La alegría: entrevista a Osvaldo Gutiérrez Gómez, Osval.

Entrevista: Estela Colángelo, Nicolás Sada, Gabriela Stoppelman
Edición: Gabriela Stoppelman
Fotografía: Ana Blayer

 

“Amor es ponerse de almohada /para el cansancio de cada día; /es ponerse de sol vivo /en el ansia de la semilla ciega /que perdió el rumbo de la luz”.
Dulce María Loynaz

Eran dos hermanas separadas por distintas tormentas. Una había caído entre las curvas y los extravíos de su propio tegumento. La otra andaba perdida en un laberinto ajeno.  Por esas complicidades que tienen algunas formas del tiempo, sus existencias transcurrían en paralelo, aliadas a la perseverancia de los cotiledones.
Dadas las circunstancias, la primera semilla se había vuelto experta en esquivar redentores y falsas ilusiones. En una espiral infinita, la única libertad posible consistía en no encapricharse con hallar ni principios ni fines. Lo mejor era habitar la alegría de una deriva imparable, entretejida entre azares y decisiones.
Por su parte, la segunda debía ocupar muchas horas en sanar las puntitas ajadas de sus raíces al viento. Tenía la distancia y el regreso en tensión y clavadas de radícula, y el combate recrudecía con el brotar de cada hojita.
No había forma de encontrar un cruce entre tanta extensión de la ausencia. Y así se sucedieron los días de pensarse, de habitar sin tocarse, de fantasear abrazos y contornos, y de alimentar la sed de la espera.
Pero fue durante una tarde de armas bajas y trazos decididos, cuando la primera semilla se hinchó de tacto y estrategia, y dibujó el primer surco. ¿Cuántas líneas serían necesarias para recatar a una hermana?, ¿qué intensidad tiene el pliegue de un túnel imprescindible?
Como quien no quiere la cosa, la semillita hizo un pacto de lluvia y fuentes, y horadó sin herida el beneplácito de la tierra. Al final, el pulso de resistir se hizo tiempo de actuar, un rasgo tornó en bucle, estría, raicilla que se estira y rescata a su hermana dentro del calor de un buen aliento.

Osval con El Anartista. Fotografía, Ana Blayer.

Y ahí regresan las dos, se las ve venir junto a la entrada del día. La luz y su laberinto de reflejos y miradas las sorprenden en un nuevo desafío. Pero esta vez, van mezcladas al ritmo de una brisa amable, con aroma a malecón y a sueños guajiros. En ese territorio de pura potencia, nos encontramos con Osval.

 

LIBROS DE BUEN TIRO

 En el boulevard de Obispo /pobres almas
hombres-hilos /que no entran /por el hueco de la aguja costuras /descosidas /remiendos /mentes descosidas /almas muertas /que se cosen la boca /para que no salga /oscuridad —diría Dostoievski /mientras se arrastra por el subsuelo /mordiéndose la lengua /caminando en círculos /mordiéndose las ausencias”
Leymen Pérez

Acabamos de comprobar que no funciona el zoom en Cuba…

No. Estados Unidos lo tiene restringido hacia Cuba. Ya estamos acostumbrados a este tipo de cosas…

Pero siempre hay alternativas. Acá estamos, a pesar de Estados Unidos. Fue un placer conocerte gracias a esa imagen que se viralizó, la del niño que hace un esfuerzo para alcanzar los libros, mientras tiene a disposición las armas.

Osval, me estiro

Luego, miramos el resto de tu obra, y advertimos varios trabajos donde las armas y el lápiz están en tensión, ¿cómo pensás que el lenguaje- gráfico o de las palabras- puede enfrentar la prepotencia de las armas?

Osval, armas

Osval, lápiz

Si algo bueno tiene la globalización es la posibilidad de estar hoy hablando con cuatro argentinos, es para mí también un gusto conocerlos. Tienen ya un amigo en Cuba. Pero yendo a la pregunta, esa caricatura se viralizó ahora, aunque tiene varios años, es de cuando estaba Obama en el poder. Lamentablemente, esa situación sigue enlutando a Estados Unidos y a otras regiones del mundo. La escena cobra vigencia, y cada tanto la retoman las redes cuando pasan esas beligerancias. Ojalá un día sea más fácil alcanzar los libros y todas las cosas hermosas que hay en la vida, que las armas.

Osval, lápiz

Vivís en un país en el que la revolución se hizo con las armas y, después, se convalidó y ratificó con la educación.

Sí, con la cultura en general. Cuba es un país donde la cultura tiene muchas aristas: lo intelectual, el deporte, la vida. Hubo que hacer la revolución con las armas, había una dictadura sangrienta y no existía otra solución para los cubanos. Digo esto porque yo no viví esa etapa, pero me cuentan que fue muy dolorosa la situación con Battista. Sin embargo, Fidel repetía unas palabras que ya son símbolo, “hay que convertir cuarteles en escuelas”. El Cuartel Moncada, donde se desarrolló en buena parte la actividad revolucionaria del 16 de julio, es una gran escuela para niños desde hace muchos años. En Cuba se ha logrado algo hermoso, que es la educación para todos. Fuimos el primer país en lograr librarse del analfabetismo, y todo eso provocó una revolución en la cultura donde hubo más protagonismo de los lápices. Yo crecí en ese mundo y, como todos aquí, pude acceder fácilmente a la educación. En vez de cultura de armas, crecí en una cultura de libros, de escuelas, del deseo de aprender y de hacerte un profesional.  Hay escuelas de la ciudad de un nivel superior para una clase media o baja, para quien lo quiera. Yo crecí en un mundo donde todo el mundo tenía esta posibilidad. Y donde las ventas de libros, ferias y editoriales en los años 80 y tantos eran muy frecuentes. Fue un momento donde la situación económica en Cuba permitió más posibilidades a las editoras para ampliarse. En esa etapa yo era jovencito y me asomé al mundo de los comics, de las caricaturas. Esa fue mi hermosa oportunidad, ver concretadas las palabras de Fidel: cuarteles convertidos en escuelas.

Osval, libros

Es curioso. Ahora en Estados Unidos quieren convertir a las escuelas en cuarteles. Para combatir las armas, no se les ocurrió nada mejor que habilitar que los maestros tengan armas y los chicos, mochilas antibalas.

Así somos de diferentes.

 

MATAPERREANTES O ZAMBULLIDOS

 “Del familiar cardumen se desprenden los niños /se sueltan a girar como derviches /se lanzan a las cercas: mira mami no hay cola /y los padres / (más bien quise decir los hombres) /las manos al bolsillo sacan algo: /un menudo, un tiquete que los lance hasta el cielo /y cuando van cayendo a veces gritan /de miedo, saludando: adiós míranos mami /cubiertos del helado bajarán de artefactos /que imitan la experiencia que no tendremos nunca: /un avión, un caballo, una casa de espejos”.
“Centro comercial de la 54”, Isaily Pérez González

Hablabas del acceso a los libros, y el libro es una figura que aparece muchísimo en tu obra. Es un objeto que vemos, no solo obstaculizado por las armas, también por la tecnología. ¿Son los aparatos el problema o es el modo en que nos han robado el tiempo para leer?

Osval, tecno

El problema está en el tiempo y no en el formato, no hay duda. Mira, en mi ciudad hubo hace poco una Feria del libro donde primaba más el formato tradicional, el papel. Y era curioso ver cómo los niños buscaban y compraban esos libros. Situaciones como esas, me dan un poco de consuelo en relación a que no ha muerto la lectura. Las personas aún reciben y disfrutan el libro físico y dejan un poco el mundo virtual. Creo que no hay nada más hermoso que leer el libro en papel.

El tiempo es también un gran tema en tus dibujos. El capitalismo viene conquistando el tiempo desde hace mucho, primero con la jornada laboral. y ahora también el mundo virtual conquista el tiempo libre. Sin embargo, tus dibujos proponen una mirada lenta, no se los puede mirar como quien mira una publicidad.

Mira, yo soy un dibujante caricaturista, pero todavía uso el texto en mi trabajo, lo cual no lo desacredita para nada. Ahí está Quino, que usaba el texto y sigue siendo internacional, sus globos textuales trascendieron al mundo. A medida que uno madura como artista o creador, logra una mayor capacidad de comunicación. Por supuesto, al no estar la barrera del lenguaje, llegas a más personas. En la plataforma cartoonmovement, de Holanda, participan más de trescientos dibujantes de todo el mundo.

Eso me permite conocer, aprender, interactuar y dar a conocer mis trabajos. Así, con las miradas de otro, se van puliendo las ideas propias. Antes, mi familia se reía con los chistes de globo que yo hacía sobre la vida cotidiana en Cuba. Aun los hago, pero también diversifiqué mis dibujos. Ahora mi familia me dice que me he puesto más complicado, que deben detenerse un poco para entenderlos.

Osval, el tiempo

Ese es mi proceso. Y en mi proceso influye lo que pasa a mi alrededor. También el comprender que algunos de nuestros problemas son también mundiales, eso es algo bueno- más allá de todo lo malo- que ha dejado en claro la globalización. Por otra parte, está el tema de las redes sociales: subo una caricatura y, de acuerdo a la recepción, puede que me pase todo el día sumergido en las redes, de Facebook a Twitter, de Twitter a Instagram. Esa larga zambullida en ese mundo virtual no es lo rico de la vida.

Es la continuación de la conquista del tiempo por otros medios.

Claro. Y tenemos que luchar para que ese espacio virtual no se adueñe de nosotros, principalmente de los más jóvenes. Acá en la pantalla y detrás de mí, habrán visto pasar a mi inquieto niño de doce años. Ahora mismo estaba jugando fútbol con los amigos en un patio. A mí eso me alegra, trato de ocuparme de que tenga espacios de juego con las máquinas, pero que también tenga su tiempo para mataperrear. Aquí hay muchos solares con frutas. Por ejemplo, los mangos cubanos son muy ricos. Y los niños comen mango, y se ríen y se tiran frutos unos a otros. Y yo los regaño, pero también soy feliz con al verlos en esas situaciones.

 

EL SONIDO DE UN TRAZO

Percibe el cuerpo dormido /Por mi mágico sopor, /Sonidos en el color,
Colores en el sonido”.
 “La canción de la morfina”, Julián del Casal

¿Cómo te atraviesa el tema de la música, que es un arte muy importante en Cuba, con tantos exponentes conocidos internacionalmente?

Me encanta la música cubana, cuanto más la escucho, más la quiero. Incluso la música más vieja, más tradicional. Pienso que es un arte que está implícito en la forma en que uno comunica. Quizás, puedas encontrar música en un dibujo o también es posible que la música me sugiera una imagen al trabajar, que vayan saliendo formas a partir de lo que suena en la canción. Y se me pueden ocurrir temas también.

Hemos visto la presencia de lo poético en tu obra. Hay un dibujo bellísimo, de unas manos llenas de semillas y, arriba de ellas, se ve el mapa del mundo negro. ¿Qué es lo poético en un dibujo?

Osval, semillas

Es difícil, No sé si puedo explicar la creación. Algo surge en tu mente y lo vas moldeando. También ocurre en la fotografía y en la música, ambas tienen poesía. Creo que todo el arte está vinculado a lo poético. Y hay rituales. Cuando comienzo a crear, necesito total silencio, pero cuando ya estoy en camino me acompaño con la música. Me gusta mucho Pablo Milanés, hay una enorme poesía en sus temas. Así, creo que la convergencia de varios elementos y circunstancias dan una buena paz para trabajar. Piensa que los caricaturistas no damos la noticia, la interpretamos. A mí me fascina la caricatura editorial: recibo la noticia y le doy vueltas en mi cabeza a ver cómo puedo criticar o enaltecer algo que esté pasando. El dibujo que mencionas, el de las semillas, fue a propósito de la guerra que hay en Ucrania y la escasez de ese cereal que se sufre a nivel mundial. La imagen muestra cómo se nos va de entre las manos ese mundo de cereal, de alimento vital. Se nos desgrana la vida, si no la salvamos.

Tus imágenes suelen venir con un texto abajo. Nos parecía que en un hueco entre el texto y el dibujo aparece lo poético, es un espacio donde el lector puede intervenir. A la vez, si el texto no tiene una función explicativa, da más libertad de participar a quien lo mira ¿Por qué los incorporás?

En la plataforma holandesa de la que hablábamos, es obligatorio. Ellos necesitan que, al subir el dibujo, pongas un texto explícito. A veces pongo menos, a veces más. Coincido con ustedes, cuando uno incorpora determinados textos le está cortando las alas al lector, indicándole “esto es por aquí”. Y es mejor que cada uno elija su camino. Es como la música, las canciones surgen, uno las hace suyas, y ahí cumplen su objetivo. Cuando uno hace suyo un dibujo, este se enaltece más.

Osval, laberinto

Hay otra figura muy recurrente que se repite en tu obra y es el laberinto: laberinto-cerebro, laberinto-manguera, cordones umbilicales laberínticos, otros que unen el poder con el dinero. Hasta un laberinto- granada hay, ¿cuáles son tus laberintos más intrincados?

 

Quizás el más intrincado sea el de lograr comunicar perfectamente, o de la mejor forma. Llegar con una imagen que cumpla un papel social de verdad, que te saque una sonrisa y, sobre todo, una reflexión. Uno usa recursos, símbolos que ustedes ya habrán descubierto.

Osval, laberinto

En el caso de la granada, es sobre la guerra, un laberinto que uno sabe cuándo comienza, pero nunca cómo terminará. Eso sucede en cualquier cosa que emprendas, entras y no sabes qué es va a pasar, cuántos problemas vas a tener y, mucho menos, cómo saldás de esa encrucijada.

También la pandemia fue un laberinto.

Sí, a su vez recuerdo como laberinto el camino a la vacuna, el acceso a ella fue para algunos más fácil que para otros.

 

ABRAZADO A UN ÁRBOL

“Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
empezarán a salirme árboles en los brazos.”
 “Isla”. Virgilio Piñera

¿Te considerás un cronista gráfico?

Sí, cómo no. Voy a la raíz de las cosas que suceden en el mundo y en la vida. Todos los caricaturistas lo hacen de cierta forma. Somos cronistas de la cotidianeidad, con el punto de vista personal de cada uno, claro. Para algunos, tumbar un árbol será algo normal, pero para muchos es un error o un crimen.

Osval, árbol

Osval, cronista

 

Y un cronista deportivo, también. Has hecho un bello dibujo el día de la muerte de Diego, ¿cómo viviste ese momento?

Osval, diego

Eso fue una explosión mundial de dibujos y homenajes.  Yo soy muy admirador de Diego, mi hijo lleva su nombre. Quise dejar una huella de su partida, tan dolorosa. Con sus virtudes y sus defectos, se lo quería tanto. Hizo feliz a Latinoamérica con sus hazañas y su forma de jugar al fútbol, muchos nos hemos criado endela maravilla de verlo jugar. En todos los países hay quienes, en los mundiales, van a mano de Brasil, de México o de España. Pero, por encima de todo, está la admiración hacia la Argentina. Y eso es gracias al Diego que, además, fue un gran amigo de Cuba. Yo no quería dejar de reflejar eso, así lo imaginé, que se iba y allá dios lo recibía dándole un abrazo.

En Argentina, Diego está asociado a la alegría. Nuestra revista tiene un tema en cada número. En este, es justamente la alegría, no solo entendida como estar contentos, sino como un disponer de la potencia, potenciarse con otros, ¿qué te potencia en ese sentido?

Me he reído hablando con ustedes en esta entrevista. Desde niño, era el que hacía los chistes en la familia. Por supuesto, también hacía caricaturas de los profesores, e hice sketchs humorísticos. En relación a la pregunta, recuerdo un poema muy hermoso de Chaplin que dice que una sonrisa cuesta poco y produce mucho, que no empobrece a quien la da y enriquece a quien la recibe. Es hermoso andar por el mundo sonriendo. Una de las cosas que me enseñaron los catorce años que llevo junto a mi esposa es a reírnos juntos, somos muy felices. A su vez, creo que, en general, le pongo buena cara al mal tiempo, como dice el proverbio. Cuando la pandemia, en una tregua que ella nos dio aquí en Cuba, hice una exposición física en una galería, y a la vez virtual. En esa muestra intenté mostrar los conflictos que nos provocaba la Covid, también encontrándole un costado alegre, como a las mascarillas humanas que nos quedan ahora que hemos dejado de usar las de tela, y que llevamos tanto tiempo cargándolas.

Osval, covid gracia

 

BAILAR DE RAÍZ

“Nada más que una marimba, / un guasá, un bombo /y la astilla de un grito /para poner el cielo /al nivel de mis pies. / Sube un temblor asentado /en la raíz misma /de mi ancestro”.
 “Un eco de un eco”, Nancy Morejón.

Nos hemos reído con trabajos tuyos, pero otros son bastante trágicos, como los asociados al desarraigo: las imágenes vinculadas a la migración, seres que aparecen como sombras, y otros con raíces al aire, contrapuestos a quienes hunden su raíz en la tierra.

Osval, raíces

Sí, esas personas enraizadas a su tierra… Cuba pasa por un momento migratorio fuerte, que yo no había visto desde que tengo uso de razón. La migración es un fenómeno histórico y te diría normal en el mundo, pero en Cuba nunca se había dado tanto como en la actualidad. La situación económica está bien complicada, hemos tocado fondo y ,mucho más, con la pandemia. Sumemos, la guerra sin cuartel con la que Estados Unidos nos ha cercado,  bloqueándonos hasta la asfixia. Ni en pandemia hubo tregua. Por supuesto que hay ineficiencias en los políticos que dirigen nuestro país, sobre todo en quienes piensan que lo que ha servido hace diez o veinte años puede ser una solución para hoy, en un mundo tan modificado. Esta migración me ha hecho pensar mucho en hacer una exposición, tengo más dibujos todavía que no he terminado, Yo respeto la decisión de cada cual de vivir donde quiera, pero uno lleva su cubanía, ese orgullo de ser de aquí, a donde vaya.

Osval, cubanía

 El artista es un poco migrante, al menos, mentalmente. Si uno no corta raíces con algunas cosas, se empieza a repetir.

Sí, sí. Pero lo que hace que estemos nosotros aquí reunidos es la posibilidad de la comunicación. A través de ella uno se va nutriendo de cada fragmento de humanidad. Coincido contigo en que no hay que quedarse en un círculo, hay que abrirse. Y una de las vías para ello es la comunicación, conocer. Yo soy fotorreportero de una agencia cubana de noticias y estudié diseño gráfico, lo que me ayuda mucho económicamente. Me apasiona la fotografía deportiva y me oxigena, me permite salir de la mesa de dibujo e irme a hacer fotografía documental, de prensa. Todo eso me enriquece. En mi computadora hay tres carpetas: diseño, fotografía y caricaturas.

Todos tus oficios tienen que ver con la imagen.

Así es. Comunico a través de la gráfica. Algunos dibujos me han salido pensando en un diseño o viceversa, he trasladado algo que hice en caricatura al diseño gráfico.

Te has traducido a vos mismo de un lenguaje al otro.

Y es una forma de retroalimentarse. Da mucho trabajo y agota, a veces tengo que desconectar un poco, pasear o ir a una fiesta.

Finalmente, la alegría también te da una pausa.

Sí, me gusta mucho bailar, ¿ustedes saben bailar?

Sabemos. Cuando vengas a Argentina haremos una linda fiesta.

 

LA BOLA SUCIA

Duerme el tigre. /La sangre de este sueño /gotea /Moja la piel dormida / del tigre real”.
Eduardo Elizalde, poeta mexicano

¿Cómo se llevan con la construcción mediática de la realidad?

Todo parte de la preparación y del interés que cada cual tenga. Porque si usted se va, como decimos en buen cubano “con la primera bola”, bueno, hay mucho riesgo de caer en la trampa. Hay que buscar mucho y ese es el trabajo del fotoperiodista, hurgar en la realidad de las cosas. Con Cuba, especialmente, el acoso cibernético es grande. Un policía empuja a un ciudadano y es como si se acabara el mundo. Aquí hay un programa en la televisión para desenmascarar toda la mentira contra nuestro país. En lo personal, cuando leo una noticia, la busco en diferentes periódicos. Hoy la internet en Cuba no está tan mal, en eso hemos mejorado, todo el mundo tiene acceso a los datos móviles, no con la tecnología del primer mundo, por supuesto, es más lenta. Ya los precios no son tan altos, y es un poquito más accesible, así que tenemos la posibilidad de verificar bien las noticias. Uno anda en un mundo tan rápido, tan a prisa, que a veces cree que, con leer un titular, sabe cómo ocurrieron las cosas. No es así. Hay que investigar y profundizar. Por eso te digo que todo pasa por la preparación y la madurez que uno alcanza. Tengo dos hijos, uno de 21, que está estudiando medicina, y otro de 12 años, que está en 6° grado, es muy inteligente, estudia inglés y le gusta mucho el fútbol.

Osval, fake news

Vimos muchas fotos vinculadas al béisbol en tu Facebook…

No sé si el béisbol se ha perdido un poquito en Cuba, o quizás el fútbol se ha emparejado en importancia con el béisbol, el deporte nacional. Y también es más fácil el fútbol, requiere menos implementos: dos arcos, uno en cada esquina y una pelota y ya estamos jugando.

Tenemos la imagen de que el pueblo cubano es alegre, ¿esto es una idealización?

Como te decía antes, los cubanos ponemos al mal tiempo buena cara. Lo que nos salva es la alegría, creo. Estás en una cola para comprar algo o para lo que sea, y ya alguien hace un chiste a alto volumen sobre la situación. Porque los cubanos hablamos muy alto, gesticulamos mucho.

Noté eso cuando estuve en la isla, la paciencia y la alegría en la cola de la guagua, algo que en Buenos Aires es solo fastidio. También es muy distinto en Cuba el respeto de la policía con el periodismo. En nuestro caso la policía es un peligro, es represión y disciplinamiento.

Uno se hace aquí tan amigo de los policías, que a veces no los respetamos, solemos pasarnos un poco. Y eso, por lógica, a veces es penado. El cubano tiene algo que lo va a caracterizar siempre.  Ya lo decía Máximo Gómez, un luchador dominicano que vivió aquí en los años 60, en la época de las luchas independentistas: “El cubano es blanco o negro, no es gris”. Es decir, las medias tintas no existen, o no llegamos o nos pasamos. Y no hay ese miedo al policía que existe en otros países.

Vos no vivís en La Habana…

No, vivo en Ciego de Ávila, al centro del país. Es una ciudad agrícola muy pequeña donde se produce mucha piña y otras frutas. Tenemos cerca el Cayo Coco, con unas playas preciosas y un sol encantador, ese es un polo turístico muy importante. Los avileños somos personas bastante solidarias, como todos los cubanos. Si eres extranjero, en cualquier esquina te dan la mano, te explican cómo ir a donde quieras. Vuelvo a repetirles mi invitación para que vengan a visitarme. Es maravilloso estar conversando con personas del país donde nacieron el Che, Maradona y Quino.

 

Osval con El Anartista. Entrevista virtual. Fotografía, Ana Blayer.

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