La Persistencia: Mujeres Unidas de la villa 21-24 contra la violencia
Por Virginia Saavedra
A mis compañeras de la 6 del 5,
ejemplo de lucha y de trabajo.
A nuestras alumnas y egresadas de la 6 del 5,
por ser siempre tan valientes.
TRANSITAR JUNTAS
A partir de una situación muy dolorosa, como el femicidio de la joven Micaela Gaona, un grupo de mujeres, encabezado por su entorno más cercano- su madre, hermanas, amigas, vecinas, docentes y militantes sociales del barrio- decidieron juntarse, encontrarse y transitar el dolor de manera colectiva para, al mismo tiempo, construir a partir de este sentimiento. Esta es la historia de un grupo de mujeres que supo convertir el dolor en lucha, la impotencia en organización, la violencia en trabajo.
CIRCULAR LA PALABRA
Es una tarde fría de invierno. Algunas mujeres reunidas en una esquina. Esperan. Conversan. Caminan hasta el punto de encuentro. Allí, otras las esperan. Algunas, madres. Otras, abuelas. Otras, hijas. Todas trabajadoras.
La escuela secundaria del barrio es el lugar de reunión. Mujeres de diferentes edades sentadas en ronda, se miran a los ojos. Comparten el mate. Al principio, todo es silencio. Poco a poco, la palabra comienza a circular. La angustia por la muerte de Mica, el cariño que todas- de distintas formas y en distintas intensidades- sienten por ella. Comienza allí, en ese instante, un espacio amable para llorar la pérdida y exigir justicia. Comienza allí, en ese instante, un espacio de solidaridad, necesidad de compartir, de pensar, formarse y organizarse para promover los derechos de género y acompañar a otras mujeres a transitar situaciones de violencia. Comienza allí “Mujeres Unidas”.
LA POBREZA TODO LO MAGNIFICA
El 23 de julio pasado, la joven Micaela Gaona fue asesinada por su ex pareja y padre de su hijo, en su casa en la villa 21 24, de Barracas. “En sociedades capitalistas como la nuestra, la violencia machista- con cotidiana frecuencia- se cobra vida de muchas mujeres en todo el mundo occidental. Sin embargo, cuando una mujer es víctima de violencia de género en los sectores populares, la pobreza todo lo magnifica. Mica fue una joven de 20 años, en cuya vida persistieron varias vulneraciones de derechos: de vivienda, de educación, de salud, de trabajo. Finalmente, llegó su muerte. Y luego vino la vulneración de un último derecho: cuando los oficiales llevaron a cabo las pericias”. Así lo señala Gabriela Carpineti, abogada de la familia Gaona e integrante de este colectivo de mujeres.
Apareció la necesidad de construir un espacio de protagonismo de las mujeres y de un abordaje de problemáticas que afectan de maneras distintas- desiguales- a la identidad femenina y a la identidad masculina. Estas problemáticas no son un asunto personal, puertas adentro, sino que representan una problemática social y, por ende, una problemática política. «En las reuniones fue surgiendo que el femicidio de Mica no resultó un problema individual- ni por su forma de ser, ni por el vínculo de pareja que tenía construido- sino que expresa una problemática invisibilizada: la violencia machista. No fue un crimen más: fue un episodio que denota una forma de vincularse entre hombres y mujeres. Y, si bien la violencia contra las mujeres no distingue clases sociales, se suceden miles de muertes silenciosas en los sectores populares que no cuentan con prensa y difusión. ”
SER MUJER: UNA CONDICIÓN POLÍTICA
Jordana Secondi, docente de Micaela en la Escuela Secundaria 6 y participante del grupo, comenta respecto de las reuniones que se realizan todos los lunes a las 18:00 hs en la escuela donde estudiaba Micaela: “Lo que circula en el grupo es reconocer que la condición de mujer se transformó en una condición política. Una condición que nos permite construir desde esa condición y dar respuestas a esa condición: qué es ser mujer en determinado contexto y en determinada situación. El femicidio, en el caso extremo de Micaela, pero también en el de otras compañeras que sufren violencia en la familia. Eso nos da la oportunidad de entender a otras que no tenemos esas situaciones. Desde ahí, también nosotras podemos pensar otras violencias de las que sí somos víctimas como la violencia laboral. Por ejemplo, en un ámbito donde la mayoría de los cargos de base son ocupados por mujeres, como es la docencia, los cargos directivos, la dirigencia sindical e incluso los cargos de funcionarios de educación de diferentes gobiernos acaban por ser ocupados por hombres, y no por mujeres, que son a las claras la gran mayoría.
No se trata sólo de pensar lo que les pasa otras. Entender siempre sirve de espejo. La violencia contra unas refleja, en parte, violencias ejercidas sobre algunas otras.
“El grupo se propone dar respuestas concretas, colectivamente, a distintas situaciones que las compañeras identificaron como cotidianas. La cuestión económica, por ejemplo, muchas veces complica la situación de las que necesitan lograr su independencia, su autonomía. Se trató de conseguir mejoras para enfrentar situaciones de violencia y en eso fue fundamental el acompañamiento y la solidaridad de distintas compañeras de diferentes espacios gubernamentales, de organizaciones del barrio, etc que fueron aportando herramientas, formación», afirmó Secondi.
MUJERES: CUERPO A CUERPO
La problemática en torno a las condiciones de trabajo fue una de las más señaladas por las participantes del colectivo. “Nos propusimos crear una forma de trabajo colectiva que no estuviera regida por la disciplina patronal, que permitiera crear vínculos distintos entre las trabajadoras”. La cooperativa lleva el nombre “Mika”, en homenaje a Micaela Gaona. Esta iniciativa les da la posibilidad de transformar el dolor y la violencia en trabajo libre, solidario y organizado. Una alternativa para fundar relaciones de confianza desde la creación y producción femenina. Ya que, desde la bellezas y las estéticas, se abre “una posibilidad de vincularse con otras mujeres y de construir un diálogo. Cuando una va a hacerse las manos o a depilarse se genera una intimidad con quien realiza ese servicio al cuerpo de una mujer. Se genera intimidad porque estás confiándole tu cuerpo a esa otra para que te ponga linda. Ese vínculo de confianza permite hablar de ciertas cosas que, de otra manera, resultarían más difíciles”,explica Gabriela Carpineti.
La solidaridad, el apoyo, el acompañamiento y la organización resultaron muy importantes para lograr que la causa se caratule como femicidio. Para pedir justicia. Para que pedir Justicia no sea una utopía, ni algo peligroso, ni difícil, ni idiota, ni repetitivamente vano. Justicia y ya. Justicia para Micaela. Para todas. Por eso, el colectivo de Mujeres Unidas viajó a Mar del Plata al Encuentro Nacional de Mujeres para compartir su experiencia y llevar su reclamo por una economía al servicio de la condiciones femeninas y sus necesidades, sin explotadas ni precarizadas.
“El patriarcado nos quiere víctimas, nosotras nos queremos bellas y bestias. Sobre todo eso: queremos querernos.», enfatiza Carpineti.
Solidaridad, trabajo y organización para subvertir el elitismo en el acceso a «lo bello», para interpelar los cánones impuestos del estar «lindas».