Claroscuros: sobre las telas “Vestigios Huarpes” y “Regreso del Gral. San Martín y encuentro con Olazábal en la cumbre del Portillo”, de Fidel Roig Matóns.
Por Valeria Roig
CARBONILLAS Y ÓLEOS
1977 es el año de su partida y de mi llegada a este mundo. También es un año oscuro en el calendario de la historia argentina. Por eso, mi bisabuelo, Fidel Roig Matóns, moría en Mendoza y yo nacía en el exilio de mis padres, en Quito, Ecuador.
Pasó mucho tiempo para que yo supiera de la existencia de este maravilloso pintor y dibujante. Era catalán, nacido en Gerona en 1887, y embarcado hacia América, en 1908, en busca de aventuras. Por supuesto, iba armado de sus carbonillas, de sus óleos y de su violín. Sí, también era violinista. Toda su formación musical y pictórica la había recibido en Gerona y Barcelona, mientras fue niño y adolescente.
Llegó a Mendoza porque ahí tenía una hermana mayor, casada con otro catalán. La pareja ya vivía en la provincia argentina hacia algunos años. Así, Fidel Roig Matóns comenzó a integrarse en la sociedad de la época. Empezó a dar clases de dibujo y pintura y, en aquellos ámbitos, tuvo la suerte de conocer a la joven Elisabeth Simon, argentina, hija de un francés y una descendiente de italianos. Mi bisabuela era una mujer hermosa, que cursó el magisterio y se recibió de docente. Una verdadera amante y defensora de la escuela pública.
Se enamoraron, Fidel respetó siempre que ella siguiera dando clases. Ella lo admiró siempre y lo alentó a dedicarse al arte. Cerca de su casa, Fidel se ocupaba en algunas pinturas sobre pobladores de la ciudad. Eso, hasta que otro golpe militar, el de Uriburu de 1930, dejó a Fidel sin sus cargos docentes. Entonces se dedicó solo a pintar, con el apoyo de su esposa y de sus cinco hijos varones: Fidel, Arturo, Mario, Virgilio y Enrique.
DE ARENAS, JARILLAS Y CHAÑARES
A su obra primera obra la llamó “Vestigios Huarpes” y, para realizarla, forjó una importante amistad con Don Carmen Jofre, un descendiente de Huarpes, que frecuentaba la ciudad de Mendoza.
Según me contaba mi abuelo Arturo Roig, mi bisabuelo era amigo de otro catalán y antropólogo, Salvador Canals Frau, dedicado a estudiar a este pueblo originario del semi-desierto, la zona llamada “Lagunas de Huanacache”. A esta obra Fidel la realizó durante varios viajes en tren a Lagunas de Huanacache, en el departamento de Lavalle, para luego recorrer distancias muy grandes en sulky o a caballo, con el fin de convivir en los puestos con los pobladores y retratarlos en su cotidianidad. De 1931 a 1936, hizo viajes periódicos y, gracias a sus carbonillas y sus óleos, pudo plasmar muchos aspectos de la cultura huarpe. Incluso algunos que ya han desaparecido, como las balsas de totora y la pesca con redes en esas lagunas que, en ese tiempo, tenían agua todo el año.
PESCADORES DE UTOPÍAS
En 2001 fui a este lugar por primera vez y pude encontrar muchos descendientes de los retratados por mi bisabuelo. Conocí el semi-desierto sin agua, sin lagunas, sin pesca. Pero también comprendí cómo los descendientes de los huarpes habían logrado constituir sus comunidades y cómo lograron resistir en esos territorios. Entre otras cosas, la cría de cabras y las artesanías son aún su principal fuente de ingresos. Maravillada con su obra y con su legado, decidí seguir sus pasos y, como documentalista, visité a los pobladores. En 2007 logré realizar un documental acerca de esta obra y acerca de sus habitantes actuales. La familia Molina y la familia Nievas me permitieron convivir con ellos y conocer en profundidad su vida actual en estas tierras.
LA MONTAÑA DEL GRAN HOMBRE
Quiero volver a Fidel Roig Matóns. De 1936 a 1950, se dedicó a realizar otra obra pictórica ligada a la naturaleza y a la historia de Mendoza y de San Juan. Se convirtió en un pintor de alta montaña, que retrató los paisajes de la cordillera, e investigó acerca de la obra y gesta de San Martín.
Así logró pintar a este gran hombre de nuestra historia en los paisajes donde aquel realmente había andado, cuando se ocupaba de la liberación de Argentina, Chile y Perú.
La pintura sobre el Libertador fue realizada en los Pasos de los Patos, Uspallata y El Portillo. Este trabajo le dio a Fidel un importante reconocimiento nacional. Sus cuadros principales se encuentran en la Pinacoteca Sanmartiniana de la Ciudad de Mendoza, en el Senado de la Nación Argentina y en el Instituto Nacional Sanmartiniano en Buenos Aires.
Trascribo gran parte de una carta de Dr. Ricardo Rojas, fechada el 12 de diciembre de 1938, acerca de la obra:
[button-red url=»#» target=»_self»]“Varias veces he dicho que la cordillera, por la grandeza de su panorama, excede a los límites de un cuadro pictórico (…) Por eso es difícil empresa el pintar en amplitud nuestros mayores paisajes; el artista debe elegir de aquellos accidentes los enormes rincones adecuados a sus recursos plásticos limitando el asunto a lo que cabe dentro del ojo humano y dando a lo pintado la sugestión que permite imaginar lo que está afuera de la tela. Así ha procedido usted en su obra, tanto en la elección del modelo, como en la maestría de su ejecución. Lo primero denota no solo su fina sensibilidad, sino su gran conocimiento de los lugares andinos. Lo segundo lo revela a usted un pintor completo por la solidez de los volúmenes, la calidad de las sustancias, la vibración de la atmósfera y la coloración magnífica. Si a esto agregamos que esos lugares señalan el itinerario heroico del General San Martín, la serie que comento agrega a su valor estético la emoción de nuestra epopeya. Lo felicito por la obra y le auguro los triunfos que usted merece. Su amigo afectísimo. R. Rojas”.[/button-red]
SUEÑOS ANDANTES
El centralismo de la cultura argentina, que solo valora el arte de Buenos Aires, hizo que la obra pictórica de mi bisabuelo no fuera conocida en todo el país. Sí tiene un importante reconocimiento en Mendoza y San Juan, pero no trasciende sus fronteras. Hoy, en 2019, trabajo para lograr un nuevo documental. Aquello que llevó a mi bisabuelo a pintar tenía que ver con la educación y con un gran sentido social del arte.
“Entiendo que el arte no puede ser solo para «elegidos», sino que debe llegar a todos. Quiero que mi arte sea nacional, que sea para el niño, para el maestro, para el agricultor. La particular atracción que siento por la montaña, por la inmensidad de estos paisajes, que presentan problemas de luz y de color difíciles de resolver, sumado a mi gran admiración por la grandeza moral del Libertador San Martín y mi íntimo deseo de ser útil a la sociedad me van llevando por estos caminos sinuosos a pintar lo que he decidido llamar: PAISAJE ÉPICO”.
Espero realizar esta nueva película y así llevar la obra de Fidel Roig Matóns a públicos lejanos.
Hola Valeria,
Gracias por el perfil de tu bisabuelo y toda tu información. Dónde se pueden ver/dónde están colgadas algunas de las obras de Fidel Roig Matóns?
Saludos,
Adrián Dickson