Lo inesperado: Entrevista a Nora Cortiñas
Entrevista: Verónica Pérez Lambrecht, Josefina Bravo, Isabel D´Amico, Gabriela Stoppelman, Noemí B. Pomi
Edición: Gabriela Stoppelman
Fotografía: Diego Grispo
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Lo cuentan los adoquines, lo cuentan largamente, hasta el horizonte de las cunetas. Lo cuenta el reflejo de las rondas sobre el agua nunca estancada. En un descuido de la luz, asciende el paso hasta lo más alto del cordón. Entonces, la vereda despliega su alfombra de baldosas, justo cuando el cuento se hace canto. Es pleno día y la cadencia de suelas despunta el sueño. Avanza un trecho nomás y ya se atreve a componer en inversiones. En vez de cerrar los ojos, este canturrear sostiene la vigilia en la mirada. Si alguna veladura pretende tomar la voz, le rasga la sombra con persistencias. Insiste el deseo contra todos los callos del asfalto. Logra inquietar hasta tal punto, que el suelo ablanda su obcecada desmemoria y, por un instante, deja sonar los contornos de otras huellas: andares de puño cerrado, ecos de hijos diseminados entre las zapatillas de los peatones, rastros de ausentes en bordes de antiguas botamangas. A la altura de una rodilla, el sueño flexiona la rigidez del tiempo y, en una curva impensada, permite estirar las notas hasta la espesura de un abrazo. Allí, en un solo acorde, se encuentran los tres vértices de un pañuelo: porción de cielo salvada de la tormenta, triángulo de papel a la espera de un poema. Un vértice apunta hacia la memoria, mientras mira hacia el futuro. El otro va hacia el porvenir, urgente en ilusiones. Y el tercero es el cruce donde lo andado y lo posible fundan el ángulo inquieto, que algunos llaman presente. El pañuelo es puro territorio desplegado, pero no es -él mismo- todo el sueño. Su tela se resiste a la costura en fronteras rígidas y aspira a extenderse en otros ritmos, en otros tiempos. Su tela versátil da materia a lo invisible, hace un pliegue profundo en las trampas del miedo y ofrece techo y paredes a la intemperie de la plaza. Más que nunca, cuando el pulso ciudadano frunce y arremanga la tristeza de ciertos días para volverla marcha, urgencia en el grito. Entonces, se acerca el cuerpo que no declina en meros pespuntes: ahí vienen más de cuatro décadas parientas de la calle. Los adoquines las ven avanzar, las cunetas salpican bienvenidas, las baldosas se alisan los lados y avisan a las copas de los árboles y a los pocos gorriones que aún resisten Buenos Aires: Ya llegan para siempre esas mujeres, las enormes cantoras del sueño en la calle. Una de ellas, Norita, tararea así:
NORITA, 25 HOURS OPEN
“Ustedes lo sabían, chicas, también / ustedes, las al parecer incapaces de hundirse, ustedes, / en las callejuelas más odiosas de las ciudades, / supurantes, o abiertas a la inmundicia. Pues para cada / una de ustedes hubo una hora, quizás ni una hora / completa, apenas medible en medidas de tiempo, entre / dos momentos, donde tuvieran realmente existencia. / Toda. Las venas llenas de existencia.”
“La séptima elegía”, Rainer Maria Rilke
¿Venís de un viaje a Japón, a qué fuiste?
La visita consistió en hacer un intercambio de testimonios. Allí se habló sobre las mujeres que fueron tratadas como servicio sexual en la Segunda Guerra mundial. Muchas mujeres fueron maltratadas y violadas por los mismos soldados japoneses. Finalizada la guerra, los soldados dejaron esas casas hechas por el gobierno, que se llamaban “casas del placer”. Cuando se van los japoneses de estas casas, entran los norteamericanos, como era de esperar… Yo fui con otras dos mujeres, una ex-detenida desaparecida de la Esma y una piba que es archivista de Memoria Abierta. Nosotras llevamos nuestros testimonios y ellas nos contaron toda esa historia tan trágica. Así que, de paseo, nada. De distracción, nada. Todas las visitas eran a museos -pero museos de la muerte- y a cementerios, donde juntan restos de víctimas y victimarios. Porque el gobierno de Japón, hasta el día de hoy, no quiere reconocer todo ese horror.
Ahora, Norita, ¡sos ubicua!, estás en todas partes. Vas a Japón, vas a las audiencias por el juicio de Fabián Gorosito (1), estuviste presente en el caso de torturas a Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya (2) y, esta semana, estabas en la comisaría para acompañar a los detenidos en la marcha contra el Presupuesto 2019, ¿qué efecto genera la presencia de una Madre con pañuelo en la comisaría?
Y… emociona mucho. Porque los chicos se dicen, “Bueno, ahora sí no estamos solos”. Empiezan a sentir una contención distinta. Se puede dar una emoción hasta las lágrimas. En este caso había varones, mujeres. Los pibes de “La Garganta” están muy perseguidos. Y, aun así, siguen con su lucha, son tan solidarios.
¿Y a la policía qué efecto le genera tu presencia?
Me trataron muy bien. Bueno, a la policía, si le dan una orden, me matan. Si no le dan una orden, me tratan bien…
Todavía no te mataron.
No, ¿viste? Si no les dicen que me tienen que fajar, no me van a fajar.
Pero vos asumiste el riesgo, igual.
Y, bueno, en esos casos que se llevan a la gente detenida, la presencia de una Madre es muy importante. A los detenidos les trae una emoción inmensa. Tanto es así, que uno de los pibes, mientras lo estaban golpeando y se lo llevaban, vio que pasaba una piba amiga -que es nuestra fotógrafa- y él le gritó “Llamen a Nora Cortiñas, llamen a Nora Cortiñas”. Es decir, ese chico sabe que puede contar con la seguridad de un organismo de Derechos Humanos.
ESCRACHE A LA TRAMPA DE LOS CICLOS
“Cuando tome bajo la luz / otro cuerpo / y besándolo me sienta vivo, / habré reído habré dormido una vez. / Y luego querré caminar nuevamente. / Sin fronteras como el dolor o el hambre, / al refugio de mi herida Buenos Aires. / Aquí / donde cada sol es un ciclo de mi piel / Donde el viento se extiende temblando.”
“Avanzan los soles en el cielo”, Miguel Ángel Bustos
En varias entrevistas decís que toda esta tarea que hacés es muy espontánea, muy visceral. Visceral es la palabra que más se repite en las notas que das. ¿Qué sería para vos una impostura en la lucha social?
Desde ya, el hecho de tener un hijo desaparecido, de pertenecer a un organismo de Derechos Humanos, de estar hace cuarenta años en la calle, te tiene todos los días sensibilizada y, ante cada suceso que hace a la violación de los derechos del pueblo, una está siempre dispuesta a ir a solidarizarse. Primero, a buscar justicia. Después, según qué circunstancia, decidimos el modo de estar. Como pasó con la represión en la marcha contra el presupuesto. Esto fue un desbarajuste total, porque el gobierno preparó todo -las piedras, los infiltrados-. Y, mientras estaban golpeando y reprimiendo, el director de seguridad había sido reclamado en la Cámara de Diputados. En un intervalo del tratamiento de la ley, el tipo negaba totalmente que se estuviera reprimiendo afuera. Aunque todos le mostraran desde sus telefonitos qué sucedía. Y los legisladores, salvo dos diputadas que estaban muy enojadas, nos dejaron a todos los presentes a la espera de ver qué iban a determinar: si suspender la sesión, pedir que parara la represión o qué. Yo me fui avergonzada. Mientras seguían llevando presos, el tipo decía “No, no pasa nada. Es solo un grupo de vándalos que están rompiendo los bancos de la plaza”… Lo que pasó afuera era tan grosero… Tanto es así que, cuando estaban golpeando a un pibe, cuando apareció una piba que es amiga nuestra. Como ella se puso a registra con la cámara, al pibe lo dejaron de golpear en el suelo y lo subieron al camión. Y, adentro, antes de cerrar la puerta, lo volvieron a castigar. Era evidente la orden de reprimir y reprimir.
Fue tan obscena la escenificación. Los tipos tiran una barreta al lado del pibe, a quien quieren implicar de haber tenido una barreta antes de ser detenido. Y todos vemos en la filmación de ese montaje. Vos, que sos una víctima directa de todo esto, ¿cómo mantenés la calma ante la repetición de aquello que ya parecía que no se iba a repetir?
Pasaron ya cuarenta años de estar en la calle y de ver cómo es la violencia de ellos: la violencia del Estado, de la represión, la violencia del hambre, de la desocupación, la de la política económica de destrucción del país. Muchas de nosotras fuimos presas varias veces. Algunas Madres fuimos amenazadas. Entonces, cuando pasa algo, no solamente vamos espontáneamente, nos llaman también.
¿Y qué te saca de quicio?
La bronca de todos los días, ver que este sistema fachista destruye un país que costó muchos años reconstruir, desde que terminó la dictadura cívico militar eclesiástica económica. Esto es un enorme retroceso. Y no podés entonces estar tranquila.
Esta teoría de los ciclos que parece como un karma, un destino y que se acepta como si fuera así: diez años para construir, diez minutos para destruir.
No nos resignamos. Ni perdonamos, ni olvidamos, ni nos resignamos, ni nos reconciliamos. O sea, todos los días hay un trabajo de cuidado y de respeto a los Derechos Humanos, que tiene que ser del Estado. Como el Estado no respeta, bueno, nosotros tratamos de que sean respetados. Y, en todos estos años, se murieron muchas Madres. No somos tantas ya.
En la Plaza estamos, todos nos conocen, somos dos grupos. Y, aunque quedamos menos Madres, lo mismo seguimos reclamando y queremos que haya justicia y que haya verdad. Las Madres hemos tomado banderas de las luchas de nuestros hijos e hijas. Por eso, estamos en defensa de la salud pública, de la educación, de la vivienda, de la cultura… Ahora acabamos de ir a la audiencia de un juico, donde se daba la sentencia por el caso de Puente 12, contra Etchecolatz, entre otros. Los testigos y la información que tenía el tribunal sobre el caso ya los tenía hace mucho tiempo, no era nada nuevo. Aberrante ¿no? Se trata de un episodio donde hubo un centenar de víctimas. Así y todo, el tribunal determinó varias absoluciones. Cuando nos íbamos, dijimos “bueno, el año que viene hay que volver a apelar. Y si no hay justicia, escrache, che”. Qué va a hacer, habrá que escrachar a los jueces.
CANTO CONTRA LA PESADILLA DE LAS SEMILLITAS SECAS
“Pero si tu mente caza esa mariposa / y la diseca, / se te seca el corazón y ya
no podés cantar”
“Ideologías y trampas”, Jorge Leónidas Escudero
Recién dijiste que la dictadura fue cívico- militar- eclesiástica. Hay una anécdota de cuando el actual Papa, como obispo, te preguntó si el día que él se muriera, vos ibas a dejar un pañuelito arriba del féretro, como hiciste con Novak. Y vos le dijiste que se lo tenía que ganar. ¿Pensás que un Papa podría merecer un pañuelo?
No, no es suficiente que sea Papa, eso es solo un cargo religioso. Nosotros, en el caminar de las Madres, nunca hicimos diferencias de religión entre la militancia. Las Madres católicas, judías, protestantes, evangélicas, todas caminamos juntas. No tenemos el signo de la cruz en la oficina ¿viste? No tenemos en cuenta la religión.
¿Qué es lo sagrado para vos?
¿Para mí? La familia, la lucha, la vida, la historia, el caminar juntándonos. Respetarnos, y valorar a los amigos y las amigas que tenemos. Y el pueblo, eso es sagrado. Yo levanto las banderas de mi hijo y de los treinta mil porque es el sueño por el que hay que luchar y al que hay que apoyar en el marco de la justicia.
Dijiste la familia. Hoy en día la familia ya no es lo que era, hay muchos conceptos de familia.
La familia es que la gente esté unida respetándose, como cada quien elija. Claro que no es lo mismo, ahora hay familias con diversidad sexual. Con lesbianas y amigos gay caminamos juntos. Yo voy a las marchas del orgullo gay y voy agasajada por ellos y ellas, porque están encantados de que una Madre los acompañe, así que no…
No me quiero perder esto de lo religioso, porque nos llamaron la atención ciertas fechas. Tu hijo Gustavo cumplía años el día en que lo mataron a Carlos Mugica. Y el día en que se lo llevaron fue después de Semana Santa. Nos llamó la atención cómo las fechas religiosas marcaron la historia de Gustavo.
Bueno, sí, las fechas existen y así sucedieron. Yo, en este momento estoy a punto de hacer la apostasía porque estoy muy disgustada con la Iglesia. El día en que lo decidí, lo llamé a Eduardo de La Serna y le dije “Mirá, Eduardo: te llamo porque yo voy a creer en dios hasta el día en que me muera”. Tengo mi confianza en algunos curas y en algún obispo, y Eduardo es uno de ellos. No reniego de la religión heredada de mis padres, sino de una iglesia cómplice del horror en la Argentina, de una Iglesia que estuvo en los campos de concentración, que bendijo los vuelos de la muerte, que bendijo las armas con las que torturaban y mataban a nuestros hijos e hijas. Como si eso hubiera sido poco, ahora, la Iglesia pide a los legisladores que no sancionen la ley del aborto legal para todo el pueblo. Esto me trajo mucha indignación, porque ellos no se pueden meter en el cuerpo y la decisión de la mujer, por cuestiones religiosas.
¿Qué opinás de la “Laudato Sí”?
Mirá, eso una encíclica del Papa, con cuestiones importantes para tratar en reuniones, muchos organismos. Por ahora es solo un documento. Incluye asuntos centrales, como la defensa de la tierra. De ahí dependen el agua, nuestras riquezas, el campo, la semilla. Es muy abarcativa esa encíclica. Eso favorece al entendimiento, al respeto mutuo y al respeto de la tierra. Si no la respetamos, nos vamos a morir sequitos, tirados como semillitas.
Reivindica la vida de los pueblos originarios.
Claro. Es la belleza de la tierra en su conjunto. Por eso en una parte dice que cuidemos nuestra casa. Defender la casa es defender la tierra y a sus riquezas. Y este gobierno, con este presupuesto que pacta con el FMI, entrega todo: la tierra, las riquezas, el agua, el aire, los recursos, todo. O sea, esto es un vaciamiento del país.
CANTAME MI SUEÑO
“Hay que perder los vestidos y hay que perder la misma identidad / para que el poema, deseablemente anónimo, / siga a la florecilla que no firma, no, su perfección / en la armonía que la excede… / O para ser el arpa de Lungmen / eligiendo ella sola los temas de su música, / lejos de los tañedores que se cantan a sí mismos / o que no oyen con los suyos a los recuerdos de las ramas / ni lo que dice el viento… / ni menos ven lo que el viento, por ahí, pone de pie.”
“Dejá las letras”, Juan L. Ortiz
Estás con el pañuelito verde y dijiste en varias entrevistas que las Madres son como precursoras del feminismo.
No sólo las Madres, las mujeres en su conjunto. Las mujeres, a través de estas marchas multitudinarias, empezamos a demostrar que no somos invisibles. De ahí esta renovación de mostrarse en cuerpo y espíritu en la lucha. Es muy importante juntarnos, saber que no estamos solas, que todas las consignas como “Ni Una Menos”, sacan a la luz cuestiones que, por años, se ocultaban detrás del silencio. Cuando Las Madres empezamos a salir a la calle, éramos casi invisibles. La gente cruzaba la Plaza de Mayo, nos miraba, seguía de largo,
muy pocos se paraban a preguntar por qué estábamos ahí. Primero, porque el terrorismo de Estado es eso. Un modo de subjetividad en que cada uno se cuida a sí mismo y no averigua más de lo debido. Y, después, porque estaba silenciada la represión, no salía en los diarios salvo que hubiera muchos muertos. Entonces, pasábamos, otro jueves más, otra vez, pasaba la gente como si nada. Muchos años fuimos invisibles.
¿Cómo te llevás con lo invisible?
Lo invisible… Lo tengo muy presente ahora que estuve en el Japón vi cómo ese imperio terrible quiere mantener invisible todo el drama de su pueblo. Acá también se intentó acallar la denuncia y ahora es evidente la intención de silenciar determinados asuntos, por parte de los medios. Por ejemplo, los bares –a cambio de algún beneficio económico- dejan todo el día TN en sus televisores. A veces, algunos clientes piden, “¿Señor, podría cambiar de canal?” “No, no se puede, porque ya está fijo” “Bueno, entonces me voy, ¿cuánto es el cafecito? ¡Chau!” ¿viste? Claro. Pero, aunque intenten invisibilizar la realidad, ya no se puede. No se puede más. Los femicidios cuentan cómo, a veces, intentar ser libre cuesta la vida de una, de muchas mujeres. A la mujer que quiere ser libre y tiene un marido tirano, no le es tan fácil resolver. Uno dice “liberate”, pero no es sencillo.
Contabas que tu papá y tu marido eran bastante machistas.
Si. Pero era otro tiempo. A veces uno dice que el tiempo mejora las cosas. Esto no lo mejora el tiempo, esto lo mejora la calle. En los países con fuerte patriarcado, como el nuestro, cuesta más. Por otra parte, este gobierno fachista no tiene más remedio que aguantarse la ola de mujeres, es una presión que dejó de ser invisible.
¿Qué queda como asunto urgente a rescatar de las garras de lo invisible?
Bueno, por lo pronto, la humanidad. Cada persona debería intentar ser como él siente que es. Y, después, está el asunto de tener principios y mantenerlos. Cada ser humano tiene que proponerse metas, en base a cuáles son sus principios. Lo principal es la participación de todos y todas, en todo.
Decís que son experta en calles.
Pasé cuarenta años reclamando memoria, verdad y justicia en la calle. Van a hacer cuarenta y dos años que estamos en la Plaza de Mayo. Y seguimos, incluso cuando nos han perseguido y encarcelado, cuando se han llevado a Madres desaparecidas.
¿Estuviste presa?
Detenida en comisarías. Me conozco varias comisarías. Del lado de afuera, porque voy a sacar gente, pero del lado de adentro también.
Hay seis madres desaparecidas antes de la formación de Madres de Plaza de Mayo. Madres que iban a llevar comida y otras cosas a los presos políticos detenidos en las cárceles. ¿Sabés sus nombres?
No tengo acá los nombres, pero te los voy a facilitar. En el ’76 ocurrió eso. La APDH los tiene, y también en la Liga. Son madres de los presos políticos. Antes que nos organizáramos “Madres de la Plaza de Mayo”, había otros organismos: la “Liga”, la “APDH” y “Familiares”. La suegra de mi hijo Gustavo tenía un hijo preso político, y ella se reunía con un grupo de madres en “Familiares” o en la “Liga”, e iban a llevarles cosas a los presos políticos. Hay un libro del año 1906, “La Madre”, de Gorki: es la historia de una mujer que tiene un hijo revolucionario que cae preso. Es el calco de lo que ha pasado acá.
Hemos visto que hacés muchas referencias a la literatura ¿qué te ha aportado a vos la poesía en tu lucha?
Te podría decir que es como un regalo para el espíritu. Es encontrar en la boca de otra gente un canto a lo que vos soñás. Para mí, ser poeta es ser un privilegiado al que se le da la poesía. Hace poco estuve con una chica jovencita, que nunca había escrito. Me contó que estaba en una reunión con una amiga y le surgió la poesía. Tuvo que levantarse, ir a buscar papel y lápiz y ponerse a escribir. ¡Qué privilegio! Poder expresar lo que se siente y estar en la boca y en el espíritu de otra gente.
Igual hay que laburar, no es que sólo te brota y ya, eh.
Sí, claro. Imagino que sí.
DESARCHIVAR EL SILENCIO
“(…) pero aquí está la noche / coronada por el fuego / de los ojos de todos los muertos / silenciosos / Y todo lo que debía desaparecer / todo lo perdido / hay que volver a encontrarlo / por encima del sueño / hacia la noche. (…)”
“Hacia la noche”, Philipe Soupault
Un reclamo muy insistente tuyo es que se abran los archivos y, a la vez, reivindicás mucho a los abogados y los testigos. El lenguaje oral por un lado y el escrito por el otro….
De estos archivos, reclamo la verdad de qué pasó con cada uno de nuestros hijos, dónde los tuvieron. Esa información está en algún lado, repartida, no en un solo lugar. Nunca se tira todo después de un Estado de represión como el que tuvimos. Me interesa, más que nada, que los jueces abran su cabeza y digan a quién entregaron en falsa adopción, a los bebés robados a las madres cautivas. Esos bebés apropiados, hoy son jóvenes de cuarenta y pico de años y necesitan saber quiénes son sus verdaderos padres, sus familias.
¿Será posible que salga alguna vez un fallo en ese sentido?
Pienso que adentro de esos archivos hay nombres de políticos que están todavía gobernando o sueñan con ser presidente.
El tema de esta revista es lo inesperado. Imagino que, desde que asumió Macri, muchas cosas para vos eran esperables. Pero ¿qué fue inesperado?
Tanto odio al pueblo. Tanta venganza tomada contra un pueblo que trabaja y da su vida para defender la democracia. Tanto no esperaba.
¿Imaginabas un Maldonado, un Rafael Nahuel?
No, no. Ya creíamos que eso no sucedería nunca más. Lo de Santiago Maldonado es una desaparición forzada seguida de muerte, esa es la figura que el gobierno niega hasta el día de hoy. Además de Santiago y del asesinato de Rafael Nahuel, de 20 años, hay un abandono del pueblo. Pero todavía no terminamos de ver que el Estado perpetra un saqueo de todas las riquezas y de todas las conquistas. Me da indignación, ¿sabés qué pasa? ya no hay palabras. Una, todos los días, dice “Estoy indignada, esto es un saqueo, una inmoralidad. Este presidente no tiene autoridad moral para nada, hace abuso de autoridad”. El tipo tiene todos los errores, mejor dicho, todos los pecados habidos y por haber. Tiene malas intenciones permanentemente. El equipo de él está hecho a su medida. Eso de que renunció Caputo… Un día le avisaron. “Bueno, ahora te toca renunciar, ya cumpliste tu rol, chau, andate a tu casa”.
¿Pero por qué no reaccionamos?
Eso digo yo. Si tuviera la bola de cristal… Un poco lo atribuyo a muchos errores del gobierno anterior. Muchos errores que la militancia, con tal de aplaudir, permitió que se cometieran.
¿O sea que hubo como una necesidad de ilusionarse simplemente, aunque algunas cosas no fueran bien?
Creo que hubo terribles errores que se fueron sumando.
¿Por ejemplo?
La Ley antiterrorista, Milani, maltrato a las comunidades indígenas. No todo estaba bien, también había represión, estaba un Berni que hacía lo que hoy la Bullrich. Berni es la Bullrich. Todo esto se sumaba. Igual había cosas muy buenas que no las habíamos tenido. El respeto a la jubilación del ama de casa, el diferenciar el tema género en el Congreso, la paridad en la existencia de la mujer. Hubo cosas buenas, pero tuvo cosas muy graves como la entrega de alguna parte del país: las mineras, el agua. Todo se fue sumando y después terminamos en este espécimen, como le digo yo, porque no tiene denominación.
¿Pero vos crees que la gente con odio de clase hizo esa evaluación, esa suma?, ¿no crees que la mayoría de sus votantes votó por el odio a que la gente que nunca tuvo nada tuviera una mejor vida?
Eso lo tienen que estudiar los psicólogos.
Vos sos psicóloga social.
Sí, pero entre todos. Yo puedo hacer mi investigación o puedo atreverme a una suposición mía, pero eso tiene que ser a nivel colectivo. Tenemos que hacerlo entre muchos.
Ahora tenemos que salir de esto, primero.
Ahora, cuando se trate la ley sobre el presupuesto en Senadores, hay que ser miles en la calle. Aunque la sanción sea número puesto, hay que seguir lucha, pelear y salir permanentemente.
SUEÑO QUE BULLE DENTRO DEL CUEPO
“(…) la revolución, el salto temido / y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra / desidia. (…)”
“La pura verdad”, Paco Urondo.
¿Qué conociste de inesperado de Gustavo cuando se lo llevaron?
Muchas conocíamos sobre la militancia de nuestros hijos. Quizás, algunos hijos no contaban para no preocupar, para proteger. Yo sabía que mi hijo iba a la Villa 31. En cada familia el proceder era distinto y la reacción también lo fue. No todas las Madres salimos a la calle al mismo tiempo y no todas mantuvieron una lucha pareja. Eso, por cuestiones de familia, de trabajo, de carácter, de temperamento. Esta lucha es muy exigente.
Contabas en alguna entrevista que Gustavo te tiraba frases, por ejemplo, “allá afuera hay otro mundo”.
Me decía que nadie nace sin inteligencia, que todos los seres humanos tenemos que desarrollarnos, tenemos derechos, que había que estudiar. Yo empecé a estudiar psicología social después, muchos años después de la desaparición de Gustavo. Empecé a estudiar porque los métodos del estudio que creó Pichón Riviere hicieron que las alumnas de piscología social vinieran a hacer sus prácticas con las Madres. Las chicas nos decían “Vos hacés en la práctica todo lo que enseña Pichón en la teoría, no te cuesta nada”.
¿Estás cansada de algo?
No. ¿Sabés qué pasa? De todo lo que hacemos, nada es obligación, cada madre hace lo que siente. Esto es un compromiso, no es una obligación. Por eso a la Plaza de Mayo no vamos todas las Madres. De Línea Fundadora vamos dos o tres, las otras están enfermas, tienen que cuidar a algún familiar o ayudar a crecer a los nietos porque los padres no están. Igual hay muchos jóvenes que nos acompañan. Y también muchas amigas que se jubilaron y ahora tienen tiempo para venir. Es una evolución.
Ustedes están dejando un legado.
El legado es que hay hijos, hermanas, hermanos, nietos y nietas. Un legado que se va a heredar de manera colectiva. Los organismos de Derechos Humanos tienen ahora también hermanos y hermanas de desaparecidos, que se van sumando. Al principio no queríamos que ellas y ellos fueran a la Plaza, teníamos miedo de que les pasara algo. Ahora no, ahora ellos siguen los juicios y acompañan.
¿Tenés algún miedo?
Que nuestro nombre de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora esté algún día ensamblado con algún partido político. Quiero que los que sigan, lo hagan como independientes, como yo fui y soy hasta ahora. Es lo único que no me gustaría, que mi familia viera el nombre nuestro usado para algún partidismo político.
¿Te acompaña tu nieto, el hijo de Gustavo, en la lucha?
Los nietos están en lo suyo. Él es periodista, licenciado en Letras. Ahora quiere trabajar en una central obrera. Se interesa, está en contacto conmigo, me llama. Él vive afuera, en Colón, pero digamos que está cercano. La familia de mi nuera también está muy cercana a mi lucha. Por eso lo que dice la canción de Sting, “ellas bailan solas” no es tan así. Cuando íbamos a la iglesia de la Santa Cruz, a un grupo de familiares allí nos daban un local para reunirnos. Y, en una salita contigua a la misma iglesia, comenzó a reunirse un núcleo de jóvenes que estaban conformando lo que hoy es ATE. Entonces se llamaba ANUSATE. Esos jóvenes que tenían la edad de nuestros hijos e hijas.
¿Nunca se te ocurrió escribir?
A veces tengo ganas, pero soy muy inquieta. Y, si una anda de acá para allá, no se puede escribir. Todo no se puede.
¿Qué podrían aprender de la forma de organización democrática que tienen las Madres los gobiernos nacionales?
Podrían aprender a escuchar opiniones. Cada una de quienes componemos la Asociación da una opinión. Luego de escuchar todas las opiniones, se decide qué es mejor. Si el gobierno actuara así, democráticamente, si escuchara al pueblo, si se sentara con integrantes de los sindicatos, de las asociaciones, si escuchara qué quiere y qué necesita la gente… Pero gobernar con una venda, con los oídos tapados, no.
Tal vez, si hiciera todo eso, ya no lo llamaríamos gobierno. ¿Revolución significa algo para vos?
Me gusta la palabra revolución. Para mí significa sentir adentro del cuerpo que las ideas fluyen, juntarse con otra gente y planificar, desde luego, sin violencia.
¿Hay revoluciones sin sangre?
Claro que sí. La primera violencia la ejercen el hambre, la desocupación, la desatención del pueblo. Eso provoca más violencia y más tristeza. El hambre, especialmente. Por eso es muy importante reunirse. Hoy justo me llamó una piba que es una de las organizadoras de “Ni una Menos”. Ellas quieren reunirse para ver las estrategias a seguir. Me parece bien que nos juntemos a pensar y decidir. Y, después, que se integren hombres y mujeres. No soy partidaria de que sólo las mujeres vamos a cambiar el mundo.
(1) Fabián Gorosito tenía encuentros con la pareja de un policía de la 6ª de Merlo. El 14 de agosto de 2010, salió a bailar con sus amigos. Pero apareció la policía y Fabián corrió y lo atraparon. Apareció muerto al día siguiente, en un descampado. Sus tres amigos, fueron secuestrados y torturados unos días antes, cuando los uniformados intentaban encontrar a Gorosito y confundieron a uno de ellos con Fabián.
(2) En el caso por torturas a Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya, ambos militantes de La Garganta Poderosa, todos los efectivos fueron condenados a prisión efectiva con penas que van entre los 8 y 10 años de prisión. Es la primera condena que reconoce las torturas en lugar de apremios ilegales o delitos menores bajo la gestión de la Ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich.
Una bellaza de mujer y una belleza de entrevista!!!!!