La Sospecha: Una pequeña biografía laboral
Por: Diego Soria
“La manera como se presentan las cosas no es la manera como son;
Y, si las cosas fueran como se presentan, la ciencia entera sobraría”.
Karl Marx
En el cuento de Isaac Asimov, “La última pregunta”, una computadora llamada Multivac se encarga de todos los aspectos de la vida humana. Al comienzo, ocupa una porción de espacio. Pero, con el correr de los años, adquiere un tamaño cada vez mayor hasta llegar a abarcar una galaxia entera. Cuando me hablan de neoliberalismo, viene a mi cabeza Multivac, porque como ella, la idea acrecienta su poder más allá del plano económico. La Multivac neoliberal extiende sus tentáculos para meterse por debajo de las puertas, se mezcla con las carencias y las acentúa, al mismo tiempo que se nombra a sí misma necesaria e histórica. Los lejanos recuerdos de su llegada se confunden con las nuevas noticias de su expansión invencible.
GUÍA-T HACIA LO NUEVO.
En 1992, mi viejo laburaba en Gas de Estado, cuando el servicio se privatizó. Menem llegaba al poder con las promesas de siempre y la novedad de una nueva receta: “Nada que pueda pasar al área privada va a quedar en manos de Estado”. Así, Gas del Estado se llenó de ingleses de traje y casco. Al principio,muchos creyeron que aquello era bueno. Los “patrones” nuevos saludaban a los empleados como a viejos conocidos. La nueva ola neoliberal llegaba con cara amigable, brazos extendidos, manos firmes y una alborozada alegría. Pero, a poco de empezar, se perdieron las colonias de vacaciones, los viajes al interior y todo lo que representara un bien para los trabajadores fue literalmente “extirpado”. Para cuando egresé de la secundaria, entre otras, las expectativas de ser periodista se disolvieron en las nuevas políticas económicas. Sin experiencia laboral y echado a patadas de una cierta comodidad en el ámbito de la escuela, me lancé a los terrenos del deber ser. “Ahora tenés que mantenerte” era mi lema. Se volvió un clásico el “Clarín empleos” de los domingos, subrayar, recortar, destacar en la“guía T”. El camino neoliberal se recorre con zapatos gastados, en largas filas que, de vez en cuando, lo habitan. Mientras tanto, nos regalan éxito, Ese espacio te exhibía a un Menem triunfador al mando de la Testarrosa. Él mismo, el más acabado ejemplo del triunfador, del “si yo puedo, vos podés”. Menem abrazado a los Stones o con Madonna, ¿qué podía ser el triunfo si no eso? La pizza con champagne, el tiragomas de Tinelli en la nueva pantalla de Telefé, más moderno que el viejo Teleonce.
Van Gogh, Recolectores de leña en la nieve (1884)
PANCHO IBÁÑEZ PREGUNTA.
El neoliberalismo se vende bien, como lo muestra la película “Good Bye Lenin”. Luego de la caída del muro y, bajo el pretexto inoxidable de la búsqueda de la liberación, se esconde la libertad de mercado. Cómo se explica, si no, la alegría con que, en fila y ante promotoras vestidas para la ocasión, recibíamos el cálculo, el n° de Cuil y una adhesión a determinada AFJP. Yo me anoté en “Siembra afjp”, la de la monedita, la del programa de Pancho Ibáñez. Bienvenido al mundo laboral más liberal, sin tantos formalismos, de sonrisa abierta y con todo por ganar. Entonces, había que tener paciencia, estábamos en la Argentina del cambio y Multivac no cesaba de crecer.
ESCENAS DE CAVALLISMO EXPLICITO
Al fin un trabajo. Y, suena raro, pero se lo debo a Domingo Cavallo. Es como decir:
-¿Che, conseguiste laburo?
-Sí, ¡no sabes!, Domingo Cavallo me hizo entrar.
Llevaba dos años en la búsqueda de trabajo. Mientras, había abandonado cualquier intento de estudiar por razones que bordean el daño psicológico, a la par que el señor neoliberalismo seguía expandiéndose. Una vez más apelamos a las nuevas ideas de vanguardia. Esta vez
llegan los supermercados de grandes superficies y los shoppings. Grandes lugares que, pronto, reemplazaron a los espacios públicos, como las plazas. Proliferan el aire acondicionado, los patios de comida, la seguridad de espacios cerrados hasta ser casi peceras, donde los chicos pueden correr,
Pasé muchas entrevistas, hasta que, por la apertura a estos nuevos capitales, se le exigía al gobierno mano de obra barata. Entonces, Cavallo pensó en “Proyecto joven”. El Clarín anuncia que la cadena Ekono (chilena) llegaba a instalarse y, como novedad, no haría a falta tener experiencia, ellos se encargaban de capacitarte, a cambio de un pequeño viático para que puedas llegar hasta la sucursal. Entonces, lo conseguí, mi primer y hasta ahora único laburo. Mi papá estaba contento de que lo hubiera conseguido, para él, el trabajo y, en especial el que requiere resistencia física, representaba casi el sentido de vida. Me sentía “Superman”, como se dice en la tribuna, le puse “mucho huevo” y, al final, logré quedar efectivo. Muchos de mis compañeros iniciales no tuvieron esa suerte.Yo, en cambio, por seguir horas después de mi turno, o acometer tareas que no me correspondían, lo conseguí. Fue como entrar a un círculo de ganadores. El triunfo individual era lo valioso, el mensaje que se derramaba desde los medios, las nuevas ideas, el “cambio” te garantizaban que, si te rompías todo, si no tenías escrúpulos, el mundo te daba un lugar, la Multivac neoliberal tendía sus lazos cada vez más allá, sutil, sin estridencias, vestida de colores y consumismo.
LA ÚLTIMA PREGUNTA.
Ya llevo veinte años en los supermercados, pasé por todos los escenarios, que te puedas imaginar, lector. Y sigo aquí, invadido de conjeturas. Multivac neoliberal sigue entre mutaciones. Ya es tan grande que excede a su propio nombre o no lo alcanza a describir. Las condiciones que rodean a los trabajadores son las mismas, sin embargo, lejos de poder enmarcar al enemigo, se dice que algo peor va a venir. Naturalizadas las premisas noventosas, estamos listos para ir por más. La maquinaria financiera no viene a revivir los noventa, porque eso ya existe. La incertidumbre está hoy instalada, paradójicamente, en los hijos de las generación menemista. Me pienso al comienzo de este camino, hijo de la dictadura, y pienso en los hijos del “pizza con champagne”.
¿Qué vendrá más adelante?
El cuento de Asimov ofrece un final maravilloso, la Multivac tiene un devenir orgánico, se extiende a lo largo del universo, la raza humana ya no existe. Aunque la última pregunta aún sigue formulada, Multivac-en silencio-, procesa una respuesta:”Hágase la luz”
El Empleo