Claroscuros: Entrevista al físico Guillermo Méndez
Entrevista y edición: Sergio Lucero
Fotos: Guillermo Méndez
DISTRAÍDOS VUELOS DE ALEGRÍAS
“Ella no dice nada solo cocina
Vaya a saber la causa
Vaya a saber la causa
Vaya a saber la causa
De su alegría
Ella no dice nada lava y suspira
Y a veces hasta vuela
Y a veces hasta vuela
Y a veces hasta vuela
De distraída”
Facundo Cabral, “Ella no dice nada”
A las 3 de la mañana, un té de cedrón sostiene la cordura en la disputa absurda del hombre con sus madrugadas. Estudia de noche, trabaja de día y a esta hora el suspiro reconecta los tendones y los nervios con los microorganismos gigantes que pasean a trasluz. Hay que seguir por lo menos una hora y media más, es la última curva antes de la cama, antes de arrancar otra vez, antes de las cuatro horas de sueño espectacular. Estudia economía, lógico para la estirpe generacional, pero no para su corazón. Siempre entre balances, algo lo saca de foco, lo distrae casi sin remedio, sólo él entiende sin comprender. Algo que circula por las venas paralelas, por lo más íntimo, donde conectan, misteriosamente, el cuerpo y eso que algunos llaman alma. Lo inquieta al extremo de no dejarlo en paz hasta que abra por fin la puerta para ir a jugar. Ahora, la cocina a oscuras, la taza de té humea y la ventanita insignificante que da al aire y luz le chista a los ojos. Es una de las visuales más intestinales del aparato digestivo de la ciudad, con olor fétido y la humedad de todas las transpiraciones. Sí, esa, se abre generosa y parsimoniosa al paso de una luz nueva y brillante sin escándalos, incandescente sin exuberancias y, en sus huellas, la luna. Blanquísima, intenta una redondez como la panza embarazada de su vecina, que lo vuelve loco en delirios arrebatados de distracciones en las madrugadas de estudio, la misma que se casó con el chabón de a la vuelta, el musculoso y con auto deportivo. Nadie hubiera imaginado que la morocha de al lado es la que lo enciende en sus vuelos. Ni él lo puede creer, pero tan enamorado, tan loco. Ahora, aquí hay algo inmensamente revelador, que pone todo en un nuevo orden y acomoda, en sus pequeñeces, a las enormes importancias de lo que sostiene la vida. Mientras, en el claroscuro de la cocina las venas se le desbordan con olor a margaritas, un cuadro fantástico se pinta en la rendija que deja ver las paredes de los edificios. Entre ellos, baila ese satélite que entra sólo quince minutos por la maravillosa ventanita del aire y luz. Sus ojos se van tras la luna y, con esa mirada, van su sangre y su infancia completa. Parece pasar todo el cosmos por ese agujerito, sin que él lo descifre. Pero lo goza. Quiere salir arrebatado por ahí para hurgarle los recovecos a cada estrella. Entonces, a tientas, busca el atlas multicolor de la pequeña biblioteca familiar. Lo posa emocionado sobre la mesa redonda de fórmica blanca de la cocina, lo abre en las páginas 32 y 33 de papel brillante plastificado y despliega a colores las dos caras de la luna. Mares y cráteres y desiertos y montes. Para volar al espacio se metió por el libro y, con los viejos binoculares burreros de un tío finado, llega a identificar qué le dice el mapa entre las manchas astrales. La luna desaparece detrás de la ropa tendida en la terraza vecina. Pero algo acaba de suceder ya para siempre: el universo entero entró por las retinas de su alma sedienta de infinito al alcance de su mano y lo traspasó como un rayo quemándole el camino. Bastó para eso lo poco que alcanzó a ver y, sobre todo, lo que no vio. Así es esto, a medida que se avanza un paso se descubren mil más que estiran el camino. Conocer es también saber que no se sabe. Acaso he ahí el carbón de esta vieja máquina que es deseo inextinguible, insatisfecho y ardiente. El fuego se transforma en preguntas, las preguntas se vuelven inquietas, la inquietud no necesita respuestas. Sólo curiosidad y espacio profundo para el orbitar eterno de este instante.
Los poetas saben acerca de raras pociones para emprender el vuelo. Los enamorados vuelan que vuelan mientras vuelan. Los locos y los distraídos son los que vuelan los mejores vuelos. Aunque parece que los físicos aprendieron técnicas aeroespaciales en laboratorios de algunos subsuelos en el sur. Quizás, por enamorados, por algo de poetas y un poco de locos. Y, sobre todo, por descifrarle la técnica a la distracción. Ojalá este estudiante nocturno, o cualquier otro, lea alguna vez las palabras de este otro tipo que, en Bariloche, encontró un punto en su horizonte para el despegue. Físico del equipo de diseño y construcción del ARSAT, fotógrafo, lector consuetudinario y amante de los libros. Guillermo Méndez.
CAFÉ EN UNA OLVIDADA ESQUINA DEL UNIVERSO
“Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta,
indomable pasión, tú que nos devoras si no te encadenamos.
Bendita seas, poderosa Materia, Evolución irresistible, Realidad siempre naciente, tú
que haciendo estallar en cada momento nuestros encuadres nos obligas a buscar
cada vez más lejos la Verdad.”
Pierre Teilhard de Chardin, “Himno al Universo”
El conocido y popular satélite ARSAT tiene decenas de anónimos detrás, vos sos uno.
Uno de los tantos que formamos parte de la industria aeroespacial nacional. Esta industria está compuesta por la Agencia Espacial Nacional, la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales), por INVAP, (Empresa de Investigación Aplicada, Sociedad del Estado) como principal contratista, por algunas empresas específicas como VENG (Vehículo Espacial Nueva Generación), por la Universidad de la Plata, por ARSAT (Empresa Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima) y otras que arman este conglomerado. CONAE, ligado a la ciencia, y ARSAT, ligado a la comunicación, son las empresas que definieron sus misiones al contratar nuestros servicios de INVAP. Por eso son nuestros principales contratistas.
¿ARSAT es una empresa de comunicaciones?
Claro, aunque no se ocupa solamente de satélites, sino de la transmisión de fibra óptica, del archivo de datos y hasta tuvo injerencia en la TV digital.
¿Qué es INVAP?
Es una empresa de ingeniería y fabricación de elementos tecnológicos: radares, reactores, centros de radioterapia, prótesis, satélites, instrumentalización para satélites, todo lo ligado a la energía nuclear para reactores de investigación y aplicación medicinal. Con más de cuarenta años, ha vendido reactores a Australia, Argelia. Nace durante el gobierno militar para el desarrollo de la energía nuclear. Entonces, uno de los miembros debía ser el estado de Río Negro, garantizando el respaldo estatal para comercializar ingeniería nuclear en el mundo. Por eso es una empresa mixta. En lo que respecta al funcionamiento económico, es literalmente una empresa privada, si no vende no se sostiene. El estado respalda los convenios, apoya e incentiva el trabajo de la empresa, cuyo lema es finalmente “De Río Negro al mundo”.
¿Cuáles son los hitos diseñados y construidos por INVAP?
En la historia de la empresa, contamos con los SAC A, B, C y D, de uso científico, para estudio e investigación, específicamente, seguimiento de fauna; ARSAT 1 Y 2: satélites de comunicación; SAOCOM 1 y, en el próximo enero, se estará lanzando el SAOCOM 2: radares por microondas para medir características del suelo, inundaciones, incendios.
Los ARSAT son los más conocidos porque se puso en juego la pérdida de las órbitas 74 y 101. Las órbitas espaciales son muy caras y se dividen como las posiciones en la Antártida. Se entregan a algunos países y, si no se las usa en un tiempo determinado, se pierden. Cuando las nuestras se estaban por vencer, el gobierno de Néstor Kirchner averiguó cuánto salía un satélite mientras alguien le chifló al oído “che, nosotros lo podemos hacer”. Entonces, se armó la propuesta, se aceptó, se hizo el diseño, el desarrollo, la calificación, la construcción y el lanzamiento del satélite de comunicaciones geoestacionario. Todo esto empezó allá por el año 2006. El proceso es largo y empieza con la firma de un acta acuerdo, con los requerimientos de cómo el cliente quiere específicamente el satélite, para seguir con el proyecto y la construcción. Se va de la ingeniería gruesa a los detalles: la decisión de los proveedores, qué se puede construir y qué hay que comprar. En el medio de ARSAT ocurrió la gran expansión de la empresa. Pensá que se venía de los años 90, con un 75% de recorte del personal. A partir del 2005, se vuelve al más alto nivel de capacidad laboral, gracias al proyecto del satélite. Este proyecto generó un conocimiento propio importantísimo y un éxito de la empresa con gente muy capacitada para el trabajo aeroespacial. Nuestros satélites están todo el día al cien por ciento, funcionan plenamente. El ARSAT 1 está en el tercio de su vida útil, quince años, y no tuvo nunca ningún problema. SAOCOM, un radar que está volando con cámaras de supervisión del suelo y movimientos naturales, orbita y funciona con el mismo éxito.
CAMINAR LENTO POR LA SUPERFICIE DEL ESPACIO PROFUNDO
“Hace cuarenta años
Que quería romper el horizonte,
Ir más allá de mis propias narices,
Pero no me atrevía.
Ahora no señores
Se terminaron las contemplaciones:
¡Viva la Cordillera de los Andes!
¡Muera la Cordillera de la Costa!”
Nicanor Parra, “Viva la Cordillera de los Ándes”.
¿Vos qué hacés en todo este proyecto? ¿Cuál es tu trabajo?
Soy responsable de calidad del departamento que se encarga del control térmico. Un satélite tiene distintas fases: la parte estructural, la mecánica, las computadoras que lleva adentro, los paneles solares que alimentan las baterías, todo el cableado que necesita un diseño especial para los kilómetros de cable que lleva. El servicio de control térmico diseña y controla la absorción y evacuación de temperatura para que no se destruya. Los satélites están expuestos a situaciones térmicas extremas, por ejemplo, la parte que apunta al sol puede llegar a +150 grados y la parte que mira al espacio profundo puede llegar a -200 grados. Todo esto en el mismo momento y en el mismo cuerpo, de aproximadamente 4 metros de longitud, el tamaño de una camioneta. Cómo hacemos para que, por un lado, tanto el frío como el calor no ingresen y, a su vez, se pueda mantener las computadoras interiores a su temperatura especial para el buen funcionamiento. Cómo evitar que las condiciones exteriores influyan en la estructura y el funcionamiento y también conseguir que el interior tenga su propio ecosistema. Por otro lado, se debe gestionar lo necesario para los cambios propios de su órbita. Por ejemplo, un satélite de órbita baja está ciclando, cuando pasa por atrás de la tierra, se encuentra en eclipse, es decir: todo el satélite se enfría. Entonces, sin la radiación solar y, mientras usamos la energía acumulada para prender calefactores que sostengan la temperatura adentro, no cargan las baterías. En otros momentos se hace necesario evacuar calor para mantener el mismo ecosistema. De todo ese diseño se encarga el “control térmico”. Una vez que el control térmico está diseñado, se agregan otros elementos necesarios para todo ese funcionamiento. Desde que nace hasta que se integra y se lanza, debo certificar que cada fase de la cadena esté de acuerdo a los requerimientos, que todo eso esté bien pensado y bien construido.
¿Quién controla en órbita?
En la primera fase, cuando está en órbita, INVAP comienza a “prender las cajas” y a verificar que todo funciona. Una vez verificado se le entrega la posesión final al cliente, que es el dueño, y es quien controla desde sus estaciones terrenas ARSAT y CONAE, cada uno para sus respectivos satélites. Desde el segmento terreno, manejan y controlan al acomodar la órbita o lo que sea necesario. Igualmente, INVAP queda como consultor especializado y hace mantenimiento en vuelo. Por ejemplo: frente a una tormenta solar que complique el funcionamiento, somos consultados y damos asesoramiento para la solución. Esto suele pasar más bien al principio. Una vez que se tiene la experiencia y se entiende el manual lo controlan más fácilmente.
EL COHETE PASA POR LA PARADA DEL 70
“Viene girando un ángulo planetario,
golpeando las paredes del infinito,
descascarando el nácar del inventario,
violentando el remanso de lo prescrito.
Ciertas presiones altas vienen girando,
en los celajes arremolinaciones,
travesuras del tiempo traspapelando.
Vienen antecedentes de los ciclones.”
Silvio Rodríguez, “Reino del todavía”
Vos fuiste uno de los pocos que llevó al ARSAT al lanzamiento para la puesta en órbita, contame algo de esa experiencia.
La campaña de lanzamiento dura unos 45 días aproximadamente y se va acompañando por distintos grupos en cada fase. En total serán unas 50 personas, más o menos. Los lugares de lanzamiento fueron: Guayana Francesa para ARSAT, y Estados Unidos para SAOCOM. El próximo se lanzará desde Cabo Kennedy.
Las fases de lanzamiento empiezan con el empaquetamiento del satélite. Se mandan en contenedores todos los “fierros” que hicieron de plataformas especiales para poder sostener, girar, maniobrar en etapa de construcción. También se envían todos los racks con las computadoras del mismo proceso constructivo. Entonces, sale un contenedor con el satélite y otros diez con todas las cosas que necesitás, lo que requiere una logística importante. Se cargó todo en el avión, en este caso el Antonov, y partieron desde Bariloche hacia la Guayana. Algunos del equipo viajaron en el avión para controlar ese proceso y el resto fuimos directamente. Una vez en la base, controlamos la llegada y el comienzo del armado para el lanzamiento. Después, otra etapa de controles paralelos al satélite, carga de combustible y, entonces sí hicimos las últimas inspecciones para el control final. Se puso la firma, en este caso de “control térmico”, que certificó que todo estaba bien y listo para la puesta en órbita.
Con esa firma final, ¿qué certificás?
Desde control térmico, aseguramos que todo estuviera tal como fue diseñado y construido. Entonces esto, por lo menos por temperatura, queda aprobado. Una vez que se lanza se recogen todos los fierros y se vuelve. Kourou, que es el centro de lanzamientos de Guayana Francesa, es una base de la ESA (Agencia Aeroespacial Europea). Entre paréntesis, lo que dicen de la comida francesa es verdad: ¡de reputamadre! ¡No sabés lo que es eso!
POSTALES DESDE LA ESTACIÓN DE SERVICIO
“EL futuro es espacio,
espacio color de tierra,
color de nube,
color de agua, de aire,
espacio negro para muchos sueños,
espacio blanco para toda la nieve,
para toda la música.
Atrás quedó el amor desesperado
que no tenía sitio para un beso,
hay lugar para todos en el bosque,
en la calle, en la casa,
hay sitio subterráneo y submarino,
qué placer es hallar por fin,
subiendo
un planeta vacío,
grandes estrellas claras como el vodka
tan transparentes y deshabitadas,
y allí llegar con el primer teléfono
para que hablen más tarde tantos hombres
de sus enfermedades.”
Pablo Neruda, “El futuro es aspacio”.
¿Cómo es la Guayana Francesa?
Es un país muy particular. Fue una experiencia rarísima, más allá del laburo. No fui a visitar la Isla del Diablo, de donde se escapó Papillón, ni soy un animal turístico. Más bien circulaba por las calles, iba al supermercado, caminaba cerca del hotel, hablaba con la gente. La selva es algo impresionante: una muralla verde de distintas alturas de plantas exuberantes. No se puede entrar ni un metro, impenetrable. Los bichos parecen funcionar al revés: las arañas se comen a los ratones, las avispas matan a los pájaros, es re loco. La población es de mayoría negra. Por otro lado, los franceses se distinguen bien blanquitos, mostrándose distintos. Además está La legión extranjera, que custodia la base. Parece que llegaron barcos cargados de negros de distintos lugares. Y hoy te muestran una variedad muy interesante: algunos más esbeltos o esbeltas, otros más marrones, distintas fisonomías hoy mezclados con brasileños, colombianos, algunos, de Santo Domingo.
¿Cómo es la economía?
La Guayana vive esencialmente de la “base”. Las Guayanas inglesa y holandesa se independizaron, en cambio, la francesa sigue siendo territorio de ultramar de Francia. La base de Kourou es perfecta a nivel aeoroespacial, con su ubicación cercana al Ecuador. El clima estable, con 25° de la mañana a la noche. Incluso, se puede proyectar a partir de conocer las precipitaciones anuales. No como Cabo Cañaveral, donde te puede venir un tornado de sorpresa. El lugar de lanzamiento es el que menos combustible usa, según su punto con respecto al Ecuador. Pensá que cada kilo de combustible es mucha guita. Entonces, con buen clima y sin viento, con la última gota llegás adonde querés. El espacio aéreo es muy seguro, tiene un solo aeropuerto, la costa es recortada. Cuando se independizaron las otras Guayanas, Francia hizo una especie de plebiscito para consultar a la población si querían recibir un subsidio de mil quinientos dólares por mes, educación gratuita y casa o ser independientes. El 95% eligió seguir siendo franceses. Ciudadanos franceses de ultramar. Por eso, hoy, muchos de los alrededores intentan entrar a vivir a la Guayana para lograr tener el pasaporte. Tiene cerca de 250.000 habitantes en un territorio muy pequeño, en su mayoría tomado por la selva, donde se le hace muy difícil sembrar. Por eso es muy dependiente de la comida que llega desde Francia, incluso el pan. Un empleado me contaba que seguía trabajando para asegurarse la educación de la hija, pero la mayoría de la población no trabaja. No hay industria, recién ahora están tratando de reactivar la pesca. El trabajo en la base de lanzamiento y los subsidios son las fuentes de ingreso más comunes. En un restaurante, los mozos y empleados son negros, pero el que está en la caja siempre es blanco: foto de época. La inseguridad es alta y te recomiendan no andar por la calle después de las ocho de la noche, aunque los subsidios aseguran recursos para todos, el alcohol hace estragos, no tienen nada que hacer. Un domingo, después de quedarnos hasta más tarde comiendo afuera, algunos volvimos al hotel a charlar y a tomar mate. En el viaje, la pifiamos en una calle y terminamos en un barrio que parecía áspero. Me impacto la imagen de gente degradada. En el hotel le comentamos al empleado y nos dijo “¡uy, se metieron en el cementerio de las putas!”. Resultó ser una especie de depósito de prostitutas “viejas”, de más de veinticinco. Es impactante cómo las chicas se prostituyen a los trece o catorce años. La competencia y el desgaste de la vida las llevan a juntarse en el barrio de las “putas muertas”. Terrible. Guayana es el patio trasero de Francia, por eso el catálogo de drogas que se ofrece en la calle y el turismo sexual son impresionantes. Todos los días hay un avión que va de París a Cayena y depositan tipos de sesenta para que después los veamos en la mesa con chiquitas de doce años. El tipo se levanta, la chica va tres pasos atrás, unos pocos euros y el tipo se vuelve a Europa como si nada.
BARRILETE DE SUEÑOS Y FIBRA ÓPTICA
«En algún lugar algo increíble está esperando ser descubierto».
Carl Sagan
¿Qué es un satélite?
Es un artefacto construido por el hombre que se pone en órbita a la tierra, incluso, en otros planetas. La luna, en estos momentos, tiene satélites que ha puesto la Nasa. Marte tiene cinco satélites orbitándolo. Los asteroides tienen satélites.
Misterio total para ignorante como yo, ¿cómo se hace para hacer volar un artefacto durante tantos años?
Los satélites vuelan por la fuerza de la gravedad, igual que la luna. Si a una piedra que tirás para arriba y vuelve le das una velocidad específica de 11 metros por segundo, lográs que quede girando. El efecto sería como atarla a un hilo: la hacés girar hasta que el hilo se corte y, entonces, queda girando la piedra en su órbita. Con los satélites sucede que, una vez que empiezan a orbitar, la tierra los atrae y es preciso corregirlos en vuelo. Pero, claro, el satélite no sale solo, hay que llevarlo con un cohete hasta dejarlo orbitando. Hay tres tipos de órbita con respecto a la tierra: leo, meo y geo, que serían cercana, media y lejana. La geoestacionaria está puesta a una distancia en la cual el satélite, con respecto a la velocidad, siempre va a apuntar a un mismo lugar. En cambio, uno de órbita baja, un leo, barre alrededor de la tierra constantemente, por eso tiene algo que se llama revisita: cada tanto el satélite vuelve a pasar por el mismo lugar (los GPS, por ejemplo). Un satélite de órbita baja dura 90 minutos y, en ese tiempo, da una vuelta completa sobre su órbita. El ARSAT es geoestacionario, no se lo ve porque está muy lejos. Con un telescopio, se lo puede ver como una estrella, siempre fijo. A satélites como estos se los lleva hasta un lugar y, de ahí, se propulsa solo hasta donde tiene que ir. Por ejemplo: el vector lo suelta a 500 km de altura y el equipo hace 35.000 km solito, tarda unos 15 días más o menos, hasta el punto donde tiene que estar.
UN BONDI A LA NASA
“Es mejor equivocarse siguiendo tu propio camino
que tener razón siguiendo el camino de otro”.
Fiodor Dostoievski
¿Qué estudia alguien para hacer lo que hacen ustedes?
Es muy abierta la cosa. En Argentina, recién ahora hay una carrera de ingeniería aeroespacial. El plantel está compuesto por físicos, ingenieros mecánicos, electromecánicos, electrónicos, químicos. Gente que aprendió ciencias.
¿El tema te interesó de siempre o te fue llevando el camino de la vida?
Uno de los primeros libros que leí de chico, aunque no entendí absolutamente nada, fue de Camille Flammarion. Siempre me interesó la astronomía, la astrofísica. A mis ocho años, leía sin entender, paro me atraía y tenía la extraña conciencia de que, alguna vez, comprendería. Aunque el vocabulario me era extraño seguía adelante, los dibujitos me guiaban. Ya en la secundaria, me compraba revistas de investigación científica sobre el espacio y astrofísica. Siempre sentí mucha atracción por entender qué pasaba allá afuera. Tenía el sueño callado de trabajar en la NASA. Nunca trabajé ahí, es cierto, pero estuve con el director de la NASA, lo que para un pibe de Ciudadela es un buen logro.
¿Cómo fue eso?
El director de la NASA nos visitó, dio una conferencia, compartió experiencias y yo fui un cholulo total, tipo quinceañero. Lo agarré al salir del baño, me puse a hablar con él, fue alucinante. Charles Bolden, un tipo extremadamente sencillo, lo abordé después de haber estudiado toda su vida. Fue el director de la NASA durante el gobierno de Obama. El currículum del chabón es impresionante. De hecho, la primera pregunta que le hice fue si dormía, ¡no se puede hacer tanto como dice el curriculum y además llevar una vida! Piloto en Vietnam, piloto del trasbordador espacial en algunas misiones, gran cantidad de horas de vuelo en el espacio, arregló el telescopio Hubble y una vida familiar con dos hijos. Me preguntó por mi familia, le conté que, en ese momento, tenía un hijo de cuatro años y me dijo “pensá que esta generación es la generación del espacio, no nosotros”. Después, en la conferencia, completó la idea: la industria y la ciencia necesitan salir de la tierra por cuestiones de limpieza y seguridad. En el espacio se podrían mejorar la calidad de algunos asuntos. Imaginate hacer vacunas sin riesgo a que se contaminen, investigaciones limpias en gravedad cero. La industria tiene sus horizontes en el espacio. Por otro lado, en algún viaje, con colegas de otros países muy avanzados en esta industria aeroespacial, me di cuenta de que no es imposible para nadie, que cualquiera lo puede hacer. Yo no lo hice, pero hubiera podido. La capacidad que se necesita para acceder a ese nivel de trabajo la tenemos entre nosotros, es la misma capacidad de laburo y voluntad que se necesita para otras cosas y que tenemos tan desarrolladas en estos lugares.
CALEIDOSCOPIO DE PLANETAS
“El caleidoscopio es un ensueño de jardines condensados, es una redoma de peces y de estrellas amaestradas…
…Mirad, mirad. Los vitraux fugitivos y las albas embrujadas y los crepúsculos quebrados. Ese rebaño de colores que se aleja en el tiempo, ese desfile de mariposas encantadas, ese azar de luces sin destino y pequeños bombones del ojo, que hacen las delicias de la retina.
Este instrumento tiene algo de sagrado y de juego inmortal.”
VICENTE HUIDOBRO, «CALEIDOSCOPIO».
¿Qué te genera tanta fascinación?
Tu trabajo se va al espacio. En los últimos ciento cincuenta años, apenas las edades sumadas de dos hombres viejos, la humanidad venía soñando con la idea de volar, salir al espacio. De repente, atropelló esa idea y hoy se está a punto de poner gente en otro planeta. Me parece fascinante que sea algo así como la nueva aventura humana y que lo estemos viviendo. Que nos haya tocado este momento me parece increíble. No podría hablar de vocación, en el sentido clásico, pero me deslumbra totalmente. Siempre me fascinó. Si en el colegio había que hablar de agujeros negros me llamaban. Tuve premios por trabajos matemáticos sobre el tema, publiqué algunas teorías de astrofísica. Pero, al día de hoy, me doy cuenta de que me mueven la curiosidad y el entusiasmo. Me parecen interesantísimas la neurocirugía, la botánica, la mecánica, la sociología, la antropología. El conocimiento humano es un tesoro. Seguí este camino, trabajo de esto, pero me interesa el conocimiento. Este trabajo te enfrenta a situaciones en las que el hombre debe buscar y resolver para el desarrollo de lo posible. Pensá que, en un simple pistón de un motor, la diferencia de un cabello humano ya hace que funcione mal. En aparatos para el espacio ese pequeño problema es macro. O sea, lo micro es macro. Las potencias son descomunales para poner al hombre en la luna y traerlo con esas tolerancias mínimas que requiere. Sin embargo, el hombre lo ha logrado. A mi esa fascinación me viene de chico, yo no miraba el cielo, sino los libros.
¿Los libros te fascinan?
Absolutamente. A los doce, quemaba la plata que tenía comprándome libros. Los primeros que recuerdo eran de Camille Flammarion, uno de espías que se perseguían en Mercedes por rutas nevadas. Otro era sobre una expedición a una fosa. A partir de ahí, la lectura me acompañó toda la vida. Compraba un libro por su tamaño, no sabía cuál era bueno. Los buscaba por cantidad de páginas. Entonces, a los catorce, me tragué a Santo Tomás de Aquino. Por esa misma razón, me crucé con los clásicos: por gordos y baratos. Shakespeare vale dos mangos, entonces me compré la colección completa y tuve para leer un rato largo.
EL BIG BANG ES UN POEMA DE AMOR
«Más que un conjunto de conocimientos, la ciencia es una forma de pensar».
Carl Sagan
¿Cómo confluyen en una misma persona la fascinación por la ciencia, la técnica y la literatura?
Creo que hay un equilibrio entre los datos, lo netamente tangible, los esquemas, los flujos y analogías en el terreno de la comprobación del área científica, al armar un lugar de la experimentación. Ahí tenés mucho control de laboratorio. Interesante, porque en otros ámbitos de la vida eso no sucede. La literatura, especialmente la novelística, es gran generador de esas ideas científicas. El ejemplo universal puede ser Julio Verne, cuando escribe acerca de un hombre que iba a llegar a la luna cien años antes de que eso verdaderamente sucediera. Si la ciencia es la exploración de las cosas, la literatura es la exploración de las personas. Shakespeare, Dante, Borges son exploradores del alma humana. Es asistemático, crean un mundo, inventan personas y pueden darle forma, hacerlo hablar, ponerlo en circunstancia y eso me parece fascinante. La literatura tiene una potencia en la lectura de las personas desde hace miles de años. Dante recorre desde el cielo al infierno y, en el medio, encuentra el mecanismo por el cual aparecen los deseos en las personas. Cervantes, arma un tipo que se mete en todo, hasta que descubre que la libertad es dejar que cada uno haga lo que tiene que hacer. Y Dostoievski ni hablar, el máximo explorador, es el Jack Cousteau del alma humana. Literatura y ciencia funcionan como espejos. Porque, si hay un misterio, no está en el espacio, sino en el corazón de las personas.
Se puede decir que hay un modo, o varios, a la hora de abordar formas literarias, pero vos hablás de lo asistemático ¿qué querés decir?
Que vos podés crear un nuevo orden fuera del orden, un nuevo sistema con sus personajes en las circunstancias que se te ocurran. Se supone al escritor como demiurgo, titiritero, es el que maneja las circunstancias. Pero, al fin, parece que los personajes empiezan a cobrar vida propia. El autor es mezclador de ciertas cosas y la mezcla provoca una novedad, que empieza a funcionar por sí misma. Luigi Pirandello, en “Seis personajes en busca de un autor”, escribe un mundo donde los personajes que vienen de la fantasía del autor buscan alguien que les construya la realidad.
¿Vos escribís?
Sí, escribo quizás como un modo de entender a los otros. En principio, para entender a quienes escribían los libros que yo leí. Siempre me pregunto cómo hizo esto, cómo armó esta situación, de qué manera fue desarrollando la complejidad de este escenario. Nunca me voy a olvidar de un libro que se llama “The correction”, de Jonathan Franzen, donde uno de los personajes fundamentales tiene alzhéimer y es capaz de explicar el momento en que el cerebro empieza a nadar en el bosque de palabras y no puede agarrar ninguna para expresarse. Me impacta cómo mierda hace para contar eso. Yo vivo la manifestación artística como un modo de interpretar a los otros. Cuando empecé a escribir, pude leer lo que escriben otros de una manera diferente. En general, escribo de forma satírica, bastante ácido, pero nunca quise publicar. Escribo para leer. Mis personajes me muestran qué puedo llegar a pensar, les hago decir lo que no puedo decir en público. Por otro lado, los personajes no son totales, lo humano aparece sin necesidad de maquillajes y, con ellos, hay permisos que me doy para tratar de cambiar la realidad.
En tu mundo laboral tan científico y técnico, ¿hay un valor por lo literario, por la palabra?
Poco. Hay gente que lo valora, pero es una minoría. Igualmente, se puede ver una inquietud cultural en general. La música, el teatro, la fotografía suelen ser espacios valorados dentro del ambiente. A veces, el contacto se da por medio de la pareja que es artista. Son pocos, pero tengo algún compañero pintor, otros músicos.
El trabajar tan compenetrado con “la cosa” y no con personas, ¿ puede llevar a una mirada deshumanizada de la vida, a la pérdida de empatía?
Las cosas pueden ser un refugio de escape, la ciencia puede ser una huida. Es mucho más fácil lidiar con un tornillo o con una fórmula que con una persona. Entonces, puede darse algo de lo que decís. En ciencia los problemas se resuelven a través de datos y ciertos procesos, lo cual está bueno incluso para aplicar en otros aspectos de la vida: una mirada ordenadora que analiza la realidad ajena a las emociones. Sin embargo, los problemas humanos son otra cosa. Frente al miedo al mundo y a los vínculos, la ciencia es una excelente respuesta que les da hogar a muchos. Algunos buscan alimentar su espíritu por medio del arte o actividades solidarias, van a hogares infantiles.
SELFIES EN LA LUNA
“…La noche es buena
para decir adiós. La luz estorba
y la palabra humana. El universo
habla mejor que el hombre.
Cual bandera
que invita a batallar, la llama roja
de la vela flamea. Las ventanas
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
las hojas del clavel, como una nube
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa…”
José Martí, “Dos patrias”.
También sos fotógrafo y le dedicás tiempo y disciplina, ¿cómo entraste al mundo de la fotografía?
A los 20 años, cuando estaba de novio con Caro, ella empezó a hacer un curso de fotografía. Miré por encimita y vi que la mayoría eran chabones. Entonces, dije “yo me meto a hacer el curso también!”. Vino por ese lado, no estaba en mi horizonte. Mi costado guardabosque me llevo a ese mundo: lo estudié, lo entendí, me gustó y me sumergí de lleno. Apasionado por el blanco y negro, por las líneas simples, por la cosa en sí misma. Después de un tiempo sin agarrar la cámara, hace cuatro años volví y no dejé. Todos los sábados a la mañana hago mis caminos fotográficos.
¿Por qué el blanco y negro?
Porque, como territorio creativo, es lo más alejado de la realidad que hay. Necesito contacto con la realidad, pero recortarla a su vez para que aparezca lo creativo. La fotografía en color es la representación más cercana a la realidad, en cambio, no hay nada en nuestro mundo en blanco y negro. Te invito a un modo de mirar, a una visión distinta a través del blanco y negro. Entiendo que ahí aparecen las formas más naturales. Me parece un discurso de imágenes mucho más potente que el color. Entre un charco de sangre en blanco y negro o en color, me quedo con el de blanco y negro. En esos matices, las sombras forman parte del relato de la foto, te ayudan a expresar la vida. En cambio, en el color, vos sabés que es una sombra. Más o menos, sería como escribir un poema con la fuerza de pocas palabras que expresan tanto.
Vos trabajás armando satélites para que orbiten entre pequeñas luces que brillan en el escenario oscuro del espacio y usas el blanco y negro en tu mirada fotográfica, ¿qué te dice la palabra “claroscuro”?
Es una palabra que se construye a partir de lo claro. Es la fusión, la vida real. Fijate que no es “blanco y negro” es claroscuro, es la representación de los soportes de nuestra vida. A veces, es más claro que oscuro y otras más oscuro que claro. Así es nuestro pensar, nuestro sentir, nuestro actuar. Si en la “dialéctica” el blanco elimina al negro y el negro al blanco, en el “diálogo”, hay una fusión, hay un claroscuro. Dar a luz.
Después de hablar de tus búsquedas, de tu oficio, de tus lecturas y de escrituras, ¿cómo te gustaría que te presente, como un físico, como un fotógrafo, como un lector o como escritor?
Como un curioso.