La decisión: sobre el encuentro con Pedro Saborido
Por Ana Blayer
CON SABOR A SABORIDO
Fue una mañana fresca y lluviosa para ser primavera. En poco más de una hora, el colectivo me acercó al barrio de Belgrano. La estación, el continuo paso de los trenes y el kiosco de diarios y revistas enmarcaban al bar donde se le dio cita al entrevistado.
Unos minutos pasadas las 9:00, con gorra, lentes para sol modelo “Lennon” y vestimenta informal, entró al bar, mientras hablaba por su celular. Se acercó sin haber llegado hasta la mesa donde estábamos, con una seña digitó que “allí no”, que nos corriéramos hacia otra mesa, indicada con otra seña. A la par que no desistía de su comunicación por telefonía móvil, el mozo le preguntó, ¿lo de siempre, Pedro?
Después de ese nómade instante y de los saludos, los cinco nos sentamos alrededor de la mesa con grabador y papeles.
CÁMARA, ACCIÓN
A pocos minutos de comenzada la nota la charla se fue desacartonando, por el ágil paso de una pregunta a otra. Brevísimos silencios precedieron a algunas respuestas. Lo gestual detrás del objetivo se me hizo evidente cuando Isa, una compañera anartista, le preguntó acerca del feminismo. Obviamente, otra vez silencio, seguido de un tono rotundo desde su voz: “no, ya de eso no hablo. En primer lugar porque yo no soy mujer y, en segundo, cuando en una charla hace tiempo hablé, ligué tres cachetazos. Ahí me dije que ese tema no era para mí.”
IMAGEN SABORIZADA
Antes de la fotografía, fugazmente, hice “rayos X”: observé su postura corporal, estimé su edad, vi su imagen, me detuve en sus manos y en el lenguaje de su mirada. Detrás del visor, advertí que no era yo la que tenía el filtro colocado en mi cámara, sino él que lo llevaba montado sobre su olfato: el verde cristal de sus lentes “lennonianos”, fija, le debe permitir ver sucesivas tonalidades. Por su parte, el sabor fue de tono visual: flasheé que era ideal el verde para su delicado -digo, dedicado- oficio profesional y me atreví a pensar que ese matiz seguramente aporta al momento de abordar la escritura.
PREPARADOS, LISTOS,YA
La cosa se puso interesante, al momento de decidir disparar. El click de la toma es decisivo y se juega en milésimas de segundo. Es el ahora o nunca, porque, sin filtro, el disparo dio, preciso, justo cuando Pedro bañó la medialuna dentro de la taza con café con leche.
Del fútbol al peronismo, de José León Suarez a Iruya, de risas y complicidades, de Darwin a Rosas transcurrió la mañana. La filosofía y frases “cuasi” célebres – atribuidas a personajes célebres pero apócrifas- fueron festejadas y sorprendieron a los entrevistadores.
La foto grupal puso cierre a la nota de Pedro Saborido. Pero, momento, una cosa fue lo que vi al sacarla y otra la que me encontré, cuando bajé las fotos a la computadora. En ese después, esta mirada aguda, al acecho, de ojos bien abiertos, casi peligrosos, sospechosos. ¡Ay, este Saborido!
Después, como quien no quiere la cosa, saludó uno a un(e) y, con el CD de los “Mano a Mano”, se fue silbando bajito.