La Confianza: sobre Chelsea Manning y la filtración de información reservada.
Por Noemí Pomi
ALTERNANCIA
Fue en el año 1987 cuando Bradley Edward inició su aventura de vivir en Oklahoma, EEUU. El nacimiento ocurrió en diciembre – para entonces – noviembre había dejado un clima que, no obstante lo avanzado del otoño, el mercurio del termómetro, enloquecido, hizo que las orquídeas prolongaran su floración y los lepidópteros liberaran su alimento favorito, en busca de fuerzas para su viaje a zonas cálidas. El niño fue el segundo hijo de la galesa, Susan Fox, y del norteamericano, Brian Manning.
De pequeño, Bradley mostró su apasionamiento por las computadoras, y creció en la alternancia de ceros y unos. Apenas iniciada la adolescencia, junto a su amigo James Kirkpatrick, crearon un tablero de mensajes en línea, angeldine.com, que ofrecía descargas de juegos y música. ¿Habrá sido esta decisión el leve latido de lo que germinaría años después? Por otra parte, entre confundido o temeroso, el niño solía vestirse de mujer, algo que mantuvo en secreto por años. No obstante, el jovencito siempre mostró tener espalda ancha, incluso ante el acoso sufrido en la escuela de parte de sus compañeros, debido a su aspecto delicado. También, como si lo primero hubiera sido poco, soportó el intento de suicido de la madre.
DESARRAIGOS
Las separaciones dejaron huellas en Bradley, al divorcio de los padres, se unió el traslado con su madre a Gales, Reino Unido. En plena adolescencia y en aquellas latitudes, su corazón se mantuvo inquieto. De cualquier forma, allí tampoco pudo liberarse de las intimidaciones de sus compañeros, referidas a su sexualidad. La disconformidad con el medio galés se prolongó de regreso a su tierra. La convivencia con su madrastra y el rigor impuesto por su padre, ex soldado, fueron una carga demasiado pesada. Sin dudas el hilo conductor en la vida del joven lo determinó la tecnología, aunque, -paradoja del destino-, la pérdida de su trabajo informático lo liberó del complejo vínculo familiar. Sin embargo, como contrapartida, terminó por dormir en una camioneta o en la casa de una tía paterna.
“Yo no soy lo que me sucedió. Yo soy lo que elegí ser” (1)
A instancia de su padre, Bradley se unió al Ejército en 2007, ceñido por la idea de servir a su país y en la creencia que un entorno militar podría mitigar su deseo de existir abiertamente como mujer.
Los momentos felices llegaron con su destino militar en Fort Drum en Nueva York. Allí se inició el tiempo del amor con Tyler Watkins, un estudiante universitario que lo presentó a la comunidad hacker de Boston. En las fuerzas armadas Bradley continuó con sus estudios hasta especializarse como analista de inteligencia. Esa tarea permite el manejo de datos de alta sensibilidad y, requiere un manejo de datos en forma ultra secreta. Esas aptitudes son reconocidas con un certificado “top secret”. Y Bradley lo obtuvo.
Por otra parte, en el desarrollo de sus tareas, Manning fue compensado con la Cinta del Servicio del Ejército y la Medalla del Servicio de Defensa Nacional. ¿Imprudencia de las autoridades con su designación?, ¿o comienzo de un andar al borde del abismo?
Su paso por Forward Operating Base Hammer, en Irak, cerca de la frontera iraní en 2009, fue determinante. Allí dispuso el acceso a gran cantidad de información clasificada y a videos que mostraban los atropellos cometidos por las fuerzas de EEUU contra civiles desarmados.
La fertilidad del medio hizo que la tímida semilla de disponer de datos lo retrotrajera a las andanzas juveniles. Las injusticias hirieron su sensibilidad, terminaron por afectar emocionalmente a Manning y lo empujaron a buscar la forma de frenar tales atropellos.
JUEGO DE DAMAS
Todo comenzó en enero, con la descarga de múltiples documentos de la base de datos de Afganistán. Guardado el material en CD-RW, Marnnig lo introdujo de contrabando a través de la seguridad al etiquetar los CD-RW como «Lady Gaga”. La dama cantó en 2010 tanto en su computadora portátil como en la tarjeta SD para su cámara. Así ingresó todo a los EEUU, mientras estaba de vacaciones. Y allí, ¡de capullo a mariposa! ya que, durante esa licencia, por primera vez salió maquillada y vestida de mujer.
COMBINACIONES BINARIAS
Junto a sus alas también crecieron sus vuelos binarios: en 2010 revolotearon registros de guerra sobre los conflictos de Irak y Afganistán, cables privados del Departamento de Estado y evaluaciones de prisioneros de Guantánamo. Esa información se constituyó en el reporte más grande de información clasificada en la historia de Estados Unidos.
“La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir” (1)
Ubicada como responsable de las filtraciones, las consecuencias no se hicieron esperar, fue degradada y le dijeron que sería dada de baja. Los cargos: espionaje, robo de información y ayuda al enemigo. La sancionaron con treinta y cinco años de prisión. La reclusión en Kuwait, si bien incluyó tratamiento hormonal, le impuso restricciones en cuanto a la expresión de género y determinó su inclinación al suicido. En enero de 2017, se produjo un giro para el lado de la justicia cuando el juez en el caso de Manning dictaminó que su encarcelamiento había sido excesivamente duro y le otorgó un crédito de sentencia, ya que consideró inexistente la imputación de ayuda al enemigo.
Y Bradley, cual sistema binario, emprendió su propio vuelo como Chelsea Elizabeth Manning.
“No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que se es” (2)
BOMBAS DIRECCIONADAS
“Hay que proteger las fuentes sensibles. Hay que proteger los movimientos de tropas. Hay que proteger información nuclear. Mi objetivo era atraer atención y hacer lo correcto.» Chelsea Manning
La información revelada por Chelsea fue un misil capaz de descargar las armas informáticas más poderosas contra un mundo dominado por los más fuertes, incapaces de comprender el padecimiento de los más débiles. A esta altura, podría especularse si su decisión de dar a conocer las injusticias cometidas por las tropas estadounidenses obedeció a una enorme confianza en sí misma o a la necesidad de no contribuir a tender un manto para ocultar la historia. Tal vez, se trató de una mezcla de ambas cuestiones. Lo cierto es que, acechada desde distintos flancos, la confianza fue el resorte que le permitió salir airosa ante las adversidades, aún con heridas. Quizás, el impulso vital que la hacía reconocerse a ella misma como parte del colectivo de los más débiles, le suministró la fuerza para pisar fuerte como representante de los que, indefectiblemente, tienen que salir a ganar sus propios espacios.
Ser
astillas de estrellas
en odio arrojado,
un mundo de espejos
en ojos sin luz
soy reflejo,
no me ves.
Tú y viceversa
sin barreras
con luz
en la tierra y más allá
uno con todos,
en amor, invencibles. (3)
1. Jung, Carl G. (1875-1961) Médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo.
2. Jodorowski, Alejandro:Psicoanalista y artista chileno, contemporáneo.
3. Pomi, Noemí, Poema «Ser»