El miedo: entrevista a Cynthia García.
Entrevista: Lourdes Landeira, Verónica Pérez Lambrecht, Gabriela Stoppelman, Pablo Resnik
Edición: Lourdes Landeira, Gabriela Stoppelman
Fotografía: Ana Blayer
“Semillas en una curva de viento/ echadas sobre la tierra removida,/ aleatorias, inestables /en el agua de riego,/ encharcadas por los aspersores/ presentidas por las torcazas./ Con su margen de pérdida/ vendrá el viento para justificarme;/ ya está aquí lo que será”
“Sembrar para que el pasto crezca”, Alicia Genovese
Una buena semilla pública transita su pasaje de embrión a pueblo, con su incipiente radícula tendida hacia los otros. Se piensa y piensa junto al sembradío, mientras no deja que el arrojo sea la pura compulsión de arrasar terreno, el mero cosechar y acumular. De ese modo persevera, alerta en sus cotiledones, porque de allí saldrán las primeras hojitas, dispuestas a mundear. Obstinada desde la cuna, se niega a crecer sin desarrollo. Por eso dosifica su alimento, su almidón fundante, su fuerza de nombrar. Primero, balbucea contra las tramas del silencio. A poco de clarear, tienta la forma del marco, tantea sus grietas, cuestiona las formas del diluvio al permear. Después de las tormentas, escurre su cáscara bajo los buenos soles. En su tegumento húmedo reconoce, menos la coraza de un posible fruto, que la buena función de intercambiar.
Y, en eso, una bala acecha a la infancia, se hace huésped de un lugar impropio, se aloja en silencio. Avanza con un sigilo tan parecido al andar astuto de esa otra siembra oscura, la que fuga desde las fábricas de biombos de invisibilidad, dirigidas por monstruos maquillados de eficacia. Un biombo así conspira contra todo fruto, aunque pretenda ser la raíz de cualquier prosperidad. Un biombo así pretende concentrar toda la cosecha en un rincón privilegiado del territorio y hacer como si el hambre, la sed y la sequía del otro lado no existieran.
De este modo las cosas, la semilla apura su brote y amplía la mirada. Socorre a la infancia baleada, hasta desenquistar el silencio, hasta ser ella misma la fuerza de su nombrar. Entonces, sí, las semillas geminan en una diversidad de jugos, colores y apuestas. Se alían, tan públicas, con mariposas, hongos, vientos. Se lanzan a polinizar. Algunas veces, se van en flor. Porque también la belleza tiene sus piedras. Otras, se aterrenan a un suelo, potentes, sin miedo, a cosechar. Y, ahí, renuevan el desafío y vuelven a arrojar. En ese sitio exacto, encontramos a Cynthia García, con las manos llenas de semillas públicas.
Gervasio Troche
DESARME OTOÑAL
“una espina es una espina/ y dura mucho más que la rosa precaria”
“Salutación del herido”, Ida Vitale
Nuestra revista, esta vez, es alrededor del tema ‘el miedo’. En ese sentido, ¿qué miedos te movilizan y cuáles te paralizan?
El miedo es un tema en mi vida. En general, no tengo mucho miedo, lo que no es necesariamente bueno, porque a veces el miedo opera como mecanismo de defensa. Por supuesto, cuando fui madre, empezaron a aparecer los miedos relacionados a les niñes. Por ejemplo, cuando mi hija era chica, nunca tenía las dos manos a disposición, porque ella era muy inquieta y una mano siempre estaba ocupada en sostenerla. Al consultar con una pediatra, ella me decía que, cuantos más límites buscan lo chicos, más miedos tenemos les madres. De todos modos, en general, soy arrojada y tengo una hipótesis de por qué: a los cinco años recibí una bala de un arma calibre 22.
¿En qué circunstancia ocurrió?
Mi abuelo coleccionaba armas. En una ocasión, para Pascuas, yo estaba en Córdoba y, con mi tío de doce años, después de ver llegar a mis abuelos con grandes bolsas, nos encerramos a robar los regalos que ellos habían traído de Paraguay para todos los nietos.
Pequeños delincuentes…
¡Por eso siempre soy pro-chorro y garantista!
Es autodefensa…
¡Claro! Bueno, la cosa es que estábamos repartiéndonos el botín y comenzamos a pelear por unos marcadores japoneses que, en ese tiempo, acá no se conseguían. Yo tenía cinco años y me acuerdo perfectamente de cuando encontramos la calibre 22 cargada. Por supuesto, eso generó todo un replanteo familiar al respecto de tener armas. Empezamos a jugar y mi tío, mientras me apuntaba con el arma, me decía “te mato”. Y yo ponía el pecho y le decía, “matame”. Y disparó.
¿Al pecho?
Sí. A la altura del corazón, del lado derecho. La bala entró por el pecho y fracturó la costilla, que le frenó el recorrido. Después, se alojó en la axila. A mis cinco años, operar era riesgoso, así que me mantuve con controles y con la bala enquistada en esa zona, durante mucho tiempo. Pero, en el 2002, a los treinta y pico, empecé a escupir sangre. Entonces, me hicieron una endoscopia y una tomografía computada por contraste. Ahí, el encargado de leer ese estudio, me preguntó: “¿tenés una bala?”, “Ay, sí”, le dije. Resultó que el cuerpo había hecho una erosión y la bala estaba llegando a la pleura. Me iba a matar, treinta años después. Entonces, decidieron operarme y sacármela. Cuando me desperté de la anestesia, estaba la televisión prendida y escuché que Daniel Hadad hablaba a favor del golpe de estado a Hugo Chávez en Venezuela. Así que, recién despertada, grité: “Yo estoy a favor de Chávez”.
INMEDIATEZ CON ASCENDENTES
“La luz, de ser primera/ ha pasado a ser última/ Y acá estamos/ en quién sabe qué mundo/ esperando que cesen los golpes de tiniebla”
“Postergación de la luz”, Circe Maia
Al investigar para este encuentro, vimos un video del 2012, donde entrevistabas a unos pibes que reclamaban por la inseguridad. Y afirmaban que le habían robado dólares a Mariana Moyano. Aunque vos les decías que habías hablado con Mariana y no eran dólares, ellos insistían. Cuando estás en la trinchera, el miedo no funciona, vas al frente….
Eso es el tránsito profesional. En el ámbito personal, ese arrojo muchas veces se me vuelve en contra. Es decir, en lo profesional, por cuestiones de personalidad y de práctica, respondo mejor bajo presión. Capaz, también tiene con que soy cuádruple escorpio…
¿Qué quiere decir ser cuádruple escorpio?
Es chiste, yo no sé nada de astrología, pero mis amigas me lo suelen decir. Es que cuando yo nací todos los planetas estaban con ascendencia en escorpio.
O sea que no tenés diversidad astral…
Correcto. Ahora, yendo al punto de la pregunta, tengo un mecanismo mental que me permite responder con rapidez. Eso, por supuesto, está basado en mi ejercicio periodístico, que es más de dato que de editorial. Como todo el tiempo leo e investigo, siempre tengo información. Y, cuando surge una discusión, eso me permite tener toda la data para responder.
Aun así, no te inhibís. Esto tiene más que ver con tu personalidad que con los datos. Mientras otros reculan, vos reaccionas y con fuerza. Queda claro que sos cuádruple escorpio. Y que tenés ascendente en Chávez.
¡Y le pongo el pecho! Ahora, ya que hablamos de miedo, tengo que admitir que sí tuve miedo durante este tránsito de la enfermedad del Covid. Es muy distinto hablar de un tema que transitarlo por el cuerpo. En ese tránsito, con el cuerpo como territorio, hubo dos o tres situaciones donde tuve mucho miedo, por distintas cosas. Durante la primera semana, con 38.5°, una noche, mi saturación de oxígeno era para internar. No lo hicieron porque no había cama. Yo no estaba en condiciones de esperar de pie en una guardia durante horas, por eso me dejaron en casa. Pero, de solo pensar que me debían internar, comencé a desesperar por qué hacer con los pibes, adónde los dejaría. La muerte es una presencia latente. Es increíble, porque no había sentido esa presencia hasta ese momento.
PERSISTENCIA GRANULAR
“Descubro, por primera vez, lo único que la palabra hace sobre la blancura de estas piedras: plantar una semilla de árbol en la luna. Una semilla de árbol destinada a la sed”
“Las voladoras”, Mónica Ojeda
Hemos hablado con varios entrevistados periodistas acerca de cómo responder con razones a la adhesión pertinaz -como diría Spinoza- del imaginario. ¿Es eficaz responder con razones?
Me parece que muchas veces no es eficaz. Pero igual tenemos que perseverar en las razones. Una característica del poder real es la de imponer su verdad. Me refiero a esas contracaras de construcción de sentido político y cultural, construcciones que, incluso, son pre-peronistas, vienen del ’55. A nosotros, la dictadura nos ha marcado culturalmente. Y hay una cantidad de silencios y de voces signadas por esa grieta, que es indisoluble, nunca se va a poder saldar. No hay posibilidad de reconciliación. No se pueden reconciliar los opresores con los oprimidos, los genocidas con las víctimas. Esa grieta cultural la vemos en expresiones del sentido común, en esas situaciones de confrontación, con esa adhesión pertinaz, como la llamaste vos. Así, el poder logra imponer una construcción de verdad, aunque no hay una verdad absoluta, todas las verdades son relativas. Como dijo Nietzsche, no hay hechos, hay interpretaciones. Pero sí existen verdades silenciadas, y eso habilita la verdad que impone el poder. El poder, a través de la hegemonía que construye, se arroga la capacidad de decidir qué se nombra y qué no. Entonces, discutir con argumentos frente a eso es muy difícil. Si el objetivo fuera la eficacia, frente a esa gran hegemonía, la comunicación popular entra perdiendo 8 a 2. Pero, bueno, como una vez dijo Víctor Hugo, ‘¡que no sea 10 a 0!’ Por eso, para el espadeo de los combates argumentales, pensamos que las ideas no están en la verdad relativa de cada uno, sino en la chispa que produce ese intercambio. Hay que perseverar en establecer una contra comunicación, generar un contrasentido, una masa crítica. Por otro lado, me parece que sí es eficaz la semilla de la política. Cuando, en un sector de la sociedad, entra la semilla de la conciencia política, eso ya es inapropiable. Y me parece que, en el fondo, la búsqueda comunicacional que yo hago se vincula, más que con tener razón, con generar una interpelación que construya masa crítica. Busco que prenda la semilla cultural y política, no necesariamente partidaria. Busco que esa audiencia sea una audiencia de la gran utopía, una audiencia que piense, no una que sea pensada por otros.
Yo pensaba en términos de disputa del imaginario. Durante el discurso de Larreta contra la sustitución de clases presenciales por clases virtuales, él usó una cantidad de términos aparentemente rebeldes. Dijo ‘no, al miedo’, ‘sí, a la libertad’. Incluso se mostró preocupado por las ‘pobres madres que no pueden ir a trabajar, y deben quedarse con sus hijos porque no hay escuela’. En cambio, en otro canal y de nuestro lado, escuché, ‘la pedagogía del amor’. Así no vamos a arrimar el bochín nunca, en términos de imaginario…
Sí, absolutamente. Este proyecto político tiene fallas comunicacionales graves. Es grave, por ejemplo, que no sean los medios públicos los generadores de masa crítica. Y, más allá de la confrontación de proyectos, me parece que la respuesta al odio no es el amor. La gran pregunta es cuál es la contracara del odio.
Tal vez la afirmación del deseo.
Sí, tal vez, poner el deseo en acción es lo que nos hace seguir insistiendo. Es una pregunta que está abierta. Probablemente, la respuesta al odio sea la verdad. Pasa que el odio es una pulsión muy fuerte, muchas veces, más fuerte que el amor. Pero esa pulsión que es hasta de muerte no se va a deconstruir con un mensaje que no sea radical.
En ese sentido, después de los cuatro años de gobierno neoliberal, se observa un rebrote del odio.
Creo que ese rebrote es el de un odio oligárquico, un odio de clases. Y en esto tienen responsabilidad los medios, a los que considero parte de la oposición. En una entrevista, Rafael Correa me decía: “la verdadera oposición son los medios”, y es así. A esta altura, al referirme a la conjunción hegemónica Clarín/La Nación y sus satélites, Infobae y Perfil, yo hablo de ‘partido único mediático’. Ellos son la verdadera oposición. Y también hay que decir que es una minoría muy intensa la que odia. Hablo de ese odio fuerte, no de las diferencias políticas, no de la disputa político-ideológica, que es válida. Porque, ¿cuál es el mayor reproche, en términos de proyecto político, al macrismo? Que no tenían un proyecto de país, ni siquiera oligárquico. Porque la oligarquía, en todo caso, con las abismales diferencias que la separan de la clase trabajadora, tiene un proyecto de país.
El problema con el neoliberalismo de Macri y de los medios que lo llevaron al poder es que, sin tener un proyecto de país, impusieron una verdad, impusieron la sensación de que hay una mayoría odiante. Y yo insisto, es solo una minoría, pero tiene una reverberar importantísimo, producto del traslado a la sociedad de lo que ocurre en la realidad, a través de los medios de comunicación.
EL TIRANOSAURIO Y SU FÁBRICA DE BIOMBOS
“La mayor característica de la sociedad de la comunicación no habrá sido producir un ‘pensamiento único’, sino más bien, todo lo contrario, permitir todos los pensamientos en un mundo único”
“La fabricación de la información”, Florence Aubenas y Miguel Benasayag
Quiero retomar algo a lo que te referiste hace un rato. En lo comunicacional, ¿cuál es esa respuesta radical que debería dar el gobierno?
Hay que salir del término medio, del medio-centro. Hay toda una semiótica del combate, que convierte a los medios en grupos políticos sin control democrático. Entonces, la respuesta desde el campo popular no puede ser ponerle un tachito de comida al Tiranosaurio Rex. ¡Te va a devorar, se va a comer el tachito, a la comida y a vos! Quiero decir, la respuesta político-comunicacional no puede ser tibia.
Debería ser con menos miedo…
Debería ser sin miedo. O, en todo caso, arrojada, a pesar del miedo. El arrojo no es no tener miedo, es avanzar a pesar de él. Por eso, las últimas medidas que tomó Alberto me parecieron muy buenas. Y, como campo popular, hay que bancarlas muy fuerte, sobre todo, ante esa reacción de ‘rebelión’, instalada por la oposición mediática. Con el mismo paradigma con que construyen criminología mediática y equiparan el robo de un celular a un asesinato, equiparan 15 días sin clases presenciales al cercenamiento de un año escolar.
Por otra parte, son muy buenos en eso.
Bueno, tienen todas las herramientas. Pensemos en términos de reserva de memoria. En la construcción del neoliberalismo de Menem, lo primero que se privatizó fue canal 13, para lograr enormes biombos de invisibilidad. Es decir, operaron para conseguir que un sector de la sociedad no viera al otro. Por ejemplo, mientras una persona de clase media se iba de vacaciones de invierno a Europa, un biombo no permitía ver a la gente que comía de la basura en las calles. A partir de ahí, se genera una construcción que todos los gobiernos posteriores abonaron y fortalecieron. Inclusive Néstor Kirchner, en su primera gestión de gobierno, tuvo de aliado a Clarín, aunque esta alianza se explique por cuestiones de necesidad de construir poder. El neoliberalismo fue y es la nueva construcción de poder sobre la región, una construcción que responde a intereses transnacionales, sobre todo, de Estados Unidos. En ese sentido, también es preocupante la construcción de política internacional de este gobierno, en términos regionales.
SEMILLAR O EL RELOJ DE CHOMSKY
“La resistencia supone romper de cualquier modo el cerco mediático, estimular las pequeñas victorias (una inscripción en un baño, la difusión de un rumor, el mínimo gesto de solidaridad) que le muestran a la gente la posibilidad de intervenir y la importancia de su aporte. Resistir significa, en definitiva, evitar el aislamiento, poner la lucha al alcance de todos. Esta fue la gran intuición de Walsh”
“Rodolfo Walsh. La palabra y la acción”, Eduardo Jozami
Solés hablar de la paridad de género en relación a la lucha de clases. Muchas veces, igualar en base a la diferencia no hace más que profundizar esa diferencia. Así funcionan muchas cosas en la democracia. En este sentido, ¿cuáles son los límites que le ves a la democracia?, ¿cuándo te parece absurda o, quizás, imposible?
En general, pensamos a la democracia en términos eurocéntricos colonizados. Así, hablamos de alternancia o transición de gobiernos, pero a las monarquías no las discutimos. Para analizar la democracia y responder la pregunta, hay que correrse de esa mirada eurocéntrica y plantear las democracias latinoamericanas, tener una visión regional. Inclusive, la comunicación tiene un déficit al respecto, porque a los periodistas nos cuesta pensar aquella frase de Perón, ‘la política internacional es la política’. En este sentido, no sé si la democracia tiene límites. De todos modos, me interpela la pregunta, como me interpela pensar si la libertad de expresión tiene límites. Por defecto, mi respuesta es “no”. Cuando murió Menem, algunos periodistas plantearon que fue un demócrata, porque llegó al gobierno elegido por la representación de las mayorías. Bueno, no se puede discutir esa verdad fáctica. Pero la democracia tiene que ir de la mano de la república. En ese sentido, podríamos hacer un paralelismo entre crecimiento y desarrollo, que no son lo mismo. El desarrollo está relacionado con la distribución. En cambio, una sociedad puede crecer y ser completamente desigual, como lo es la Ciudad de Buenos Aires, o la propia región. ¿Cuán democrático es un presidente que llega por el voto popular y después firma los indultos a la junta militar? El de Menem fue un claro ejemplo de democracia no republicana. Por su parte, el kirchnerismo resultó profundamente republicano. Por ejemplo, la Ley de Identidad de Género es un hecho republicano, puesto que está ligada al acceso a las garantías y a las libertades individuales. Hay que extrapolar la democracia en términos republicanos, más allá del concepto de alternatividad gubernamental. Y, en el contexto latinoamericano, respecto de la disputa de poderes.
De todos modos, la democracia -humanitaria o neoliberal- siempre es capitalista. Y el capitalismo -más o menos democrático- no puede vivir sin una porción de población sumida en la pobreza. ¿Ese podría ser un límite?
Claramente, la democracia es capitalista. Ese es su marco y, dentro de ese gran marco, podés tener un ‘estado de derecho’ o ‘un estado de policía’. El gran marco es el neoliberalismo, porque es el proyecto que triunfó en el mundo. Incluso, Jorge Alemán dice que el término “revolución”, situación que parecía estar a la vuelta de la esquina, quedó lejos, perdimos la esquina. Por eso, yo planteo los límites dentro del marco del capitalismo. Si hilamos fino, creo que este marco no es compatible con la supervivencia humana. Es lo que dice Chomsky, hay un reloj que cuenta el tiempo de descuento hacia el fin, porque estamos destruyendo todo. Y aquí entran las luchas de clases, las cuestiones de género, las cuestiones ambientales. Hacia adentro del marco, en términos de posibilidades, el análisis de la democracia tiene que ir de la mano de una democracia republicana de verdad. Por ejemplo, la política de derechos humanos debe ser una cuestión de Estado, aun analizada eurocéntricamente. Otro ejemplo, en el primer peronismo, los trabajadores tenían el 30% de participación de las ganancias, hoy eso implicaría una revolución. De hecho, “la revolución libertadora” del golpe del ’55 fue por las retenciones e intervenciones de Perón en las exportaciones agropecuarias. Y, a partir de entonces, se dio una bisagra histórica en Argentina. La violencia del ’55, dice José Pablo Feinmann, está totalmente ligada a la del ’76. Entre otras cosas, claro, incluidos los 18 años de proscripción del peronismo.
Antes mencionaste las verdades silenciadas y ahora hacés referencia a cuestiones ambientales. Los sistemas de producción capitalistas y su vínculo con el ambiente, ¿son verdades silenciadas a nivel global?, ¿y por qué se silencian?
Ahí hay un doble filo. Hay un feminismo capitalista, hay un ambientalismo neoliberal, porque les falta la trama de lucha de clases. El neoliberalismo se mete hasta entre las sábanas. Por eso, pensar en las luchas feministas y ambientalistas en términos de clase implica una vanguardia para frenar el tiempo de descuento hacia el fin del mundo. Hay que tomar conciencia con esa perspectiva.
Hay varias políticas y filosofías que se consideran progres, realistas y lúcidas en extremo, porque ya renunciaron a romper el marco. Como si el capitalismo fuera un destino insoslayable…
Esa renuncia es producto del poder que instala ese marco.
INVEROSIMILEANTES O SEMBRADORES
“Es cierto que locura y razón son indisociables. Y en cuanto a la imposibilidad que usted señala de conocer los pensamientos de un colibrí, o, si prefiere, de un caballo, quiero hacerle notar que a menudo con nuestros pacientes sucede los mismo: o prescinden del lenguaje, o lo tergiversan, o utilizan uno del que ellos solos poseen la significación. De modo que cuando queremos conocer sus representaciones, descubrimos que son tan inaccesibles para nosotros como las de un animal privado de lenguaje”
“Las nubes”, Juan José Saer
Durante siglos, la filosofía luchó contra las verdades absolutas, pero no contra todas las verdades. La idea era poder pensar en verdades inmanentes, no eliminar toda verdad. En una entrevista que te hicieron, a propósito del documental sobre Milagro Sala, decías “tenemos que romper el verosímil del poder”. Entonces, verdad, verosímil y mentira serían los tres términos a considerar en relación al tema de la verdad que venimos conversando…
Lo que hoy llamamos fake news es el nuevo nombre que se le da a la mentira. El verosímil es la construcción de sentido, es muy peligroso porque no se discute: no importa que sea verdad, importa que sea verosímil. Para combatirlo, como diría Walsh, hay que tener un profundo amor por la verdad, por la interpelación que genera esa verdad. Cuando ustedes me preguntaban por mis confrontaciones en debates públicos, el quid de la cuestión en esas situaciones es no enojarse y no tomarlo en términos personales: este otro no me está hablando a mí, está hablando desde una construcción de sentido a lo que él cree que yo represento, al verosímil. Romper el verosímil es, a la vez, nuestra fortaleza y nuestra debilidad. El verosímil es fácil de construir dentro de la hegemonía, porque ellos tienen lo que, en términos mediáticos, llamamos los fierros. En el caso de Milagro Sala, a ella la trataban como si fuera el Chapo Guzmán. No se trataba de una dirigente a quien habían detenido por acampar. No se trataba, en todo caso, de ver si se habían cometido irregularidades en las cooperativas. Cuando la sacaban de la cárcel a declarar, cortaban las calles de San Salvador, la llevaban en un híper móvil policíaco, blindado y con rejas, le ponían un patrullero adelante y cruzaban la ciudad con sirenas. O sea, no pasaba Milagro Sala, pasaba un peligro social. Esta es la construcción del verosímil. Si a eso le sumás la potestad de nombrar, tenés un enorme problema. El tema es que, para romper el verosímil, nosotros no podemos jugar con las mismas reglas de construcción de sentido que ellos. Nosotros podemos hablar desde nuestra verdad relativa, mostrar datos, hacer una película. No sé si eso logra romper el verosímil. Pero sí es un intento de pelear para romperlo.
EL ALEPH DE LA VOZ
¿Qué función tiene en esa lucha la potencia del lenguaje poético o la experiencia poética, como conmoción de sentido?
Creo que el discurso emocional acompañado de un fuerte tono argumental es muy poderoso. Ahí se genera efectividad. Los puntos máximos de efectividad se dan cuando encontramos personas que pueden aunar lo poético -que para mí es salvador, además- con lo sólido argumental. De hecho, la ley de servicios de comunicación audiovisual tuvo esa fuerza de lo poético con lo argumental y generó masa crítica. Hace muy poco tiempo que nosotros disputamos desde la centralidad política esto que siempre estuvo relegado a la retaguardia o a la academia. En un punto, me parece que esta es la narrativa del kirchnerismo, la de la política en la juventud, la de haber acercado a una generación de nuevo a la política.
¿Cuándo necesitás del lenguaje poético?
Lo uso para que una idea sea contundente. Dosificado. Se tiene que entender. Si escribiera una nota, sería un 85-90% de información y datos, y un 15% de lo poético.
Como Walsh….
Claro.
Es curioso y alentador lo que decís, porque mucha gente le atribuye a lo poético capacidad de confusión, no de contundencia.
Probablemente transiten esa idea desde el sentido común y asocien lo poético a lo romántico. Para mí es claramente un recurso de contundencia.
Tal vez el predominio de la prosa tenga que ver con la urgencia. Si todo es prosa, permea muy rápido. La poesía genera como un detenimiento, otra velocidad. Para gente muy apurada puede ser un obstáculo.
Es casi dilemático. Es atrapar la complejidad sin perder la síntesis que exige este tiempo. Porque estamos atravesados transversalmente por una crisis de atención, es la faz oscura de las redes sociales.
¿Cómo te llevás con esa urgencia?
Lo llevo con gran frustración personal. Me gusta mucho leer y me deprime no tener tiempo para poder hacerlo, sobre todo, ficción. Hace tres años, era un ritual, antes de dormir leía veinte páginas, mínimo. Ahora, antes de dormir, respondo mensajes en las redes sociales. Esta frustración es consciente, estoy todo el tiempo peleándome conmigo misma por eso. Soy docente en La Plata y es una batalla cotidiana motivar a mis estudiantes para que lean. Se suele decir ‘los chicos no leen’, pero tampoco leen los grandes. No es una cuestión generacional.
Y, en cuanto a los medios, tampoco son todos iguales…
También soy consciente de los límites del formato en los medios. En televisión, necesitás un título. En radio, un título y un poco más. Ahora, para lograr tres títulos, yo me leo tres libros. Por eso, en función de aprehender la síntesis sin perder la complejidad, se necesita mucha capacitación, mucha formación, mucha conciencia de política comunicacional. Yo soy una anti indignada. Si hay algo que no suma es la indignación. A veces -y esto es como una constante en mi discurso- tengo miedo de que nos muramos de diagnóstico. Entonces intento pensar en términos de qué puedo aportar al todo. De las llamadas nuevas tecnologías, aprendí que vos podés hacer cualquier cosa con ellas, menos frenarlas, este proceso no se detiene. Entonces, o nos peleamos y nos indignamos con las tecnologías o las travestimos como herramienta. La creación de “La García” tiene que ver con eso. En 2015, yo me quedé sin tres laburos, sin indemnización y con dos pibes. Venía de conducir la primera mañana de Radio Nacional, era columnista en 678 y, también, la columnista política de Víctor Hugo Morales en radio Continental. Ingenuamente, pensaba que Continental iba a ser nuestra trinchera. Es increíble cómo te juega la ingenuidad. Pero, con mi compañera Celeste Bianco, ya teníamos la idea de hacer algo en las redes. Entonces, ahí armamos la plataforma y comenzó “La García”. Intentamos dar vuelta el eje de rotación de la agresión. Incluso, decidimos no filtrar comentarios. La decisión fue no responder a eso, sino solo comunicar. Y, a pesar de los condicionamientos y los límites del formato, es gratificante haber logrado llevar adelante este proyecto.
Bueno, pero aceptar las limitaciones del formato es como aceptar la limitación de la verdad: si uno renuncia a la verdad absoluta, es mejor también renunciar a los efectos absolutos…
Correcto. Y salir de la toxicidad. Para salir de lo tóxico, no te tiene que abrumar ni lo negativo ni lo positivo. Ni que te insulten, ni que te digan “genia”, “sos la mejor”, porque eso también es peligroso, sobre todo en los medios, donde hay una erosión tremenda al ego. Pero vuelvo a la idea de no indignarse y actuar. En este caso, se trataría de potenciar el formato y hacer lo mejor que puedas según sus propias reglas, teniendo en cuenta sus límites y rompiéndolos cuando se pueda. Porque romper el formato implica, también, romper el cerco de los círculos comunicacionales propios.