El devenir: sobre “Los últimos días de Maradona”, podcast producido por Adonde Media y Spotify Studio.
Por Nicolás Estanislao Sada
“Escribo como si fuera a salvar la vida de alguien. Probablemente mi propia vida. Vivir es una especie de locura que hace la muerte. Vivan los muertos porque en ellos vivimos”.
Clarice Lispector
“La habitación se llena de médicos, los primeros familiares empiezan a llegar, finalmente, a las 13.04 hs, un diario publica por primera vez la noticia que nadie se animaba a decir…”
Luego de este extracto, un silencio estremece. Un corazón se agita presuroso. Siete ambulancias no fueron suficientes para salvar una vida. La vida de todo un pueblo resumida en una sola persona. La pena no sabe más que de inmensidad, de un sinfín de lágrimas y contradicciones profundas.
Miércoles 25 de noviembre 2020: Muere Diego Armando Maradona.
FINES DE FEBRERO DE 2022
Asado, en la terraza de los jueves, urgencias y vino tinto, a pura conversa en la ronda fervorosa de comentarios, surge:
– ¿Escuchaste el podcast de Diego?
– No, claro que no…
– Escúchalo y dejate de joder.
Pasó el tiempo, no recuerdo cómo caí en la App Spotify y me topé repentinamente en la conversa sobre Diego. Siempre Diego en la conversa y en la memoria. Luego, me encontré en intrépida travesía por la nueva aplicación: ahí estoy, en plena escucha, con la piel erizada y la respiración entrecortada:
“Los últimos días de Maradona” es el primer lanzamiento simultáneo de la plataforma de audio en streaming en seis mercados, incluidos Sudamérica y España, con su respectiva adaptación y su propio presentador. Además de Jorge Valdano, en España, fue presentado por el ex futbolista profesional y ex entrenador, Thierry Henry (en Francia y Reino Unido), el periodista, Juca Kfuori (en Brasil), el actor italiano, Salvatore Esposito (en Italia) y el periodista y seguidor del ‘10′, Matías Martin, (en Argentina).
Un trabajo riguroso de edición. Una música de fondo que completa. Los episodios se suceden como un torrente. Son un intenso disparador. Cada secuencia se estructura en un momento definido, con matices y propia cadencia. Pienso en el guion, en ese íntimo acto de escritura a flor de piel, en la investigación periodística, en la reconstrucción singular de aquellos últimos meses de la vida del 10. Me conmuevo con la articulación de las voces elegidas para cada encuentro. Me trasladan al centro real de la escena.
OÍDOS BIEN ABIERTOS
“El recuerdo es un poco de eternidad”
Antonio Porchia
La narración de este podcast se construye como una maquinaria de relojería, todo el cuerpo se dispone bajo una compaginación precisa, los sentidos se alertan en un juego de susurros, un péndulo sonoro. El espacio en blanco de la voz emisora al oído es atravesado por una electricidad que da rienda suelta a la imaginación cómplice.
Se comprimen así, de forma poderosa y rebelde, el sonido, los arreglos musicales, la herida de muerte y silencios grises que recorren el cuerpo que escucha y palpita. Los nervios se tensionan con los ritmos y contra-ritmos del relato. Los audios se superponen, reverberan memoria y potencian el impacto de su inoportuna muerte.
«Los últimos días de Maradona» se presenta como una investigación periodística sobre qué sucedió en los momentos finales de la vida de Diego, de cuya muerte se cumplirán pronto, dos años. El podcast cuenta con el testimonio de personajes claves de la etapa final de su vida, desde sus tiempos como entrenador de Dorados de Sinaloa, en México, hasta sus días de convalecencia en una casa de Tigre, luego de ser operado por un hematoma subdural. También pueden escucharse audios de whatsapp de los imputados en la causa por su muerte y detalles de la pesquisa judicial aún en curso.
El podcast: el poema del sonido. Es el instante de la palabra que resuena, flota en el aire y te abraza. Este documental sonoro transcurre, minuto a minuto, en una forma singular de contextualizar los silencios, que rasguñan en una constelación portentosa y sincronizada de momentos inolvidables. Por ejemplo, Dorados de Sinaloa -Culiacan- club, donde aterriza Diego en septiembre de 2018, y revoluciona a toda la ciudad, a la vez que logra dos históricos subcampeonatos de ascenso: algo impensado para propios y extraños.
Respiro cada una de las voces. Un dolor sordo rompe el silencio y se expande por todo el cuerpo.
“EL MUNDO SIN DIEGO”
“Cuando no haya a donde escaparse”
Título de una canción de “Mano a Mano”
Escucho el último episodio del podcast con los ojos cerrados y a oscuras. No sé por qué decido hacerlo de ese modo. Las preguntas y el desconsuelo se multiplican. Elijo no creer esa abyecta soledad con la que Diego transitó esos últimos malditos días. Esas últimas horas rodeado de nadas. No puede ser cierto. Me retumba su voz sin tregua, exagerada, inconfundible.
El relato regresa al comienzo de la serie, para reconstruir una línea de tiempo confusa: algunos recuerdan horarios disimiles, otros callan. Todas resultan acciones diferentes de una misma escena dramática.
A las 12:16 llaman al 911.
A las 12:18 llaman a Swiss Medical y activan el código rojo, paciente con riesgo de vida.
A las 12:25 sale la primera ambulancia en camino.
Mientras tanto, llaman al médico vecino del barrio que vivía a tres casas de distancia de la casa de Diego. Con lo puesto y un estetoscopio, a las 12:26, irrumpe el médico en la habitación:
“Diego estaba acostado y, encima de la cama, una enfermera le hacía trabajos de reanimación. Al tomarle el pulso no encontré nada, intenté buscar los signos vitales, escuchar con el estetoscopio, pero no se podía encontrar ningún signo vital…”
Así transcurre el relato, de forma frenética, las voces se suman unas tras otras, un eco vibra y recorre la secuencia, testimonios que dicen y se desdicen de manera simultánea, surgen las llamadas que nadie quiere recibir, minutos eternos, una gran tragedia griega se conjuga en esos audios.
De este modo, las voces, muchas insensatas, recorren las últimas horas el episodio. “Pasadas las 12:40 siguen llegando más y más ambulancias”.
La noticia es un hecho insoportable. Matías Martin, el locutor de la serie, hace silencio, son trece segundos de imágenes paganas. El arte confluye en el inédito poder de la voz. Continúa el relato, el episodio toma potencia en medio del dolor y la muerte. Hacia el final, Matías Martin se quiebra, toma aire, pero sigue con la crónica. Yo también me quiebro, ya no puedo seguir atento al relato.
Esa voz ausente (y presente) es la que tanto pero tanto necesitamos los que no podemos decir. Esa voz que aúlla firme, rebelde. Su poder único, irrepetible, cuestiona, arrasa, desata una sonrisa.
EL ‘DEMO’ DE LOS ´80
“El espacio digital fomenta habilidades nuevas que incluyen la ‘manipulación’ y la ‘administración’ de masas de lenguaje ya existente y en vías de crecimiento. Las palabras no parecen ser escritas solo para ser leídas.”
Kenneth Goldsmith
Entre la singularidad de estos recortes prolijamente seleccionados, el género podcast se reinventó de forma acelerada como nueva manera de consumir contenidos. Amalgama su propia narrativa natural, no se ajusta a ninguna franja horaria, contiene una duración que varía en función de las necesidades, y evoluciona constantemente al adoptar múltiples formatos.
Este fenómeno tecnológico y cultural constituye una acabada síntesis de diversas herramientas al servicio de esta época, donde la brevedad, el lenguaje fragmentado, la escucha a salto de mata y la urgencia son resortes que condensan una eficaz catarata de imágenes.
Ojo, sé que todo auge novedoso es un arma de doble filo, pero los usos no deben confundirse con el potencial constructivo de las cosas. Un podcast es un canal más para las voces a destiempo que no encuentran camino por otras vías. Toda nueva propuesta genera presencia y ausencia a la vez.
Y ya que hablo del asunto, transité nuevamente su insoportable ausencia, una ausencia que deviene en despedida interminable, una transformación incesante. Una realidad, cuyos matices se dan en nuestra forma sutil de mirarla e intentar asumirla. El tiempo está siempre después.
“buenas tardes y gracias, les debo muchísimo y los quiero mucho …”
Y nosotros a vos, Diego. No te dejamos de extrañar.