El cuerpo: sobre el staff anartista
Por Cecilia Miano
CONSTELADOS
Spinoza diferenciaba entre masa y multitud. La multitud está formada por cuerpos que se potencian unos a otros. La suma de las partes es menos que el resultado de la potencia final del conjunto. Distinta a la masa, cuya potencia va detrás del líder, la multitud es un organismo activo, se lidera, se conduce. Cuando uno piensa en multitud, imagina una manifestación, un amontonamiento. Como sea, se vincula con mucha gente que se encuentra en el mismo espacio. ¿De qué manera llamar entonces al staff del Anartista?
Constelación… porque nos encontramos cerca, pero no juntos, y nos une un mismo propósito que es la escritura. En cada número, vamos enlazados por un tema que dispara con la fuerza y la diversidad de los que somos parte.
HACIA EL CENTRO DE LA GALAXIA
Escribimos solos, aunque en función del colectivo. La escritura de cada nota es en soledad, la escritura es un oficio solitario. Sin embargo, a la distancia, dentro de nuestras separadas siluetas, sabemos que hay otros que dan vuelta al tema. El tema, así, se constituye en el centro, ya no de la constelación, sino de la galaxia. Al escribir, cada quien resuena, en su multiplicidad, con otros, que se dejan a sí mismos para ocuparse de un personaje, de un libro, de un ajeno que somos: esa es la libertad de perder la rutina y continuar.
PLANETA ANARTISTA
No todo gira sin marearse… muchas veces no encontramos la suficiente energía para mover los astros. Las estrellas agotan su luz por diversos motivos y, en esos momentos -lluvia de meteoros- colapsamos. Las turbulencias acechan, no llegamos con toda la lectura propuesta, los libros están agotados, las actividades particulares de cada
anartista chocan con la urgencia. Por no hablar de las distancias geográficas: en mi caso, estoy a 570 kilómetros de C.A.B.A. y otros viven más lejos aun. Todo se mezcla: la felicidad de esos días de escritura o la tragedia del obstáculo en la segunda línea. La insatisfacción de ganarse la vida en trabajos no deseados, los hijos, los padres, las enfermedades pasajeras o no. Otra multitud entra en este juego de tensiones, donde el único escape es la tarea, y, al final, la gratificación de hacer algo por placer y con otros, sin tener la ganancia en dinero como motor. Acá no hay plusvalía. Esto sí, es todo ganancia.
Por no hablar de la satisfacción de estar on line con una revista literaria en tiempos como los actuales. Es sentir que el universo se achica, recibimos mensajes de lectores de todo el mundo, en dosis pequeñas, como regalos envueltos en letras. Y eso del regalo y del don tuvo un origen sin mito fundacional. Nos reunimos sin buscarlo,
esencialmente, el proyecto se gestó como una excusa para escribir de otro modo. Sucedió así que, en medio de este camino, la revista tomó vuelo propio. Cada mes la potencia de la multitud crece, no sin dolor, con mucho trabajo, en resistencia, siempre con parches y miradas en el horizonte.
Tenemos ingresos, gente que se suma al proyecto, pero también tenemos pérdidas de los que se bajan del colectivo porque prefieren sus apuestas personales u otros proyectos colectivos. En algunos la vida metió un tacle inesperado y nos dejó apenas la huella de algunas notas. Así es como siento la ausencia de Cecilia Ilia, no la conocí personalmente, pero sí compartí una cercanía especial a través de este proyecto. Parece absurda la pregunta, ¿cómo pudo morir una anartista cuando la publicación era tan nueva? El abatimiento ante su partida también me da impulso en tiempos difíciles. Tocaya, tengo que poner tus palabras nuevas, que ahora faltan. Sembrar, en tu memoria, el trabajo que estarías haciendo, no en reemplazo, sí para dar consistencia a tu no estar.
De este modo: los cuerpos de presentes, de ausentes y de fantasmas forman una especie de tropa, donde la utopía se acerca a la realidad. Trabajamos solos, nos reunimos no siempre físicamente y logramos productos grupales. Las luchas hacia adentro escriben nuestra historia íntima y se interrumpen hacia afuera cuando el paso de cualquier anartista rompe el ensimismamiento. Entonces la soledad real se vuelve insignificante, la potencia del otro contagia y replica.
SIMULADORES DE VUELO
Una vez terminado el proceso de la escritura, se toma el tiempo de buscar gráfica para ilustrar cada nota, para dar un extra al sentido de la escritura. Así llegamos al momento de investigar a pintores, escultores, artistas plásticos y todo lo que pueda dar un plus a nuestro trabajo. Dentro del staff hay especialistas que ayudan en esta tarea. Carolina Diéguez es la capa. Diego Grispo, el súper fotógrafo. Pero todos podemos decir que hemos evolucionado, aunque sea un poco, en este aspecto.
Y cuando ya hablé de escritura y gráfica, usted, lector, pensará que están listas las notas… ¡error! Ahora es el momento de los correctores, pequeño grupo de anartistas instruidos en el arte de revisar lo escrito. Trabajo meticuloso si los hay, de una entrega extraordinaria. Imagínese, lector que, en lugar de pasear por la plaza, de reír con amigos o hacer el amor, estos compañeros dedican su tiempo de fin de semana a ponerse en la piel de los escritores, interpretarlos y corregirlos, todo, sin cambiar sentidos, sin interponer juicios de valor, sólo en contribución a la mejora de la calidad de la producción.
DE GALAXIAS A UNIVERSO
Las entrevistas del Anartista son un capítulo aparte. Participé de una. Jamás hubiera encontrado una posibilidad de estar al lado de Estela de Carlotto. Eso tuvo un antes y un después. El antes fue investigarla, leerla, saber de ella más allá del snobismo de la personalidad famosa o, incluso, de la propia admiración por los retazos que conocía de su historia. Ir a verla con ese saber resignificó el encuentro. Cada pregunta se despliega en curvas personales de anécdotas y marcas de su historia. Después de la edición, surge una nueva Estela, mirada desde otras estrellas, degustada por los que estuvimos. Sus palabras devenidas ahora en nota muestran detalles, pequeños guiños de su historia, emergidos sólo por el ansia de saber más, de lo leído, aun con la celeridad en el tiempo que marca el cierre de cada edición.
Cada entrevista provoca en el colectivo anartístico una revolución de acciones para lograr primero la aceptación por parte del entrevistado. Para eso mangueamos a más no poder, insistimos con amabilidad urgente, con creatividad para imaginar cuál es camino más corto y seguro de concretar el encuentro.
Nada es fácil, la preparación previa a una entrevista es colosal, se fijan criterios de lectura, podemos llegar a leer 15 libros para un solo encuentro. Siempre miramos la relación del entrevistado con el uso del lenguaje, buscamos todo lo que está a disposición. Además de publicaciones, en algunos casos existen videos, trabajos, películas, todo sirve y lo transforma en una aventura diferente para cada entrevista, somos varios los necesarios para hacer esta tarea, el análisis minucioso es sorprendente, muchas veces, hasta para los entrevistados.
EL SOL SIEMPRE ESTÁ
Para los antiguos, estudiar el paso del Sol alrededor de las constelaciones era muy importante, ya que los movimientos repetidos del astro les permitían calcular las estaciones y así planear las siembras.
En lugar de estudio, que sería demasiado para mí, hago un espacio para describir muy brevemente nuestro propio Sol anartístico, Gabriela Stoppelman, la encargada de dispersar las semillas y darles el calor para permitir la germinación, para lograr cosechas prósperas, no sin tempestades que siempre acechan, pero con la potencia de la luz.
Es la directora de la revista, la autora intelectual de este proyecto, la conductora de este colectivo único en su especie. El asunto se torna en ocasiones muy agitado, lleno de personajes: nosotros, los anartistas, eso que sumamos desde la cotidianeidad las particularidades más insólitas, locas en algunos casos, creativas, en otros. Ante cualquier cuestión que se ponga en juego para salir al ruedo, ella tamiza situaciones, conoce la constelación en detalles mínimos, regula la temperatura de los avatares, da luz cuando la noche se encapricha en seguir. Suele crear estaciones propicias para cada uno. Su iluminación dentro de la constelación se hace imprescindible.
EL INFINITO
Constelar en nuestro caso no es firmar un contrato, es decidir con compromiso una tarea colectiva con singularidades propias. Constelar no es fácil, el equilibrio invisible se siente en cada vuelta de revista, en cada número se inicia el ciclo de la acción y se reinventan las reglas para ajustar el escenario.
Nos movemos en una espiral dialéctica, en un sinfín de posibilidades abiertas al universo, propias y de todos.
Una aventura, si queremos, infinita.