La desobediencia: sobre la novela “La desobediente”, de Paula Bombara.
Por Esteban Massa

 

EL MONSTRUO FEMINISTA

Frankenstein, 1831.

Esta novela en clave epistolar, con una estructura de cajas chinas y una prosa simple, narra la historia de una mujer que, criada por su madre y su tía, se abre camino a partir de concurrir al laboratorio de su tío. Laboratorio suena un poco a Frankenstein. Y sí, no falta Frankenstein en el libro. De manera colateral el “modo Frankenstein”, es decir, por partes, se da a través del intercambio de cartas y relatos.

A su vez, la protagonista, Florence, funciona como analogía del monstruo. Ella queda huérfana en un accidente y es adoptada por sus tíos, el estricto profesor y científico, Waldman, y su esposa, Mildred, padres de tres varones: los nuevos primos/ hermanos, de la huérfana. Todo transcurre en la ciudad de Ingolstadt, Inglaterra, a fines del siglo XVIII.

 “Es a través de la desobediencia y la rebelión que se ha hecho el progreso.”
   Oscar Wilde

 

IMAGINEMOS

¿Imaginan ustedes que un hermano de ustedes y su pareja pierdan la vida en un accidente y solo sobreviviera su hija de trece años? ¿Qué harían? ¿Adoptarían a su sobrina?: “Una mañana recibimos la terrible noticia de la muerte de mi único hermano y casi toda su familia. Habían tenido un accidente marítimo durante sus vacaciones en Génova, Italia, la tierra de origen de mi cuñada Marcella. De los tres hijos, solo había sobrevivido la mayor, Florence, a quien decidimos ir a buscar y traerla a casa, para criarla como si fuera nuestra.”

¿Imaginan las sensaciones de una muchacha de trece años que pierde a todo su círculo íntimo y de repente se encuentra en viaje para vivir y ser criada por sus tíos?:” Apenas resolvimos las cuestiones legales decidimos volver a nuestra casa en Ingolstadt. Mi sobrina pasó el viaje con la vista puesta en las ventanas, ausente, pero tranquila. No había paisaje que le arrancara una exclamación ni cansancio que la llevara a quejarse.”

¿Imaginan cómo será que una prima se convierta en hermana? Y más, ¿se convertirá de verdad en hermana?

Así se desata un torbellino: la irrupción de un otro en un entorno familiar, la vida ordenada que desobedece al destino prefijado y se mete como un puñal para revolucionar existencias y relaciones que se transforman por el peso del ser que se suma al convite.

Con mucha perspicacia nos encontramos con un relato que nos permite ver cada vínculo con tono crepuscular. En esa claridad que oscurece, en ese borde, el cambio es transformación: “Mis hijos (…) pronto la aceptaron como hermana, intentaban hacerla reír, despertar su curiosidad, ayudarla en el habla y la escritura en alemán, llevarla a conocer sus escondites preferidos. Se me ocurre que ella se apegó a Peter, el más pequeño, porque era de la misma edad que sus hermanos. Y de la mano de él fue entrando en confianza con los primos mayores.”

 

TORBELLIINO EN ACCIÓN

Todo ocurre a comienzos del siglo XVIII, es en ese mundo donde una niña por demás perspicaz encontrará el camino para su deseo: “Una mañana en la que mi esposa me encontró observándola, me preguntó qué pensaba y expresé en voz alta un lamento acerca de su condición femenina. Ella sugirió llevarla al laboratorio. Sorprendido, me opuse de inmediato. Argumenté lo obvio: las mujeres no pueden ser parte de la Universidad de Ingolstadt.”

Enfrentar al mandato social, cruzarle el cuerpo. El músculo emerge fibroso con la potencia de la palabra. Palabra que persuade, rompe el tejido y el escenario cambia. Las alas de un pájaro se abren y el aleteo, aunque silencioso, no cede. Todo bajo un manto “verde”. Del cielo gris, gotas de libertad caen urgentes.

“Fueron los argumentos implacables de mi esposa, quien como ya te has dado cuenta es mi debilidad, y su promesa de seguir de cerca los pasos de Florence los que me convencieron de ponerla a prueba.”

De este modo, Bombara despliega la acción de una joven impulsada a la “desobediencia” por otra mujer, su tía. A partir de esa curva, se zambulló en el mundo universitario y científico. Es una clara y contundente manera de homenajear a las primeras científicas mujeres o, mejor, a todas aquellas que deseaban acceder al conocimiento.

Sirani-Herodias

La desobediente, Florence, quiere los mismos “privilegios” a los que acceden los hombres de la época. Pero también “desobedece” a las reglas sociales cuando decide esperar para casarse con uno de sus primos y terminar primero su carrera. Como si esto fuese poco, se disfraza de hombre para ir a la universidad. Y, cuando debuta en la maternidad, a los veintinueve años -tarde para la época-, decide amamantar a su hijo en lugar de que lo haga una nodriza: “Mi cuerpo y mi mente sentían y pensaban en direcciones opuestas, pues también yo estaba y estoy profundamente enamorada, le dije que esa no era una opción para mí. Es evidente que fui presa del miedo. No miedo a quebrar las reglas o ser descubierta por ustedes. No miedo a perder mi virginidad o a que Charles me abandonara. Miedo a que un embarazo antes de tiempo pusiera fin a todos mis sueños.”

Los hombres arriba del escenario son no más que garantes ingenuos del destino. Ellas, jalan la cuerda para que se abra el telón, con el miedo a cuestas y monstruos en vuelo amenazante. Y es acá cuando la narradora hace foco en aquellas luchadoras que desafiaron al oscuro mandato de época. Y, ante esa exuberante opacidad, pudieron ver por una hendija, el lado del bosque en el que pega el sol.

Paula Bombara nació en Bahía Blanca en 1972. Vive desde muy pequeña en Buenos Aires. Es bioquímica de profesión, pero desde 2004 se dedica en exclusivo a escribir tanto ficción como no ficción, especialmente para público infantil y juvenil. Lleva adelante un blog llamado «Desde mi cristal», en el cual publica reflexiones, ensayos y se permite enlazar la ciencia con el arte cada vez que encuentra oportunidad.
paulabombara.ar

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