El devenir: sobre los recortes de la mirada fotográfica en Pablo Piovano y Martin Parr.
Por Ana Blayer

 

  1. COMO SOSTÉN, UNA REPOSERA

Un día de sol. Tendido plácidamente sobre la reposera, observo el cuerpo bronceado y brilloso de un hombre envuelto en el placer del verano. Siempre, el color en una fotografía da cierta dinámica a la imagen. Las piernas entreabiertas y la sola planta del pie izquierdo enarenada.

Foto: Martin Parr

¿Qué imagina la vista a partir de lo que falta?

¿Qué le pudo haber interesado al fotógrafo para mostrar ese recorte en la imagen?

 

  1. COMO SOSTÉN, LA REPOSERA Y UNA MANO

El niño sentado dirige su mirada hacia su pie derecho, en tensión y sostenido por la mano de un mayor, al momento de realizar la toma fotográfica. Puedo intuir que no hace frío, dado que el torso del pequeño está desnudo.Hay también una mutilación: se trata del recorte que hace el fotógrafo del brazo izquierdo del niño. A su vez, la imagen en blanco y negro produce una sensación de dramatismo.

Foto: Pablo Piovano

Pero volvamos a la planta del pie, con todas sus marcaciones, es comparable a un mapa antiguo. Por momentos, la foto parece decir: mirá mi pie dañado y enfermo. Sin embargo, yo observo una conversación entre los pies de las dos imágenes. Veamos:

 

DE PATA AL SUELO*

En la foto de Martín Parr (1), la desnudez está permitida por el ámbito de playa. En la foto de Pablo Piovano (2), la rigurosidad del blanco y negro acentúa la carencia social que habita al niño. Ninguna de las dos fotografías es de pose, por eso interpelan de un modo singular. En mi caso, me llevaron al momento cuando nacieron mis hijes ya que, en la misma sala de parto, lo primero que hice al verlos fue contar los deditos de los pies y de las manos. El instinto me condujo a mirar lo completo, lo acabado.

Pero la foto del niño es justamente una huella de una pregunta que insiste sobre la posibilidad de una falta. ¿Podrá apoyar su planta del pie sobre el piso de tierra?, ¿o estará condenado a permanecer sentado sobre una reposera?

Por otra parte, en la foto de color, observar las imágenes como fondo y figura hace que el pie enarenado me traslade a cierto placer, tan solo porque el sujeto está panza arriba. Así, el contraste de sensaciones entre ambas imágenes es notable: el niño con mirada expectante e incertidumbre. El niño que no sabe qué es el pesticida glifosato, pero lo padece.

LA PREGUNTA QUE SOSTIENE

¿Cuántas veces el fotógrafo habrá disparado para obtener la imagen que vemos? Insisto, el fotógrafo es un cazador, una vez que ve la presa a través del visor, dispara. Por unos instantes, lo invade un placer absoluto. Después, la digitalización abre paso a la imagen capturada. Quizá, repita la operación o quede satisfecho con el azar del recorte de la primera y única toma. El devenir singular de un momento en la sucesión del imaginario.

 

(1) Martin Parr: fotógrafo británico (1952), miembro de la Agencia Magnum. Su obra está atravesada por el humor y la ironía en relación a la vida social de la gente.

(2) Pablo Piovano: fotógrafo argentino (1981) interesado por las narrativas que se relacionan con la naturaleza. A través de su obra denuncia lo que llamó “El coste humano de los plaguicidas”.

Em ensaio e documentário, fotógrafo argentino revela ‘o custo humano dos agrotóxicos’

(*) En tiempo de pandemia Covid-19, Jorge Luis -Pampa- Ubertalli (1947-2022) escribió sobre diversos temas sociales y, al acompañarse con su guitarra, se presentaba como “De pata al suelo”.

 

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