Deseantes: sobre el desapasionamiento de algunos docentes al enseñar

Por Milena Penstop

 

EL ABURRIMIENTO CONTAGIOSO

A veces no sé como decidirme: ¿tal o cuál materia de la escuela, me gusta o no? Pasan los meses, los bimestres y no logro darme cuenta qué me podría entusiasmar de algunos contenidos. Y me pregunto, ¿seré yo?, ¿les pasará  a todos mis compañeros?, ¿será el docente?, ¿será la relación entre docentes y alumnos, que ya se estableció como un pacto de aburrimiento eterno? Por supuesto, no todas las clases son iguales. Hay algunas  donde se ve cómo los profesores hacen un enorme esfuerzo por interesarnos en lo que dicen. A  decir verdad, no es que hagan un esfuerzo, ellos mismos se entusiasman y contagian. Pero, ¿qué sucede con los otros? ¿Cómo se puede transmitir a otro algo que no te apasiona ni siquiera a vos? ¿Los obligaron a ser docentes? ¿Será que no les apasiona nada y eligieron enseñar por descarte? En este último caso, qué mala suerte vinimos a tener sus alumnos.

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MAMÁ, ¿CÓMO TE EXPLICO QUE NO ES COMO VIAJAR?

En un momento de la primaria por primera vez me mencionaron la palabra “geografía”. Le pregunté a mi mamá de qué se trataba esa materia. Y me dijo: “Es como viajar. Vas a conocer culturas, mapas, fotos, videos de distintos lugares, donde vive gente muy diferente a nosotros.” Bueno, ¿sabés qué, mamá? Nada que ver. En la primera prueba del secundario me tomaron la definición de geografía y me pidieron que dijera las distintas ramas en que se divide su estudio. Lo otro apasionante que estudiamos fue acerca de los solsticios y los equinoccios. La verdad, no vimos ningún video. Y los dibujitos acerca del fenómeno no se entendían demasiado. Pero la profesora estaba obstinada- no apasionada- con pronunciar varios veces por clase la palabra “equinoccio”. Como si nosotros, impactados por lo raro de la palabra, ya pudiéramos aprender todo lo necesario en la vida sobre geografía.

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Otra cosa extraña en esa materia es que nunca lo relacionamos con lo que sucede ahora. Estábamos estudiando sobre terremotos y erupciones volcánicas, cuando ocurrió el desastre de México. Fue este año. Fue simultáneo. La profe ni lo mencionó. Lo veíamos a  la noche por la tele, pero estudiar, sólo del libro. De página tal a página tal, hagan las actividades. ¿Y lo de viaje, má?

EL GUSTO ES SUYO

Acepto que cada cual tiene sus gustos y que no se le puede echar la culpa al profesor por cosas que no son afines a nosotros. Pero, en este caso, me pasa algo inverso a lo que me sucede con geografía. Matemática, definitivamente, no me gusta. La lógica me aburre. No me lo puedo tomar como un juego, no me divierte. Sin embargo, la profe que tengo le pone mucha onda. Y eso, a veces, hace las cosas más sencillas. Ninguna onda hará que me interese despejar x. Aunque, es evidente que a ella sí le apasiona el asunto. Entonces, la llevo mejor.

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EXPLIQUEZ- MOI S´IL VOUS PLAIT

Otra vez recuerdo la voz de mi mamá: “estudiar un idioma extranjero es aprender una forma diferente de pensar. También es un viaje.” Mamá, me parece que otra vez perdí el tren o tomé el micro equivocado. La línea que yo tomé, me dejó frente a una profesora que, si viene, apenas te explica lo que te va a tomar en la prueba. Si viene, decía, y si llega a horario. Ya no pido que se apasione, ¡pero al menos que explique! Después, cuando toma, exigir sí que exige. Ponele que sucede- como pasó en varias ocasiones- que desaprobamos todos o casi todos, ¿no debería pedir una disculpa o a, al menos, decir públicamente, que tal vez algo no estuvo bien explicado?  Je ne comprends pas.

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HISTORIA SORPRESA

A veces, en medio del aburrimiento escolar, la vida te da sorpresas. En la primaria, ”historia” no me gustaba demasiado. Alguna experiencia poco feliz con algún maestro  mala onda hizo que yo descartara a esa materia hasta el final de séptimo grado. Pero este año las cosas cambiaron. Vuelvo a casa y me acuerdo gran parte de lo que el profe explica. No digo que celebro tener prueba de historia, pero me gusta repasar, me interesa conocer. Aunque el docente no tiene mucho carácter y muchos no le prestan atención a mí me encanta cómo cuenta las cosas, no necesito que tenga carácter. Mala suerte la mía, lo acaban de cambiar. Ya no lo tendremos en historia, ahora será nuestro docente de cívica.

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LOS DE AFUERA NO SON DE PALO

Cuando tuve que elegir qué instrumento aprender en la escuela de música, elegí flauta traversa porque mi mamá tenía una. Pero muchos chicos eligen un instrumento por seguir a sus padres. Después, para continuar los estudios, se necesita un profe que te haga disfrutar de la música. Ahí sí que tuve suerte. Daniela Chludil me enseñó a  querer al instrumento, a estudiar no sólo porque ella me lo pide, sino también a disfrutarlo, por puro gusto. Con lenguaje musical, tardé un buen tiempo en darme cuenta que el «do» de lenguaje era el mismo que el de la flauta. ¡Imaginate lo que era el docente de lenguaje! Hoy las cosas cambiaron: Federico Cáceres agrega, a la clase de teoría, práctica, composición y muy buenos chistes. Por otro lado está Fabio, mi profe de guitarra, con su singular sentido del humor. Esos son mis deseantes favoritos.

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