El lado B: sobre terminar la escuela primaria.
Por Milena Penstop
UNA POSTAL PARA SIEMPRE
Muchos piensan que terminar la escuela primaria es lo mejor, porque algunas rutinas que venías haciendo hace unos siete años, por fin se terminan. ¡Ni sueñes con que ya no hay que levantarse temprano cinco días a la semana para estudiar! ¡En la escuela secundaria, se entra más temprano aun! Vaya a saber a quién se le ocurrió que madrugar nos ayuda a entender mejor la pesadez de las matemáticas o los somníferos de geografía. Igual, los horarios son lo de menos.
El otro día dieron el diploma. Un rato después festejamos y todo era alegría. Pero, al volver a mi casa, me cayó la ficha. Algo terminó y esto también es una manera de despedirse. Aunque con algunos compañeros tal vez no tuviste tanta relación, todos están en tu recuerdo, todos estuvieron con vos todos los días desde hace siete años. Ellos forman parte de la foto que recordaré por mucho tiempo. Quizás, para siempre.
CHARACHACHÁN : OTRA FAMILIA MUY NORMAL
Algunos compañeros cambian de colegio, porque planean hacer una determinada carrera y la secundaria que eligieron los va a ayudar con una educación orientada en ese sentido. Otros simplemente cambian por probar algo nuevo, aunque eso no implica que no vayan a extrañar su antigua escuela. Unos pocos sienten que ya estuvieron mucho tiempo en el mismo lugar y se cansaron. Por mi parte, aunque no me desagrada la idea de probar algo nuevo, ya siento que, si dejo de ir a esta escuela, sería como dejar de venir a mi casa. Porque, si lo pienso bien, uno pasa tanto o más tiempo en la escuela que en su propia habitación. Por eso es tan importante sentirse cómodo en el lugar donde uno va a estudiar. Parece poca cosa, pero saber cómo llegar a los patios, dónde están los baños, los horarios de la cantina todo eso forma una gran familia. Y yo no quiero dejar a mis parientes.
MEZCLADITO, MEZCLADITO
Muchos pensaban que, durante la fiesta, íbamos a estar un poco tristes, pero distraídos con la espuma, los polvitos de colores, las fotos y la comida. Tan distraídos que casi ni nos íbamos a acordar. Pero, en realidad aunque sí nos distrajimos y nos divertimos un poco-mucho, al mismo tiempo, muchos pensamos: “Esta es nuestra última fiesta antes del viaje”. Otros se dijeron: “esta es mi última vez en esta escuela” y muchas cosas más. Y, al final, aunque algunos no lloran o no dicen todo el tiempo lo que sienten, todos terminamos muy emocionados en una mezcla de tristeza y alegría. Parece que las cosas importantes siempre son así.
PRIMERA CLASE
Para mí, la primaria- aunque haya pasado- siempre va a ser el Lado A. Y también el jardín. No porque no sean ni presente ni futuro las cosas bajan de categoría. Al contrario, a partir de ellas podremos crecer y transformarnos en otros. Por eso, mi lado B es lo que todavía no me pasó y me espera en el camino. ¡Allá voy!