El devenir: entrevista al DT de la selección argentina de Futsal, Matías Lucuix.

Entrevista: Gabriela Stoppelman, Esteban Massa, Nicolás Sada
Edición: Esteban Massa, Nicolás Sada
Fotografía: Ana Blayer

 

“Aquí es donde el detalle tiene importancia esencial a cada instante, y donde la imprevisión más bella y sabia debe componer con la incertidumbre de los hallazgos”.
Paul Valery

 

Cuando el enemigo central es la aceleración y las biografías de cada encuentro son breves, lo mejor es enfrentar el pulso apremiado con plenitud. Así, en un movimiento circular, la tarde noche se aferra a los pliegues del silencio. En los laterales del tiempo, ni pasado ni futuro hallan demasiados seguidores. Todo es una sucesión de presentes. Entre las heridas del reloj, lo que se percibe fragmentado también fluye, libre y curvado, en la secuencia única del cronógrafo. Asistimos a un minuto extraño, a una parte que contiene al todo.
En ese ínfimo y eterno lapso, se amuchan la concentración, la respiración entrecortada y las emociones inconexas.
Pero, bueno, el minuto pasa y el frenesí se despliega en un mundo 40×20. Afuera un enjambre de zumbidos respira otro universo, exige una repetida secuencia de precisos pases al pie del compañero mejor ubicado.
Y también el frenesí pasa. Cuando por fin cierra el día, el sueño se ilusiona extenso y la escena atrapa a las últimas luces. La crónica asume condición de espejo interior que sale hacia los otros y arma equipo.
Y, entre minutos inmensos y frenesí, entre el extravío de los jugadores en los invisibles bordes del espacio y los tiempos que fugan paralelos a la propia existencia, siempre hay un tiempo que conserva su insistente capacidad de menguar el destino. El partido se juega durante 40 minutos, lo atraviesan infinitos episodios, azares simultáneos, imponderables, y una vasta sincronización de efectos que huyen hacia adelante. Ese tiempo breve, intenso, se arma y se desarma, flota. Se reordena en un rompecabezas cuyas piezas parecerían encajar perfectamente dentro de una obstinada constelación de segundos.
Una vida humana transcurre en 80, 90 años, un abrir y cerrar de ojos, un susurro que se da por lo bajo, donde nada debe quedarse quieto ni aferrado a contornos fijos. Así, en el Futsal -en el lenguaje del tiempo breve- los infinitos se advierten plenos, compactos, imprescindibles como formas necesarias para, de una vez, expandirlo todo.
Y en ese devenir nos desmarcamos de la prisa de la noche, nos asociamos en el buen juego, suspendemos el pedido de minuto de tiempo muerto para conversar con Matías Lucuix.

Futsal, Minuto

 

CÓMODOS, ABSTENERSE

                                             “Toda convicción es una cárcel”.
Friedrich Nietzsche

Empecemos por esta anécdota, una campeona de natación perdió una pierna. El escritor David Viñas le consultó sobre qué iba a hacer de su vida después del accidente, y ella respondió que no tenía opción más que dedicarse a su familia. Él le planteó que eso no era un “hacer”. A partir de ahí ella decidió ser deportóloga, y enseñar en las cárceles. Cuando cambian las condiciones, no tenemos menos libertad, sino otra, decía Sartre. ¿Qué opinas?

Es muy interesante el planteo. Creo que todo pasa por algo, el destino nos pone a prueba en la vida, en el deporte. Trato de que todo sea una enseñanza y, a partir de ahí, buscar oportunidades que se adapten al conocimiento y a las experiencias de cada quien. Mi vida estuvo dedicada al futsal. Primero, por diversión, y luego como jugador profesional. En ese transcurso, sufrí una grave lesión. Así que el retiro no se me dio por la cronología, por un límite que ponga la edad al jugador, sino por la mala fortuna. Después de un tiempo de preguntarme ¿por qué a mí?, yo busqué en el accidente nuevas oportunidades, en mi caso, opté por la dirección técnica. No sabía si estaría preparado, me costó. Hoy puedo valorar lo que hice y lo que hago y esos valores son los que trato de transmitirle a las personas: los jugadores son personas.

Recién mencionaste el “¿por qué a mí?”. En relación a eso pienso cómo nos cuesta a los hombres soportar el azar o el accidente. ¿Cómo pensás el azar a partir de lo que te pasó?

Matías Lucuix, Tailandia 2012

Ser deportista de élite y de alto rendimiento implica estar expuesto. Es un deporte de contacto. En cuanto al azar, hay que aceptarlo. En un principio no es fácil, como ocurre en otras situaciones de la vida. Por ejemplo, si escuchás a alguien con una enfermedad grave, se dispara esa sensación de injusticia, me tocó, qué hice para que me toque. Yo creo en el destino. Hoy trato de no darme una explicación ni volver hacia atrás en la búsqueda de respuestas. Hay que asimilarlo y luchar para salir, esa es la enseñanza que me dejó la lesión. No hay que quedarse en la comodidad, hay que dedicar tiempo y sacrificio para superarlo y salir en busca de objetivos nuevos. Me concentro en el presente para construir un mañana mejor.

 

DAME UN PLUS

“El mérito artístico, la esencia moral, la luz de la verdad no se pueden enseñar, cada uno se los debe crear dentro de sí”.
César Pavese

En una nota decís que aconsejás a tu hijo hacer deporte, principalmente por los valores. ¿Cuáles son esos valores? Desde afuera, lo que uno ve en el ejercicio del deporte de alta competencia es el estrés extremo, la necesidad de gloria a mucha altura, la condena al fracaso de quien no llega a la cima, cosas que parecen no tener mucho que ver con la felicidad y la libertad, ni con valores muy apreciables…

Acá tenemos que hacer un paréntesis, hay una exigencia por ganar que impide a los valores volverse palpables, o detectables fácilmente. Pero, por ejemplo, en los juegos olímpicos, se percibe con claridad qué deportes están en la dirección del mejoramiento personal. Se festeja el logro personal, la evolución individual. Yo me quedo con poco de lo que vemos. No me gustan los egos, los deportistas ajenos a lo que pasa afuera, ese núcleo elitista que forma parte de una vida irreal. Para mí el deporte grupal tiene que tener los valores del esfuerzo conjunto, ese plus que -creo- nos falta también como sociedad. Los chicos crecen en la inmediatez, tienen todo al alcance de la mano, todo les llega mucho más fácil que a los pibes de otras generaciones.

El Anartista con Matías Lucuix. Fotografía, Ana Blayer

Lo que intentamos hacer en la Selección es que los chicos se den cuenta que están en un lugar de privilegio, que valoren ese lugar y respeten al resto: a médicos, ayudantes, utileros, a todos. Ellos representan a muchos chicos que darían todo por estar en ese lugar. El deporte es el vínculo con la gente, el respeto por el otro, sea árbitro, rival o entrenador. Pueden no gustar las decisiones de los otros, pero de eso se tratan los vínculos con otras personas. El respeto es fundamental.

 

VAMOS POR “EL TODO”

                                    “El cuerpo es poesía, el resto es verso”.
Gabo Ferro

Vos sos entrenador y, en algún punto, un modelo para tus jugadores. ¿Le das alguna importancia a la palabra? No solo a lo que decís vos, sino en relación a que los chicos tengan un lenguaje rico para hablar, para pensar e incluso para establecer una relación con su cuerpo.

Es un aspecto que tratamos en el grupo. Buscamos que los chicos se adapten a una forma de decir, a un dialecto de quienes conducimos la selección. Muchas veces ocurre que no lo comprenden en un principio. Pero, con el tiempo de trabajo, lo empiezan a captar. Nos hacen preguntas, es todo un descubrimiento que les permite conocer la forma de comunicarnos. Esa forma es un aprendizaje. Y los logros se ven. Por supuesto, por formación, por timidez o por rasgos de la personalidad de cada uno, en algunos casos el lenguaje no es fluido de entrada, pero el cambio se nota con el laburo continuo. En AFA, trabajamos con un psicólogo deportivo que nos ayuda en este tema: con el enfoque, con el método para llevarlo a cabo, con la manera en que la palabra puede influir en cada circunstancia particular. Y también eso nos mejora a nosotros como entrenadores. La palabra justa es un detalle que hace la diferencia.

Antonio Russo

¿Cómo se maneja la palabra para comunicar cosas ingratas, como dejar a un jugador fuera de una lista?

Es lo más difícil, reducir listas, dejar de lado jugadores. Uno nunca termina de adaptarse situaciones como esas, son personas, se afectan, cuesta afrontarlo.

Para nosotros es muy importante “la palabra”. Vivimos en un mundo donde cuerpo y alma están separados. Emilce Moler, sobreviviente de la noche de los lápices, nos contó que tardó 60 años en poder decidirse y encontrar herramientas para escribir su historia. Al ser buena en matemática, nadie consideraba que pudiera dedicarse a la escritura. Hay un prejuicio similar con los deportistas. ¿Para qué necesita hablar bien o leer un libro un jugador de futbol si alcanza con que patee una pelota? Al trabajar en el entrenamiento, ¿tienen en cuenta la unidad cuerpo-mente?

Es esencial a la hora de formarnos, si uno tiene la inquietud de mejorar. Yo trato de prepararme de manera integral, no solo en lo futbolístico o deportivo. Es un todo, donde no podemos obviar la comunicación, la psicología, el coaching, el conocimiento del juego. La formación incluye también el contacto con otros colegas, para conocer otras formas de pensar, y siempre algo queda como reflexión. No solo manejamos un grupo de jugadores, tenemos que vincularnos con dirigentes, con el periodismo. Hay muchas cuestiones que van más allá de la preparación de un equipo. El deporte avanza, la tecnología va de la mano, y lo de ayer ya es pasado, todo cambia y debemos estar preparados.

Matías Lucuix, Copa América 2022

 

UN ALEPH PARA LA PALABRA 

 “El cuerpo,/ es nada más que todo/(El alma es un cansancio magnificado,/Un escape superlativo y radiante)”.
Susana Thénon

Pensaba en la comunicación en un deporte tan intenso y dinámico, como el futsal. Hay mucho lenguaje no verbal en juego, mucho lenguaje corporal. Por ejemplo, durante esas pausas, ese minuto que el entrenador tiene para hablar con su equipo, ¿cómo aprovechás esa escasez de tiempo para que la palabra haga lo suyo?

Trabajo con la anticipación, me funciona como método, aunque puede salir mal o bien. Hay que ser preciso y compacto para que eso le llegue al jugador. En se minuto hay veinte segundos donde el jugador se prepara y se concentra para recibir instrucciones, se prepara para a pensar que el partido sigue. Están a doscientas pulsaciones y es difícil lograr que el mensaje llegue claro. Pienso antes para qué voy a utilizar ese minuto e intento tener en la cabeza el mensaje memorizado. Es un momento muy estratégico para corregir cosas o para advertir sobre cuestiones que el rival hace bien, lugares donde nos supera.

¿Y con respecto al lenguaje del cuerpo?

Velocidad, Leonardo Avelino Rodríguez

Lo tuve que cambiar desde mis principios como entrenador porque notaba que muchos gestos y ademanes míos eran negativos para el jugador. Tuve que trabajar en que no se me notara en los movimientos las discrepancias con los fallos del árbitro y otras circunstancias del juego. En el fútbol sala tomamos muchas decisiones y eso lleva a equivocarse mucho. Me ha costado, pero noto una mejoría en ese aspecto.

Ante la inmediatez que propone este deporte, ¿cómo te llevas con la posibilidad del error?

Debo intentar tener en la cabeza cuándo y cómo actuar. Dependiendo del plan que uno trace se contemplan los errores o fallas que pueden ocurrir. A partir de ahí, preparamos o estandarizamos ese minuto para diferentes momentos. El minuto se usa para corregir, pero también para afirmar lo que está funcionando acorde a lo planificado. Es un trabajo de todo un equipo que está pendiente de encontrar soluciones. Hay una secuencia en ese minuto: los jugadores hablan, luego hablamos nosotros. Y, al final, hay una arenga motivacional. Esto lo trabajamos mucho con el psicólogo. Él nos ayuda a preparar las charlas, tanto en el minuto, como en el entretiempo o durante la semana de trabajo.

 

A DIVERTIRSE AL PELOTERO

“Acaso el tiempo sea un cristal de hielo que, al fundirse, derrama sus horas sobre la superficie del globo”.
Mario Ortiz

En la entrevista con el tenista Vasallo Argüello, nos llamó la atención su vivencia del tiempo en la cancha. Por ejemplo, él nos contaba acerca de la cantidad de cosas que pensaba o debía tener en cuenta en el momento en que se hace silencio y está por sacar. En el futsal impresiona la velocidad a lo que va todo. ¿Cómo es la experiencia del tiempo en este deporte?

Es lo más difícil de nuestro deporte, la falta de tiempo para pensar. Pero, a su vez, es lo atractivo. De afuera, la cancha parece grande, pero de adentro es chica. El deporte evolucionó mucho en lo táctico, en lo estratégico y en lo físico. Los jugadores se parecen cada vez más a un robot y se perdió un poco la creatividad, el jugador creativo pasó de moda. Eso es nuestra responsabilidad, de los formadores. Ahora, en cuanto a tu pregunta, al tiempo y al espacio hay que ganarlos, cada milésima de segundo es importante y eso se entrena. Yo me obsesiono con mi plan de trabajo y lo traslado para lograr la fortaleza de mis equipos. Se entrena con la intensidad con la que se juega. Por ejemplo, a nivel individual, la nuestra no es la mejor selección del mundo. Pero, a nivel grupal, sí. En los entrenamientos no solo se entrena, también se compite.

¿Qué es lo bueno de competir también al entrenar?

El Anartista con Matías Lucuix. Fotografía, Ana Blayer

Creo que el nivel de pertenencia que tienen los jugadores para con el equipo lo hace competitivo. En ese aspecto el deportista argentino tiene un plus por sobre otros deportistas del mundo. El valor que se le da a la camiseta, el esfuerzo, el compromiso, son cosas que se valoran a nivel mundial. Es por eso que vemos muchos futbolistas de nuestro país desparramados por el mundo.

¿Qué lugar queda para para lo lúdico? Al ver algunos partidos, no da la impresión de que los jugadores se estén divirtiendo, ni por momentos.

Es así, no hay diversión en el deporte de élite. Está la exigencia de ganar de manera continua y esto claramente le quita lugar al disfrute. También es importante saber que no siempre gana el mejor, y que la posibilidad real de ser segundo implica que fuiste mejor que otro montón de equipos que se prepararon para el objetivo principal.

Pintada del Centro Universitario, Universidad Nacional de Cuyo

 

EL REGRESO DE LA GAMBETA PERDIDA

                           “El fútbol es una respuesta humana de gigantesca belleza”.
Vicente Zito Lema

En tu caso, la lesión que frenó tu carrera de jugador de manera abrupta te permitió reencontrar otro lugar. Podríamos decir que lo tuyo fue otro modo de ganar, distinto al que determina el sentido común. Una especie de gloria de media altura. ¿Cómo te llevas con la idea de no haber llegado al lugar para el que te preparaste, pero, a su vez, haber llegado a otro espacio, quizás inesperado?

Yo me siento un afortunado, más allá de todo lo que me pasó. Me puede reinventar y encontrar un nuevo sitio importante que me hace sentir pleno. Está en uno la posibilidad de crecer, de perfeccionarse y de buscar nuevos objetivos. A mí el inconformismo y la ambición me permitieron superar las situaciones negativas. Siempre le doy importancia a los procesos, más allá de levantar una copa o no. Es fundamental el respeto por las convicciones, por las ideas y por la filosofía del trabajo. Está claro que no garantizan nada, pero sí te acercan mucho más a los objetivos planificados. A partir de ahí, por ejemplo, puedo decir que me siento orgulloso de ser subcampeón del mundo. Ese proceso implica una gran entrega al trabajo, estar alejado de la familia mucho tiempo, sortear momentos de incertidumbre.

Si pensamos específicamente en algunas características del juego, da la impresión de que el aspecto físico le ha quitado el lugar a aspectos creativos como, por ejemplo, la gambeta. ¿Qué pensás respecto de esta ausencia de rasgos creativos en el juego? ¿Y hacia dónde crees que evoluciona el deporte?

Matías Lucuix con El Anartista, Fotografía: Ana Blayer

La tuya es una reflexión muy válida que incluso charlamos mucho entre los entrenadores, pero poco hacemos para que la creatividad no desaparezca. Y es algo que debe venir desde las bases. Limitamos a los chicos que recién empiezan. Con 10 años, ya entrenan para jugar -por ejemplo- a dos toques. Estas reglas atentan contra la aparición de la gambeta y la creatividad. Cuando los entrenadores de adultos los encontramos, ya vienen formados de esa manera. Es una tendencia del deporte colectivo en general, lo vemos en el básquet o en el hockey, hay una preferencia de los entrenadores por los jugadores con cualidades físicas por sobre las creativas. La evolución del deporte va en esa dirección. Particularmente, creo que estamos copiando demasiado lo que sucede en Europa. En ese sentido, yo pienso que en el fútbol no debemos perder nuestra esencia, la cultura del jugador sudamericano. Los europeos vienen a buscar jugadores por el aspecto creativo, por la gambeta, el jugador de uno contra uno, y no por las cualidades físicas.

Por la no intervención de los entrenadores en estos aspectos creativos, da la impresión de que esta evolución fuera un destino, que todo va a ser de una determinada manera, aunque eso no sea bueno.

Nosotros venimos de raíces europeas, pero ya claramente somos sudamericanos. Tanto en el fútbol de 11 como en el futsal. Brasil fue siempre un ejemplo de creatividad, pero hace mucho tiempo que no gana un mundial de futbol “grande”. Es difícil ir en contra la evolución del deporte para el jugador sudamericano. A los 15 años van a terminar su preparación Europa, no lo hacen en su país.

Jazzamoart (Javier Vázquez Estupiñán)

 

LA BELLEZA DE ESTAR JUNTOS

 “Ver la diferencia en la repetición, en lo heterogéneo, partir de eso establecer un hecho firme: hay cosas que tienen la capacidad de generar imágenes, cuya potencia habilita una galaxia de ideas”.
Mario Ortiz

El filósofo Bifo Berardi plantea que hoy la batalla no ocurre entre las viejas categorías de Occidente y Oriente, izquierda y derecha, sino que se da entre lo humano y lo no humano. Lo no humano implica que nos estamos pareciendo cada vez más a máquinas. Lo humano intenta resistir, somos un funcionamiento, pero no solo eso. ¿Qué distingue a alguno de tus jugadores de una máquina? ¿Se dialogan estos temas con los deportistas, interesa este tema?

Matías Lucuix con El Anartista. Fotografía, Ana Blayer

Sí, sin dudas, lo que tratamos de crearle al jugador es un contexto para que no pierda de vista donde está. Yo no espero que me obedezcan en todo, lo que les doy es una organización con ciertas reglas para que puedan tomar decisiones y explotar sus cualidades. A un jugador lo distingue de una máquina sus pensamientos y la toma de resoluciones. A partir de esto se trabaja para que cada deportista tenga más de una opción, al menos. Un robot actuaría siempre de la misma manera ante un estímulo.

Se pueden programar robots que elijan entre varias opciones. Pero, por ejemplo, ¿existe algo bello entre tanta vorágine del futsal?

El futsal es un deporte emergente y en crecimiento, y nosotros debemos apostar por el espectáculo, hacer que la gente se enganche y comprenda de qué se trata. Hay reglas que no favorecen a la belleza del espectáculo, y debe haber cambios para que el futsal sea más atractivo. Esto pasa en la NBA, las reglas están para favorecer al espectáculo: los partidos tienden a superar los cien puntos por equipo. Los entrenadores piensan más en atacar que en defender y tienen respaldo para desarrollar esta idea.

¿Qué es para vos la belleza en el deporte?

Umberto Boccioni

En nuestro deporte es la sensación ver un equipo con trabajo, con una idea, con secuencias de pases, con jugadores dispuestos a lograr eso. Y ahí entra a tallar el tipo de jugadores con que uno dispone. Yo, como entrenador, puedo tener una idea, pero sin la materia prima es imposible desarrollarla. La belleza se nota cuando un equipo genera en el espectador las ganas de verlo y una identificación con la forma. Yo soy hincha de River y me encanta cómo juega.

Hay una escena muy bella que surge de un gesto que tuviste con Lucas Tripodi quien, por estar lesionado y no participar del juego, no quería recibir la medalla. Vos te acercaste y le diste la tuya. ¿Cómo fue esa experiencia? Nosotros vimos un espejo entre tu historia y la de él…

Lucas es un jugador muy importante que participó en la selección desde cuartos de final. Después, a causa de una lesión de ligamentos tres meses antes del mundial, no pudo jugar. Lo de la medalla fue algo que me salió por instinto, no lo tenía planificado. Él no podía subir, lo hicimos un poco de prepo, y tuvo un reconocimiento justo y merecido. Yo me veo reflejado en estas situaciones y los jugadores, cuando uno los consuela y les habla, entienden que ahí no está el entrenador, está la persona, el ser humano.

Matías le regaló su medalla a Lucas Trípodi, jugador del equipo que se quedó afuera del Mundial por una grave lesión.

 

HUELLA QUE VA PARA ADELANTE

 “Dime, ¿qué es lo que piensas hacer con tu única vida salvaje y preciosa?”
Mary Oliver

El tema de este número es “el devenir”. Vos hablaste mucho de la evolución del deporte y de todo lo que ocurre alrededor. ¿Cuál sería tu sueño? ¿Qué te gustaría lograr en el devenir del deporte, más allá de lo que ya mencionaste, intentar modificar ciertas reglas?

Yo aspiro a dejar una huella, no solo en los jugadores de este proceso, sino también para los chicos que se inician en esto. Espero que los logros permitan que el día de mañana esto sea profesional y los chicos no tengan que emigrar a Europa para poder vivir. Que lo puedan hacer en su país, cerca de su familia y de sus amigos. En lo personal, apunto al crecimiento, a no quedarme en los logros por comodidad y por ocupar un lugar de privilegio. Si noto que cumplí metas, voy por otras. En lo general, deseo que la selección sea un reflejo para que más chicos se sumen a la actividad, alejar a chicos de la calle y que se les den oportunidades. Y apoyo a la gran cantidad de clubes sociales en los que se practica el futsal.

¿Cómo manejas el hecho de que los contratos que vos firmás como entrenador son de un año y la necesidad de formar un equipo requiere del largo plazo?

Nosotros sostenemos las ideas y hoy contamos con un gran apoyo de la dirigencia. Tenemos un gran predio que nos permite fortalecer a los juveniles, podemos viajar para formarnos y enriquecernos, un plus a la hora de transmitir conocimientos. La dirigencia debe ir de la mano del proyecto de un equipo de trabajo como el nuestro. De lo contrario, los cambios se producen y queda todo en el camino. Soy consciente que represento a lo máximo, nuestra selección nacional. Y, si no estamos preparados, nos estancamos, el cambio es impostergable. Los ciclos se cumplen, pero yo me resisto y no quiero llegar a eso. Puede ocurrir que yo necesite un cambio de aire, dirigir un club, ir a probar a Europa, por eso creo que un año es un buen tiempo para trabajar y redoblar el esfuerzo.

El Anartitsa con Matías Lucuix. Fotografía, Ana Blayer
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