La sospecha: Sobre «la dictadura perfecta», película de Luis Estrada.
Por Noemí Pomi
CLAROSUCUROS
Acueductos, palacios, pirámides y templos como tributo a sus dioses y como testimonio de poder para la humanidad. Los méxicas, tribu nómade, tan hábiles en lo tecnológico, no pudieron prever las rivalidades internas, las alianzas de pueblos enemigos de los aztecas con los invasores, las consecuencias del uso del caballo, las pestes desconocidas y la superioridad de las armas. Así, el Imperio azteca comenzó a cubrir su cielo de sombras, debajo de las cuales se asomó la figura de Hernán Cortés. Esto fue en 1521.
Por esas mismas tierras, si hacemos un salto en el tiempo, nos encontramos con otras veladuras sobre las miradas de los ciudadanos. En tal sentido, es muy ilustrativo el film dirigido por Luis Estrada. En 2014 y en colaboración con Jaime Sampietro, escribió “La dictadura perfecta”. Se trata de una película mexicana del género comedia y sátira política. En ella da a ver cómo, en la actualidad, también el cielo mexicano está cubierto de nieblas informativas, que impiden percibir la realidad circundante.
PALABRAS PREMONITORIAS
Es 1990, durante el debate “El siglo XX: la experiencia de la libertad”, emitido por un canal de cable de Televisa, en el que participaba Enrique Krauze, como moderador, y Octavio Paz, entre otros. El escritor liberal Mario Vargas Llosa, devenido en político, participó del debate y, con total libertad, habló sobre los gobiernos mexicanos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sobre su permanencia en el poder, como otro ejemplo de las dictaduras latinoamericanas. En cierto momento consideró a México como “la dictadura perfecta”, debido al manto falsamente democrático de las autoridades del momento. (1)
Después de algo más de un cuarto de siglo, la película “La Dictadura Perfecta” revela cómo un gobierno puede tener el control de los medios de comunicación y, así, dominar a la opinión pública y modificar la percepción política de los ciudadanos.
GUILLOTINADOS
Las primeras imágenes son excelentes metonimias de toda estrategia de control de la opinión. Primero, vemos relucir una guillotina. Después, como si se tratase de un sucesor de la familia, aparece un aparato de tevé. Este primo lejano de “la corta cabezas” aggiornará sus métodos en estrategias de ocultamiento.
El tren informático del film presenta particularidades: abarca un corto período de tiempo, cuenta solo con cuatro estaciones y se desplaza a gran velocidad. No obstante, en su recorrido, vaya uno a saber por qué, se suceden- como latigazos que cruzan el país de océano a océano y de norte a sur- alertas.
Y México mira, estremecido, sin que la mayoría de esos ojos puedan comprender el sentido de los videos- escándalos ni qué se encubre detrás de esos llamados de atención. Por otra parte, cuando se aproxima a alguna parada, los rieles del tren rechinan, desparejos, mientras grandes nubes de humo salen de esa locomotora en busca de oxígeno para continuar.
Su velocidad informativa no permite que por sus ventanillas se filtre la realidad vivida por los mexicanos a ambos lados de esos andariveles. Así, la televisión azteca oculta que México ocupa el lugar 80 en calidad del sistema educativo, según el Foro Económico Mundial. Tampoco menciona a los 30 millones de mexicanos con un salario mínimo de U$S 2.75 diarios, ni a los 20 millones obligados a vivir con U$S 1.50 al día, ni los 3 millones de niños que trabajan y a quienes les está vedado estudiar. Siete millones de personas no saben leer y escribir. Otro tanto son semianalfabetos que, si bien saben leer, tienen dificultades de interpretación de textos. Por si fuera poco, más de la mitad de los jóvenes de trece a diecisiete años no ingresa a la secundaria. Por otra parte, los niños aplican más horas en observar una agenda que les es ajena que en el sistema educativo. También poseen graves problemas alimentarios en un porcentaje importante de la población. Temáticas que, en su conjunto, serían más que suficientes para voltear los hechizos informativos, las literales construcciones de una realidad inexistente.
“La globalización es ‘financiera y no económica’, por lo que cada día ‘los ricos son menos numerosos y más ricos y los pobres son más numerosos y más pobres’. (3)
En teoría, casi todo el mundo acepta que el periodismo debe sustentar su información en fuentes verificables. Sin embargo, los hechos banales y las cortinas de humo de dudoso origen tienen hoy más contundencia que cualquier prueba o contraprueba de un hecho. ¿Cómo hemos llegado a esta situación?
DIRIGIR LA ORQUESTA
En la película aparecen imágenes enmarcadas en los aparatos televisivos, con predominio de conductores de noticieros erigidos en amos de la agenda informativa. Abundan los primeros planos de los ojos de los actores. Por otro lado, el film no cuenta con un protagonista único, sino con un elenco muy coral, con actores de televisión y teatro.
En las cuatro estaciones del tren informativo se reafirma cómo los medios “dirigen la orquesta”. En la primera parada, se ve al “candidato de la televisión”. Allí, Sergio Mayer, a cargo del papel de presidente mexicano, envía el siguiente mensaje a su homólogo estadounidense
“Los mexicanos hacen mejor el trabajo que los negros”.
Su exabrupto desata un manto de nubarrones sobre su futuro político. La reacción de la opinión pública no se hace esperar, las burlas, las críticas y la locura en las redes llevan al Gobierno a detener el escándalo a cualquier costo. Se extiende una cortina de humo. Ahí aparece el periodismo en pie de guerra y, en un contraataque contundente, expone al gobernador del Estado de Durango, Carmelo Vargas, en un caso de corrupción. Con ello, se cambia el foco de las noticias y se tapan los dichos del presidente.
Ulula la máquina, no como bestia herida, sino briosa hacia su nueva parada. Allí se detendrá cuando el gobernador del Estado de Durango, Carmelo Vargas, decida negociar con la televisora para limpiar su imagen y ser convertido en una estrella política. Siempre hay un as debajo de la manga, se corren las cortinas y el sol brilla para Vargas. Él se somete a una serie de reportajes en los que se muestran las buenas obras por él realizadas en sus años de gobierno. Así, el bombardeo de la información priva a los espectadores siquiera de sospechar el uso de los medios por parte del poder político. Y, en el mientras tanto, de una estación a otra, el paisaje se modifica, los asesinatos son enmascarados como atentados contra el orden público, las desapariciones forzadas de los disidentes y los rebeldes tratados como transgresores a la ley producen solo algún sacudón en los vagones del tren de las noticias. Pero el ferrocarril retoma velocidad hasta la parada siguiente.
Así, los expectantes ojos mexicanos buscan -de océano a océano y en el interior más profundo del país- ven la inmediatez de la noticia y la sucesión de tapas, que enmascaran la realidad de los hechos.
Es evidente: más allá de las chicanas, de las redes cazadoras de ingenuos de la televisión, no faltan artimañas entre altos mandatarios. La lucha de clases se dirime en todos los frentes. Aunque, en estos tiempos, la batalla se da en el campo de las nuevas tecnologías.
VALE TODO
El secuestro de las pequeñas gemelas, Ana y Elena Garza, da a la televisión mexicana otra oportunidad de bombardeo mediático. En esa parada, el equipo de TV MX decide aprovechar esta situación para mantener esta noticia al aire con un continuo seguimiento durante varios días. El gobernador Carmelo Vargas comienza a organizar operativos de búsqueda, mientras finge interés por la situación. Avanzan los días y la población es conquistada por esta noticia, convertida en nacional, que consigue distraer a la población. En simultáneo, la justicia sigue por su vía privada y solo se detiene en estaciones vip.
LOS SECUESTROS COTIZAN
Cuando un testigo comenta que reconoce a los secuestradores de las niñas, TV MX cambia de vía. Pérez Harris, periodista a cargo del noticiero, pide -a nombre de televisión mexicana y de la Fundación «Sí se puede», que se envíen donativos para recaudar el millón de dólares pedidos por los secuestradores como rescate. Dinero de por medio, las niñas son entregadas a la policía, donde los padres se niegan a ser grabados y entrevistados. A esa historia, la realidad le había negado un final del todo feliz. Entonces, cuando las nenas ya estaban cómodas en sus camitas, sonó el silbido del tren informativo con un montaje donde se finge el rescate de las niñas como si de un operativo se tratase. La farsa resulta ser un éxito de audiencia. En la estación esperaba Carmelo Vargas, sí, el gobernador tratado de corrupto, quien es aclamado por el público, incluida la familia Garza.
“Los medios, las ‘golosinas mediáticas’, se convierten en un instrumento de la ‘nueva alienación’, cuya presión ideológica sobre el tiempo social reduce sensiblemente la capacidad crítica de los ciudadanos”. (2)
Las noticias se suceden sin solución de continuidad, las detenciones también impactan. En 2005, en un episodio confuso, fue detenida Florence Cassez. Se organizó la reescenificación del operativo de arresto para que fuera transmitida «en vivo» por Televisa en el noticiero de Carlos Loret de Mola, horas después de que Cassez y otras personas acusadas de pertenecer a la misma banda habían sido detenidas en una presunta casa de seguridad. Cassez fue liberada en enero de 2013, tras siete años de estar en prisión, acusada de secuestro. Su liberación se dio luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) encontrara fallas al debido proceso penal. Entre otras: el montaje televisivo, no leerle sus derechos y no garantizar la ayuda consular.
Entre tanto, la reforma de la Ley Federal de medios no consigue su aprobación. Otra vez la ficción se impone a la realidad y mantiene la vigencia de la censura, de la mordaza, de la persecución.
De este modo, “La dictadura perfecta” trata a la televisión como el factor determinante de poder que es. Y, al mismo tiempo, obliga a preguntarse por qué un país aguanta tanto si tiene un montón de motivos para explotar: “Hoy los medios manejan caprichosamente la agenda pública, imponen temas y tópicos a los que la sociedad no puede abstraerse, crean héroes y fabrican villanos a su antojo. Cuando deciden exaltar o minimizar algún asunto, a excepción de una muy privilegiada minoría bien informada, la mayoría de la población responde a un discrecional manejo de la información”.(*)
Estética impecable, buena musicalización y guión ¿surrealista? El contubernio tóxico, que oculta corrupción, mentiras y ansias de poder obliga a la pregunta: ¿Qué Hernán Cortés asomará debajo de estas sombras?
Esta idea de la sospecha en el mundo de la información funciona para un solo lado. Para mucha gente los medios hegemónicos tienen el prestigio de las marcas caras, si acumulan mucho poder es porque son mejores. Esto aplicado a los medios – resulta – a mayor poder, más verdaderos serán.
(*) Luis Estrada (17 de enero de 1962; Ciudad de México, México) Es director, guionista, escritor y productor de cine mexicano.
(1) Mario Vargas Llosa (28 de marzo de 1936 (82 años)
Arequipa, Perú) escritor y político.
(2) Ignacio Ramonet (Redondela, Pontevedra, 1943), Doctor en Semiología e Historia de la Cultura en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París.