El tiempo: sobre “El Manifiesto”, serie de Jeff Rake, drama sobrenatural.
Por Liliana Franchi

 

LA ESPIRAL DIALÉCTICA

Imagínense: pasajeros del vuelo 828, de regreso desde Jamaica a Nueva York. De pronto, después de una fuerte turbulencia, aterrizan y descubren que no han pasado unas horas, sino más de cinco años.

Y bueno. A apechugarla. Pero, a medida que se aclaran sus nuevas realidades, se desarrolla un misterio más intenso. Y algunos de los pasajeros pronto advierten que la breve experiencia en el avión significa algo más grande de lo que alguna vez creyeron posible. Para quienes permanecieron en tierra, los pasajeros estuvieron desaparecidos, por lo que ahora les tocará afrontar nuevas y extrañas existencias.

Por alguna razón que desconocen, a pesar de los cinco años en el aire, no han envejecido. Así las cosas, a pesar del reencuentro con sus seres querido, ya nada será como antes.

Esta serie es ficción, pero está inspirada en la desaparición misteriosa del vuelo 370 en el año 2014. Sus 227 pasajeros, así como la tripulación, jamás volvieron a ser vistos.

Tanto la ficción como la ausencia enfantasmada del hecho real instala un fuerte foco interrogante sobre el tiempo cronológico. El paso del reloj es impotente para marcar el ‘desde’ y el ‘hasta’. A cada paso, nos encontramos en otra vuelta de espiral, sin saber el cuándo.

 

JÓVENES SIN PASADO

Debido a un principio de la física conocido como dilatación del tiempo, si dos objetos se mueven a diferentes velocidades, el tiempo corre más rápido para el objeto más lento. Así, los astronautas que tuvieron una estancia de seis meses en el espacio regresaron más jóvenes. Entonces, ¿futuro, pasado y presente son dimensiones subjetivas? Si hay distintas temporalidades en distintos puntos del espacio, ¿será factible que, entre una de esas posibilidades, el tiempo se detenga en el devenir de las personas?

Estas premisas nunca fueron resueltas. Son solo enigmas, agitadas preguntas para sacudir la modorra de las horas.

 

EL ETERNO AHORA

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Nos centramos en las percepciones personales y en el significado de cada uno frente a lo paralizado y paralizante, así como en lo constituido y constituyente. Ese enfocar hace que se multipliquen espejos sobre el pasado y el futuro. No es ninguna novedad, desde la Antigüedad hasta hoy, distintos filósofos y pensadores se preguntaron por si el tiempo es algo real, si es medible, si podemos conocerlo.

Para Nietzsche el eterno retorno consiste en pensar ¿qué sucedería si este instante se repitiera para siempre? Esta eternidad concentrada en un instante rompe toda idea de linealidad, el tiempo pasa a ser un punto, un todo. Y también destroza cualquier liviandad: si este instante pudiera repetirse por siempre, ¿lo elegirías?, ¿lo volverías a elegir?

No obstante, estamos insertos en un sistema de tiempo lineal y productivo que estructura nuestras vidas cotidianas, siempre hay una posibilidad de curva, de rescate de otros modos.

 

DECONSTRUIR PARA CONSTRUIR

En base a estas múltiples posibilidades, cada uno de los tripulantes que ha regresado sostendrá una sensibilidad propia para poder entender o aceptar todo lo sucedido en estos cinco años, a pesar de ellos. No les quedará más que deshacerse de sus formas, de sus adherencias, para poder comprender.

Así, el hermanito gemelo que toma el vuelo a los diez años, a su regreso, se reencuentra con su hermana de casi dieciséis, mientras él mantiene su misma edad. Más allá de las edades, el niño fue, durante todo su transcurrir, niño. En cambio, la joven ya es adolescente. El tiempo nunca se ha detenido para ninguno.

Quo

 

LO FINITO

Y, como siempre, la memoria -extraña maga de tiempos- hace la curva con lo propio: las víctimas desaparecidas por el terrorismo de estado quedaron detenidas en sus edades. Sin embargo, quienes permanecimos hemos envejecido. Así es para el tiempo cronológico. Pero, por otro lado, la lucha permanente de los sobrevivientes siempre regresa a quienes faltan. A cada puño cerrado, el infinito se concentra en un instante.

Preciso tiempo, necesito ese tiempo
Que otros dejan abandonado
Porque les sobra
O ya no saben qué hacer con él
Vale decir preciso
O sea necesito
Digamos, me hace falta
Tiempo sin tiempo…
“Tiempo sin tiempo”, Mario Benedetti

 

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