Por Lourdes Landeira
Anormales: Sobre Diana Sacayán
De cerca, nadie es normal. La frase se escribe en grafitis callejeros, en adornos artesanales, en muros virtuales. Para desmenuzarla, claro, hace falta más que una lupa. Ante todo, y junto con el ojo, se debe poner cuerpo y entrañas. Tan distante y tan contiguo como cada quien y sus circunstancias se lo permitan, estaría el otro. O uno mismo.
Pero volvamos a nuestro inicio: si nadie, tampoco yo. Y si ni yo ni nadie, ¿dónde queda el otro? Quizás, en el universo de las palabras, del lenguaje como único territorio habitable. Gran lugar desde donde continuar para llegar a normal: ser dentro de la norma, ser como esa norma espera y manda. O no.
Las cartas están echadas: no hay yo, no hay otro, no hay norma. Sí hay nombres y cuerpos que se miran, se dicen. Se afectan y potencian en sus relaciones con distintos grados de celebración de la diversidad o de marginación de lo desconocido. Hasta la muerte. Del otro.
Así llegamos al nombre propio: Diana Amancay Sacayán, asesinada un fin de semana de octubre porteño, en su departamento del barrio de Flores. En el año 2015, de un país con ley de matrimonio igualitario, pionero en una ley de identidad de género, considerada de avanzada internacional en cuanto a reconocimiento de derechos.
La ley, la norma, ella y los otros, nosotros. (Ella, claro, lo hubiera escrito en lenguaje inclusivo, no en masculino genérico)
Por eso, antes que a mí, escuchémosla en voz directa.
“Cuando yo me vaya
Cuando yo me vaya no quiero gente de luto.
Quiero muchos colores, bebidas y abundante comida; Esa que de niñ* me hacía falta.
Cuando yo me vaya no aceptaré críticas;
más razonable y serio sería que me las hagan en vida.
Cuando yo me vaya desearía una montaña de flores…
Esa que l*s mil amores por los que he sufrido nunca supieron regalarme
Cuando yo me vaya no quiero farsantes en mi despedida;
quiero a mis travas queridas, a mi barrio lumpen a mis herman*s de la calle, de la vida y de la lucha..
Cuando yo me vaya sé que en algunas cuantas conciencias habré dejado la humilde enseñanza de la resistencia trava, sudaca, originaria.
Cuando yo me vaya quiero una despedida sin cruces; tod*s saben sobre mi atea militancia
Y sin machos fachos porque también; saben sobre mi pertenencia feminista.
Cuando yo me vaya espero haber hecho un pequeño aporte a la lucha por un mundo sin desigualdad de género, ni de clase
Cuando yo, esta humilde trava se vaya; No me habré muerto… simplemente me iré a besarles los pies a la Pacha Mama.”
Amancay Diana Sacayan,
Domingo 11 de mayo de 2014.
No sé por qué Diana escribió esto, algo más de un año antes de morir. Quizás, sabía el riesgo de vivir una identidad que no se corresponde con la socialmente esperada. Porque las marginaciones se multiplican en violencias y exclusiones. Contra eso peleó y se convirtió en dirigente de MAL (Movimiento antidiscriminatorio de Liberación). Peleó todas las peleas, en todos los ámbitos, en cada espacio que transitó. Vista de cerca, Diana era cálida y afectuosa, simpática, tan normal, tan anormal.
Haber subvertido órdenes tuvo también sus victorias. La última la celebró menos de un mes antes de su asesinato. Así lo dijo la noticia del 17 de setiembre de 2015
LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES YA TIENE CUPO LABORAL TRANS.
En un hecho histórico y en una provincia que supo tener como común denominador políticas represivas, hoy la comunidad travesti, transexual y transgénero obtuvo una de las demandas más importantes de su agenda ya que la Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires convirtió en ley el CUPO LABORAL PARA PERSONAS TRANS. El proyecto instituye un cupo de al menos el 1% para personas trans en los puestos de trabajo creados por la Administración Pública Provincial, el segundo empleador del país, lo que la convierte en la iniciativa más importante posterior a la aprobación de la Ley de Identidad de Género.
El proyecto fue elaborado e impulsado por Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), Conurbanos Por La Diversidad- Jóvenes Por La Diversidad y Emiliano Litardo, de Abogadxs por los derechos sexuales y presentado por la Diputada del Frente para la Victoria Karina Nazabal.
Amancay Diana Sacayán expresó: «Que el Estado Nacional nos haya permitido ser parte de la creación de las políticas públicas de empleo nos allanó el camino para llegar a este debate que nos permite gozar del derecho genuino al trabajo. Hoy es un día histórico, lleno de emociones, alegrías y en el que la democracia está de fiesta.»
Creemos firmemente que tod*s l*s ciudadan*s deben gozar de los derechos universales, entre los cuales se encuentra el derecho al trabajo, uno de los fundamentales. Pero también estas acciones son un claro y contundente mensaje a los discursos reglamentaristas en materia de prostitución ya que a esto se comprometió la Argentina cuando firmó protocolos de derechos humanos en 1.949 y convirtieron a la Argentina en el primer país abolicionista. Estamos generando posibilidades para una población en la que el 90% vive de la prostitución, cumpliendo esto luego de 63 años en el marco del proyecto nacional y popular.
Diana Sacayan 1533131193-46319842
Ella había ido al parlamento y, al volver, –feliz- fue agredida por un barrendero en Constitución; en el barrio, no en la carta magna. La policía la detuvo; a ella, no al agresor. Y el hecho le costó forcejeos y unas horas de cárcel. Unas más, después de tantas. El triunfo, de todos modos, ya no podía ser borrado, la ley estaba escrita.
Y, si de escribir se trata, además de la inscripción de la lucha en el cuerpo y del cuerpo en la lucha, participó en la escritura de dos libros:
- “La gesta del nombre propio” (informe sobre la situación de la comunidad travesti en la Argentina) del año 2005. En el inicio, Diana Maffía reconoce que, en muchos casos, quienes lucharon por el reconocimiento de sus derechos no están para ejercerlos. El nombre Diana Sacayán no era uno del listado de las ausentes. Su foto estaba entre las activistas y su palabra era parte de la conciencia que insiste desde la organización colectiva: Más que con mi acto individual tiene que ver con la actitud de denunciar.
- “Cumbia, copeteo y lágrimas” (informe nacional sobre la situación de las travestis, transexuales y transgéneros), del año 2007. El título hace referencia a los tres momentos que las compiladoras identifican como el ciclo vital. Cumbia, por celebración; copeteo, por el brindis; lágrimas, por la mezcla de añoranza y alcohol que entreteje la alegría con las historias del dolor. Sacayán, en el capítulo “Abandono de persona” escribió sobre la importancia de poner un granito de arena para el difícil trabajo de sensibilización de las instituciones; sobre el querer hacer sus propios destinos: uno que está muy lejos de aquel que dicen las estadísticas; uno al que queremos construir y reconstruir desde nuestras propias historias, desde nuestras propias experiencias. El prólogo habla de 592 amigas – de entre 21 y 43 años- fallecidas en cinco años. Su nombre estaba entre quienes escribían la historia, no en el listado de las muertes.
Es noviembre de 2015. Como todos los años desde hace muchos, la marcha del orgullo LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersex queer) llenó la Plaza de Mayo y marchó hacia el Congreso. Diana se agigantó en marioneta de cartón. Tan anormalmente bella como siempre. Dos normales, acusados de la puñalada que la envió a los pies de la Pachamama, están procesados por su homicidio.
“Quiero ser poeta y me estoy esforzando en hacerme Vidente: ni va usted a comprender nada, ni apenas si yo sabré expresárselo. Ello consiste en alcanzar lo desconocido por el desarreglo de todos los sentidos. Los padecimientos son enormes, pero hay que ser fuerte, que haber nacido poeta, y yo me he dado cuenta de que soy poeta. No es en modo alguno culpa mía. Nos equivocamos al decir: yo pienso: deberíamos decir me piensan. — Perdón por el juego de palabras. YO es otro. Tanto peor para la madera que se descubre violín, ¡y mofa contra los inconscientes, que pontifican sobre lo que ignoran por completo!” Arthur Rimbaud