La alegría: sobre “Hija natural”, libro de la artista visual Ana Lucía Maldonado.
Por Ana Blayer

 

Conozco a Ana Lucía Maldonado hace un cuarto de siglo, aproximadamente. Con ciertas interrupciones a lo largo de tantos años, la pandemia nos volvió a arrimar. Entre mensajes, llamadas al celular, y luego con suficiente distanciamiento social obligatorio, nos hemos encontrado sucesivas veces, cada una con su mate. En una de esas ocasiones, Ana me comentó que, desde hacía tiempo, su muy amigo y colega, Felipe “Yuyo” Noé, le sugirió que escribiera algo así como un inventario autobiográfico.

Entre idas y venidas y en pleno corazón de la pandemia, Ana Lucía se encontró en su casa, en compañía de sus plantas, sus obras de arte y su taller y, entonces, se entregó al desafío de comenzar a escribir su propia historia. El tiempo le fue favorable para descargar mucha tinta en un cuaderno.

 

LA VIDA EN ARCILLA

Recordar su casa natal, su familia, la escuela y la adolescencia le llevó muchas horas. Ana nació en un pueblito de muy pocos habitantes, al sur de la Provincia de Santa Fe. Su madre enviudó muy joven, y quedó con siete hijos e hijas a cargo. A esta situación de fragilidad, pronto se sumó el gran escándalo causado cuando “María, la Viuda de Díaz”, dio a luz a su hija natural. En ese contexto y, desde muy pequeña, Anita hilvanó aprendizajes, travesuras con su sobrino David, heridas y diversos lazos con la vida rural de su pueblito, Diego de Alvear.

Ana o Anita -como la solemos llamar quienes la conocemos- escribió su libro con la misma intensidad que denota el nombre de su última muestra individual, de 2018, “Desde las entrañas”. Allí, una cantidad de las esculturas expuestas remitían a algunas de sus hermanas. También se vio una obra titulada “Basta”, y una más, “De eso no se habla” que refiere al hecho de haber sido abusada. Me animo a decir que Ana Lucía logró amasar, denunciar y acariciar su vida en la arcilla.

Felipe Noé prologa su obra y comienza por destacar “(…) la constante voluntad de mostrar, de evidenciar, de dar testimonio, de alegar, pero desde un silencioso dolor (…)”. Su amigo Juan Carlos Romero, en el año 2015, también aportó su mirada “(…) (El) Compromiso que asume (Ana es) junto a los pueblos originarios, las mujeres golpeadas, junto a los trabajadores mal pagos (…).”

 

ADN DE LUCHA

La política está en el ADN de Ana. Disfruta cuando investiga con enorme compromiso y analiza, a fin de escribir artículos -con franca mirada ideológica- acerca de temas como medio ambiente, género, feminismos y aborto. Discute, defiende y argumenta su pensamiento, como un perro que se aferra al hueso. Pero tiene la virtud de no herir al otro cuando su postura es dialécticamente opuesta a la de ella.

También, Maldonado es docente de base. Comprometida de modo medular con lo social, junto a otros artistas plásticos solidarios, se la puede ver, como pez en el agua, cuando sale por las calles a pegar stickers, así como en cada marcha, donde realiza acciones urbanas junto al grupo de artistas conceptuales, denominado “Cuatro intervenciones gráficas”.

 

EL COLECTIVO EN UN PUÑO

Después de una delicada y acompañada escritura, Ana finalmente halló el editor que se conmoviera con su historia. Así, Daniel Wolkowicz aportó su arte para dar forma a esta “Hija natural”.

A la fecha. Ana es una luchadora incansable, una mujer que defiende al género, a las más vulnerables. Es un ser humano con el carácter suficiente para gritar “Basta”. Una mujer que “Un día quiso ser paloma”, tal como señala otra de sus obras.

Un día quisiste ser paloma

La presentación de “Hija natural” tuvo lugar en el mes de junio del corriente año, 2022, en el Museo de Bellas Artes.

De izq a der: Paula Rodriguez, Felipe Noé, Ana Lucía Maldonado, Daniel Wolkowicz, Andrés Duprat.

En Maldonado lo colectivo se vuelve potencia y la potencia se convierte en alegría independientemente a que su obra nos pueda remitir a emociones diversas porque, por sobre todo el horizonte de Ana Lucía, es siempre un puño cerrado bien alto y apretado.

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1 Comentario

  1. Querida Anita Blayer, no podrías haber resumido mejor al tamaño de artista y sobre todo “ser”, qué es nuestra querida Anita. Porque su obra trasciende fronteras, espacios y tiempos.
    Muchísimas gracias tus palabras para con ella.🙏
    Mi mamá , plasmada en su obra “Gladys”, amó profundamente a su hermanita, con todo su corazón y alma. Hoy, dónde quiera qué esté, se encontrará inmensamente feliz y orgullosa, como el resto de sus hermanas y hermanos qué ya no están físicamente pero qué viven en nuestros corazones.
    Admiración eterna y acompañamiento siempre a una mujer qué supo transmutar dolor por Arte, formar una bella familia, luchar siempre siempre por sus ideales, cultivar hermosas amistades y no olvidar nunca sus orígenes.
    Ejemplo de superación, convicción, lucha y amor por sus ideales de ayer, hoy y siempre.
    La amamos!!! ♾️💗
    Gracias gracias gracias 🙏💞🙌

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