorzábamos todos los días. La cosa transcurría en una unidad sanitaria enclavada en un barrio humilde de Merlo, en la Provincia de Buenos Aires. Conocimos a los vecinos, fuimos a sus casas y ellos empezaron a venir. ¡Un gentío! Se atendía, se curaba, se organizaba y se comía. Tan bien se comía, que empezamos a invitar gente. A veces a alguna vecina con novedades, otras a un político o a un cura, a una autoridad del Municipio o del Ministerio.
CUESTIÓN DE RISA
María, la trabajadora de limpieza, era la encargada de las compras y casi siempre de cocinar, “Estar aquí me hace feliz”, decía. Venía contenta todas las mañanas desde el asentamiento cercano a la ruta, dejaba a sus niños en la escuela y llegaba a puro canto: Rodrigo le gustaba. Baldeaba y cantaba. La psicóloga era la especialista en ñoquis; el odontólogo, en churrascos y el médico generalista, en milanesas. Los almuerzos comenzaron a trascender, vinieron estudiantes de medicina y residentes.
La mesa cada vez, más amplia.
Algunas vecinas traían sus guisos para compartir. La cuestión era la risa. La risa antes que derrumbarse. La risa y el buen humor de María que nos sublevan aún hoy, después de tantos años. Preparábamos temarios diversos para provocar discusiones. Celebrábamos la aventura de los encuentros. Nos inventamos una identidad, las de la salita Las Torres. Un espacio colectivo, de unión entre juego y trabajo. En esos almuerzos, construimos un modo de pensar la salud, la enfermedad, la solidaridad y la alegría de trabajar y soñar por un mundo mejor y posible. Hicimos política.
EL CUORE DEL BARRIO
A sabiendas, moldeamos una nueva identidad barrial. La salita ya era el corazón de nuestro territorio. Ahí se hacían las asambleas. Se organizó un torneo de fútbol, se empezaron a juntar las mujeres, se armó un grupo de teatro, que recorría festivales en otros barrios, en fin, se derramaron libertades hasta que el asunto nos desbordó.
DESAMPAROS
Amartya Sen sostiene que la calidad de vida de una persona no depende meramente de su ingreso personal, sino de diversas condiciones físicas y sociales. Nacemos tan indefensos, tan condenados al desamparo. Los lugares de trabajo son núcleos subjetivantes, un modo de ser en el mundo.
¿Es lo mismo ser un empleado que un trabajador?
¿Cómo producir sujetos capaces de luchar contra las condiciones que limitan su vida? La apuesta es inventar espacios que desplieguen otras condiciones de subjetividad.
Darle la palabra a los silenciados, hacer visible a los invisibles. Tan visibles, como el cielito alto de Las Torres.
LO OMINOSO
EL SEÑOR FELPUDO
Su jefe se limpia los zapatos en su espalda, pisa sobre su blanca camisa y él permanece inmóvil. Si el trabajo es fuente de identidad y creador de subjetividades, entonces, este señor es un felpudo. Ha sido colonizado. Ni sufre ni está contento, es un simple felpudo. Un objeto de uso. No mira para arriba, no tiene la altura de Las Torres. El corto que comparto, se ocupa de ocultar la rebeldía del señor LÁMPARA, como bonustrack. Sin embargo, sucede, se filtra al fin. Hay un más allá. El señor lámpara hace su intento, y avanza a escribir su propio destino.
Que así sea para cada uno de nosotros. Amar y trabajar como en Las Torres de María.
Excelente , la nota y el video.
En estos tiempos de fragilidades, las instituciones aparecen debilitadas en su rol de dadoras de subjetividad.
El empleo claramente aporta una significación importante al sujeto, la falta de empleo es vaciar ese sentido.
Te felicito.
Vero
Gracias querida Vero!!!
Es muy didáctico el video, y muy buena la nota.-
Felicitaciones para vos, y para todos los que se animan a dejar de ser lámparas!!
y para vos, que siempre seguramente pudiste estar a la altura de otras torres en todos tus trabajos
Me encanto tu escrito y el video me dejò tecleando!!! Coincido que las instituciones constituyen subjetividad, arman lazos tejen redes y en estos tiempos aunque el estado no nos sostenga debemos intentar entrelazarnos aun mas. Te felicito..Me gusto mucho!
Natalia Carballo
muchas gracias Natalia! hace bien sabernos acompañados en estos tiempos con estos pareceres tan cercanos
La nota emociona, conmueve, abunda de solidaridades, risas y lazos. Y que nos sostiene en estos tiempos si no es ese encuentro con otros parias, parias como nosotros mismos este triste 9 de Julio sin Patria. Gracias Nora por esa bella nota, el felpudo, que decirte, merece un debate con vinitos de por medio.
Felicitacionessss
Maba
Yo creci en las torres y hubieron dos psicologas de un gran corazon que ayudaron mucho a mi madre y gracias a ellas mi madre es lo que es,y esos tiempos fueron hermosos,nunca me voy a olvidar de ellas,las chicas nora y mabel!!!!
Gracias Mariela, tampoco nos olvidamos como te darás cuenta!!!!!
Te volviste poeta, Lomberg..o ya eras?