Sobre la obra: “Tengo la urgencia de irme”, dirigida y escrita por Pablo D´elia.

 

Dice el filósofo Oscar del Barco que, ante el advenimiento de la intemperie, de la otredad radical, de la pérdida completa de las seguridades del yo, hay tres respuestas posibles: resguardo a lo conocido, la locura y la entrega.

Tal vez toda pasión intensa juegue entre esos tres vértices, sin poder definir aristas firmes para el inestable triángulo. Martín y Hermes no son la excepción. Ambos tienen algo de extranjería. Martín, su acento francés, su no hacer pie en ninguno de los planes de sus padres, su claustrofobia que lo deja afuera, incluso, de la posibilidad de respirar sin sofocarse.  Y Hermes -con ese nombre tan griego, el del mensajero de los dioses, el del supuesto padre del hermetismo: ese modo de mirar el mundo como un gran animal que nos respira en su misterio- es un abogado a quien lo desarman los devenires que no controla.

La pasión surge en un ascensor, un espacio de viajes muy breves y  tiempos de encuentro muy cortos, manejados por la fuerza de cuerdas ajenas a los pasajeros y por el capricho del accidente. Basta un corte de luz para que un recorrido se detenga y el amor comience.

Pero ni bien se desata el amor se desovilla la fuga. No es fácil permanecer ni irse. Acompañarse es un acto de artesanía y don. Cualquier detalle puede desarmar un edificio cuyo equilibrio pende de un alimento sospechoso: las curvas de lo cotidiano.

Se puede soportar comer mayonesa, aunque la detestes. Se aguanta esquivar o confrontar el fascismo de tu familia política. Es posible, incluso, encarar una paternidad temida y deseada y, aun así,  ser incapaz  de decir lo que no se deja reducir a explicaciones, ni a lógicas. Y aun así no poder.

El amor es, de ese modo, esa potencia que a todo le dice «podremos», y a la que le es tan fácil impotentarse. La tristeza toma la forma de insulto, de portazo, de ausencia, de distancias absurdas. Entonces, el grito es la forma evidente del furor atormentado. Y el silencio, su silueta apocada y modesta.

Y se sabe: en la pena todo es ilícito. El resguardo a lo conocido se derrumba, porque precisamente lo conocido ha perdido sus aristas habituales. La locura siempre está a un paso, pero si todavía hay tela para evitarla, no convence. Y la entrega.., la entrega es un sitio donde estrategias, estampas, nombres, egos y principios se disuelven. Algo comienza o termina entre los escombros de lo querido. Algo se expande sin límites.

Y es así. Nadie sabe nunca qué hacer porque en la intemperie no hay sujeto, no hay galones, ni títulos universitarios que te salven. Es un estado del ser donde las confesiones mudas deambulan por zonas vacías.

Las generaciones se suceden, y los hijos vuelven a sofocarse en los mismos espacios estrechos que los padres.

Aflojar es encontrar. No tolerar, ni adaptarse, ni amoldarse. Aflojar es ver quién podemos ser fuera de nuestras obstinaciones. Carlo Argento, Hervé Segata, Franco Riedel y Luna Sciutti le ponen el cuerpo a ese enorme desafío.  Si, como dice Hermes, nadie sabe cuánto de cada uno hay en nuestras obras, mucho menos sabemos cuánto se revela en ellas de nuestros otros posibles.

Lo que sí está claro es que las pasiones fuertes admiten aderezos, pero no viven de ellos. Así que,con o sin mayonesa, no cambia demasiado.

Ojalá el amor, todo amor – por fuera de cualquier guion de telenovela- sea un día esa fuerza que nos impele a ser la paz, el horizonte y el texto que nos falta.

EL MÉTODO KAIRÓS TEATRO
El Salvador 4530 (mapa)
Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4831-9663
Web: http://www.elmetodokairos.com.ar
 Sábado – 20:00 hs – Hasta el 29/11/2025

1 Comentario

  1. Gracias por tu mirada tan profunda y generosa. Leerte siempre es un placer, pero esta vez emociona… será porque está vivo, porque es el hoy.
    Tu texto logra algo hermoso: decir con palabras lo que a veces el escenario apenas puede insinuar.
    Gracias por acompañar el teatro, por venir, por mirar con tanta sensibilidad y por escribir con esa mezcla justa de pensamiento y emoción.
    Y sí… como decís vos, con o sin mayonesa, el amor y el teatro siguen siendo un modo de estar vivos.

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