La lucha: Entrevista a Susana Reyes

Entrevista: Gabriela Stoppelman, Lourdes Landeira, Pablo Soprano, Estela Colángelo
Edición: Lourdes Landeira
Fotografía: Diego Grispo

La cronología desaparece cada vez que un hilo invisible entreteje días, horas y pisadas. Así reedita la anulación de los silencios impuestos. Sin embargo, hay fechas emblemáticas como el 24 de marzo de 1976. Ese día, comenzó la dictadura militar con el asesinato de un maestro, Isauro Arancibia. Al mismo tiempo, la brutal represión inauguró el primer centro de detención clandestino, nada menos que en una escuela, “La escuelita de Famaillá”, en Tucumán. En esa provincia había nacido Arancibia y allí supo defender a los hijos de los cañeros. Aprendió que peticionar era un derecho y que resultaba imprescindible pertenecer a una organización gremial para dar garantías a maestros, alumnos y familias. “El maestro sin alumno no es nada”, decía. El hombre caminaba su lucha sin descanso, gastaba las suelas de sus zapatos hasta ahuecarlas. Cuando los hoyos fueron casi más grandes que los pies, sus sobrinos le regalaron un par de zapatos acordonados. Él los lucía con orgullo. Su último 23 de marzo la noche olía feo y llovía. Él vivía en una pieza del sindicato y allí amaneció al día siguiente, en pleno ejercicio de resistencia, en el lugar donde -pocas horas después-  fue acribillado por 120 balas. Su cuerpo perforado estaba descalzo de zapatos nuevos.

Por esa época, en la Ciudad de Buenos Aires, la adolescente Susana Reyes se enamoró de Osvaldo, mientras alfabetizaba adultos. Juntos, se mudaron a la localidad de San Martín y decidieron tener un hijo. En 1977 los secuestraron. Ella, embarazada, estuvo tres meses detenida desaparecida en el Vesubio. Él fue asesinado. El rescate de sus restos estuvo a cargo del equipo de antropología forense, muchos años después. Las fechas volvieron a poner sus marcas: el 16, en este caso. Reyes nació un 16 de setiembre, fue secuestrada un 16 de junio y liberada otro 16 de setiembre, un par de meses antes del nacimiento de su hijo, Juan Pablo. Faltaban muchas angustias y esperas hasta que Reyes eligiera el nombre de “Isauro Arancibia” para el Centro Educativo donde ensañaba y reconvirtiera su lucha en el emblema de la educación desobediente. Para ella, los pibes son maestros. La construcción colectiva es su pilar. Pero, claro, los pasos no se detienen y va por más: va por la construcción para las nuevas generaciones. Así, para proyectar futuro, camina la escuela todos los días y vuelve a entretejer los tiempos. Recientemente, organizó un encuentro federal y multicultural al que llamó: “Inventamos o erramos”. La frase pertenece a Simón Rodríguez y hace referencia a la necesidad inminente de romper con el pasado colonial. Rodríguez fue el maestro de otro Simón: Bolívar. Hoy, en la villa 31, siete mujeres jóvenes estrenan su título de docentes, luego de haber hecho sus prácticas en el Isauro. “Maestras, villeras y feministas” se autoproclaman. Reyes se conmueve y enhebra otro eslabón de la historia.  

 SIN CHAMUYOS

“Sabemos que todos somos diferentes pero tenemos muchas cosas que nos unen y que nos hacen un poco iguales. En nuestro grupo son las ganas de salir adelante, el amor por nuestra escuela, por nuestros profes, la lucha por hacer valer nuestros derechos, por hacernos escuchar y ver. Sí, todos nosotros nos parecemos porque tenemos esas ganas de aprender, de crecer y soñamos con un futuro mejor que este presente que a veces nos despoja de lo que más queremos y sin darnos cuenta nos quiere consumir.”

Editorial Nro. 8-2012 de “La realidad sin chamuyo”, la revista de los estudiantes del Centro Educativo Isauro Arancibia

 

¿La alfabetización es una primera etapa de la educación o dura toda la vida?

Samanta Eva Torrentes "Yo soy, acá estoy. Parta mí tiene que ver con la identidad, con una impronta" (*)
Samanta Eva Torrentes «Yo soy, acá estoy. Para mí tiene que ver con la identidad, con una impronta» (*)

Hay distintas alfabetizaciones y duran toda la vida. La escolarización es una primera etapa de la lecto-escritura y se da junto con otras alfabetizaciones. Después, tenés que incorporar lo nuevo, desde lo tecnológico hasta lo social. El género, por ejemplo, implica una permanente alfabetización, sobre todo, en personas de cierta edad formadas con otras pautas. Hay que estar atentos, aprender, preguntar. De hecho, cuando yo comencé, no había computadoras

Y hoy todo el mundo tiene una.

Ojalá fuera así

 Que vuelvan a tenerla! Están los celulares, también.

Claro. Cuando no recordás algo, tomás el celular para buscar en internet. Antes, preguntarte por una película, por ejemplo, te llevaba a pensar, a buscar en tu memoria con un otro: “sí, la fuimos a ver ese día que llovía”. Ahora, vas directamente al buscador. No  digo que aquello era lo bueno y esto lo malo. Con internet, también se abren otras posibilidades en las relaciones humanas.

Pero los chicos no archivan mucho. ¿Cómo se traduce eso en la educación?

La búsqueda también implica una operación, establecer relaciones. Y eso está perfecto. Cuando empezamos a usar la calculadora, mi papá me decía “No, no podés…”. Sin embargo, el tema es cómo entendiste la situación problemática y cómo la vas a resolver, no el algoritmo de la división. Hace veinte años, cuando empecé con el Isauro, para mis alumnos, saber dividir por dos cifras era el súmmum, con eso ya sentían que podían pasar al secundario…

El archivo, aquello que podíamos recordar, era como nuestro tesoro. A su vez, con el archivo en la cabeza, podés pensar en forma inmanente. Hoy dependés del cerebro-wikipedia.

Sí, totalmente.

BAÑO A LA VISTA

 “Estoy a un paso de egresar y ante la adversidad y los problemas que se pueden presentar hay un colegio como el Isauro que nos da la posibilidad, el acompañamiento, la contención, la comprensión y sobre todo la amistad. Este colegio nos da la posibilidad de que todos podamos egresar y que no sea difícil terminar la secundaria porque para el Isauro todos somos iguales y tenemos las mismas oportunidades que cualquier otro estudiante de cualquier colegio llamado “normal”.

Hernán Pérez, tercer año del secundario.

 

Con respecto a las escuelas que no son el Isauro, una de las diferencias hermosas que notamos es que ustedes consultan con los chicos acerca de sus necesidades, sus conceptos ¿Qué otras cosas particulares tiene el modo de enseñar del Isauro?

Es un hacer pedagógico que viene desde el formato escolar. Somos un colectivo, donde nos consultamos permanentemente en asambleas. Tenemos una Dirección, sabemos que algunas cosas son de determinada manera porque las hemos experimentado, pero siempre nos consultamos. Estamos permanentemente interrelacionados y trabajamos en pareja pedagógica. Cada nivel –jardín, primaria y secundaria-, arma sus reuniones y proyectos particulares y, luego, nos juntamos todos. Esa es la forma en las aulas también. Es decir, uno no puede enseñar algo que al otro no le interese. Para decidir los ejes a trabajar en el año, preguntamos, por ejemplo, qué es para los chicos lo más importante en la vida. Ellos pusieron en orden esos ejes: vivienda, familia, amigos, escuela, la salud. 

Ramón Coronel. "A la muerte te llevás tu tatuaje como una marca personal" (*)
Ramón Coronel. «A la muerte te llevás tu tatuaje como una marca personal» (*)

¿Pudieron introducir esas prioridades al proyecto de la escuela?

Por supuesto, comenzamos por preguntar: ¿Qué tiene que tener una vivienda? Nos dijeron “tiene que tener un techo y una Shell cerca”, ¡Porque en la Shell está el baño!, ¿te das cuenta? Así empezamos a trabajar. En 2005-2006, con cajas de cartón, hicimos una vivienda colectiva en maqueta, donde ellos pegaban recortes de revistas con lo que tenía cada habitación adentro. Se elaboró un reglamento de convivencia de esas viviendas y, si alguien no cumplía, no sabés lo terribles que eran los castigos que se aplicaban entre ellos. ¿Por qué te cuento esto? Porque hoy nosotros tenemos una casa en la que viven dieciocho chicos. En 2011, varias maestras de la escuela hicimos una asociación civil que se llama “Isauro Arancibia”, cuyo objetivo es favorecer la vivienda, la salud y la educación en los pibes de la escuela. Nosotros no tenemos cooperadora. Tuvimos la suerte de  conseguir una casa. En realidad, es algo que pasó de modo casual. El Banco Industrial nos paga el alquiler como parte de eso que llaman «responsabilidad social». Pasó así: mucha gente viene a conocer la escuela, algo que a nosotros nos encanta, no queremos que sea un ghetto. Un día, como a las cuatro de la tarde, cuando estábamos por irnos, llegó una chica que venía de la escuela de cine de Manuel Antin. Bueno, nos quedamos y le mostramos la escuela. Era la hija del dueño del Banco. 

Menos mal que se quedaron.

Nos dijo que estaba haciendo un documental acerca de toda la problemática de nuestros chicos y que, por eso, venía a ver la escuela. “Yo quiero poner la plata donde realmente sé que va a ir a los chicos”. Listo, le contamos el proyecto de la casa para que vivieran los pibes de la escuela.

PSICOLOGÍA RANCHO ADENTRO

«El maestro no sólo educa, también debe indignarse. Justo lo que la tradición prohibía. Inocuo, con aureola de mártir o santo alejado de las cosas terrenas, el maestro debía repetir dos más dos son cuatro. Los números estaban obligados a ser ajenos a los panes. Pero para el brazo que levanta el machete, dos horas de pelada de caña, más otras dos, no son cuatro. Y ocho horas son una eternidad«

Isauro Arancibia

 

¿Cómo se decidió quiénes iban a ser esos dieciocho?

Primero, la decisión se toma en base a que el chico tiene que venir a la escuela y aceptar ciertas reglas. Por ejemplo, no consumir. En la casa tienen acompañantes todo el tiempo. Nosotros siempre les decimos que la escuela no es la calle, aunque jamás nos metemos ni juzgamos qué hacen afuera. Pero ellos no pueden meter nada de la calle en la escuela. Eso lo extendimos a la casa. Otra regla tiene que ver con no resolver las cuestiones con los puños o insultos, en la casa, se usa la palabra.

¿Lo de adentro influye en el afuera de ellos?

Sergio Cairoli (*)
Sergio Cairoli (*)

Bastante, sí. Igual, no es una cosa mágica. Nosotros aprendimos muchísimo con esta casa. Cuando la armamos, hablábamos con los pibes sobre los paradores. Ellos nos decían que son terribles, que son para parar, no para vivir, que ahí te matan. Y ustedes ¿qué quieren?” Nos decían: “Una verdadera casa para vivir”. Entonces, le pusimos ese nombre: “Una verdadera casa donde vivir”. Pasaron dos años y nos dimos cuenta de que no es esa la verdadera casa donde vivir, sino que lo será aquella que ellos hagan más adelante, esto es solo un lugar de transición. Esa caída en cuenta nos llevó a repensar el proyecto, cambiamos y ahora la casa tiene otro nombre y otro formato.

¿Siguen en la casa los mismos chicos que empezaron?

No, no. Van saliendo. Son mujeres y varones mayores de dieciocho años. La casa funciona desde 2014.

¿Hay más candidatos que lugares?

Los hay, hay mucha gente en situación de calle en la escuela, pero nosotros no podemos trabajar con más. Tenemos lugares amigos, como el Frida, un espacio donde pueden ir las chicas durante un tiempo, hasta que nosotros las podemos traer.

¿Genera tensiones la elección?

No. Tampoco es que se vuelven locos por ir a la casa, eh.

¿Hay un tiempo de permanencia?

No. En su momento lo habíamos pensado: ¿cuánto tiempo tendrían que estar para que este sea nomás un lugar de paso? Pensamos en nueve meses, pero era lo que nosotras imaginábamos. En la casa, como en la escuela, el tiempo es de cada uno, es el lugar para volver a verse, para rearmarse, para recibir una mirada amorosa que dé cuenta de quiénes son y de todo el potencial que tienen. _DAG8302

¿Cómo es la disposición de la casa?

Armamos tres habitaciones con cuchetas y colchones que nos habían mandado desde Desarrollo Social. Nosotros compramos las sábanas, las colchas. ¡Un poco más y le ponemos un pijama a cada uno! ¿Y qué pasó? La primera noche, llevaron los colchones al piso del living e hicieron una ranchada. Y aprendimos. Siempre es mejor que decidan ellos a que nos guiemos por el pensamiento hegemónico que indica que lo correcto es dormir en una cama. Después de ese proceso, pudimos soltar. Por otra parte, muchas organizaciones y personas nos regalaban cosas para la casa. Entre ellas, una play station. Entonces, no venían a la escuela y se quedaban jugando a la play en la casa.

SOÑAR Y AMMAR

“Nosotras vamos más allá, para cambiar la realidad más profunda. Yo me di cuenta que nosotras éramos una parte más. Una parte más de una gran clase de trabajadores que es explotada, excluida y discriminada. Y que nadie se salva solo”.

Elena Reynaga, presidenta de Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas.

 

¿Qué sucede en el después de la casa?

Algunos chicos vuelven a sus casas, porque restablecen la conexión con la familia. Otros, por cosas terribles o porque no hay familia, no tienen adónde volver. También hay quienes se fueron de su casa por una boludez, terminaron en Constitución y, de ahí, yiraron y yiraron y no volvieron nunca más con sus familias. Por supuesto, pasaron cosas lindas, tenemos pibes que llegaron a la Arancibia sin saber leer ni escribir a los dieciséis, pasaron por la escuela y por la casa, terminaron la secundaria y, hoy, con veintipico de años, están haciendo un terciario. Nos podemos equivocar mil veces, pero todo sirve, el camino es ese.

Contás en alguna entrevista que tu vocación docente te aparece desde muy chiquita.  ¿Desde cuándo soñaste con dar clase en una escuela como el Isauro?

Siempre que hacés una carrera, soñás con la clase de profesional vas a ser. En la docencia, pensás cómo sería tu escuela ideal. Lo que yo tengo que agradecer es algo que no pasa habitualmente: trabajo en la escuela que soñé y que, además, construimos como quisimos, en función de garantizar derechos.

Sorprende que un proyecto así pueda concretarse sin compromiso político de ningún tipo.

Bueno, la escuela era un Centro Educativo, parte de una oferta para adultos que tiene la ciudad de Buenos Aires, a partir del diseño curricular de 1985. Como la gente ya no va más a las escuelas para adultos y estos centros están pensados para un adulto trabajador, se arman en espacios tales como fábricas, parroquias, comedores. El maestro o maestra enviado por el Estado va a enseñar a esa población específica. Por ejemplo, en Molinos, a los obreros que no habían terminado el ciclo, dentro del horario de trabajo les daban dos horas para estudiar. Ahora bien, en 1998, cuando empezó el “Isauro”, no existía el adulto trabajador. Había más gente sin trabajo que con él. ¿Qué persona que no hubiera terminado la primaria o, más aun, que nunca la hubiese empezado, podía tener trabajo en esos tiempos? Entonces, me mandaron a la CTA Nacional, de Independencia y Piedras, para comenzar el Centro Educativo para las chicas de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas) y del MOI (Movimiento de Ocupantes e Inquilinos). Había también mujeres que estaban construyendo sus viviendas. Con ellas empezamos el Isauro. Mi primera alumna fue una mujer de unos cuarenta años. El día de la inscripción se asomó por la puerta con un cuadernito y un lápiz en la mano y me dijo “¿Vos vas a ser mi señorita?”. Era Elena Reynaga, la presidenta de AMMAR.

Carlos Duarte " Los tatuajes me los hice encerrado, ahora capaz que me hago al Gauchito Gil y los santos en la cara (*)
Carlos Duarte «Los tatuajes me los hice encerrado, ahora capaz que me hago al Gauchito Gil y los santos en la cara» (*)

¿Esto ya era el “Isauro Arancibia”?

Claro. Los maestros de Centros Educativos tenemos la posibilidad de ponerle  nombre a nuestro espacio. Yo aproveché esa posibilidad y lo llamé “Isauro Arancibia”. Las chicas de AMMAR fueron quienes me avisaron que, en Constitución, había un montón de pibes y pibas grandes que no sabían leer ni escribir, así que los fuimos a buscar. Una vez que se acercó la primera pareja, vinieron las ranchadas. Rápidamente fuimos más de veinte. Ahí yo trabajaba como maestra primaria multiciclo. Es decir, das clase a los que andarían por 4° o 5° grado y a los que están por terminar. Tener más de quince alumnos es ya una locura. Yo llegué a estar sola con treinta. Cuando un Centro Educativo tiene más de dieciséis, el Estado lo desdobla y abre otro. Nosotros le pedimos a la CTA que nos brindara un lugar más grande y empezamos a juntarnos todos. El Centro se desdoblaba pero, unificado, para poder trabajar en conjunto y pensar colectivamente.

BUENOS DÍAS, SEÑORITA

“El título de maestro no debe darse sino a quien sabe enseñar, esto es, al que enseña a aprender; no al que manda a aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda.”

Simón Rodríguez

 

Entonces fue una experiencia innovadora, ya desde el origen…

Sí, así armamos la escuela. El turno del Centro era de dos horas diarias. Yo tenía tres cargos de dos horas. Pero los pibes, en vez de elegir un turno, llegaban todos juntos a la mañana y se quedaban las seis horas. En realidad, querían quedarse allí en la escuela todo el día. Yo me preguntaba: “¿para qué vienen?” En ese momento, la situación en Constitución era muy terrible, la policía los usaba, los hacía laburar para ellos. Sin embargo, cuando alguien vuelve a la escuela de adulto, es el niño o la niña que tuvo que abandonar quien regresa. Tuvimos a un chico de veintitrés años, Cobito, que salía recién de la cárcel de Ezeiza. En ese momento estaba la posibilidad de ir a los cines del Abasto. Votamos para elegir qué película ver. Daban “El Bonaerense” y, entre otras, una de “Chiquititas”, “Rinconcito de luz”. Se votó y salió “El bonaerense”.  Entonces, Cobito dijo: “Pero yo quería ver ‘Rinconcito de luz’…” Esto  ejemplifica bien que, al “Isauro”, viene gente grande que la ha pasado y la pasa mal y llega con la carpeta a pedirte colores para subrayar. Pero te termino de contar cómo armamos el “Isauro”: cuando fuimos más maestros, teníamos tres turnos y el edificio resultaba insuficiente. Entonces, armamos un proyecto preguntándoles a los pibes cómo querían que fuera su escuela. Nos dijeron que querían tener más horas, porque contábamos solo las cuatro materias básicas. Ellos querían educación física, plástica, música, lo que tienen todos los pibes. Así, armamos el proyecto de escuela para jóvenes y adultos de jornada extendida: a la mañana, escuela. A la tarde, talleres de oficio y de arte. Presentamos ese proyecto y fue aprobado en 2007, cuando el Ministro de Educación de la Ciudad era Alberto Sileone. Como toda experiencia educativa piloto, hay que esperar cinco años hasta que se normalice y se incluya en el estatuto. Al año siguiente de la aprobación de nuestro proyecto, asumió Macri en CABA y aún hoy no tenemos normativa de la escuela. Pero lo que sí logramos es no tener más multiciclo. La primara está armada como escuela. Tenemos jardín maternal y el secundario, del que este año egresa la primera camada. A pesar de que cada nivel depende jerárquicamente de diferentes direcciones, nosotros somos un solo proyecto.

Gisela Elisa Davies "Tatuarse es como parir, tiene que doler, surge algo distinto"(*)
Gisela Elisa Davies «Tatuarse es como parir, tiene que doler, surge algo distinto»(*)

¿Cómo se maneja el tema del consenso y el disenso en las votaciones?

Se discute hasta llegar a un consenso.

Al contrario del “Isauro”, en las otras escuelas, los chicos quieren irse lo más rápido posible. A tu criterio ¿qué falta en la escuela tradicional?

El sistema es muy rígido, hay diferencias entre primaria y secundaria, pero es así en general. La escuela fue pensada para un modelo de nación de hace muchos años. Esto hay que modificarlo. Hay reglamentos y normas que ya no van. El formato escolar, en sí, es opresivo. En nuestras charlas de formación, hablamos de una pedagogía de la desobediencia, ¿cómo pudo el “Isauro” garantizar el derecho a la educación de tantos pibes? Sólo desobedeciendo al sistema educativo y bancándonos los sumarios que nos hicieron. Luchamos e incorporamos a los pibes a la defensa de todo eso.

En muchas instituciones educativas, hay miedo a la desobediencia, tanto de los chicos como de parte de los padres. Pasó la dictadura en el medio. Aunque hoy los pibes salgan a la calle con pañuelos verdes y griten, en el momento de enfrentar algo concreto en el aula, no siempre son muy desobedientes.

_DAG8275Claro, es que el formato de la escuela genera opresión y miedo, no sólo en los pibes, sino también en los maestros. Hay que cambiar el miedo a la autoridad, el pensar que nada se puede hacer. Por otra parte, los docentes tienen que acostumbrarse a debatir, a trabajar colectivamente. Basta de: “Ay, mirá los tuyos cómo se pelean” ¿quiénes son los tuyos y quiénes, los míos? En el “Isauro” eso no existe, los pibes son los pibes de la escuela. Aparte, los docentes tienen que tener una reunión por semana para poder discutir y revisar sus prácticas con coherencia. Lo que le pasa a un pibe de tercero tiene que ver con lo que le pasa al de séptimo.

CORRE, COYOTE

“Yo pienso que la gente no tiene tiempo para escucharse los unos a los otros y buscan formas de expresar lo que tienen adentro. Podemos decirlas o podemos cantarlas o podemos escribirlas. Otros no tienen esa posibilidad o ese talento o esa forma y entonces eligen decir cosas a través de su piel que es algo suyo que les pertenece desde que nacen hasta que mueren y va a estar ahí todo el tiempo representando su historia, representando sus anécdotas, sus momentos. Yo creo que el tatuaje identifica”.

Sergio Cairolo, estudiante del Arancibia

 

Además de tener problemas con el edificio:  el Gobierno de la Ciudad  intentó trasladar al Isauro…

Bueno, esa les salió mal, la ganamos judicialmente. Volvimos a nuestra escuela y está hermosa. Encima, por orden del juez, tuvieron que comprar el edificio de al lado para ampliarla. Frecuentemente digo que el “Isauro” y el gobierno de la Ciudad son como el Correcaminos y el Coyote, siempre les sale mal a ellos.  

¿Cómo es la designación de los maestros?

Los nuestros, por listado de Centros Educativos.

O sea, cuando hay que cubrir un cargo, no necesariamente va alguien que es afín con el proyecto…

Bueno, tratamos de que sea así. Cuando hay concurso, siempre va alguno de nosotros a contar cuáles son las características de esta escuela. Algunos maestros piensan: “Paseo Colón y Cochabamba… ¡Ay, qué bien, me queda bárbaro!” Pero, si van a trabajar acá, es bueno que sepan con qué se van a encontrar.

En declaraciones tuyas hemos leído que trabajar con los otros es muy importante para vos: cuando saliste del cautiverio, cuando empezaste el Isauro y ahora. ¿Alguna vez te sentiste sola entre los otros?

La verdad, no. Aun cuando fui la única en disentir con un grupo en alguna cosa, no me sentí sola. Es más, alguna vez tuve que ir en representación de un colectivo a exponer una decisión con la cual no estaba de acuerdo, y lo he hecho.

Spinoza decía que la soledad no existe cuando estás con los otros, que es una construcción nuestra o una mala forma de trabajo o de vínculo. Y un modo de no estar ni dejar solos a los otros, es escribir ¿Cómo es tu relación con la escritura?

Cristian Kirsanov "El dolor es parte de uno mismo, así como uno sufre en silencio también puede gritar o demostrarlo con el cuerpo, cicatrices y esas cosas"(*)
Cristian Kirsanov «El dolor es parte de uno mismo, así como uno sufre en silencio también puede gritar o demostrarlo con el cuerpo, cicatrices y esas cosas»(*)

Más que nada, escribo las cosas para no olvidarme. Con varias compañeras, escribimos el libro del Isauro, ahí puse gran parte de mí. Pero, de nuevo, fue un colectivo. Necesito estar con otros para incentivarme. Solo escribí sola en situaciones muy puntuales que me desestabilizaron.

En general, ¿cómo se relacionan los docentes con la escritura?, ¿se le da importancia al asunto?

Cuando nos juntamos para hablar de un tema, siempre hay alguien que toma nota de lo conversado. Con ese material, armamos algo. Por ejemplo, con las desobediencias pedagógicas. Nosotros íbamos a unas reuniones con Pablo Imen. Eran acerca de pedagogías emancipatorias, en el Centro Cultural de la Cooperación. Pero el concepto no nos terminaba de identificar, porque nosotros construimos en base a desobediencias. Y eso es más concreto. Es decirle al maestro: “No obedezcas, hacé lo que tenés que hacer. El que tiene que estar en la escuela es el pibe”. Para poder llegar a eso, tuvimos que revisar nuestras desobediencias. Cuando trabajás colectivamente, vas a una reunión con una idea. Sin embargo, al salir, resultó que lo más interesante no era lo que vos pensabas y tampoco lo que pensaba aquel, sino algo superador de todos nosotros. En base a esos debates, vamos organizando. Hicimos un Encuentro Federal, “Inventamos o erramos”, como decía Simón Rodríguez. Invitamos a una lonco mapuche, a gente de la comunidad guaraní y a gente de escuelas de distintas provincias, para hablar de desobediencias pedagógicas. Se está armando un movimiento hermoso.

PRESENTE IMPERFECTO

“Porque vivimos a golpes/porque apenas si nos dejan/decir que somos quien somos. /Nuestros cantares no pueden ser/sin pecado un adorno; /estamos tocando el fondo, /estamos tocando el fondo.”

Paco Ibáñez, “La poesía es un arma cargada de futuro”

 

¿Y no hay que cuidar que la desobediencia se vuelva reacción?

Lo primero es definir qué es la desobediencia. Para nosotros, son aquellas estrategias que te garantizan el derecho a la educación. Construcciones pedagógicas con otros, que garantizan este derecho a los y las estudiantes. Por ejemplo: si alguien va a una escuela y no tiene documentos, si bien hay una ley que dice que igual podés estudiar, la forma en que te tratan, cómo te hablan, te expulsa. Al “Isauro” ha llegado gente muy maltratada en otras escuelas. Entonces, la desobediencia va a ser la forma de transformar esa estructura rígida de las escuelas, cuando los maestros discutan y puedan decir sin miedo a equivocarse. Por más hermosa que sea una planificación, si no coincide con la realidad, no tiene sentido.

¿Siguen teniendo relación con AMMAR?

No tanto con la organización, pero sí con Elena Reynaga, que ahora es presidenta de la “Red de Trabajadoras Sexuales de América Latina y el Caribe”. Cuando volvió a contarme que le habían dado ese cargo, me dijo: “Ahora tengo un cargo de la gran puta”.

Respecto a la desobediencia, ¿cómo se manejan con el no cumplimiento de las reglas de parte de los pibes en la casa o en la escuela?

Jonathan Martínez "El tatuaje en todos los sentidos puede significar muchas cosas, para mí significa muchas cosas, bah, para toda la gente, no? (*)
Jonathan Martínez «El tatuaje en todos los sentidos puede significar muchas cosas, para mí significa muchas cosas, bah, para toda la gente, no? (*)

Se charla. Tenemos varios dispositivos. Por empezar, somos una ´Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario´ del Sedronar, que considera que nuestra escuela y nuestra casa cumplen una función de prevención ante el consumo problemático. Mensualmente, ellos nos dan un dinero. Con esa plata, ponemos más talleres y contamos con dos psicólogas que coordinan un espacio de escucha en la escuela y en la casa. ¿Alguien no cumple las normas? Bueno, se hace una reunión con el equipo de escucha, la maestra, algún otro referente y un acompañante de la casa. Se conversa, se habla en las asambleas de los pibes.

¿Qué pasa cuando un chico viene golpeado a clase?

Varios vienen golpeados por la policía, o por otros. Primero, le preguntamos qué quiere hacer y le damos todas las posibilidades en la Defensoría para denunciar la violencia institucional. Eso es de todos los días. De todos modos, algunos no quieren denunciar, viven en la calle y tienen miedo de volver a cruzarse con el mismo que los golpeó. Otros hacen la denuncia, pero después no van a ratificarla. Trabajamos muchísimo con el eje de construcción de ciudadanía. Queremos que ellos tomen la voz, digan su palabra. Por eso, a la defensa del “Isauro” también la tomamos como un eje pedagógico. Durante mucho tiempo, fuimos a la Legislatura con los pibes y ellos dijeron allí lo que tenían que decir y de una manera muy hermosa, como nadie podría decirlo.

Nombrás otra vez las palabras. Antes te preguntaba por la escritura porque la palabra aparece en tu historia como un arma de supervivencia y de combate.  Por ejemplo, cuando vos le bordaste el pantalón a tu marido, antes de que se lo llevaran a lo que vos creías un traslado como preso a cargo del Poder Ejecutivo. También están las cartitas que Osvaldo te mandaba y los dibujitos que Oesterheld,  preso en el Vesubio, les hacía llegar a ustedes, como alivio ¿Cuál fue el valor de la palabra en prisión?

Fue fundamental. En ese espacio fuera de todo espacio y tiempo, de pronto, te llegaba un dibujo, una cosa amorosa o graciosa, y eso te daba vida. Incluso, las chicas hacían alguna esculturita con miga de pan, con lo que hubiera, porque siempre hay un momento para resistir. Hasta hacíamos chistes entre nosotras. Por ejemplo, a un guardia a punto de apoyarse contra una pared, le decíamos “¡No, que tiene electricidad!”. Y el tipo se ponía re loco. O todas hacíamos un ruido “mmmmmmm”, como un zumbido.  Y el tipo decía: “Cállense”. Y nosotras: “Si nadie está haciendo nada, ¿cómo que nos callemos?” O, si no, respondíamos, “es Tal”  y se trataba de un compañero al que habían matado. Y agregábamos: “viene todas las noches”. El tema de estar con otros es lo único que te puede dar esperanzas y ayudarte a vivir.

DESDE LA RAÍZ

“Lo único que le pido al arte es que me ayude a decir lo que pienso con la mayor claridad posible, a inventar los signos plásticos y críticos que me permitan con la mayor eficiencia condenar la barbarie de Occidente; es posible que alguien me demuestre que esto no es arte: no tendría ningún problema, no cambiaría de camino, me limitaría a cambiarle de nombre; tacharía arte y la llamaría política, crítica corrosiva, cualquier cosa.”

León Ferrari

 

¿Qué otro es para vos un enemigo?

El que quiere oprimir, el que no deja crecer, el que le pone palos todo el tiempo a la gente, el que no deja vivir a los demás.

Y, en las antípodas, ¿qué es lo poético para vos, más allá de la poesía?

Es lo sutil, aquello que digo sin decir, lo que te llega directo al cuerpo sin pasar por el pensamiento.

¿Se trabaja esto en la escuela?

Santiago Ibarra (*)
Santiago Ibarra (*)

No específicamente. O, tal vez, sí. Tenemos muchos talleres y muchas formas de valorar lo que hacen los pibes a través del arte. Es muy profundo y hermoso lo que ellos manifiestan, por ejemplo, en sus textos. La poesía les encanta. Trabajan mucho la expresión poética, también en fotografía. A su vez, en el “Isauro”, tenemos una galería de arte, se llama León Ferrari. La familia de León fue a la inauguración y nos llevó obras de él, que hoy están en la escuela. La familia de Castagnino también nos donó un cuadro y tenemos un Gorriarena. Pero, entre Gorriarena, León Ferrari y Castagnino, están los cuadros de nuestros pibes, en el mismo orden. Además, está la revista donde ellos escriben: “La realidad sin chamuyo”. Todos los años hacen letra y música de una canción dedicada a la escuela. La cantamos al izar la bandera, en vez de “Aurora”. Son canciones muy bellas. La de este año tiene una frase que, a mí, como maestra, me emociona mucho: “Cuando yo me muera sabré que fui a la escuela. No sé qué será de mí, pero ahí está mi raíz”. Me hace llorar. Cuando me la cantaron como sorpresa, yo dije que, para mí, también esa es mi raíz.  Construir con otros una escuela y que ellos sientan de esa manera es muy emocionante. En otra parte, la canción dice “Con amor tiramos vallas, con locura irracional. Estudiantes hasta el final, pensamos seguir luchando y, en el hacer caminando, en nuestro Isauro inmortal.” La música también es hermosa, un estilo candombe, que comienza fuerte, con tambores. Y esto viene a cuento por la pregunta de lo poético. Yo creo que lo poético está presente todo el tiempo, es la relación que tenemos, lo que vuela en el aire.

El tema de este número es la lucha, ¿qué luchas te quedan pendientes?

La formación docente. Quiero estar en eso, es muy importante. Me parece que hay muchas cosas que están faltando ahí y este es mi desafío. El sábado estuve en el egreso de las primeras siete maestras recibidas en el ´Dorita Acosta´, un profesorado de la Villa 31. Las chicas hicieron las prácticas en el ´Isauro´.  Ellas son siete maestras a las que no va a chupar el sistema, porque hay una organización atrás, “El Hormiguero”. Si no, cada una se iría a un distrito diferente y sonaríamos. Las chicas tenían que recibir su diploma en ese lugar divino, en el medio de la villa. Estaba todo armado hermoso, pero nos faltaba una, que estaba trabajando en una casa de familia. Entonces, la esperamos. Cuando llegó, todas subieron al escenario, con sus guardapolvos, sus familias y sus hijos, que les daban el diploma. Y, al tomar la palabra, todas hablaban de su situación: “Bueno: ahora soy maestra, soy villera y soy feminista” ¿Dónde encontrás una maestra que hable con esa libertad de autodenominarse, de autodecirse?

MUJERES Y HACERES

“En un mundo de gusanos capitalistas hay que tener coraje para ser mariposa

Lohana Berkins

 

Cuando estudiabas para maestra, leímos  existía una norma que no permitía serlo a las madres solteras.

Sí. La última materia que me faltaba para recibirme era el Seminario de alfabetización de adultos, que me encantaba. La profesora, Laco de apellido, me bochaba cada vez que intentaba rendirla. Un día le pregunté qué le pasaba. Y me dijo: “¿Sabe lo que pasa, Reyes? Usted nunca va a ser maestra porque las madres solteras no pueden serlo”. La materia la di con otro profesor y obtuve mi título.

¿Qué pensás de las luchas feministas?

Las apoyo totalmente. Siento que todavía hay cosas que equilibrar. Estamos formados en un sistema patriarcal. Y el cambio tiene que ser gradual. Somos madres las que criamos hijos, entonces, todos y todas tenemos que deconstruirnos. En la escuela se arman discusiones. Por ejemplo: “tal persona no puede entrar más a la escuela, porque empujó o pegó a otro…” Bueno, pará, no lo podés dejar sin la escuela. Aparte, son pibes que no tienen la posibilidad de formarse en otro lado. Trabajamos muchísimo las cuestiones de género con la ESI (Educación Sexual Integral). En las reuniones, en las asambleas de los pibes, siempre está el género presente. Creo que tenemos que dar un poco de tiempo. Va a ser un proceso y vamos a llegar a un momento en que nos criemos de otra manera.

Micaela y Romina Camelia "Tengo uno pero hecho con la maquinita tumbera, me puse el nombre de mi hija"(*)
Micaela y Romina Camelia «Tengo uno pero hecho con la maquinita tumbera, me puse el nombre de mi hija»(*)

¿Qué sentido tiene para vos la palabra revolución ahora?

Me emociona, absolutamente. El feminismo es una revolución, porque habla de cambios muy profundos  sociales e individuales, tal como sucede en cualquier revolución, como cuando hablábamos del Hombre Nuevo. La palabra es hermosa.

No te imagino con tus pares en una reunión de directores de centros educativos, ¿no te cansa luchar con esos obedientes?

La lucha no cansa, nos fortalece. Tuvimos un año bastante difícil y, sin embargo, estamos ahí. La lucha da alegría. Si no luchas, ¿qué te pone contento?

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Susana Reyes con el El Anartista

(*) «A flor de piel»– Ensayo fotográfico del Centro Educativo Isauro Arancibia

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