Abuso: Sobre “Princesas”.
Por Mariana Paula Dosso
VENTA DE MANERAS DE “SER”
En la pasta dental. Sobre las sillas. Dentro del paquete de galletitas. En el centro del clásico juego del ludo. Peones y princesas. Coronas de dados. Cubrecamas, sábanas, almohadones de castillos enrarecen los sueños de niñas.
Las princesas no tienen nacionalidad. Son parte de los estados supranacionales, al estilo del “sueño americano”. No anclan en ningún territorio particular por ausencia de las particularidades de su pueblo ¿Hay pueblo? Consumo de “buena conducta”, “poses correctas” para chiquillas encantadoras, fantasías permitidas.
Sangre monárquica. Invencible. Hereditaria. Podredumbre del poder.
Tarea ardua evitar a las princesas. Hasta en un pueblo olvidado de nuestro país una pequeña tiene una remera de Frozen, por donación de las escuelas de la ciudad más cercana. O aquella gurisa que merodea por el pueblo e identifica en las vidrieras imágenes que se repiten, amontonan, abusan del espacio como los pinos recién plantados, luego del desmonte. ¿Será que caminar con zapatillas de Mulán hará más placentero su andar?
MANIPULACIONES AL AZAR
Sumemos también a las Barbies. Damas estilizadas, muy absortas en sus cambios de vestuario y estética. Mujeres irreales espantan la poesía y la belleza singular.
Comparar lo humano con estas modelos sería una labor un poco inútil, hasta para un adulto que hubiese perdido la última gota de niño en su sangre. Ellas, divinas, siempre en el casillero de salida, limpias de sentimientos contradictorios, de las trampas con la sensibilidad del cuerpo, del imperativo y el esfuerzo con la creatividad.
En el mundo de las princesas toda decisión está tomada. El azar aparece manipulado. Las princesas asumen pruebas para llegar a “ser” al atravesar escalones construidos por decreto. Alcanzar el final feliz es cuestión de eficacia y eficiencia. Supervivencia de las más aptas, las más “aprincesadas”.
La vida, en cambio, se dibuja en laberintos. Azarosa. Impredecible. Paradójica.
CALLE DE DOBLE MANO
Sus estéticas, prolongaciones de los modelos femeninos impuestos en los medios masivos de comunicación (no por casualidad ocupamos el 2do lugar, luego de Japón, en el ranking de anoréxicos) son una ruta de ida y vuelta. Las modelos se miran en las princesas, las princesas en las modelos, las niñas a las muñecas, las mujeres a las muñecas en las vidrieras para las niñas. Las muñecas, ellas, son las únicas que no miran. Están para ser miradas. Detrás de este juego de espejos aparece uno de sus mayores triunfos: la reafirmación del pensamiento binario. Triunfo un poco oculto detrás de la venta de reducciones femeninas: personajes buenos y malos ahuyentan los matices y los contextos.
ALQUIMIA
Aun así, las niñas transforman hasta el más vil de los estereotipos. El juego de la infancia tiene una fuerza tal que alquimiza todo a su alrededor. Sin embargo, estos no se agotan. Permanecen inmóviles, dentro de las sombras, a la espera de poder ingresar. También el potencial femenino aguarda. Lo femenino y el fantasma de la perfección, ambos al acecho.
La sensibilidad
La ronda
La lucha
La búsqueda
El llanto
Gritos y silencios
Nos hablan de lo femenino
Las mujercitas de rosa convocan a imitar. Las niñas transforman el espacio y el tiempo, crean y recrean culturas.
El fantasma no se rinde. Continúa en la vigilia.
Lucía tendrá más variedad para elegir en el futuro. Raquel desafiará los estereotipos regalados. Martina, ensimismada, se refugiará en los sueños aprehendidos. Enredarán sus alucinaciones, múltiples niñas. Nuevas y novedosas, transgredirán maneras de ver y sentir el mundo circundante del castillo.
LA VIDA NO CABE EN UNA CARROZA
¿Qué es lo femenino entre estas princesas? ¡Cuántas condiciones para una búsqueda genuina!
Cenicienta en las medias. Stickers con noblezas y bastones. Capas y polleras acampanadas. Blancanieves y su príncipe…,¿salvador del ensueño? Abrir el paquete de cereales y encontrarse a la Sirenita vuelta princesa.
Viajan de a pares en la carroza: varones y mujeres, malvados y compasivos, palacio y hogares, pensamientos y sentimientos. Aquellos tocados por la varita mágica y la plebe (sin clase media ¡que quede bien clara la diferencia social!)
Qué es lo femenino, ese inaprensible. Así, misterioso por esas dimensiones de lo trascendental y mágico, resiste lo femenino. Crece y se ensancha. Se hunde y bucea por las sensaciones.
La que alza una damajuana y se sirve el segundo vaso.
La que alza un niño y acarrea un cuaderno
La que se viste entre computadoras y biromes
La que desafía el tiempo
La que se adormece entre arrumacos de anillos
La que finge por la mañana y disfruta por la noche
La intuición y el desvelo por una idea
Susurran lo femenino.
Lo femenino quiere hacerse lugar en la sociedad patriarcal, entre dogmatismos (feministas o no). Qué difícil encontrar lo femenino entre el molde “varón” y el molde “mujer”. Las princesas no han experimentado el poder de transformación de la cultura, sólo llevaron al altar la herencia. Despojo de la creación y acumulación en sus cofres de repeticiones.
LO FEMENINO, ¿DÓNDE?
Se aproxima y se aleja en casa suspiro.
Aristóteles decía que una hembra era un macho que no ha alcanzado el suficiente grado de desarrollo. Llueven estrellitas de falencias en contraposición al universo completo del varón. Se dispersan las estampas de princesas, de vírgenes y decálogos de la buena mujer. Y así recubren la intuición de lo femenino.
Porque el rosa no está entre el rojo y el blanco. Es hermético. Estanco. Uniforme. Las pintitas corresponden a otro orden de lo mágico: el azar. Los matices son de la vida.
Hay colores primarios, la mezcla de colores es infinita.
Abusar es querer encajar en falsos opuestos. Abuso es negar la ambigüedad y el absurdo. Para contrarrestar, el azar asoma y desequilibra.
Adolescentes deciden ser madres
Juntar colores en la cocina
Volantear para esquivar la caída
Soluciones encapsuladas bajo receta
Pies al ras de las lágrimas
Aromas tornasolados
Dureza bajo la piel
Rutina incandescente
Envuelven lo femenino
Sus rostros de fina hechura pisan fuerte en la justificación natural. La capacidad de elegir y crear queda bajo el anillo de compromiso. La atracción del ser femenino es entre el testimonio de algunas certezas y el poder de la metamorfosis.
Alegría en carcajadas
Niñas princesas y mujeres reinas
Ilegalidad del aborto
Legitimidad del ser madre
Chistes picarescos a los 70
Contar las monedas
Mujer fumadora desde los 15
Hebras de diálogos
Arena en las zapatillas
Una varita al aire
Su segundo nombre
El rosa del linaje. El brillo de la noche. El corrugado de la pobreza.
Nos preguntan por lo femenino.