Por Pepe Carvalho

La Persistencia: Sobre el vandorismo

EL PAN – VANDORISMO

Dice Wikipedia:

“El vandorismo negaba la defensa sindical a cualquier trabajador que no respondiera a sus intereses. Esos eran marcados como infiltrados, zurdos, comunistas – lo fueran o no -. Tales denuncias, en ciertos momentos, significaron unaPEPE5images delación que costó la vida social o física a muchos compañeros. El “vandorismo” es una forma de la corrupción burocrática – grave – . De él, muchas veces se dijo que sólo perseguía la permanencia y la acumulación de riquezas de un grupo de dirigentes. Sin embargo, aunque nunca expresada explícitamente, el vandorismo tenía una clara idea política. Esa se sostenía en el convencimiento de que los militares nunca iban a abandonar el poder y, por lo tanto, la estrategia era la de dar su propio golpe de estado. Por eso, no creían en el retorno de Perón. La herramienta táctica en la que se basaban era la huelga general a los gobiernos civiles“

Yo no estoy muy de acuerdo con esta definición. El asunto no puede ser encarado de manera tan general, ni restringido- de manera tan particular- a su relación con el peronismo. Vandoristas hay en todos lados.

 

EN EL PRINCIPIO FUE VANDOR

El ex cabo de la armada, Augusto Timoteo Vandor , ya en la vida civil, comenzó a trabajar en “la  Phillips”, una gran fábrica metalúrgica. Rápidamente, descubrió la posibilidad de inmiscuirse en la carrera sindical. Primero, como delegado de base y, luego, bien adentro del sindicato, donde descubrió  una veta económica para resolver su vida. Como todo buen entendedor del asunto, comprendió que debía comenzar su militancia en el peronismo, un paso  básico para escalar en el sindicato. Con el tiempo- buen trepador- llegó a la conducción. Eso fue durante el segundo gobierno de Perón.  Vandor siguió acumulando poder y andaba con las manos llenas, cuando llegó la dictadura. Eran los tiempos de Onganía, quien fue uno de los primeros militares que pretendió  ser continuación de Perón y, por lo tanto, heredar el aparato.  Una anécdota de sus inicios en la conducción sindical lo pinta claramente como un hábil negociador. Vamos por ella.

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ESO DIJE YO

Durante una gran asamblea de trabajadores metalúrgicos, se debía decidir sobre una propuesta patronal para terminar con la huelga.PEPE6descarga Vandor se había reunido con la patronal y había acordado y consensuado levantar el paro. Previamente, era necesario cumplir con lo que- para él -era una formalidad: la aprobación por las bases del acuerdo. “EL lobo”, tal  su apodo, se puso al frente de una bulliciosa  y ruidosa asamblea. Sus primeras palabras fueron:

-“Compañeros: vengo de reunirme con la patronal y me han hecho una propuesta”.

Levantó  una hoja de papel y la leyó. La gran mayoría de la gente gritó:

-“No, noo”.

El ensordecedor  “no” provocó en Vandor una inmediata reacción:

– “Eso dije yo: no, no”- Sin que se le moviera un pelo, lo dijo. Como si él no hubiera convalidado el acuerdo con la patronal. Y, a la vista de todos y ante el asombro de sus compañeros de conducción del sindicato, rompió el escrito con la propuesta. Inmediatamente, los presentes  lo rodearon, porque querían saber cómo seguir. El Lobo, con una sonrisa esplendorosa, les dijo:

– “Hicimos todo lo posible, la patronal deberá cambiar la propuesta, che”.

Esta anécdota se convertirá en la base de sustentación de la burocracia sindical futura: la mentira hipócrita.

HOMBRE DE ARMAS TOMAR

En su carrera al secretariado general de la UOM, Vandor  tropezó con otro grueso dirigente, el secretario general adjunto  de la UOM y jefe de la también poderosa UOM Avellaneda, Rosendo García. Estos se encontraron, junto a otros dirigentes políticos, en la PEPE7imagesconfitería bar “La Real”. A Vandor lo acompañaban sus custodios; a Rosendo, dirigentes políticos relacionados con el peronismo revolucionario.  Rosendo  era candidato a gobernador de Buenos Aires por ese sector político. De pronto, desde la mesa de Vandor, hubo varios disparos hacia la de Rosendo y sus compañeros. El resultado del tiroteo fueron tres muertos, entre ellos, Rosendo y  otros dos dirigentes políticos. Nunca se vinculó judicialmente la muerte de Rosendo con el crecimiento de la carrera  sindical de El Lobo. Sí sobrevoló la pregunta  “Quién mató a Rosendo”, como bien lo muestra el libro de Walsh, del mismo nombre. Pero está claro: los asesinatos de “la Real” ayudaron a la llegada al poder sindical de Vandor  y al debilitamiento del ala revolucionaria de izquierda del peronismo. Sin la presencia en el país de Perón (por aquel momento, el General intentaba manejar el peronismo desde España),  Vandor lanzó el peronismo sin Perón. Allí fue, como decía esta nota al principio, que El Lobo comenzó un acercamiento a la dictadura militar. Ya sin escamoteos, su vida se dio en el marco de las grandes traiciones a los trabajadores y a su grupo político.

EN SU PROPIA LEY

Corría el año 1969. Ese día, Vandor estaba, como desde hacía tiempo, repantigado en su espacio pepewalshsindical. No podía imaginar la trampa que le tendería el destino, allí, es su propio territorio. ¿No podía imaginar? Esas son las paradojas del poder mafioso. Quien lo ejerce nunca imagina que caminará sobre sus propias minas. Cómo podría, de otro modo, llevar adelante el “eso dije yo” a través de los días, los meses y los años.

Pero sucedió. Y, en la sede nacional de la UOM, un grupo armado asumió el riesgo: lo mató al Lobo de cinco tiros. Siempre se buscó a los responsables. La preguntas que restan contestar son: ¿Fue en venganza por la muerte de Rosendo?, ¿por la traición a Perón?, ¿por la constante traición a los trabajadores?, ¿ fue por todas las causas anteriores juntas?

¿LOBO, ESTÁ?: LOS HEREDEROS

La característica más clara que identificó la práctica vandorista como base de la burocracia sindical  ha tenido continuadores muy reconocidos: José Ignacio Rucci, José Alonso, Saúl  Ubaldini, Luis Barrionuevo, Lorenzo Miguel, José Pedraza, Hugo Moyano.

La práctica burocrática no es patrimonio del peronismo. Indudablemente, la posibilidad de perpetuarse en el poder ha sido una tentación que también involucró a dirigentes de la izquierda contestataria como a Pablo Micheli, de la CTA autónoma.  autónoma. En general, podríamos decir que esa práctica mentirosa e hipócrita ha calado, incluso, en el resto de la sociedad. Nunca faltan quienes usan el “ESO DIJE YO” como práctica asidua. Cada uno de ellos sería  una especie de “Vandor de alcoba”.

 

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