La alegría: entrevista a Ximena Gallina, integrante La Delio Valdez.

Entrevista: Gabriela Stoppelman, Verónica Pérez Lambrecht
Edición: Verónica Pérez Lambrecht
Fotografía: Ana Blayer

 

“Vamos a bailar la cumbia/ porque la cumbia emociona/
y nos dicen los muchachos/ ay Delio por qué no tocas”

“Canción cienaguera”, álbum “Calentando la máquina”

“Buscando las notas de esa melodía/ de ese breve instante en el que me asomé/
desde la ventana de mi casa sólo para ver tu mundo”

“Pedazo de papel”,  de “El tiempo y la serenata”

 

Anoche tuve un sueño. Estaba parada frente a un enorme pasillo, un túnel cargado de puertas en los laterales. Un sonido de fondo me envolvía, mientras yo comenzaba a caminar con curiosidad de niña, a atravesar las luces tenues del pasillo y la frescura de un aire mezclado. Esa luz y ese aire parecían entretejer alguna conexión entre las puertas. Podía verlo, si afinaba los ojos.

Cuando logré salir de ese impacto de éxtasis, aquella hebra me tironeó a la primera puerta. Al abrirla, el hilo delgado se engrosaba y formaba un telar multi colores. La sensación era la de atravesar un enorme ropero cargado de faldas de hadas, plumas de pavo real cosidas en lienzos, lentejuelas mixturadas con lino y encajes, lana fina para la mañanita, lana más gruesa para el chullo. Entonces, la fibra del tejido me devolvió al túnel y accedí a otra puerta. Al entrar, el hilo se tensó en cuerda: su sonido abarcó todo lo habitable. La cuerda transmutó en guitarra y su sintonía musical vibró tan fuerte, que despabiló a la caja vallenata hacia la percusión. Y, sin dudarlo, el clarinete apareció desde el fondo y acercó su aliento casi a mi cara.

Luego, de puerta en puerta, oí serenatas cantadas por ríos, vi hombres y mujeres sin alas volar por estrelladas noches. Y tengo muy presente esa, detrás de la cual flotaban las palabras lluvia, niñe, amor, y otra vez río y noche, y tierra mía. Se armaban y desarmaban frases: “hicimos un templo en mi habitación”, “toda mi música lleva tu voz”, “Vuelvo a mi memoria aún queda tiempo en el pincel”. Como anagramas irrestrictos, las letras se trasvestían con tanta alegría que empecé a reír hasta las lágrimas. Entonces, el túnel se cargó de una agüita salitre que empujó las puertas, al punto que comenzaron a abrirse, y así un duende se cruzó con el hada de las faldas subidos al ritmo de un timbal y un bongó. Una salamandra, a los saltitos entre el saxo y la trompeta para no mojarse, me miró de costado y me guiñó el ojo. Los lienzos me cubrieron el rostro y así, simplemente, yo formé cuerpo con ese mundo.

De pronto, se amalgamaron los espacios, al tiempo que el director de la orquesta, un tal “Don Delio Valdez”, compuso cada elemento en una visión unificada y pareció responder la tácita pregunta: “es una ópera, la ópera impura”. Un ritmo alegre y excitante, una hibridación de colores, música, letras y voces, y más ritmos. Un pasaje que condujo a las intensas palabras de Xime Gallina.

Juan Gris

 

ALLEGRO ANDANTE

“Cántala por las mañanas / Recuérdala como es/
Canta al compás el latido/ Para florecer, para florecer”

“La cancioncita”, de “Sonido subtropical”

Este número de nuestra revista trata de la alegría, entendida como potencia. ¿Cómo se da eso en los ensayos, en vivo y al componer un tema?

Ximena Gallina y El Anartista. Entrevista virtual. Fotografía, Ana Blayer

La Delio Valdez está integrada por muchísimas personas de diferentes orígenes y formaciones. Además de la realidad de la orquesta, cada une tiene la suya propia: su familia, su contexto, su casa. Así que, constantemente, manejamos energías de todo tipo. Y, aunque no es una estrategia, siempre suceden muchas cosas de las que pasan en las familias. En ese sentido, y para ir a tu pregunta, no es que une trate todo el tiempo de sostener la alegría, pero es habitual la preocupación por cómo están les compañeres, sobre todo, para equilibrar energías. Por supuesto, lo personal no es ajeno a los shows, porque ponemos en juego nuestros cuerpos y nos atraviesan constantemente nuestras decisiones, crecimientos y elecciones. Por otra parte, al ser tantos, hay muchas emociones que fluctúan. Entonces, sostener el equilibrio sucede como algo natural que favorece el trabajar juntos y llegar a consensos. A su vez, nosotres hacemos música que, por sobre todas las cosas, es generadora de alegría, de baile. Es una música que conecta a las personas con fibras súper sensibles de cada une. Todo ocurre a flor de piel, no sólo al público, sino también a nosotres. Somos bien conscientes de qué activamos, y también de que, no por ser una música que tenga estas características bailables, genere fiesta y energía positiva, tiene que ser pobre de contenidos. Por eso, La Delio plantea las búsquedas desde la profundidad de sus temas. A veces, esa profundidad espiritual no se encuentra tan fácilmente. Otras veces, los temas se vinculan con el dinamismo del amor. Así como ocurre en una familia, hay momentos que atravesamos, no solo en el día a día de los ensayos, sino en lo que contamos, en la música que tocamos, en las letras que elegimos compartir. A su vez, eso que proponemos no siempre vuelve en forma de alegría: el público se emociona de miles de maneras.

Dentro de ese “ser un montón”, siempre hay singularidades distintas que pretenden organizar una unidad, ¿cómo manejan el equilibrio entre lo singular y lo colectivo? ¿Cómo hacen para salir de esa noción de propiedad, por ejemplo, acerca de quién escribió el tema?

Es un aprendizaje constante, y no tenemos una manera única de trabajar esas situaciones. Al intervenir como grupo en el trabajo de otre, vamos con muchísimo cuidado y respeto. A su vez, en el momento en que une comparte un material, toma la decisión de aceptar que otre va a opinar. Muchas veces necesitamos recordarlo entre nosotres, no sucede siempre con naturalidad, de forma feliz y superada, porque es una construcción. Partimos siempre de que cualquier crítica intenta componer, aportar al compañerismo, al trabajo en cooperativa y al hacer artístico. Y así, una vez modificamos una letra y, otra, la propia opinión al escuchar puntos de vista diferentes. Creo que esto de poner en acción las singularidades y las características de cada une y, al mismo tiempo, poder sacar un producto artístico de calidad, verdadero, con todos los condimentos elegidos, se ve plasmado en nuestra música. En nuestro laburo se refleja qué sucede puertas adentro: el poder llegar a consenso después de dar vueltas a un tema, el atravesar procesos, quizás lentamente, pero con resultados mucho más ricos, completos, estudiados e investigados. Cada tema es un recorrido. Trabajamos mucho para poder sostener esto y, aunque a veces cueste, así queremos laburar. Buscamos que sea un producto comunitario, que caminemos todes por la misma senda, subidos al mismo camión. Es lindo ver a toda la banda desde adentro y, al mismo tiempo, poder particularizar y decir “¡Mirá ese!”, cuando algune interpreta algo de un modo singular. Esto es muy atractivo, y hace también que nuestro público sea muy diverso.

Pablo Picasso, Los tres músicos

 

CO-ÓPERA

“Me quedo con tu aroma y esos ratos buenos/ Y un poco de lo malo voy a atesorar/
No hay virtud en el amor sólo hay personas/
Que comparten un atardecer sin decir nada y es cuidar/ Amar es cuidar”

“De un tiempo a esta parte”, de “El tiempo y la serenata”

Pensábamos en el mestizaje, no solo por la diversidad de los integrantes que componen la banda, sino porque la cumbia, de por sí, es un género híbrido. Allí participan lo indígena, lo africano, lo europeo. Y ustedes, a su vez, la intervienen con otras influencias e instrumentos. ¿Cómo te llevás con la herencia de todos esos elementos de la cumbia?

Ximena Gallina y El Anartista. Entrevista virtual. Fotografía, Ana Blayer

La música es algo vivo, en constante transformación. El género cumbia, en su desarrollo, se presenta de distintas maneras. Tiene historias distintas en México, en Colombia, en Argentina. Y cada una de esas propuestas musicales es muy diferente de la otra. Nosotres partimos siempre de la investigación, del conocimiento, escuchamos mucho y, por suerte, nunca podemos decir que ya lo estudiamos todo.

Esa investigación, ¿la buscan explícitamente o es parte del devenir?

Las dos cosas. En los orígenes de la orquesta, esa exploración fue mucho más específica, orientada, sobre todo, a la búsqueda de sonidos. Por ejemplo, Santi, el clarinetista, compartió algunas composiciones de cumbia que mostraban un clarinete muy adelante en su orquestación. Sucedía que los temas escuchados se expresaban al modo de las personas, que participaban con una historia, con una tierra, con un cuerpo en particular. Mientras que, en nosotros, sonaba distinto. Entonces, investigábamos ese mestizaje. También, cuando estamos en viaje de un lugar a otro -en las pruebas de sonido y en los lugares en común que compartimos se escucha mucha música-, hay un permanente flujo de influencias. Hace poquito estuvimos en México y escuchamos música mexicana en formato de orquesta, con muchos caños. Entonces, aprovechamos y analizamos letras de los corridos. Esa búsqueda estuvo buena porque fue grupal, y ahora podemos relacionar nuestros trabajos con los corridos que escuchamos en México. Hay elementos que llegan y otros que buscamos.

¿Y cómo es la búsqueda con respecto a las palabras?, ¿leen poesía o narrativa?

Yo no estuve en el proceso letrístico del disco nuevo. Quizás hacemos nuestras búsquedas por separado. Al menos, desde que yo estoy, ese no es un proceso que se dé grupalmente. Escuchamos canciones, las analizamos y compartimos. No investigamos, en especial, narrativa o poesía sin música. Luego, en las composiciones, algo genera que todo lo nuestro sea tan ecléctico: algunas composiciones vienen armadas, con toda la letra que identifica a una persona en particular. En el último disco, el saxofonista, Pablito Broide, escribió “Cumbia del río”. Esa letra está cargada de situaciones que él conoce de Corrientes. Allí, por ejemplo, el 6 de enero se celebra “San Baltasar”, una fiesta cargada de una espiritualidad y de ritmos específicos. Así, el tema de Pablo es una cumbia que habla de otro género musical, ¿y por qué no, si también nos identifica? Fue un proceso que Pablo hizo solo, porque está empapado de ese paisaje. Cuando lo compartió, nosotres tratamos de interpretar el vaivén del río musicalmente. Hace poco estuvimos en Corrientes, y el tema se resignificó.

Es decir que hay cosas que vienen plenas, ya trabajadas por uno de ustedes y, en esos casos, las letras no se intervienen.

Juan Gris

Tal cual. A ver, no es que uno de nosotres escribe algo y plantea que ese tema no se toca. Se da así, o simplemente, como te decía antes, se cambia una palabra o una expresión. Yo creo que compartimos poesía en forma natural y constante, aunque no hagamos el ejercicio grupal -que también sería lindo- de compartir narrativa y poemas. En este momento trabajamos en generar el concepto del nuevo show para el “El tiempo y la serenata”. En el recorrido del género musical de la cumbia, nos liga el folklore argentino, el colombiano, el de los pueblos originarios. Todo eso está inmerso en la forma en que logramos expresarlo a través del vestuario, con imágenes, música, movimientos y, obviamente, con las letras y su espiritualidad implícita.

Todos estos elementos del show resultan en una especie de ópera. Hay teatro, literatura, música, una escenografía, hay actuación, interpretación, cuerpos. Sin embargo, la ópera está ligada a un género culto. Pero, cuando la música popular mezcla disciplinas, se la acusa de armar una ensalada desordenada.

Coincido totalmente con esa opinión generalizada acerca de la música popular y la “culta”. Incorporar disciplinas es parte de la evolución de la orquesta y rompe con la idea de una banda solo para hacer música. Sin dudas, este hecho está relacionado a que somos una cooperativa. En los orígenes de la banda, todes tuvieron que hacer cosas para que la orquesta creciera: contabilidad, manager, producción, vestuario, pensar en la imagen, el criterio de orden de los temas, prensa. Para cada une, esto implica abrir siempre el abanico de actividades. Y, en lo personal, me toca una fibra muy sensible estar y ser parte del todo en la resolución de la puesta. La orquesta crece, nuestras búsquedas son mucho más amplias, aprendemos como grupo, modificamos las propuestas para no repetirnos.

¿Qué es lo poético para ustedes?

En el armado de un show ocurren distintas cosas. Hay que acomodar el orden de los temas, diseñar la paleta de los vestuarios, regular la energía en los distintos momentos, la atención en diferentes puntos hasta llegar a que esté completo. De este modo, se puede ver tanto lo grupal como las individualidades, disfrutar de una letra o bailar. Eso tiene que ver con lo poético, con poder ensamblar en forma artística y armoniosa.

Incluso esa armonía podría ser un desequilibrio, ¿no?

Totalmente. Claro que sí.

La Delio Valdez, orquesta de cumbia

 

LA SANTA MIXTURA

“Era ella la reina/ que mi mente soñaba/ carrusel de colores/
parecía la cumbiamba/ a sus pies vi la luna/ las estrellas las aguas/
y un himno de fiesta/ las palmeras cantaban.”

“Cumbia sobre el mar”, de “La Delio Valdez”

Da la sensación de que trabajan mucho el pulido del producto. Al contrario de lo que ocurría en la escuela, donde la corrección implicaba bajar un punto, creemos que corregir no es trabajar sobre un error, sino transformar. Y, en la orquesta, la idea de transformar parece casi un imperativo.

Sí, y aprendimos que solo podemos probar si funcionan las modificaciones cuando hacemos los shows en vivo. Así, replanteamos en función de lo que resulte. Es una permanente corrección y podemos tomarnos el tiempo. La decisión grupal es probar constantemente.

Ximena Gallina y El Anartista. Entrevista virtual. Fotografía, Ana Blayer

¿Cuál es la importancia del silencio, en una música tan intensa como la de La Delio?

Tiene el mismo peso de los no silencios. Equilibra, tanto en lo literal de las letras, como en los momentos de vinculación con lo espiritual. También, es una manera de construir.

¿A qué te referís con “espiritual”?

Para nosotres es súper profundo poder conectar con la historia de la música lo popular. Venimos de diferentes culturas, cada una con sus ceremonias. Y nuestros encuentros tienen una comunión de todas estas raíces. Es decir, en nosotres y en la gente, en cada show y ensayo, toda esa conjunción genera energías particulares vinculadas con lo primitivo, y también con lo real y manifiesto. Por ejemplo, cuando tocamos en Obras, para ocho mil personas, fue increíble sentir todes la misma vibración. La espiritualidad tiene que ver con eso.

Una espiritualidad bien física, el generar hacia y con los demás cuerpos.

Es algo que tratamos de potenciar en cuanto vemos la respuesta de la gente en el show y también en las redes. Tiene que ver también con esa comunión de la que hablaba antes. Además, constantemente, hay creencias espirituales que nos rodean, como Gilda santa, el Gauchito Gil, santo pagano -muy importante para nosotros que viajamos mucho-. Como mencioné antes, el 6 de enero nos encontramos con las familias que tocan en Camba Cuá, Corrientes, para la fiesta de San Baltasar. Nosotros integramos toda esa música.

Incluso integran en sus letras personajes y eventos de la historia. Por ejemplo, hay un tema que cita palabras de Allende y  otro, que incluye una lectura de Taty Almeida.

 

TU NOMBRE, EN LA INMENSIDAD DE LA NOCHE

“Cumbia del río chamamé/ licor mestizo piel a piel/
desde el barro de la historia surge un cantar/ (…)
El viento lleva un rumor/ canción de obraje y yerbal/
tallando la voz del agua/ buscando el mar”

“Cumbia del Río”, de “El tiempo y la serenata”

Otro de los rasgos recurrentes en las letras de La Delio es cómo el cuerpo de la tierra se fusiona con los cuerpos de los personajes. Otro tipo de mestizaje.

Sí, está constantemente presente en la literalidad de las palabras y en lo que contamos. Ese año, 2021, hicimos nuestros primeros videos de “De un tiempo a esta parte” y de “El paso final”, dos temas del último disco. Allí se ve ese mestizaje que mencionas: el fuego, la persona que lo genera, la conjunción entre los cuerpos y la tierra. También están presentes el agua, el aire, la noche. No es algo que ocurra de manera estratégica, tiene que ver con la mirada que compartimos de la naturaleza. Cuando tuvimos que ponerlo en imágenes, sentimos así. Y también nos encontramos con la representación de una historia de amor, con un mensaje implícito: “amar es cuidar”.

Nombraste otro elemento muy recurrente, “la noche”. En las letras de La Delio, en general, se asocia a lo no cronológico, por ejemplo, a la eternidad. A propósito de eso, nos intrigó que otros miembros de la banda expresaran que el nombre del nuevo disco, “El tiempo y la serenata”, planteaba una situación de opuestos complementarios. La serenata parece otra velocidad del tiempo, no su opuesto.

Yo no estaba en ese momento. Es un disco que se hizo totalmente en la época de la pandemia, ligado a esas noches largas. Pero, al tocar en vivo otra vez, eso se acabó. Entonces, ¿cuándo habrá tiempo para la serenata? Todo el período para generar este disco, tal como lo trabajamos y compartimos, no hubiese sido posible si hubiésemos tenido que presentarnos en shows todos los fines de semana, como ahora. Ese detenernos, esa soledad frente a la inmensidad de lo que ocurría, nos paró en un lugar individual y grupal distinto. Nos permitió pensarnos. ¿Hay tiempo de compartir cosas profundas, pensar en un disco, una serenata, una ópera, a toda velocidad? Ahí lo tuvimos: hicimos una serenata. El nombre del disco se puede interpretar de varias maneras, esto es lo que me pasa a mí. Quizás, la idea de opuestos complementarios es algo que se compartió grupalmente cuando se definía el nombre.

Pensaba en este asunto de la urgencia. Ustedes son una orquesta en crecimiento, ¿no le temen un poco a la urgencia?

Pablo Picasso, El clarinete

Es súper importante poder parar, aunque sea en pequeños grupos, o en algunos momentos de los ensayos. Incluso, en las giras, poder detenerse un poco a reflexionar. Si bien estamos con la cabeza en el desarrollo del momento, también tenemos que pensar en planes a corto y largo plazo, de acuerdo a lo que es nuestro deseo. Eso hace que sea más difícil detenerse. Además, económicamente, la cooperativa depende sobre todo de los ingresos que podemos generar con nuestros shows. Por eso fue tan difícil sostenernos durante la pandemia. Por otro lado, creció mucho el “El almacén Lo De Valdez”, prácticamente la única la herramienta para subsistir en pandemia. Pero, bueno, los encuentros reflexivos son muy necesarios en el mientras tanto, así como también las asambleas, semanales o quincenales. Tenemos que poder bajar esa data y compartir. Si no, todo se transforma en correr detrás de la zanahoria.

¿Y el tal Delio Valdez, qué?

Vamos a muchos lugares en los que nos encontramos con personas que, simplemente, construyeron a Delio Valdez como a una persona y nos preguntan dónde está. Es muy loco, está buenísimo.

El nombre también es interesante, porque no suena a un santo o a un personaje célebre, Delio Valdez es como Juan Pérez. Supongo que, en el origen, el personaje imaginario habrá operado como un juego , y ahora deberá tener un funcionamiento distinto, ¿o no?

Es verdad, se podría crear ese personaje, incluso una estampita de San Delio Valdez. Ciertamente, desde que se pensó el nombre y, a medida que forma cuerpo, muta. A pesar de que siempre nos identifica.

Juan Gris

 

CRISOLES

“Yo nací en las bellas playas caribes de mi país/ soy barranquillera cartagenera yo soy de ahí/
soy de Santa Marta soy monteriana pero eso sí/ yo soy colombiana/
oh tierra hermosa donde nací/ yo soy argentina/ oh tierra hermosa donde nací.”

“Yo me llamo cumbia”, de “La rueda del cumbión”

A veces se observa un imperativo de simpleza en la música popular. ¿Ustedes tienen algún tipo de complejo hacia la complejidad?

Ximena Gallina y El Anartista. Entrevista virtual. Fotografía, Ana Blayer

Cada une de nosotres viene de palos distintos, no solamente en lo que respecta a la música, sino a lo que significa lo simple y lo complejo. Hoy tuvimos un ensayo en el que probamos varias bases y decidimos por lo directo, por lo simple, porque garpaba más que lo complejo. Hay que probar todo lo que sea necesario. Probamos, grabamos, nos escuchamos y decidimos.

¿Y cómo se evalúa qué garpa más?

Depende del resultado que buscamos, del tema, de con quién lo vamos a hacer. También influyen las situaciones de estudio, las horas disponibles, la técnica a mano, quiénes van a grabar primero. En lo musical, a veces necesitamos otras opiniones. Entonces, grabamos y compartimos con otres. En otras ocasiones “lo que garpa” se resuelve en relación al vestuario, a las imágenes, a los escenarios. Son decisiones que se toman de acuerdo a las circunstancias. Por ejemplo, que una producción implique menos recursos no quiere decir que baje la calidad de la propuesta o nuestro disfrute.

Es un equilibrio de ritmos, ¿no?

Exactamente.

Simplificar lo popular, como imperativo, es una manera de subestimar al pueblo. Y las letras de ustedes tienen una propuesta de intensidad y de trabajo, en el sentido contrario. Hay momentos de poderoso lenguaje poético, en versos como El tono aquebrachado de tu piel”, “Dos gotas de agua que no mojan al deslizar”, “La noche no va a alcanzar, es lo eterno de la canción”.

Creo que nuestras letras no son para nada complicadas en cuanto al vocabulario. Cada una de esas frases tiene una interpretación amplia, pero no hay palabras desconocidas o una construcción enroscada. Eso también es propio del folklore. ¿Cuántas maneras vas a encontrar para contar que amás a alguien? ¿Sabés cuántas buenas zambas de amor hay? Bueno, si alguien siente con mucha fuerza y lo puede poner en una letra, cualquiera sea, está buenísimo.

Difícil medir cuánta complejidad admite lo popular. Hay determinados poemas que empiezan por circular en una pequeña élite, se expanden, se hacen hace carne en la gente, y se vuelven populares. Si te detenés, son complejísimos.

Sí, es como que el sentido se desdibuja y se enriquece al circular. Y está muy bueno eso. Cuando el pueblo toma una canción porque se identifica, eso es lo popular.

¿Creés que la cumbia, eminentemente latinoamericana, se puede exportar al mundo?

Pablo Picasso, El violín

Hay algo del ritmo de la cumbia que toma paisajes, instrumentos, personajes, historias de amor, política, que identifican muchísimo a ciertas personas. Por supuesto, a los pueblos que tienen en su historia algo de ese ritmo, los va a conmover de una manera distinta. Pero también considero que es un ritmo capaz de movilizar a personas de otras partes del mundo, desde un punto de vista distinto. Ya hay bastante gente que hace fusiones, como Lila Downs y Mon Laferte, con resultados muy lindos con el público. Pero lo que va a permitir ver qué pasa con la cumbia en otras partes del mundo es el encuentro con otras gentes, eso nos da curiosidad. También sabemos que muchos latinos nos irían a ver. Sería una enorme responsabilidad representar al país en otras partes.

Y ustedes tienen la ventaja de la potencia de lo impuro…

La verdad que sí, lo nuestro es conocer ritmos desde una manera pura y transformarlos con cuidado, respeto, con investigación previa y constante. Y es lindo hacerlo a través de instrumentos de todas partes del mundo. En nuestro folklore, por ejemplo, también se usan instrumentos que trajeron los inmigrantes de Europa. Eso, junto con todo lo que ya existía acá, permite fusiones increíbles. Así es la cultura viva. Es hermoso participar para mantener activa esa mixtura. Lograr que en la transformación intervengan un power trío de rock, melodías que nos influencian del jazz, el folklore argentino -presente, siempre-. Vuelvo, entonces, a la idea de la construcción de una ópera.

Ximena Gallina y El Anartista. Entrevista virtual. Fotografía, Ana Blayer

LA DELIO VALDEZ WEB

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