Por Virginia Saavedra
Velocidad: Conversación con Sandra Fuentelaba.
“DECIR ES PODER” Y PROCESOS QUE NOS TRANSFORMAN
Explicar no alcanza. Lo tenemos muy en el cuerpo. El cuerpo docente es uno que se transforma y conforma todos los días. No es un oficio, no es un apostolado: es un ejercicio de transmutación del cuerpo singular y colectivo. “El cuerpo docente de la escuela secundaria Nº 6 de la Villa 21-24-“, Claro, así nos dicen. Aunque no podemos decir qué somos exactamente. No, mientras lo estamos siendo. Nombrarse es siempre de después. Y estamos dentro. Podríamos aproximar: hablar de transformación social, de un diálogo cotidiano donde construir juntos nuevos saberes, siempre emancipadores.
Pero la interpelación es la figura que acerca a nuestro hacer, más que a nuestro ser.
Fue a partir del año 2013. Nuestra primera promoción de egresados- la gran mayoría, primera generación de su familia en finalizar el secundario- nos interpeló primero: ¿Habremos hecho todo lo que podíamos? ¿Alcanzaba con lo que habíamos logrado? ¿Qué nuevos desafíos con el barrio y la comunidad implicaba que los primeros estudiantes finalizasen? Entre conversaciones y mates, el cuerpo de todos y los cuerpos singulares se interrogaban.
Algo sí sabíamos: por trabajar en el barrio y compartir con los estudiantes y su familia, sabíamos que muchos de los vecinos no habían podido estudiar y otros, finalizar sus estudios.
“Decir es Poder”, la palabra hecha- también- cuerpo. No con un nombre. No una palabra de un solo bautismo, sino de los modos de renombrarnos entre todos. “Decir es poder” es un programa pedagógico de alfabetización de adultos que será realizado por egresados y estudiantes de la única escuela secundaria deeste barrio, de alrededor de 60 mil habitantes. Estos jóvenes saldarán esa diferencia intergeneracional, reconstruirán el tejido social del barrio, erradicarán el analfabetismo de la Villa 21-24. Sí, eso es parte del asunto. Pero hay otra: un exceso de sentido que sólo circula en el cuerpo como una urgencia de la sangre, de la que no podemos decir mucho.
Pero podemos, por ejemplo, abrir la palabra a otros.
El viernes 17 de abril en la sede de Cetera, egresados, estudiantes y docentes nos encontramos a conversar con Sandra Fuentealba sobre este proyecto y también- por supuesto- por el estado de la causa Carlos Fuentealba II. Compartimos las palabras de ese encuentro.
EL DOLOR TAN ÍNTIMO
Sandra Fuentealba.
Gracias, chicos, por venir, por estar acá. A mí siempre me emociona mucho cuando me encuentro con alumnos o egresados, con compañeros docentes jóvenes que recién ingresan a la docencia. No soy la misma. Sandra no es la misma delante de ustedes que delante de una multitud de 30 mil personas en una marcha. No soy la misma. Porque realmente me dañó tanto el asesinato de Carlos, en lo más íntimo … y, a pesar de que salí con las banderas de Carlos, la herida estaba dentro de mí, dentro de esa maestra de primaria que fui por casi 20 años, allá, en Neuquén. Trabajé muy poquito tiempo acá en Buenos Aires, en la zona norte, porque yo egresé de maestra de primaria en Vicente López. Y, en aquella época, yo tenía ganas, formaba parte de un grupo de gente que decía “el sur también existe”. Entonces, uno quería ser maestro del sur, y hacia el sur me fui.
EL PREDICADOR ATEO
La mayoría de los alumnos que uno puede visitar en Neuquén, con los que nos podemos encontrar, no tienen en la mente las problemáticas sociales ni los núcleos del trabajo en sí ni la problemática de la organización sindical del trabajador. Empiezo por acá, ¿saben por qué? Porque Carlos estudió en el campo, en la cordillera. Se fue a Junín. Le costaba mucho estudiar. Salió de la escuela salesiana, de la de los curas, a quienes él no quería porque decía que le tiraban de la oreja, del pelo, que lo maltrataban. Pero él también heredó algo de los salesianos: más allá de que era un marxista y se reivindicaba como ateo, toda la función en su trabajo fue muy similar a la de un predicador. Y, en muy poquitos años, es increíble el trabajo que Carlos realizó, habiendo egresado grande.
Él siempre tuvo esa ansiada, esa deseada vocación de querer ser maestro. Pero el trabajo se lo imposibilitaba. Cuando nosotros dos nos conocimos, al año y medio, dos, me quedé embarazada de mi primera hija. Fue casi imposible pensar que él fuera a estudiar. Así nos conocimos: yo maestra, que venía de Buenos Aires y Carlos, que estaba trabajando en el sindicato de la construcción. Él había trabajado en la construcción, había egresado de la escuela técnica, era técnico químico. Y lo voy a definir en otras palabras: un hombre de campo que tenía una mirada sindical- casi podríamos decir- que la formó él solo, viendo las injusticias con los peones del campo, por parte de los “gringos” que mandaban en las estancias. Eso fue lo que lo hizo de Carlos un joven con una mirada especial. Con dolor por las desigualdades, por ver que “el gringo” trataba mal a los peones. A veces por regalarle un pedazo de carne, un pedazo de vaca, el gringo les bajaba el sueldo. No les pagaban el salario que correspondía, no tenían un montón de derechos. Carlos nace así, surge ahí y va haciendo un camino hacia la ciudad de Neuquén, donde se va perfeccionando en su estudio, en su investigación.
UN QUÍMICO SOCIAL
Yo, alguna vez, lo definí como que él era un químico en “cuestiones sociales”, porque a él le gustaba mezclar la química con la política y con la educación. A veces, en sus charlas, no sabías muy bien a dónde iba, ¿no? Es más, algunos amigos decían “dejá de filosofar, Carlos”. Y, de todas esas ideas, una de las más importante era que los obreros recibieran educación. Y esa educación no tenía que ser una escuela de obreros, sino que la escuela tenía que ir a la obra. Porque el obrero no podía dejar de trabajar. Eso él lo había vivido con los viejos de las obras, porque él trabajó en la UOCRA, casi ad honorem. Recibía un sueldo muy bajo en un momento en que la UOCRA no era la UOCRA de ahora, sino que había un partido de izquierda que, allá, en Neuquén, tomó transitoriamente la organización del sindicato. Duró muy poco esa experiencia, no se pudo concretar: la UOCRA se perdió y volvió a ser ganada por la burocracia sindical. Nos conocemos en eso: en un sueño. En el que los obreros de la construcción iban a poder ser defendidos de todo tipo de cosas: de accidentes laborales, etc. Carlos trabajaba de eso cuando yo lo conocí. Y yo, con un sindicato como ATEN…, pero yo ya iba con una experiencia de acá, con SUTEBA. Este sindicato había surgido hacía poquitos años, en el ´85, yo me fui en el ´89. Pero me fui con una imagen de lo que era SUTEBA en aquel momento.
DE SUEÑOS TRUNCOS Y PINCELES DESENTERRADOS
Pasé casi todos mis años allá. Trabajé en la cordillera. Fui maestra de grado. Después estudié para profe de Bellas Artes de primario y, hace poquito tiempo, volví a Bellas Artes y finalicé el profesorado de Nivel Superior. Así que, en el 2013, me volví a recibir. Siempre en la docencia.
Carlos egresó de grande porque empezó a estudiar de grande. Egresó en el 2004. Fíjense que, en total, 3 años trabajó como maestro. En el momento en que él egresa tenía 37 años. Cuando lo asesinan, tenía 41. Yo tenía 40. Mis hijas, en ese momento, tenían 10 años y 14. Camila iba a cumplir sus 15. Estábamos planificando su fiesta. Fue difícil. Porque es una edad en la que las mujeres miramos mucho a nuestros papás. Será por ese ritual que, aunque nosotros no le dábamos mucha importancia, quedó ese sueño truncado para Camila. Camila, hoy, a pesar de todas las cosas que pasó, ya cumplió 23 años, está en 3er año de profesorado de Ed. Física y volvió a elegir la educación, aun con todo lo que nos pasó, con todo el daño que vio en su mamá. Yo estuve 8 años casi sin trabajar; este año volví a la educación pública de Neuquén. Pensé que no iba a volver más, que enterraba los pinceles, que enterraba el guardapolvo junto a Carlos. Pero hubo un proceso muy importante: la militancia, la militancia sindical, la militancia política: rodearse de todos estos compañeros y aprender. Yo aprendí. Ayer fue un día en que yo aprendí en mi mayor homenaje a Estela Maldonado(*), esta gran compañera. Nosotras no veníamos del mismo “palo” político. Ella sabía que yo había sido marxista en mi juventud y ayer, contando nuestras vidas, tuvimos muchos momentos comunes. Esto de la proletarización de la educación. Ella iba a las fábricas, yo también y lo vivimos con Carlos.
LA PODEROSA SEMILLA
Yo creo que quienes atraviesan esos caminos, como lo están haciendo ustedes con las experiencias estas, luego serán los mejores compañeros que van a transformar la realidad, que van a enseñar a transformar la realidad. Tal vez no la podamos transformar del todo nosotros, pero sembrando la semilla de la transformación, todo cambia.
Analía Vega es egresada de la primera promoción de la Escuela Secundaria Nº6 del Distrito escolar 5to., coordinadora del proyecto y participante activa desde la primera hora. Es una joven de 20 años que, hace 11, llegó al barrio con su familia desde Paraguay. En la charla le comentó a Sandra Fuentealba:
Eso es lo que nosotros creemos. A veces sucede que, en el lugar donde estamos, esperamos el cambio y nos quedamos con las ganas de que el cambio suceda. Pero lo que habría que entender es que no va a pasar nada si nosotros mismos no empezamos a transformar las cosas que no nos gustan. Con este proyecto, me di cuenta de que nosotros vamos a generar el cambio. Y es, gracias a personas como Carlos, de las que uno aprende que hubo alguien que quiso hacer algo. Estoy segura, un gran cambio en el barrio va a salir de nuestras propias manos. Somos un barrio que siempre está esperando algo y a veces, por sólo esperar, nunca pasa.
Bueno, ya está pasando algo. A veces, cuando uno está dentro de un proceso, no puede ver tan claro los cambios que se van produciendo. Pero los que están afuera sí lo ven. Te digo porque a mí me pasa con la causa de Carlos. A veces la gente me dice “Qué bueno, qué gran paso. Te felicito.” Y yo no lo siento así. Me parece que siempre podría haber hecho algo mucho mejor o más. Porque uno tiene una exigencia mucho mayor y una expectativa grande por estar tan comprometido. Pero lo bueno que tenemos los militantes es que tenemos esa esperanza. Tenemos referentes políticos y sociales de todo tipo, y de todos ellos aprendemos algo
Para nosotros, que estamos en el proyecto, no es fácil darnos cuenta, quizás. Pero los docentes que nos acompañan, todo el tiempo nos dicen: “¿vieron? ¿Se están dando cuenta?”. Nosotros tenemos de referentes a los docentes que se animaron a trabajar en la escuela que tenemos dentro del barrio. Y este proyecto no sería posible sin ellos.
LOS PIBES NO COMEN PETRÓLEO
Sí, claro…, vos sabés que, cuando yo los vi, me acordaba mucho de los alumnos de Carlos. Porque él trabajaba en un vespertino. Cuando empezó a trabajar, era más fácil tomar horas de física y química. Empezó trabajando en las escuelas más marginadas de Neuquén. Nosotros también vivíamos en una zona de barrios, barrios de viviendas hechas por la provincia antes de los ´90, donde algunas casas se pagan y otras no se pagan. Son de laburantes. Después no hubo más viviendas. No hubo más planes de vivienda, porque una de las cosas que pasaron fue el neoliberalismo de los ´90. Y, después, en Neuquén tuvimos además el de Sobich, el gobernador que ordenó el operativo en el cual fue asesinado Carlos. En eso de que faltaba la vivienda, empiezan a surgir las tomas y cada vez eran más. ¡En la provincia petrolera! Por eso, en el discurso de este año en el acto de homenaje por los 8 años del asesinato de Carlos, yo dije: ¡Nuestros pibes no comen petróleo! Lo grité así. Porque, en una provincia tan rica, ver la pobreza que hay es realmente indignante. A los chicos… ¿qué les podemos decir? Tenemos la represa hidroeléctrica que provee energía a gran parte del país. Tenemos petróleo y gas. Es la provincia más rica y, sin embargo, hay mucha pobreza. Lo que sucede, también, es que no hay mucho trabajo social ni territorial, ni trabajo como el que están haciendo ustedes en los barrios. Los únicos que han hecho algún trabajo social, sobre todo en el ámbito de la salud, son algunos hospitales, porque la situación llega a ser alarmante. Pero no hay muchos proyectos educativos, porque las escuelas quedaron tan resentidas por el asesinato de Carlos, que existe la sensación de que es difícil llegar a creer que uno puede cambiar la realidad.
REDOBLAR LA APUESTA
Yo lo que hice fue apostar el doble. No sólo luchar para que se hiciera justicia, para que ese dolor interior saliera de todos nosotros y, así, favorecer el futuro de los pibes; sino también construir organización con los docentes y con los pibes, porque hay que confiar en que las cosas sí se pueden cambiar. Si no creemos que las cosas sepueden cambiar, si no creemos que es posible que ese movimiento, el MPN de Neuquén, no tiene que gobernar más la provincia, lo volvemos a matar a Carlos. Y lo matamos de la manera más terrible, la que uno no quiere, que es abandonar la lucha. Por eso yo salgo por todo el país. Porque es la bandera que no tengo que abandonar de Carlos. Porque es la que yo construí con él. Esa bandera que hicimos con él, la que hicimos muchos. Porque los que somos militantes de la vida tenemos que creer que todo puede cambiar, que las realidades se cambian. Ustedes son muestra de eso.
Yo sé que muchos alumnos de Carlos tuvieron de él un gran profesor, una gran persona. Carlos daba clase y les dejaba tener los bebés en la clase, cosa que no se permiten mucho en la escuela.
Micaela Luque, alumna de 5to año de la 6 del 5, replicó: en la nuestra, sí.
Claro. Me imagino. Carlos era especial porque, antes de ser docente, trabajó en la fruta, en comercio, en el correo, en la construcción, trabajó en tantos lugares que, cuando llegó a ser maestro, era un maestro muy especializado en todas las áreas, de todos los trabajadores. Un maestro que tenía una gran experiencia y, desde muy chico, un modo de no bancarse la desigualdad. “¿Por qué ellos sí y yo no?” Él tenía un dicho. Eso lo comenta una de sus alumnas en el documental que se hizo sobre él. “Si yo pude, ustedes también van a poder”. Él se ponía de ejemplo. Esta alumna recuerda: “él creía en nosotras cuando nosotras no creíamos en nosotras mismas”. Ella cuenta que, en un examen, ella le dice: “Profe, esto es chino básico. Yo me voy. Esto no lo sé hacer”. Ella es mamá de 3 hijas, tiene mi edad. Milita conmigo a la par, ahora. Ella cuenta esta experiencia, que se iba del examen enojada “hasta lo puteé y todo”, dice. Pero, cuando ella se estaba yendo, Carlos le dice: “No. Venga. Quédese acá”. Carlos trataba de usted a los alumnos porque es una costumbre, en general, de la gente del campo, de respeto, con cariño, no de distancia. Entonces, le dijo: “Venga. Vamos que usted puede”. Y dice ella que, cuando quiso acordar, estaba haciendo los ejercicios. Cuando ella cuenta esto, llora mucho porque todo en su vida había sido muy terrible, había sufrido mucho. Tuvo una infancia muy pobre, había juntado cartones. Recibió maltrato de su familia, de una pareja. En un momento le habían sacado a sus hijos, después los recuperó. Sigue sufriendo algunas cosas. Pero ella siempre recuerda: “cuando mataron al profe, fue la gota que rebalsó el vaso en mi vida”. Que le mataran al profe fue algo que no lo soportó. Para ella fue una gran pérdida por todo lo que él daba. Como ella, hay varios alumnos de él que están militando conmigo, que lo tienen a Carlos muy marcado en sus vidas, que luchan para que esos 15 policías que están imputados en esta causa sean investigados y se los condene.
EN LA RADIO HABLABAN DE TI
Pero también estamos peleando para que al ex gobernador Sobich se lo llame a declarar por la orden que dio. Hubo un operativo de 6 grupos de policía especial ese día, muy armados. El subsecretario de seguridad de Sobich estaba en ese lugar. Había más de 800 maestros. Corrían por el campo tratando de refugiarse como lo hizo Carlos, que se refugió en un auto. Pero los policías tiraron una granada a la cabeza, eso fue así: un tiro a la cabeza. ¿Por qué hablamos de operativo? Porque estos policías hicieron eso de forma ordenada y eso se ve en las imágenes.
Pocos quieren realmente que se condene a la policía y a los jefes policiales por ordenar este operativo. Nosotros sabemos, además, que esta orden cae del poder del ejecutivo, del propio gobernador. Estábamos en el lugar, pero no se cortó la ruta. Nos estábamos yendo. Yo digo “nosotros” porque defiendo tanto a los que estuvieron ahí y a Carlos, que pareciera que yo estuve ahí. Pero no. Yo estaba en mi casa con mis hijas. Escuché por la radio que lo habían matado. Y siempre me quedó ese sentimiento de decir “por qué fue él y no fui yo”. Como si le hubiera podido salvar la vida a él o me la hubiera podido salvar yo. Y realmente no. Se buscaba matar a alguien para escarmentar porque estábamos enfrentando a ese gobierno. Yo creo que ese ataque a la cabeza no era para Carlos. Desde lo simbólico. y desde lo real, ese disparo iba para la cabeza del sindicato. Porque estábamos enfrentando esa política que quería mantener Sobich allá: mano dura. Mejor ejemplo que puedo poner: Macri.
NINGÚN RECLAMO VALE UN MUERTO
Nos persiguieron, persiguieron a los dirigentes, hicieron trabajos de inteligencia. Hay un montón de cosas que deben salir a la luz, para que no vuelva a pasar. Este es el objetivo, seguir luchando. Ahora, además, somos muchísimos más que antes. Yo tengo el orgullo de decirles que estos compañeros, estos dirigentes, como los compañeros de la Ctera, no abandonaron un sólo minuto esta lucha y, desde el primer momento, me vienen acompañando. El asesinato de Carlos fue el 4 de abril y yo el 8 de mayo fui recibida, acá, en Ctera. Desde el primer instante les dije a los compañeros que esta lucha la tenía que encabezar primero el sindicato ATEN y, en segundo lugar, la Ctera. No pensé si pensábamos igual o no. Pensé que las estructuras son de los trabajadores y nos tienen que cuidar, nos tienen que defender también en el trabajo cotidiano. El único enemigo que yo tenía era Sobich y los que habían ordenado ese operativo. Yo quiero que sean condenados los policías, que vayan a una cárcel federal y que no tengan ningún tipo de privilegio. Y, por otro lado, que estos 15 policías digan que recibieron órdenes y de quién. Porque la noche anterior al operativo, todos los jefes policiales estuvieron reunidos junto a Sobich y a ciertos funcionarios de su gobierno, organizando eso. Es decir: desde el gobierno se pensaba que esto tenía que ser “EL” escarmiento, el gran escarmiento. Yo pienso que fue un error que fuéramos ese día a Arroyito, fue un error político porque, mientras haya un muerto… la vida de una persona no vale ningún reclamo de nada. Así les digo. Hay compañeros que piensan que la muerte de Carlos fue como un costo a pagar por una lucha tan grande. Pero yo no lo acepto y no lo voy a aceptar nunca: la vida de los compañeros, de los pibes, la vida de la gente, la vida de todos nosotros vale mucho más que cualquier tipo de reclamo. De eso, creo, tenemos que ser muy consientes como dirigentes. Tenemos la responsabilidad de cuidar a mucha gente, de cuidarnos .Eso es otra cosa que tengo en común con Estela Maldonado: ella nos cuidaba a todos. Ella siempre nos llevaba así: “Vamos para adelante, vamos para adelante, pero con cuidado”.
Bueno, yo no voy a hablar más. Muchas gracias.
RETOMAR BANDERAS
Maximiliano Malfatti, docente fundador de la 6 del 5. Coordinador general del proyecto, delegado sindical de la UTE. Trabajó como alfabetizador de adultos en barrios del conurbano bonaerense. En la charla con Sandra dijo:
Nosotros nos alimentamos de todas estas luchas de los compañeros como Carlos. Nosotros creemos que a los compañeros luchadores no se los mata; se los siembra, en todo caso. Y nosotros recogemos ese fruto y de eso nos alimentamos.
En el barrio, por ejemplo, los compañeros que soñaban con un plan de alfabetización van a ser homenajeados el próximo 30 de abril, porque forman parte de la lista de los 30 mil desaparecidos y eran los militantes de una incipiente comisión vecinal que se estaba organizando por primera vez en el barrio. Por eso nosotros retomamos las banderas y cumplimos el sueño de los todos los que nos antecedieron.
Asumimos el desafío de ir al barrio a proveer otra mirada, porque está muy estigmatizada la mirada construida por los poderosos sobre el barrio. Cuando nos juntamos por primera vez con los chicos para hablar del proyecto “Decir es Poder”, les dijimos que, con los compañeros docentes, nos animábamos a cualquier cosa con ellos. Ellos fueron la primera promoción de egresados y, en general, los primeros de sus familias en finalizar los estudios secundarios. Ellos llegaron a una escuela que tenía sólo dos aulas. Cuando comenzaron a cursar el segundo año, se tenían que turnar porque no había espacios para todos los chicos. Hoy, conquistaron un nuevo edificio, que no lo está construyendo un gobierno amigable con nosotros. Con las movilizaciones, le sacamos 40 millones de pesos al gobierno de Macri para que haga un edificio en la villa.
VAMOS POR EL OTRO
Tenemos pibes que vinieron de otro país, se afincaron y se apropiaron del barrio, donde conquistan todos los días su futuro. Tenemos madres muy jóvenes, que están con sus hijos e igual se suman. Una escuela, cuando es del pueblo y no para el pueblo, busca formar dirigentes. Busca emancipar, liberar. Y esa es la 6 del 5. Ellos van a terminar con eso de que los jóvenes de las villas son vagos, delincuentes, drogadictos. Decir es poder primero se propone revertir la injusticia que sufrieron los vecinos más antiguos del barrio, los primeros pobladores; en su momento debieron resistir la erradicación de la villa parándose delante de las topadoras. También les tocó organizar la olla popular para compartir la comida con los vecinos en los ´90. Esos vecinos también consiguieron que se hiciera una escuela para sus hijos en el barrio. Ellos no pudieron ir a la escuela. Repito: nosotros no olvidamos. Porque esa mirada que sostiene “lo único que quiero es irme de la villa” no es la que planteamos. Hay una identidad de la villa y es respetada. Estos pibes plantean “vamos por el otro” son chicos que quieren cambiar las cosas. Y nosotros, como docentes, acompañamos esa mirada. No son más sólo alumnos nuestros, ahora son nuestros compañeros.
PIBES – LOCOMOTORAS
Ángel Aquino, alumno de 5to año de la 6 del 5: que no nos subestimen, que somos muchos.
Saben que mi hija, la de 18 años, decidió estudiar medicina. Ella tenía 10 años cuando asesinaron al padre. Era difícil porque para todos ellas eran “LAS” Fuentealba. Son tímidas y no les gusta ese perfil. En realidad, es raro, porque Carlos también era tímido y, sin embargo, siempre fue una “locomotora”. Ellas también son “locomotoras”, pero no quieren tener ese perfil alto.
Maximiliano Malfatti: Acá también hay muchos que no quieren hablar pero…
Sandra Fuentealba: Son locomotoras,¿no?
REANUDAR LA BATALLA
Mario Gómez, vecino de la villa 21-24: Cuando empezamos con el proyecto, estábamos en el espacio de la Casa de la Cultura, donde se hacen artes plásticas. Entonces, hice subir a una compañera del barrio, Celia González, que vivió, como nosotros, la generación diezmada, la dictadura. Ella es una de las principales organizadoras para homenajear a nuestros compañeros desaparecidos. Me acuerdo que la agarré a Celia, la subí donde estaban los chicos y le dije “Celia, dales una charla”.
En aquella época, en los ´70, Celia ayudaba y acompañaba, no era la docente. Ese trabajo lo hacían compañeras como Diana Oesterheld, Vicky Walsh, Teresa Godoy, y otros. Entonces, ese día del primer encuentro, Celia tuvo una charla con los chicos y los tocó en lo más profundo. La avalancha, el tren, el expreso, el colectivo, son ellos. Hoy tengo un doble orgullo: acompañar a estos chicos que reanudan banderas y la batalla histórica del barrio: luchar contra la inequidad; y además, tener esta charla con vos, Sandra.
Micaela Luque, estudiante de 5to año de la 6 del 5: Nuestros maestros de la 6 del 5 son nuestros Carlos.
Emocionados, con alegría por el encuentro, nos fuimos despidiendo de Sandra.
Todos, nos alejamos lentamente. Como quien no quiere dejar de sentir las palabras- sus ecos- llenas de imágenes, cuerpos en acción, palabras hechas cuerpos que se van mientras permanecen, allí donde han fundado territorio. A la lenta velocidad de las transformaciones.
Mientras nos íbamos, sentimos en nuestros cuerpos guardapolvos y, dentro de ellos, bolsillos repletos de ideas y pinceles.
(*)Estela Maldonado.Dirigente Nacional de Ctera. Maestra Normal Nacional. Asistente Social. En el campo docente, fue Maestra de Adultos en Dinea y Maestra de Grado, en Provincia de Buenos Aires. Asistente Social en la Municipalidad de Vicente López, Rama Primaria, Provincia de Buenos Aires. Secretaria de Derechos Humanos del SUTEBA (2000-2006), Secretaria de Educación de la CTERA (2004-2007).Secretaria General de Ctera (2010-2014)