El hastío: Entrevista a Leandro Santoro
Entrevista: Lourdes Landeira, Luisa Luchetta, Gabriela Stoppelman
Desgrabación: Víctor Dupont
Edición: Gabriela Stoppelman
Según versiones abundantes, en el origen hubo una inquietud de lenguaje. Un viento, una ráfaga, un huracán sobrevoló el caos. Algo así como un largo desperezo de los dioses, hastiados de soledad o de ausencias. En ese primer aliento, estaba toda la sintaxis y toda la gramática del universo. Un punto nodal, un ovillo de silencio, cuya madeja aún se recrea a medida que se desentraña. No importa si fue una gran explosión o una voltereta del tiempo. En ese confín de las cosas, un ritmo, una inspiración madre echó a andar los transcursos y las extensiones. Y, manías de lo indecible, permaneció mezclada en cada frase y en cada impotencia del verbo. Algunos le dicen “lo siniestro”, otros “lo horroroso”, algunos lo ligan a la poesía y otros a la música. En todos los casos, lo indecible no es el pasado ni la impotencia de lo dicho, sino un pliegue simultáneo a todo decir.
Algunos relatos de la tradición judía cuentan que, allá por los comienzos, dios convocó a todas las letras del alfabeto hebreo y, a cada una, le asignó cierta inauguración. La cosa no fue sencilla. De entrada nomás, se armó una discusión bárbara, porque a algunas no les cayó nada bien tener que ser inicial del mal o de la locura. Pero, hasta para crear el mundo, alguien tiene que hacerse cargo del trabajo sucio. Dios intentó calmar a las piqueteras, explicándoles que, en el idioma hebreo, cada letra es también una cifra, mucho más misteriosa que un número. Sin embargo, no hubo caso y el tole tole fue brutal, al punto que dios andaba un poco arrepentido de haber pasado del caos al orden, vistos los primeros resultados. En medio de todo este desbarajuste, la única que permaneció callada y a un costado fue la aleph. No se abalanzó para tener un lugar en la creación ni en la repartija. En extremo discreta y silenciosa, se hizo a un lado, con la potencia de quien no necesita un puesto para tener presencia. Así que el Génesis – bereishit- empezó nomás con la Bet (bé) y no con la aleph. La aleph, mientras tanto, calladita y como quien no quiere la cosa, comenzó a sugerir su propia historia. Su forma más moderna la muestra con una barra transversal que separa dos vacíos. En el extremo superior de uno y en el inferior de otro, una pequeña grampa parece sostener lo mudo y lo eludido, por arriba y por abajo. La aleph es muda. Sólo si se le agregan ciertos puntitos se transforma en vocal. Pero ella misma es pura potencia, un puro sugerir en un mínimo cuerpo. Curiosamente, la barra transversal sola es una ve (Vav) y las dos grampitas son dos “i” (iud), pero el conjunto es lo impronunciable, lo originario, lo inasible. Parece que la aleph es descendiente de una letra fenicia que tenía la forma de una cabeza de toro. El tiempo y las distorsiones, rompieron las formas, y los cuernos migraron en sentidos opuestos. Hay quienes dicen que uno quedó como el agua superior -húmeda y divina- y otro quedó como el agua inferior, seca y humana. En el medio, el firmamento, que parte las aguas en un tajo, en una cicatriz donde van caer todos los intentos por hacerse con lo impronunciable. Más cerca estamos de lo húmedo y lo alto, más solos y secos nos sentimos en la superficie. La unidad se escapa. Y, en esa fuga, se ofrece. De igual modo en que Leandro Santoro le huye al aleph, mientras su mismo apellido lo regresa al origen, una y otra vez.
POLÍTICA, IDEA Y VALOR: UN ALEPH PARA EL DISCURSO
“Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato, empieza aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca?”(*)
En una entrevista decís: “Tenemos que dejar de dar testimonio para dar batalla por el poder”. ¿Qué función cumplen los usos del lenguaje en esa batalla por el poder? ¿Te preocupás por eso?
Claro. El lenguaje y la producción de símbolos son las dos claves para articular el pensamiento político. Hay muchos tipos que trabajan contra la política -desde la antipolítica- básicamente, los grupos concentrados de medios, los que formatean y moldean el sentido común. Es clave poner en cuestionamiento esa construcción de lenguaje. Si no, siempre estamos sujetos a las reglas de juego del marketing. Cuando vos vas a hacer campaña electoral, te plantean que tenés que ser delgado. La imagen termina siendo más importante que el contenido del discurso. Por otro lado, cuando uno consigue cierta precisión a la hora de articular las palabras, genera mucho más efecto en la cabeza del otro y utiliza mejor el tiempo. Muchas veces nosotros trabajamos en desarmar la estructura de razonamientos que sostiene quien te entrevista o quien polemiza con vos (un militante, un dirigente) para, después, poder reconstruir el espíritu de lo que se está planteando con otros conceptos, con otras palabras…
Cuando uno escucha a los militantes políticos, hay una repetición de códigos, de frases. Y vos sos un referente de un movimiento. Y, en tus intervenciones, insistís mucho con la necesidad de aportar nuevos elementos en todos los ámbitos ¿Cuál es el reservorio de palabras nuevas, de gramáticas nuevas, de sintaxis nuevas que proponen?, ¿leen ficción?, ¿se ocupan de otras lecturas que no sean estrictamente políticas?
Yo hoy no leo ficción. Hoy leo economía y estoy obligado a entender una ciencia que no domino. Sí leí ficción de pibe e inspira. Yo no busco la fuente de inspiración cotidiana en los libros de literatura o de poesía porque no tengo tiempo, sí lo tengo presente. Lo que hago es prestarle atención al debate de “Podemos”, de España. Me parece que los gallegos tienen habilidad para transmitir en pocas palabras muchas ideas. En cambio, una de las características de la dirigencia argentina es que los tipos te tiran cinco mil palabras y no te dicen nada. Presto atención, también, a Umberto Eco… Algunos le dan bola a Zizek, yo creo que la complica… Otra cosa que sucede en la tele, por ejemplo, es que se trata de simplificar lo complejo. Muchas veces nosotros hacemos lo mismo: le damos valor a la problematización de los temas, pero con herramientas que sean accesibles. Sin olvidar, claro, que nuestro objetivo es generar crisis en el sentido común y en la forma de analizar las cosas. Existen, en este orden, tres niveles: por un lado, tenés las políticas; después, las ideas (que dan coherencia); y, por último, los valores. Yo trato de discutir esos tres planos. El asunto es desarrollar mucho sentido en pocas palabras, al revés de lo que hago yo ahora…
EL GRADO ALEPH DE LA ANGUSTIA
“Si todos los lugares de la Tierra están en el Aleph, ahí estarán todas las luminarias, todas las lámparas, todos los veneros de luz.”
Acerca del asunto del lenguaje como problemática, ¿se trabaja a nivel interno en la militancia?
Intento que mi grupo político lo haga, pero es muy difícil.
¿Cómo se puede subvertir el sentido común sin una crisis en el lenguaje personal? En tu caso, en una mesa redonda, hablaste de la poesía de Palo Pandolfo y de los dibujos de Rocambole. Decías que sus trabajos te conmueven siempre por identificación, ¿no pensaste que ciertas producciones podrían conmover por diferencia, que eso sería una verdadera crisis?
Yo parezco más inteligente y culto de lo que soy.
Bueno… Igual, tenemos tiempo para la respuesta. Podés quedarte callado y pensamos juntos.
Hay cosas, por ejemplo, de las artes plásticas que me interesan. El caso del surrealismo… Pero eso fue en mi adolescencia. Después dediqué menos tiempo a las emociones y más a las ideas porque, en la lógica de la competencia, ganan más la racionalidad y la velocidad. Me preocupa ganar en velocidad. El punto es que, para encontrar la diferencia y la conmoción en la diferencia, tenés que buscar. Y yo no encuentro muchos estímulos para eso. Además, me pasa que cuando trabajo sobre el lenguaje no pienso en mí, sino en los demás. Pienso, en verdad, en conmover al otro. En ese momento, mi sensibilidad, es secundaria.
En un momento, planteás la necesidad de encontrar un cruce entre las emociones y las ideas…. ¿Cómo lograr eso sin crisis personal en ambos aspectos?
Últimamente lo que hago es releer y escucharme a mí mismo. Y me angustia tener más información de la que pueda transmitir. Mirá, a mí me pasa, por ejemplo que, cuando encuentro el Aleph, me desespero. Siento que ese punto, donde se sintetiza todo, no lo voy a poder transmitir. Y voy a vivir con la angustia de saber que es así y no lo voy a poder decir .
Vos usás recursos poéticos, evidentemente no te das cuenta. Por ejemplo, cuando hablás de “los anillos del macrismo”. Y el lenguaje poético tiene el poder de generar crisis en el sentido común. Tiene el poder de la síntesis. Pero ahora decís que, cuando llegás a la síntesis, no se la podés transmitir al otro.
Yo soy como un guerrero. Pienso en términos de arsenales teóricos. A ver qué me va a servir para cada batalla. Uso mucho facebook para eso. Armo tres ideas, las sintetizo, las pongo en un posteo y, pum, las tiro. A veces, cuando tengo el arsenal cargado y no puedo disparar esas balas, me angustio. ¡Hay cosas que la gente debería saber! Y, cuando no encuentro el espacio para decirlo, siento que voy a morir de angustia. En esas instancias, te juro que prefiero no saber. Hasta te diría que muchas veces prefiero no ser tan inteligente porque, si llegara a darse la situación de que supiera mucho más, terminaría siendo arrogante, soberbio y me terminaría aislando. Eso le pasa a muchos tipos de gran lucidez. Se convierten en ermitaños, mandan a la mierda a la gente.
Pero vos tenés muchos espacios. Sos docente…
Sí… Pero lo que yo quiero es que esto llegue masivamente. Ahí tengo soberbia intelectual… A ver, yo doy clase en la cárcel, “Sociedad y Estado”. No sé, creo que la cárcel está cada día más utilitaria. La gente va al CUD porque necesita beneficios, no encuentro tipos que disfruten del conocimiento…
Bueno, tampoco podemos pedirles que, encima de estar presos, tengan ganas….
Yo me siento más libre en la radio que en la docencia para hablar. Siento que la mejor versión de mí está en la radio. O cuando me peleo, en la tele.
CORRE, ALEPH, CORRE
“Bajé con rapidez, harto de sus palabras insustanciales. El sótano, apenas más ancho que la escalera, tenía mucho de pozo”
Por otro lado, vos hacés una crítica de la urgencia. Decís que todo debe ser inmediato…
Esto parte de una autocrítica. Nosotros tenemos que militar la duda. Y eso es poner en crisis nuestras propias ideas.
Pero, ¿cómo hacés para lograr eso si no te quedás solo un rato y no pensás?
Lo hago cuando duermo, cuando me baño, cuando manejo… Me sucede. Pero no lo manejo…
Ahí está el Aleph.
Pero…¿sabés qué? Me gusta el poder de cambiar las cosas. Poder “para”, no poder sobre alguien… Bueno, en verdad me gustaría tener los dos.
¿Cómo sería tener poder?
En política te pasa muchas veces que estás bancando a uno, que es más boludo que vos. Y, además, desaprovecha lo que hace. Desaprovecha ese poder. Yo suelo ser, en ese sentido, respetuoso. Si el tipo está “en primera”, es por algo. Si hay un compañero que le puede ir mejor que a mí, lo acompaño. En eso, soy cero envidioso… A ver, siento que no tengo la legitimidad política para provocar la crisis que me gustaría provocar… Por ejemplo, en la tele, te llaman para pelearte. Y yo, ahí, no puedo generar silencio porque me roban la palabra.
Bueno, pero en la radio sí tenés el silencio.
Claro. Fuera de las radios comerciales, me llaman muchas otras y ahí se logra el silencio. Aunque es difícil también, porque generás un silencio de 10 minutos y el efecto se pierde.
¿No generará otro efecto?
A ver. Vos, por ejemplo, estás en un programa de tele, oís a un tipo que lo poco que dice lo magnifica. ¡La puta que lo parió! ¿Por qué ocurre todo esto? ¡Porque tiene una posición de poder! Algo similar ocurre con la estética. Por ejemplo, si sos lindo l se considera que tenés cosas más interesantes que decir que si sos fulero. Cuando Lousteau o Prat Gay hablan de economía, son buenos. Cuando hablan de política no son tan buenos, ¿por qué todos actúan como si fuera siempre maravilloso lo que dicen?
Eco era feísimo y sin embargo…
Sí, por la venta de “El nombre de la rosa”.
Jozami…
Pero yo no soy ni un intelectual ni un político profesional ni un cientista…
A ver, a lo que a nosotros nos interesa llegar es a esto: ¿qué se le ofrece a la militancia de silencio, de contrapartida a la urgencia?, ¿qué novedades barajan? Vos sos muy vehemente. Hablás igual que Alfonsín… con los mismos gestos, la misma severidad…
Eso habla de mi inseguridad. No es mi fortaleza … Por ejemplo, mañana voy a la tele. Y me dije: voy con la remera de Red Hot Chili Peppers a ver qué onda. ¿La gente va a entender eso? ¿Va a entender que intento desacartonar la política? El tema es: si me equivoco, desaparezco. Mirá: el salto electoral del PO es cuando se destrotskiza estéticamente. Hasta fue una discusión. Altamira decía: mi viejo era un obrero pero, cuando iba al cine, se empilchaba bien. Y el tipo empezó a vestirse bien. En el PO entendieron que había que englobar todo: lo estético, lo ético, lo político. Hacer más amigable, ¡más consumible, la puta que lo parió!, porque los chabones transformaron mucho el discurso del Partido Obrero. No… yo no tengo poder suficiente para generar esas rupturas con el asunto de la imagen.
¿En qué lugar deberías estar?
Para experimentar, debería estar en un lugar institucional. Experimentar no es sólo cómo te vestís. Por ejemplo, puede implicar cuestionar al tipo que te pregunta. Yo siempre acepto los términos de todos los que me preguntan.
¿No creés que has logrado modificaciones en grupos de menos gente? En los lugares donde te movés, lo habrás logrado…
Sí, obvio que sí. Incluso algunos amigos veo que escriben como yo. Eso sí.
Vos decís que el pensamiento crítico no puede ser urgente ni veloz…
Cuando mejor me va es cuando, en el debate cotidiano, yo tiro cosas rápido que me costaron horas reflexionar.
¿Dónde están esas horas?
Es que no lo controlo. Termino con ustedes, voy a comprar milanesas y me pasa. Ayer, un compañero habló de la ilusión de la clase obrera, escuché mil veces eso y, sin embargo, me disparó varias de ideas. Pero, en el caso de la tele, hay tres reglas: vos tenés que ser entretenido, rápido y fuerte. En ese formato, yo meto cosas que a mí me costaron mucho. Cada concepto lo paro como un hijo. Lo someto a controversia. Parece que improviso, pero no. Voy a la caja de herramientas y me digo: este concepto sirve. Lo tiro y gané la discusión. Lo tiro rápido, pero es la consecuencia de haberlo masticado mucho. Soy rumiante en el pensamiento.
ROCK´N ALEPH O LOS SOCIOS DEL SILENCIO
“(…) dijo que para terminar el poema le era indispensable la casa, pues en un ángulo del sótano había un Aleph”
¿Hay una modificación del televidente?
Yo trabajo en mí como producto. Yo tengo la cabeza divida en dos. En la mitad izquierda, están mis ideas, mis valores, mis emociones. En la mitad derecha, está el resto. Entiendo los códigos de la política. Durante muchos años conviví con dirigentes que aceptaban que fuera parte de su organización a pesar de que mi discurso socavara su legitimidad. A ver, nosotros somos como el under del rock en la política. Entonces, ¿cómo logramos, sin ser comerciales, ser masivos? No por el éxito ni por la difusión de mi figura, si no para poder cambiar las cosa.
Pero lo cultura del rock trajo, para producir eso, novedades. Palabras nuevas. Nuevas estéticas. Eso es lo que uno no ve en los dirigentes políticos: hablan igual, repiten las mismas consignas… Por eso nos llamó la atención cuando dijiste “lo poético de Palo”. ¿Qué es lo poético para vos?
(SILENCIO)
La gente no te valora por lo que sos, sino por lo que creen que sos. Para la mayoría de la gente, no soy nada. No tengo identidad. Yo todavía no puedo ser yo.
¿Y si no llegás a ser? ¿Dónde vas a poner toda esta potencia?
No sé. En otro, si lo encontrara…
¿Y lo poético?
Lo poético te obliga a relacionar y a pensar. Por eso es difícil. La gente quiere que pienses y relaciones por ella. La gente quiere confirmar lo que ya pensaban. Pero, para todo eso, tenés que tener poder. Tenés que tener poder para meter lo poético.
¿Víctor Hugo, por ejemplo?
¡Lo logra porque tiene una posición de poder!
Yo no estaría tan segura de eso… También hay poetas. Miguel Ángel Bustos, por ejemplo. No lo conocía nadie y hoy hablamos de él.
Muchas veces el arte es de nicho. Entonces, si te encerrás en un costado,…. La cuestión en política es llegar a ser masivo, no por vanidad personal, sino porque la única manera de cambiar el mundo es llegar a muchos. Ni siquiera por una cuestión del rating en sí mismo. Es por lo que eso te permite. Pero, a ver, a Víctor Hugo no le importa el rating. Víctor Hugo es el erotismo, Navarro es la pornografía.
Sin embargo, cuando lo entrevistamos, Navarro se emocionó tres veces al hablar de la poesía.
No lo juzgo, eh. Nosotros necesitamos un Navarro pornográfico. Eso habla de un momento social. No se puede construir un discurso político sobre la poesía, pero tenés que sacarlo cuando sea necesario. Es como un golpe.
Pero, ¿de dónde lo sacás si no lo recopilás?
Si yo tuviera una visión más estética, más poética y más armónica, no podría vivir. Porque, ¿qué hago con todo eso?
¿Alejarte del aleph es un como un modo de supervivencia?
¿Vieron el video de la ética que hice? 300 mil personas lo vieron.
Sin embargo, el video más sustancioso, el que verdaderamente nos hizo pensar es el que subiste con Rocambole y Palo.
¿Sabés qué hice? Mirá, yo soy pobre. Mi mamá se ganó el bingo acumulado en el 2003 y con eso se compró un departamento. Toda la vida la peleé. Y, de golpe, veo que tipos que tienen brutos autos y esos son honestos… Esto que está pasando es increíble. Me di cuenta de algo. Yo veía que verdaderos bandidos pasaban por tipos honestos y yo, que vivo como el que está detrás de la pantalla, soy lo peor. Entonces hice la lista de cuántos chorros tienen. Pero me dije: acá no está la diferencia. La diferencia está en los cientos de miles como yo, que les debe pasar lo mismo. La diferencia es esa, la entendí y lo armé como si fuera un tema de rock. A los pibes les digo que nosotros tenemos que ser una banda de rock, proponemos doce temas y armamos un discurso. Tiene que haber un hit. Cuando está, lo agarramos y lo reproducimos por todos los medios que podamos. Entonces, fui al acto y lo hice así, la pegué. Llegué a Buenos Aires y armamos tres videos.
¿Vos querés decir que la eficiencia por sobre la calidad?
Sí. Pero hacelo…
¿Y no te quema el bocho pensar todo el tiempo en este asunto de eficiencia?
Sí, pero le encontré la vuelta… ¿Sabés qué es lo que me conmueve del kirchnerismo? La gente. A mí me cambió el ver mucha gente que sentía como yo, que pensaba como yo y amaban a Cristina y a Néstor.
Ganó la emoción y no la razón.
Y la razón también, porque para transformar la sociedad se necesita de la razón. Con los radicales que quedábamos, no íbamos a ningún lado… Lo que yo digo es: este proyecto político se define por el concepto de militante integral, por el tipo que entrega su vida a esto, a un proyecto que lo trasciende.
“La política tiene que ver con la capacidad de malestar, que conmueve, genera crisis, rompe. La capacidad destructiva y creativa como parte de un mismo proceso dialéctico de construcción de la realidad; para permitirnos soñar el colectivo”. Esa es una definición de poesía.
Siempre hago una metáfora del rock y de la poesía. Eso lo improvisé, no lo pensé. Eso eran, para mí, “Los redondos”. Todo esto es el Indio. Agitar el corazón es eso.
EL ANTIALEPH: UN VACÍO DELGADÍSIMO
“(…) el espejo universal de Merlín, «redondo y hueco y semejante a un mundo de vidrio»
¿La lucha entonces se da entre un discurso dominante evangélico norteamericano del tipo “sí se puede” y otro discurso que parece sonar antiguo? ¿Cuál es el nuevo discurso?
Hoy no hay un nuevo discurso. Hoy hay vacío. Este modelo político tiene que fracasar por lo económico y lo social para que la angustia genere un nuevo discurso. Para que la gente se pregunte qué pasó. Un fenómeno increíble, por ejemplo, es María Eugenia Vidal. Yo la veo y digo: esta chica es una imbécil. No dice nada. ¡No lo puedo creer!
¿No hay una estética de la identificación? Se viste con el jean, “casual”…
Claro, olvidate. Pero lo primero que le dijeron fue bajá sesenta kilos y los bajó. (http://www.girabsas.com/nota/14510-el-sorprendente-cambio-de-look-de-maria-eugenia-vidal-con-el-paso-del-tiempo/) Bajó sesenta kilos. Pesaba más de cien…
¿No hay en Vidal una estética de la mansedumbre? Sería lo que propone la ultraderecha, que seamos mansos. Y que hay gente que se identificó con eso.
Nosotros tenemos que buscar una identificación contra la mansedumbre. Yo soy como Cristina. Ayer mi hija me decía: “papá, estás enojado”. Y sí, estoy enojado.
Ahora no estás enojado. En lo que se ofrece a los demás, también es necesaria cierta tranquilidad…
Nosotros necesitamos construir, aunque parezca un oxímoron, una normalidad revolucionaria. No se puede estar todo el tiempo exacerbado, agitando, con peleas trascendentes. Uno de los desgastes de los procesos nacionales y populares es que le proponen a la gente democracias muy intensas. O eras militante o eras un garca y vendepatria. Pero hay que saber regularlo.
¿Es esa una de las diferencias entre el radicalismo y el kirchnerismo? El kircherismo tendría más militancia…
No, no. Alfonsín tenía militancia. De hecho, Alfonsín era más militante que Cristina. Cuando termina en julio del 89 se dedica a recorrer todos los pueblos de la Argentina. Era la mezcla de Néstor y Cristina. Hacía todo el trabajo: recorría el país, escribía, pensaba. El primer alfonsinismo era parecido a La Cámpora, hasta les decían los Montoneros de Alfonsín. Después, ocurrió que había mejor calidad humana en los militantes, en La Cámpora. Paradójicamente, eran muchos más inteligentes los dirigentes de La Coordinadora que los de La Cámpora. Los últimos son más pasionales con el proyecto y los primeros, más refinados intelectualmente y más proclives a venderse.
LA PODEROSA ORFANDAD DEL ALEPH
“-¡La casa de mis padres, mi casa, la vieja casa inveterada de la calle Garay! – repitió, quizá olvidando su pesar en la melodía. No me resultó muy difícil compartir su congoja. Ya cumplidos los cuarenta años, todo cambio es un símbolo detectable del pasaje del tiempo.”
¿No hay mucho pudor con las pasiones últimamente?
Nos estigmatizaron con el infantilismo. Una de las cosas que más me sacudieron en lo personal, cuando empecé a hablar en ámbitos kirchneristas, es que podía decir lo mismo que en mi adolescencia, pero en vez de putearme me aplaudían. Alfonsín vivía entre utopía y quimera, entonces te decían quimérico, te acusaban de que padecías infantilismo. Y, en ámbitos kirchneristas, es muy distinto…
¿Alguna vez te sentís huérfano con tu pensamiento?
Sí, claro. Me siento huérfano en el sentido de no encontrar una vuelta mayor. Alfonsín. La ausencia de Raúl… Los que fuimos amigos de él nos sentimos huérfanos. La formación personal de Alfonsín empieza con el teatro. Él era asmático… Entonces, leía mucho, encerrado… A mí me pasa que no quiero saber. Porque si sé más, me muero…
¡Igual te vas a morir y yo también! Y probablemente no sea de una sobredosis de sabiduría.
Es la angustia de decir qué hago con todo esto.
Si Alfonsín, que es como tu padre, pudo usar otras herramientas de lenguaje. ¿Por qué vos no? ¿Cómo dar nuevas palabras a quienes las esperan? ¿Cómo darles un nuevo lenguaje a los que se aburren de cuando pelean o discuten en C5N?
Volvemos al tema de la plataforma: yo no tengo ese poder.
¡MALDITO, ALEPH BENDITO!
“Los místicos, en análogo trance prodigan los emblemas: para significar la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros; Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y las circunferencia en ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras que a un tiempo se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.)”
El tema de esta revista es el hastío. ¿Qué cosas te hastían?
El concepto del egoísmo. La superficialidad. La berretada. La mezcla de soberbia e ignorancia.
¿No hay berretada en C5N cuando discuten?
Sí, pero yo quiero estar…
¿Alguna vez decís no?
Sí, muy pocas veces. Y es muy perverso esto. Vos vas a lugares donde sabés que te van a hacer mierda y vas igual…
¿Sos religioso?
Sí…
Porque hay una sensación de misión en todo esto…
Es más: tengo formación cristiana, salesiana. Ahora reniego de muchas cosas… Pero estoy trabajando mucho sobre el “dar hasta que duela”, la idea de trascendencia. La idea de que hacemos algo que nos trasciende. Sabemos que si mañana nos cagamos muriendo, un hermano va a levantar nuestra bandera.
Una idea de sacrificio.
De sacrificio permanente. Una de las cosas que más me hastían es perder el tiempo. Y lo hago siempre.
¡Es para frenar el Aleph!
La claridad también enceguece. ¿Y si hago tanto sacrificio y no llego?
Te ponés una meta muy alta, casi te garantizás la frustración. Tiene que haber un plan B.
Bueno, yo vengo del fracaso. No vengo de una infancia feliz. Mis viejos no son profesionales… Muy raro. No me formaron para ser presidente, como le pasa a muchos. Yo salí como salí.
Si no llegaras donde querés, ¿qué harías?
Divertirme. Provocar. Uno busca el afecto… Yo creo que soy una buena persona. Y la mayoría de la gente que llega al poder son hijos de puta. Igual, si Dios existe, no puede ser que no le dé oportunidad a tipos como yo.
También está la posibilidad que Dios no exista o que no coincida con tus deseos.
Bueno, es que no puedo vivir con esa duda.
Venir de una familia que no te educó para presidente no es, necesariamente, un fracaso.
Tampoco sé si el poder es para mí. El otro día me pegaron en La Nación, salió una nota que decía hay adoctrinamiento de jóvenes por parte de La Cámpora. Mucha gente me llamó para decirme “che, te están investigando”. En un momento yo me decía no sé si me lo banco. Te tiran mierda gratis.
Hay algo del valor del sacrificio que habría que reverlo. Porque la verdad es: o juremos con gloria vivir. Eso habría que repensarlo de algo potente para la vida.
Ojo, yo tengo una visión un poco cínica. Yo creo en la trascendencia, pero también en la banalidad. Si sale, sale… si no sale, no sale. Es lo que me gusta. Hay una cosa de juego, es importante lo lúdico. Estoy todo el tiempo con el tablero, las fichas…
El niño: el dios que baila de Nietzsche.
Me divierte. Las notas, el quilombo…
Si llegás, ¿cuál es el lugar de máximo poder que te gustaría?
Me interesa la batalla cultural. Yo soy entretenido, pero no interesante. Y lo que hay que tener acá es representación, no que te digan que sos copado. Me dicen: tenés un futuro bárbaro. Loco, tengo cuarenta años. Basta con el futuro. Te bajan el precio. ¡Hace 27 años que hago política y me dicen lo mismo!
¿Con qué te relajás?
Con el sexo.
¿Pornográfico o erótico?
Con los dos.
LA ALEPH: UNA BARRADURA ENTRE DOS VACÍOS
“En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recogeré.”
¿Escribís?
En Facebook. En mis post.
¿Y no sentís otro tiempo ahí?
Sí, de hecho, cuando vengo con un ritmo de lectura soy mucho más potente. Otra cosa que no menciono, bueno, son mis hijas. Y mis amigos. La tertulia, el escabio. El morfar con amigos.
El Aleph del morfi.
Los amigotes. Ese tema. A mí me causa mucha gracia el grotesco. Toda esa cosa insólita me relaja.
(*) Todos los epígrafes corresponden a “El Aleph”, de Jorge Luis Borges.