La lucha: sobre la inauguración de la casa de medio término, Salvador Barbeito
Por Estela Colángelo

PRESENTE ETERNO

La última nota del año tratará sobre una experiencia colectiva. El Anartista funciona de maravillas en los festejos, encuentros a puro compartir alegrías y otras bondades. También nos unen las entrevistas. Nuestros entrevistados tienen mucho en común. En este número veinticinco, Paco Olveira, una persona extraordinaria en el ejercicio de la memoria y a la hora de relacionar hechos, nos invitó a una valiosa actividad solidaria, la inauguración de la casa de medio término «Salvador Barbeito». Antes de la dictadura militar, abundaban los hogares de niños y ancianos. Como ejemplo, podemos mencionar al hogar de ancianos que funcionaba en lo que es hoy el Centro Cultural Recoleta. Estos viejos nuestros de entonces no tenían familia y el solar de la zona “más paqueta de Buenos Aires” ofrecía árboles, patios adoquinados, mesas al aire libre, alimento, atención y todo ello a cargo del Estado.
También había muchos lugares para los niños, como PADELAI -patronato de la infancia-, el hogar Riglos, el Garrigós y tantos otros. Se trataba de tierras públicas, hoy destinadas a otros usos o vendidas a particulares para que realicen negocios inmobiliarios. Ajustes paradójicos, los gobiernos contraen abultadas deudas públicas.
Paco retoma esa vieja tradición, y la hace eterno presente. Vamos, entonces, con él.

GUARDA CON EL ALTAR

El cura de “Opción por los Pobres”, Francisco Paco Olveira nos convocó a la inauguración de esta casa de medio término, cuya finalidad es albergar varones recuperados de problemáticas de adicción. Así, partimos hacia Merlo. Y encontramos a Paco: ojos transparentes, cuerpo movedizo, en un abrir y cerrar de ojos desapareció y, en breve, se presentó en el otro extremo del patio, pequeña libreta y lapicera en mano. Cuidaba con devoción la mesita con mantel de telar y las fotos de los cinco palotinos asesinados en la Iglesia San Patricio. Cinco velitas los representaban para iluminar nuestras vidas.

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LOS HACEDORES

La conducción del acto comenzó con la convocatoria a las personas que hicieron posible la obra: Gustavo Menéndez, intendente de Merlo; Carina Menéndez, secretaria de desarrollo social; Francisco, representante de los laicos palotinos, entre quienes se mencionó a nuestro compañero de Bariloche, Sergio Lucero, fallecido recientemente. También fueron mencionados Graciela Daleo, sobreviviente de la dictadura; Carpita, profesor de la escuela nacional de arte “Manuel Belgrano”, coordinador del mural; el Padre Pancho; Claudio, Director de la Fundación Isla Maciel y Lois Pérez, representante de la comunidad gallega, como lo era de nacimiento Salvador Barbeito. La organización del acto trajo un testimonio corto, seguido de canción a cargo de artistas populares.

esteli0WhatsApp Image 2019-12-23 at 17.17.54A cargo de Paco quedó contar la historia del barrio y los conflictos de pobres contra pobres que han sufrido sus habitantes. Por otro lado, Olveira contó que la casa se adquirió con los fondos aportados por los laicos palotinos. La elección del nombre tuvo que ver con el reconocimiento de la labor de Barbeito con los jóvenes. Y, claro, Paco no se olvidó de nadie. No solo recordó a Barbeito, sino a todos y a todas las que pagaron con sus vidas la idea haber soñado un mundo mejor: Las Madres, Romero, Angelelli, las monjas francesas, el barrendero Mauricio Silva. Por su parte, no se privó de destacar a algunos luchadores-personajes: tal es el caso de Mafalda, presente en el mural con su palito para abollar ideologías.

El mural tiene regiones. En una zona, el grupo las Nereidas se ocupó de pintar la escena de los niños, entre juegos y bailes. En otro sector, la pared a cargo de “Carpita” muestra un árbol de manzanas, cuyos frutos refieren al dibujo de las caras de los mártires asesinados.

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LAS DORADAS MANZANAS DEL SOL

Un pasaje emocionante lo protagonizó Miguel Ángel Estrella, quien evocó su historia de niño provinciano, humilde. Estrella abrazó la música desde siempre y, desde siempre, los niños fueron sus oyentes privilegiados.
Graciela Daleo contó de cuando escuchó a uno de los represores, Antonio Pernías, alias “Trueno” despotricar contra de los “cristianuchos”. El tipo declaraba firmemente su propósito de querer “acabar con las manzanas podridas de la iglesia, como hicimos con los palotinos”. Ellos fueron tres sacerdotes y dos seminaristas de la comunidad palotina de San Patricio. En sus memorias, Daleo rescata el método con que los palotinos llevaban a cabo sus reuniones: ver, juzgar y actuar para transformar las realidades injustas.

 

esteli3WhatsApp Image 2019-12-23 at 17.18.07 esteli 4 Graciela DaleohatsApp Image 2019-12-23 at 17.18.02A LA SOMBRA DE NUESTRO MANZANO
El padre Barbeito era gallego. Por eso, Paco convocó a la comunidad gallega. De entre ellos, un adolescente ejecutó la gaita, ante la fascinación de todos los chicos presentes. Los niños pequeños también tuvieron otro importante rol. Fueron los encargados de plantar el manzano, junto con Paco.
Una nube de tierra manifestó el entusiasmo y la fuerza de las nuevas generaciones. El padre de los pobres tomó el micrófono y, con voz quebrada, dijo: “Ojalá que ninguno de estos niños necesite vivir en esta casa”.
Luego, llegó la bendición de quien fuera compañero del seminario de Barbeito, el Padre Obispo de Merlo.

BENDI-COLA REFRESCA MEJOR

El cierre fue un estallido de alegría: música, comida, bebidas y los infaltables choris. Los chicos se apropiaron de la mesita tan custodiada, la que albergaba el altar. Y, así, regaron con gaseosa las imágenes. Después de un ligero asombro, Paco los justificó: “¡Los han bendecido!”
Pero no todas fueron bendiciones. El padre Paco, como auténtico líder, reclamó el chori que no había probado. Hubiera merecido una parrilla entera. Estábamos en presencia de un cabal representante de la humanidad y eso lo vimos en sus trasparentes ojos y en la confianza de todas las clases sociales que supo reunir.
Pero retomemos nuestra inquietud del comienzo, acerca de la memoria. Todo este deambular entre entrevistados, nos redescubre que no se trata de volver al pasado. El pasado no vuelve, afirma Liu Ming. Susana Reyes nos contó cómo, al preguntarles a chicos que vivían en la calle qué era para ellos una vivienda, los pibes contestaron: un techo y una Shell.
Pero, entonces, ¿qué hacer? Luchar por los derechos de todos. Tener la claridad suficiente para no confundir a la niñez desvalida con una amenaza y a los viejos, con una carga pública. Que el pasado riegue el presente y anuncie el porvenir. Que las nubes arremolinen la luz en el manzano. Que ningún pibe tenga que ir al baño de una estación de servicios. Que, en el menor tiempo posible, podamos luchar por el deseo y no solamente por la imprescindible necesidad.

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