El tiempo: sobre la realización del mural de Diego Armando Maradona más grande del mundo. (*)
Por Estela Colángelo

 

CHUSMA, CHUSMA

Las personas somos propensas a tomar las marcas de la profesión que elegimos. En una ocasión, un ingeniero supo preguntar sobre la mía:

— Soy maestra y trabajadora social-, respondí.
— ¿Qué hace una trabajadora social?
— La trabajadora social orienta a las familias a fin de cubrir sus necesidades básicas en salud, trabajo, educación.
– Ah— exclamó —¡Una chusma diplomada!

Nunca más acertada la definición, sobre todo, en las cuestiones barriales. Así descubrí que, una madrugada, el Gobierno de la Ciudad mandó una cuadrilla para retirar el reloj gigante de San Juan y Entre Ríos, con soporte y todo. Colocaron baldosas para borrar cualquier cicatriz de quien marcó mis horas por más de treinta años.

A mediados de septiembre, miré por la ventana. En letras gigantes leí: “hola, papá”. Desesperada, busqué en Google que, lacónico, solo me retribuyó un “no hay resultados”. Luego me enteraría que Martín Ron siempre empieza sus murales con un “hola, mamá”. Sin embargo, esta vez, a pedido de las hijas de Diego, hizo la excepción.

De todas maneras, seguí con curiosidad el proceso. Varios andamios recorrían la enorme pared y parecían bailar a un ritmo desconocido. Así, dejaban marcas sutiles, huellas de asombro dibujadas por las personas subidas en ellos, a gran altura, ¿qué hacían? Busqué los binoculares que había comprado en Holanda: mamá me había pedido un aparato para medir la presión arterial, pero el sabio vendedor me dijo “¡qué espíe!” Cumplí a rajatablas el mandato. Entonces, observé a un grupo de jóvenes, los del andamio y otros, que comían, conversaban y sacaban fotos. El ambiente auguraba buenas noticias.

 

LO MEJOR DE LOS HUMANOS SON LOS OJOS Y LAS MANOS

Seguí con la observación minuciosa. Se trataba de trabajadores infatigables: comenzaban muy temprano y permanecían trepados hasta que la luz del sol les permitía hacer su tarea. Al poquito dibujaron los ojos, esos ojos inconfundibles que hacen que los míos se derramen por un rato. ¡Es Diego! El Diego parido por el pueblo, el único que logró la categoría de dios sin ateos. El trabajo continuó a toda velocidad. Entonces, llegó el puño cerrado. A Diego se lo veía aguerrido. No aguanté más. Fui a buscar a los creadores.

 

LAS PAREDES SON LA IMPRENTA DE LOS PUEBLOS (**)

El elegido para realizar el mural más grande del mundo de Diego Maradona es Martín Ron. Uno de los diez mejores del planeta. Es joven, tiene cuarenta y un años, sabe que su arte callejero es el más democrático. Ya había elegido el hormigón de 40 por 45 metros, la medianera de un edificio de doce pisos. Hablo con los orgullosos vecinos, futboleros y no tanto, quienes relatan que no solo estuvieron de acuerdo en forma unánime con la realización el mural, sino que sienten la buena onda de Diego, de Martín y de su equipo. Desde que la obra irrumpió en el barrio, están más unidos. Además, fueron consultados en todo y sienten la ayuda adicional del alivio en el pago de las expensas. ¡La propiedad se valorizó en todo sentido!, cuentan.

El mural se ve desde la autopista 25 de Mayo, desde San Juan, en la intersección de Avda. San Juan con Solís y con Entre Ríos.

 

NO FUE MAGIA

El relato intuitivo, movido por el afecto, no alcanza. Martín da las precisiones. La foto seleccionada inmortaliza la arenga de Diego, en el inicio de la final del Mundial de Italia, en 1990. Se lo ve enojado con los aficionados locales que silbaban el Himno. Su enojo lo acompañó con un: ¡vamos Argentina, carajo!

Martín eligió la foto y la compartió con Santiago y con vecinos: se trata de una cara expresiva, muy fuerte. “Diego Capitán es símbolo de resiliencia: se cae, se levanta. Quise que la gente se encontrase con una arenga para la diaria. El dibujo lleva solo un día. Hicimos un tratamiento digital de la foto, la comparamos con otras y luego la fuimos modelando como en un trozo de arcilla. Teníamos que lograr la boca, los ojos, el puño… Los ojos son la parte más compleja. La técnica es hiperrealismo. Y, con nosotros, colaboraron otros seis artistas.

Martín sigue, con entusiasmo: “En marzo recibí la invitación por parte de YPF para realizar un mural a Diego Armando Maradona, en el marco de su cumpleaños. Ya tenía el lienzo perfecto. Esperaba una pintura que fuese única, en una zona de alto tránsito, donde tenés los ojos del mundo”.

Martín aclara que una comparación ayuda a la dimensión de tamaño: “Un diente de Diego equivale a medio torso. Pero, si de tamaños hablamos, es el mural más grande del mundo, de 1800 metros cuadrados. Maradona le puso apellido al país. Luego, agregamos un cielo amplio con estrellas y el barrilete cósmico que creó su amigo Víctor Hugo Morales.”

Y no vayan a creer que es la primera vez que Martín se entrega a este tipo de tarea: “hice a Carlitos Tévez en la medianera de la casa en que vivió; también chicos y chicas en edificios”.

Habla con humildad de artista. Esta nota invita a buscar esa humildad en las redes o en Banfield, Bernal, San Nicolás y en el mundo, a recorrer y a admirar sus trabajos.

 

EL FESTEJO DE CUMPLEAÑOS

El historiador de Diego, Ernesto Cherquis Bialo, cuenta -entre muchas cosas- que el deseo más profundo del 10 era festejar su cumpleaños número sesenta. No pudo hacerlo como él soñaba. Pero, luego de dos años, la reparación vino desde nuestra empresa de bandera, YPF, y a través del mural. Se reunieron periodistas, amigos de Diego -Bochini, Galíndez, Goycochea, entre muchos-, su propia familia y más de quince mil invitados con gigantografías, frases y banderas. Finalmente, Santiago Carreras nos entregó el mural que es de todos y todas.

Esta cronista estuvo cuando actuaron los creadores e interpretaron las canciones: “Para verte gambetear”, “El sueño del pibe”, “Nadie igual”, “Pelusa”, “La mano de Dios”, “Diego para siempre”. Cerraron el evento Ciro y los Persas. El guitarrista de esta banda, Juan Manuel Gigena Ábalos nos dijo, “Fue muy emocionante y para siempre; el público, increíble. Un evento al corazón.

Lo último que se cantó en la celebración fue nuestro himno: con respeto, fervor y aplausos.

Ah, y algo más: otro cantautor le pidió al 10: “Vaya Diego, enséñele a Dios como se hace feliz a un pueblo humilde. Y dígale también que recobre la memoria del amor humano.” Era Peteco Carabajal.

 

COINCIDENCIAS DE NIÑOS, FLORES Y LUCHADORES

Quiero convertirme en el ídolo de los chicos pobres de Nápoles, porque son como yo en Buenos Aires”: la frase que Diego Maradona dijo hace muchos años se convirtió en parte de un hermoso mural que el artista Mario Castí pintó sobre una vieja pared en el Centro Paradiso di Soccavo, lugar de entrenamiento del Napoli del Diego, en los años 80. Hoy, el mural está dentro del predio que se encuentra en litigio judicial desde 2004, cuando el club quebró. En este mural se ve la foto de Diego, antes de un entrenamiento, y a Dalma que coloca margaritas en sus medias.

Por su parte, el mural del que se ocupa esta nota linda con un espacio verde, la plaza Lola Mora, donde curiosamente florecieron margaritas durante la ejecución de la pintura. La idea de Martín Ron es colocar un macetero con esas flores.

MURAL DIEGO ARMANDO MARADONA, POR MARTÍN RON

Conmovida, mientras escribo esta nota, recibo la mala noticia de la muerte de Hebe de Bonafini. Pienso en las semejanzas entre Hebe y Diego. Ninguno cedió sin luchar. Ahí los veo: sacan pecho, levantan los brazos, cierran el puño y dicen las verdades al mundo.

 

Nota. Gerente del Departamento de Asuntos Institucionales y Comunicación de YPF: Santiago Carreras.
(*) Muralista: Martín Ron
(**) Rodolfo Walsh

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1 Comentario

  1. Estela somos primas hermanas con la diferencia que yo soy haragana con la lectura y vos tenés un don maravilloso .Me emociono tu simpleza , tu humildad en cada una de tus letras que llegan desde el intelectual al mas humilde.Es hermoso lo que escribiste de EL DIEGO EL PIBE HUMILDE DE VILLA FIORITO

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