RITUALES: sobre: el fútbol femenino
Por Pablo Soprano
RESISTENCIAS “MACHIRULAS”
Si hay un lugar cargado de rituales, ese es el fútbol. En todos los aspectos: profesional, semiprofesional, amateur, barrial, de potrero. En cualquiera de estos casos, estos ritos generalmente abarcan al mundo masculino. Hoy, en tiempos de lenguajes inclusivos, liberaciones femeninas, luchas y conquistas feministas y la trabajada y flamante profesionalización del fútbol de mujeres dan pie a que ellas sean consideradas parte del ritual. Ya no sólo desde las tribunas, sino también desde adentro, desde el verde césped. Y, a pesar de ciertas resistencias “machirulas”, las mujeres, persistentes, se empoderan dentro del “deporte más popular del mundo”.
Somos testigos de cuánto les cuesta aunque, hace años, los clubes de todas las categorías del fútbol argentino tienen su equipo de primera e inferiores de chicas. Incluso la AFA tiene su seleccionado, que ya ha jugado dos mundiales -2003, 2007-, un campeonato sudamericano -2006-, los JJOO de Pekín en 2008, los Juegos Panamericanos de 2011 y los Sudamericanos de 2014.
No siempre fue así. Si bien los mundiales femeninos se han establecido desde 1991, ha habido experiencias mundialistas previas, como aquella que se celebró en México en 1971.
LA PREHISTORIA
Imaginémonos por un rato: si hoy las mujeres deben luchar imponerse como futbolistas, cómo habrá sido, allá por el 71. Aunque suene fuerte, quien escribe esta nota no puede dejar de pensar en una palabra, “prehistoria”. La prehistoria del fútbol femenino argentino cargada de épica, drama, datos risueños y de mucho pero mucho coraje contra un mundo no preparado para ver a “22 mujeres correr detrás de una pelotita”.
Como en un freak-show o en un circo de rarezas, en las décadas anteriores a los setenta, había managers y representantes que viajaban al interior del país con mujeres futbolistas. Las buscaban, tal vez, en barrios humildes. Veían en ellas condiciones para el juego, las subían a un micro y las llevaban de gira. Una de las pioneras se enorgullece de dos hechos de aquel entonces: haber jugado en canchas profesionales de once -al contrario de las chicas de ahora, quienes generalmente lo hacen en canchas auxiliares- y de que, “en el ‘70 incluso jugamos un torneo en Independiente que lo transmitió Canal 13. El puntapié inicial lo dio Palito Ortega”. Quien esto cuenta es Gloria “Betty” García, integrante del primer equipo -en sus setenta y pico en la actualidad- que, años más tarde, jugaría el segundo mundial de fútbol femenino en México ’71. De estos grupos de exhibición, saldría el primer equipo argentino.
“LAS EVAS” Y LAS “AZTECAS”
La invitación para jugar en tierras aztecas llegó gracias a que, un año antes, las mexicanas habían venido a jugar un partido amistoso en la cancha de Nueva Chicago, en Mataderos, con el arbitraje de Guillermo Nimo. Las nuestras se impusieron por 3 a 2 y cabe destacar que jugaron un tiempo con la camiseta de Chicago y otro, con la de un club llamado “Universitario”. Ese día Nimo expulsó a Betty y a una mexicana, hizo patear dos veces un penal y convalidó un gol de otra pionera y goleadora, Elba Selva. Se recaudaron más de 400.000 pesos y la revista “Así” las llamó “Las Evas del fútbol”. Con este antecedente, nuestras chicas viajaron a México con una menor de 17 años, cuyos padres debieron firmarle el permiso de salida. La chica iba sin puesto definido. Así, a los ponchazos, juntaron 13 futbolistas y emprendieron una verdadera hazaña para el deporte argentino que nuestra historiografía se encargó de ocultar.
CONTRA TODOS LOS PRONÓSTICOS
Viajaron sin técnico y casi sin dinero. El debut fue en el “Estadio Azteca” desbordante de público. Cayeron ante las anfitrionas, 3 a 1. Marta Soler, la arquera, asegura que las “bombearon” escandalosamente. Tras un rebote, luego de un penal, Eva Lembessi anotó, pero el árbitro anuló el gol porque consideró la jugada ya terminada. Incluso los diarios titularon que su propia selección había despojado del triunfo “a las che”. Norberto Rozas, un argentino residente en México y ex jugador, se ofreció de técnico y las chicas aceptaron porque se venía una parada brava para el segundo encuentro: Inglaterra.
Las inglesas eran enormes y fuertes, pero las nuestras -a base de buen trato del balón y mucho coraje- ganaron 4 a 1, todos goles de nuestra primera goleadora de la historia: Elba Selva. A pesar de la lesión de Angélica Cardozo, las pibas argentinas les dieron “un baile bárbaro”, según palabras de las propias jugadoras. Gracias al triunfo, las chicas ganaron una excursión a Cuernavaca y, como la arquera Marta Soler era cantante semiprofesional, dio un show en un boliche argentino donde cantó boleros y, así, todas/ el equipo se hizo se hicieron de unos pesos.
Consiguieron tal fama que muchos las buscaban para sacarse fotos. Y ellas, pícaras, cobraban autografiándolas como un modo de sumar más dividendos a sus alicaídas finanzas, pues nadie de nuestro fútbol les tendió una mano. Incluso las camisetas celestes y blancas destiñeron al primer lavado: todo se hizo a pulmón.
El último partido fue contra las campeonas del mundo, las dinamarquesas. Las argentinas llegaron en muy mala forma, después de sufrir un accidente en el micro que las llevaba a entrenar. Para colmo, otra lesión: la arquera/cantante con un golpe en la rodilla tuvo que infiltrarse. Esto no evitó la goleada 5-0 de las danesas defensoras del título a las nuestras. Quedaba pelear el tercer puesto con las italianas. Luego de un olvidable viaje en avión lleno de turbulencias, más el obvio cansancio, ocurrió lo inevitable: derrota por 4 a 0 y a pensar la vuelta a casa. Sin embargo, aún no volvieron: fueron invitadas a quedarse una semana más a jugar un amistoso con las locales y se repartieron la recaudación. Eso, sumado a los shows de la arquera, a las fotos autografiadas y a un asado entre argentinos para juntar fondos hizo que no sólo no volvieran. También lograron comprar un FIAT 600 a pagar.
UN GRAN PLANTEL, A PESAR DE TODO
Quedará para la estadística el triunfo de Dinamarca contra México por 3 a 0 y la retención del título mundial. No obstante, nuestras pioneras hicieron un dignísimo papel. Tengamos en cuenta todos los obstáculos, los rebusques para conseguir dinero, la falta de técnico, botines, médico, preparador físico y el nulo apoyo oficial. Apenas, el aporte de la Unión Tranviarios Automotor, donantes de la ropa deportiva. Tampoco fueron provistos por la AFA los lugares para entrenar. Así las cosas, resultaron verdaderas heroínas, a quienes no les faltaron los recursos al momento de afrontar las dificultades.
Vaya el reconocimiento al plantel argentino integrado por estas jugadoras:
Ofelia Feito, María Ponce, Susana Lopreito, MariaFiorelli, Marta Soler, Angélica Cardozo, Zunilda Troncoso, María Cáceres, Virginia Andrade, Betty García, Blanca Bruccoli, Elba Selva y Eva Lembessi. Además de Marta Andrada, Virginia Cataneo, Zulma Gómez y Teresa Suárez.
PRESENTE Y FUTURO DE LAS PIONERAS
Ya en el presente, de la mano de Betty García y de la ex jugadora Lucila Sandoval, muchas de estas pioneras integran el colectivo “Pioneras del Fútbol Argentino”
Página de Facebook de las «pioneras del fútbol femenino» |
En esa agrupación, que reúne jugadoras de todas las épocas, visibilizan la problemática de la mujer dedicada a este deporte.
Un comentarista deportivo -en la actualidad sería tildado de “machirulo”- llegó a decir de ellas: “El fútbol no es para chuchis. Las ves moverse con esa torpeza insuperable. Esto sólo es cosa para varones de pelo en pecho y galladura fuerte”.
Entraron en la historia grande del deporte argentino. Contra todos los pronósticos. Dentro de sus posibilidades, en un momento adverso, defendieron sus derechos como mujeres.