El Desaliento: Sobre la serie Mr. Robot y qué es ser zurdito para Hollywood
Por Santiago Resnik
COMO APORÍA AL DEDO
Cada tanto, se puede decir que algunas propuestas audiovisuales «escapan» al dominio estupefaciente del discurso automático capitalista. O, tal vez, los precursores de dicho discurso las dejan escapar, con ese dejo sádico tan característico: «Mirá, esta serie te va a mostrar todo lo malo que el ser humano hace de este mundo y es exactamente lo que nosotros hacemos. Entonces, te lo masticamos en forma de serie para que te enfermes un poquito más».Esa tensión recorre «Mr. Robot», la nueva serie yankee que engloba hackers, la opresión económica de multinacionales, aspiraciones revolucionarias y el infaltable toque del imaginario hollywoodense.
El personaje principal, Elliot Alderson, genio de la ingeniería de sistemas, con algunos problemas de ansiedad social, tiene el delirio revolucionario de hacer caer -desde su computadora- a la (ficticia) multinacional que domina el planeta. Hasta acá venimos zurditos, todo muy lindo. Sin embargo, con el correr de los episodios, la genialidad de Elliot -si bien se preserva- comienza a mostrar sus aristas psicóticas, degenerándose capítulo tras capítulo.
El filósofo Darío Sztajnszrajber, en la entrevista con El Anartista, mencionó el libro «Aporías», de Jacques Derrida. Algo resonó de esa palabra y la googleé: punto donde un texto se pone en contradicción consigo mismo. Y, como las series y películas también son textos, el concepto aporía viene como anillo al dedo para hablar de “Mr. Robot”.
Dejo resonar la palabra y primero te cuento un poco de qué va la serie, ya volveremos a esta reflexión.
MR. ROBOT 101, ¿QUIÉN ES ELLIOT ALDERSON?
Primero lo primero. Para enganchar espectadores entre la nueva generación -esa que dentro de algunas décadas tomará el poder- se necesita un personaje que los identifique: un joven de veintitantos (en realidad, un actor de treinta y tantos), simple, con su camperita negra -capucha siempre puesta-, absorbido por estupefacientes, pero sin cruzar la barrera de adicción. Con alguna fobia social moderada (para que la mayoría sienta la cercanía de «sufrir algo»), con un trabajo estable y un salario que le permite vivir. El personaje debe penetrar en los espectadores, ¿cuándo tuvimos un protagonista desempleado, adicto y encima fóbico? Exacto, jamás.
ASÍ HABLABA ELLIOT:
“Anoche tenía el cumpleaños de mi mejor amiga. Mi psiquiatra me recomendó enfáticamente que fuera, dijo que debía trabajar mi ansiedad social, sociabilizar, largar la computadora. Vi a mi amiga dentro del bar junto a compañeros de trabajo y andá a saber de dónde más. Seguramente, algún familiar, novio, amigos del novio, música de moda a todo volumen. En fin, tal vez se trataba justo de lo dicho por mi psiquiatra, pero a esa catarata de información no la quise. Nunca elijo recibir lo innecesario. Anoche tenía que ir al cumpleaños de Ángela. Tenía. Pero seguí de largo.
Ron, el dueño, sentado a una mesa contra la pared, de espaldas a la entrada, con un café y su tablet en mano. Me senté frente a él -este es mi ejercicio contra la fobia social- y le dije:
-Vos sos Ron -señalándole el cartel gigante en la pared “Ron´s coffeeshop”- pero tu verdadero nombre es Rohit Mehta y te lo cambiaste a Ron cuando compraste tu primer local, hace seis años. Ahora tenés 17 locales y ocho más para el próximo trimestre.
En su tez india, los ojos redondos con el blanco resaltante pasaron de sorprendidos a la defensiva:
-¿Te puedo ayudar con algo?
-Me gusta venir acá porque tu WiFi vuela. ¡Es tan buena! Casi logró eliminar esa parte de mi mente que me impide pensar que una cosa tan buena no tenga condiciones. Así empecé a interceptar todo el tráfico de tu red. Ahí noté algo muy raro y decidí hackearte.
-Me hack…-
No llegó a finalizar la palabra, que mi presentación ya le hizo temblar los calzones.
-Sé que manejas un sitio web de pornografía infantil. Tenés más de 400 mil usuarios diarios y usas navegadores especiales para que los servidores queden anónimos. Lo hiciste muy difícil, pero lo vi. Como tomé el mando de tu tráfico, controlo ahora tu sitio web, tengo tus mails, tus archivos y todas las fotitos que andan por ahí. Yo te entiendo, flaco. Entiendo qué es ser diferente, también soy muy distinto. A ver, no me pajeo con videos de nenes, aunque no sé cómo hablar con personas. Solo pude conversar con mi viejo, pero se murió hace mucho ya… Un derrame químico en la compañía para la cual trabajaba y a otra historia. La compañía está bien, por suerte. Tranquilo, Rohit, no tenés que llorar.
-Entonces, ¿se trata de guita?
En parte tenía razón. Siempre hago estos trabajos desde casa pero, con el espíritu de la psiquiatra, quise encararlo en persona. También para asegurarme de que no se tomara el palo.
-¿Querés guita?- Me repitió.
Ahí es donde en parte no tenía razón. Eso es lo lindo de este trabajo, la guita es a «quien» tratamos de erradicar.”
RAÍCES
Para entender qué motoriza a la serie “Mr. Robot” resulta útil trazar un paralelo con «Matrix» (1999), madre y señora de las películas destapa-mentes, con delirios de grandeza zurditos y un «elegido» que puede derribar todo lo malo del mundo él solito.
Si hace 17 años, las hermanas Wachowski, directoras de “Matrix”, sacaron los trapitos del sistema al sol e imaginaron en carne viva qué es desconectarse, “Mr. Robot” da un paso más. Elliot ya está «desconectado» y ataca hacia el corazón de esa matriz, e inicialmente hasta funciona mejor como secuela de “Matrix” que las propias “Matrix Recargado (2003) y “Matrix Revoluciones” (2003).
Ser una secuela de «Matrix» puede ser el resultado de una primera lectura de “Mr. Robot”. Esperanzadora para cualquiera que lo sienta de esta forma. Pero, ¿qué pasa con el correr de los episodios? Elliot Alderson demuestra cada vez más su faceta paranoica. Siempre viaja en subte y siempre se siente observado por algún pasajero de traje negro. La realidad queda completamente desfigurada, el imaginario colectivo hollywoodense no se aguanta las ganas y su entrada triunfal no espera ¿Realmente lo están observando?, ¿o para luchar por la igualdad social, romper con las burocracias que hacen la vida miserable y devolverle a la gente el poder hay que ser un psicótico?
LA COPA DEL ÁRBOL
Aunque parezca una coincidencia, esas raíces «revolucionarias», cimientos tanto de «Mr. Robot» como de «Matrix», se desdibujan de tal forma que, con el correr de las historias, puede leerse la contradicción máxima a la premisa original. De la misma forma que la figura de Elliot como un genio se trastoca durante la serie, sucede con las Matrix 2 y 3. «El elegido», en ambas propuestas, conoce las mieles de estar desconectado del sistema. En progresión, como ocurre con la psicosis de Elliot, se desarrolla el destino de Neo (Keanu Reeves). Para el final de la tercera parte de «Matrix», Neo pasa de ser el elegido para salvar a la raza humana del dominio de las máquinas a ser aliado de los mismos robots represores -el sistema-. Todo en pos de derrotar a un virus «en común» (El agente Smith), que no permitía el buen funcionamiento de lo preestablecido.
LA CURA CONTRA LA LECTURA EVIDENTE
La serie «Mr. Robot» sigue su curso. Próximamente, la tercera temporada. Todavía Elliot no fue directamente funcional al sistema, como sucedió con Neo. Sin embargo, las lecturas profundas de textos, si algo brindan, son siempre nuevas miradas. Aquí es donde comienza el ejercicio del buen lector/espectador. Las múltiples lecturas de películas/series pueden también desalentar a los propios desalentadores. Pueden hacer entrar en contradicción a esos que sólo pretenden una lectura evidente.
Y vuelta al concepto «Aporía» (punto donde un texto se pone en contradicción consigo mismo). Es ese círculo entre lecturas, del desaliento al aliento. La retroactividad funciona tanto para desalentados como para desalentadores. Y, así, delata: ningún texto u obra es de una pieza, todas tienen fisuras, huecos por donde mirar. Ahí entra el lector que quiere ver de otra manera. Un pasillo clandestino, pero evidente para quien lo quiera transitar.
muy buena
Buenísima nota Santi sobre otra serie destinada a ser de culto, como decís, hasta podría ser superadora de Matrix.
Elliot sorprende junto a los guionistas, uno nunca sabe lo que esperar, uno nunca sabe lo que es real, y en todo caso, uno aprende a dudar con el personaje.
Gran serie, no puede dejar de serlo uno que se permite hasta un cameo de Alf.
Saludos Santi.