La decisión: entrevista a la directora de “El silencio de otros”, Almudena Carracedo

Entrevista: Viviana García Arribas, Ricardo Varela, Gabriela Stoppelman
Edición: Gabriela Stoppelman

Dedico esta entrevista a todas las Marías del mundo”
Almudena Carracedo, para “El Anartista”

 

El zapatito de la niña, la planta descalza, la alpargata a la rastra, la bota en el invierno, el borcego contra la nieve, la alpargata otra vez. De tanto en tanto, la sandalia. El botín, la chancleta. Luego la horma donde nunca calza el paso, la suela persistente, el bastón. El bastón. El andador. Al borde de la biografía y de igual a igual, el bastón y el andador conversan con el tacto de los árboles, con el eco de los grillos. La vía, al costado, anda como muerta. El tren no ha llegado y se obstina en no llegar. El rastrojo lo invade todo, menos la agitación de la memoria, la estocada del toro aún por venir.

Mientras conversan,  las ruedas del andador son arado que abre el surco a los  ausentes.  Algo se conmueve entre las raíces y retumba en la superficie. Toda la desolación recoge el rumor de lo tanto tiempo tan adentro y la unta en la grafía de los rostros: de una arruga, gotea la historia de un desvelo. De otra, viscosamente, supura el dolor.  Una cabrita pasta cerca del recuerdo, husmea el resto de un tajo en las horas, sutura la delgada tela de una vieja desgarradura. Por su parte, mientras el bastón taconea los segundos, en lo alto, se deja abrazar por la niña antigua, que ya no sabe dónde alojar su orfandad. Un modo de infancia porfiada, de ternura atesorada en el altillo de los años, asoma en los vestigios de la voz.  Un susurro gritado, una intimidad tan pública, que no cede a las garras del silencio.

Käthe Kollwitz.
Käthe Kollwitz.

Una niña antigua repetida en las manos descosidas bajo un pobrísimo jornal, repetida en la letra inmigrante, en el gusto empastado de madres a distancia, en el abismo sin puertas de los ladrones de niños, en la boca sedienta de los hijos sin saber, en la mirada encarnecida de los impunes, en la hamaquita peligrosa de los olvidadores, en las rondas de pañuelos hasta que alcancen el aire.

Una niña antigua, repetida sin límite en la ventana de una película. En el arte emocionado de Almudena Carracedo.

 

VISTO Y OÍDO

 

“Yo sé que ver y oír a un triste enfada,/cuando se viene y va de la alegría,/como un mar meridiano a una bahía/esquiva, cejijunta y desolada”.
“Yo sé que ver y oír”, Miguel Hernández

 

Una de las cosas que más nos interesaron en “El silencio de otros” fue cómo trabajás las disyunciones entre lo que se ve y lo que se escucha. Por ejemplo, mientras se ve un toro arrastrado y vencido, se escucha a María (1) hablar de su miedo, el mismo que tenía durante el franquismo, porque las autoridades no se modificaron con el advenimiento de la democracia. Lo mismo sucede en la escena donde se muestra una navidad con su pesebre del niño recién nacido, mientras se habla de los niños apropiados por la dictadura. O, cuando  una cabrita pasta justo en el lugar donde desnudaron a la madre de María antes de matarla, como si esa imagen señalara que no han podido borrar todos los rastros de una existencia.

María Martins.
María Martins.

Son metáforas. Cuando se trabaja en arte, muchas veces sucede que una cosa es la intención del creador o la creadora y otra es cómo llega eso a los espectadores. Es lo típico que sucede en descomposición de los cuadros, cuando le marcas determinada cuestión al autor, pues él o ella no había caído. En este caso, las cosas que comentas son intencionales. En el caso de la cabra, por ejemplo, ella pastando realmente sobre el patio de al lado de donde había estado la madre de María. Nos sirvió como un elemento no tanto metafórico, sino para subrayar el paso del tiempo. Las otras  dos escenas que mencionaste son metáforas visuales que nos fueron útiles  a modo de contrapunto. La del pesebre es un poquito obvia y la utilizamos porque hablábamos de una mujer que dio a luz precisamente el día de navidad. Mientras todo el mundo celebraba entre villancicos, a ella le habían quitado su bebé. Sin embargo, la metáfora del toro sí es más creada. Y esto también depende del material con que te encuentres. Cuando estábamos buscando material sobre ese pueblo, Pedro Bernardo, nos encontramos esta película donde aparece la escena del toro. El original estaba en una lata de 35 mm, así que tuvimos que rastrear a los autores, pedir autorización a la filmoteca española y demás. Al mirar el material nos encontramos con esta escena del toro al que matan y arrastran, muy pintoresca y con muy poco tecnificado. Por supuesto, también nos basamos en lo que María nos contaba.

Mario Granell.
Mario Granell.

Ella nos decía “es que, en esta vida, no me podía haber ido peor.”  Y nosotros, qué hacer, pues la abrazábamos. Entonces, nos parecía que, sin repetir literalmente sus palabras, esa metáfora explicaba cómo María debió arrastrar su vida. Hay mucho más de la vida de María que no está en la película. Fue tremenda esa humillación permanente que sufrió como hija de “rojos”, como si su existencia hubiera sido llevada como el animal en la Plaza de toros: ante la mirada de todos, ante el escarnio y la humillación permanente del pueblo.

 

 

 

 


QUE SUENE EL SILENCIO

 

“busca asilo en mi garganta/para que no canten ellos,
los funestos,/los dueños del silencio.”
“Anillos de ceniza”, Alejandra Pizarnik

 

Hablabas del paso del tiempo. Vemos que la película empieza con una escena donde María se peina frente a un espejo, delante de una canilla, y se escucha el gotear del agua. Hay varios elementos sonoros  que vinculamos al paso del tiempo. Otro es el sonido del muñeco tipo LEGO, en mano de unos de los declarantes, suena a reloj…

Hablemos del sonido y el paso del tiempo, porque es un aspecto muy bonito de la película sobre el que la gente no me suele preguntar. A veces es así, cuando las cosas funcionan en términos de llegada y difusión, pocos la desgranan para ver por qué. O sea, algo está bien zurcido, pero nadie piensa en cómo se ha zurcido, así que me alegra que me lo preguntéis. El paso del tiempo era un reto muy grande. “El silencio de otros” se parece bastante a la película anterior “Hecho en Los Ángeles”, en que las dos narran una querella. Una, nacional. La segunda, cada vez más internacional. ¡La próxima será interplanetaria! En estos procesos legales y entre estos movimientos sociales el paso del tiempo es muy importante. En “Hecho…” era más sencillo de captar y también tenía un dispositivo, un reloj que señalaba: tantos meses, tantos meses. Pero, al mismo tiempo, había una niña que iba creciendo. La película empieza cuando la niña tenía tres años y, al final, ya tiene siete. Y ese crecimiento se nota. En “El silencio…” no había nadie que creciera notoriamente, los adultos nos parecemos bastante de un año a otro. Así que el paso del tiempo, algo que siempre es una lucha en una película, era un reto. ¿Cómo lograr que la gente comprendiera, no solamente que había pasado el tiempo, sino que también lo sintiera? Eso fue más difícil, por tal motivo recurrimos a muchos elementos visuales y sonoros, al paso del otoño al invierno y luego a la primavera. De todas maneras, la gente no se para a pensar en las estaciones, porque su cabeza está en otro sitio. Pero esos elementos ayudan a sentir, sin que te des cuenta, que efectivamente el tiempo está pasando, que aquello mostrado por la película es una lucha a lo largo de muchos meses y años. Cuando estábamos viendo cómo crear el paisaje sonoro, uno de los retos era cómo suena el silencio; cómo transmitir, desde el punto de vista del paisaje sonoro, ese silencio al que alude el título de la película. Evidentemente, el silencio no existe, siempre tiene sonido. Vosotras habéis captado todo eso, la naturaleza, el sonido del paso de las estaciones, de los elementos naturales, esas gotas de agua que, por cierto, no son montados, ¡el grifo de María goteaba! ¡Es increíble! Son esas cosas que, cuando tú escribes un guión, no se te ocurren. Es preciosa esa metáfora del grifo al gotear monótonamente.

                

EL TACTO DE LOS ÁRBOLES

 

                               “Yo he conocido a un árbol/que me quería bien./Jamás supe su nombre,/no se lo pregunté/y él nunca me lo dijo:
cuestión de timidez./Nunca vio mi silueta,/era ciego al nacer,/por eso a mí me quiso/lo mismo que yo a él./Le dije muchas cosas/que a nadie más diré,/más que a la vieja estrella/que alguna vez hablé./Él estaba más cerca/yo palpaba su piel/a él le dolía el tronco/a mí el tronco y la sien.”
“Árbol”, Pedro Garfias

                                               

Hablás mucho de metáforas en el cine, ¿qué es lo poético para vos en el cine?

Proyecto de Jaume Plensa para el Palacio de Cristal
Proyecto de Jaume Plensa para el Palacio de Cristal.

Cada película tiene una poesía diferente, su lírica, su manera de contar una historia más grande. Obviamente, todas las historias en el cine son historias pequeñas y, de alguna manera, se abren a lo universal. Ahí opera la poética. Muchas veces, si bien hay mucho pensamiento detrás, creamos por instinto.  Nos ponemos a pensar el por qué hemos utilizado una herramienta u otra, después de terminar la película. En “El silencio de otros” la poesía, a través de elementos muy pequeñitos, ayuda a que la película sea mucho más grande que los personajes. Además, el elemento lírico colabora a reducir el nivel de ansiedad, de angustia del espectador, lo aloja en un espacio más íntimo. Por ejemplo,la secuencia de exhumación termina en un plano donde María mira a cámara, mientras habla de esos cien mil desaparecidos del franquismo. Luego, viene un plano muy largo del campo en el atardecer, con sus sonidos de grillos y demás. Esos momentos, muy líricos y muy bellos, son pensados para que el espectador pueda pararse un momentito a observar la belleza de la vida, para que conecte, no ya con ese que se ha puesto en la piel de los personajes, sino con ese que es cada quien de verdad.

En ambas películas es notoria la atención que ponés a las manos de los personajes, como cuando María se aferra a las manos de la abogada como a una tabla de salvación, o las manos de las personas cuando declaran. Otro elemento son los árboles que aparecen haciendo marco de los cuadros, cosa que  ahora pienso tal vez tenga que ver con lo que dijiste del paso de las estaciones.

 Käthe Kollwitz.
Käthe Kollwitz.

Yo soy la cámara, experimento la historia a través de mi visión, ahí está ahí la relación de ojo a ojo con los protagonistas. Lo digo todo a través de ese cuadradito. Para mí, es muy importante el detalle, el cómo los personajes expresan su personalidad o sus sensaciones  a través de la expresión facial y corporal. En nuestra cultura, las manos son muy expresivas. Con eso se relaciona el plano que hice cuando una de nuestras entrevistadas estaba declarando, muy nerviosa. Yo bajé la cámara porque advertí que sus manos, temblorosas, contaban mucho más que su cara. Ahí se veía sus sufrimiento de ese instante, el dolor al contar esa historia, tantos y tantos años después. Así, las manos son testigos de su trauma, sirven a la historia como espejo del alma. Hago muchos planos cerrados de las caras de los personajes. De hecho, tenemos una broma con Robert -que es mi codirector, mi compañero y el padre de mi hija-, él siempre me dice: “Almudena, no te olvides el plano general”, porque suelo concentrarme en el alma, tengo que esforzarme en abrir para poder explicar el contexto de la historia, para entender dónde están esos personajes, pero en seguida vuelvo a cerrar.

Y es que para escuchar ciertas cosas hace falta acercarse mucho.

Sí, claro. Y además es una representación de mí, porque las personas no están hablando con la cámara, hablan conmigo.Entonces yo me acerco a su rostro. En esa cercanía emocional y personal entre ellos como protagonistas y yo, como directora, la cámara  se coloca como representación de la visión de la película.

¿Y los árboles?

Son uno de esos elementos intuitivos, muy rara vez decidimos que queden a propósito. A mí me gusta mucho la naturaleza. Obviamente, los árboles nos ayudan a pensar el paso del tiempo, pero también son elementos muy arraigados. Las personas mueren y los árboles siguen ahí con sus primaveras, sus otoños, caen las hojas, vuelven. Es un elemento poético, aunque no me había parado a pensar que hay tantos árboles en las dos películas.

El Silencio de Otros. Las estatuas que aparecen en El Silencio de Otros, en la cima del Valle del Jerte, por el escultor Francisco Cedenilla. Crédito: Álvaro Minguito
El Silencio de Otros. Las estatuas que aparecen en El Silencio de Otros, en la cima del Valle del Jerte, por el escultor Francisco Cedenilla. Crédito: Álvaro Minguito

 

CONVERSAR EL ALMA

 

   Llueve sobre el camino/Y voy buscando el sitio/donde mis lágrimas han caído”
“Camino”, Vicente Huidobro

 

El tema de “El silencio de otros” tiene mucha resonancia con la historia de nuestro país. Conocemos muchas personas víctimas de la dictadura. En general, testimonian una vez y no quieren más. Es terrible cuando las palabras atraviesan el cuerpo con estas historias. Pensábamos cuánta fuerza  habrá dado tu película, para que sus protagonistas puedan repetir sus testimonios en conferencias y giras. De hecho, ellos mismos vinieron a Buenos Aires a presentar este trabajo.

Las madres. Käthe Kollwitz.
Las madres. Käthe Kollwitz.

Sí y no. Es cierto que el proceso de producción de la película es muy empoderante para los y las protagonistas, también pasó con “Hecho en los Ángeles”. Ese fue un caso más extraordinario en el sentido de que, cuando fui al Centro de Trabajadoras de Costura por primera vez,había colas para hablar conmigo, pero sin la cámara. La posibilidad de que alguien quiera escucharte, de por sí, genera una especie de visibilidad o de validación de tu historia. Más con aquel colectivo de trabajadoras ignorado, marginalizado, ninguneado. Con “El silencio…”, cuando nosotros llegamos, ellos ya habían decidido dar el paso de contar su historia, no lo toman por nosotros. Entonces, nos hicimos testigos de ese proceso que, efectivamente, es validado por la producción. Sin dudas, se trató de una producción de cine participante o militante, como quieras llamarlo: los directores participamos activamente en el proceso. Por otro lado, es cierto que respetábamos mucho su espacio, en el sentido de que “todo lo que quieras hacer lo puedes hacer. Y lo que no quieras hacer, no tienes que hacerlo.»

El Silencio de Otros. José María “Chato” Galante en la cárcel en la que, con 24 años, fue encarcelado por luchar contra la dictadura. Crédito: Almudena Carracedo.
El Silencio de Otros. José María “Chato” Galante en la cárcel en la que, con 24 años, fue encarcelado por luchar contra la dictadura. Crédito: Almudena Carracedo.

Si grabas, después puedes echarte atrás.”La relación nunca fue unidireccional. No estamos ahí para extraer esa historia, estamos en conversación.

Dentro de ese espacio de intimidad profunda, entre los personajes y yo como directora, ellos se sienten a gusto compartiendo algo tan duro. Por ejemplo, en un momento del proceso, Chato estaba preparando su declaración, mientras yo grababa. En un momento, él se sentó y me dijo “Almudena, ¿tú crees que alguien puede llegar a comprender lo que se siente después de haber pasado esto?” Toda su preparación había sido sobre datos, fechas. Le dije “Chato, a lo mejor si abres tu alma y cuentas cómo te sentías tú a los veintidós años, la gente pueda ponerse en tu piel”. Al día siguiente contó  por primera vez su historia, hasta ese momento no había conseguido hacerlo.

Pero te dije “sí y no” por qué, aunque la película y el proceso de difusión (sobre todo,por el éxito que ha tenido) son empoderantes, nosotros siempre decimos que la película no les da voz, solo proporciona un altavoz (en este caso, gigantesco e internacional) para su lucha.

El Silencio de Otros. María Martín sentada junto a la carretera bajo la que se encuentra la fosa en la que se encuentran los restos de su madre. Crédito: Almudena Carracedo
El Silencio de Otros. María Martín sentada junto a la carretera bajo la que se encuentra la fosa en la que se encuentran los restos de su madre. Crédito: Almudena Carracedo

Esos son momentos poéticos, cuando una persona encuentra palabras para decir un dolor que nunca contó. Esto confirma más nuestra idea de cómo la película los empoderó. No declararon ante un juez,  que casi los considera más imputados que víctimas, como en Argentina. Declararon casi en familia.

Eso es lo bonito de las películas. De hecho, cuando ellos vieron la película finalizada, no se acordaban de muchísimo de lo filmado: las películas documentales rescatan el presente para el futuro. Ahora la película es su herramienta de lucha, ellas y ellos viajan con la película por España y por el mundo. Primero ponen la película, luego la gente queda tabula rasa, es como si se acabaran las narrativas aprendidas ante lo visto. Después genera la conversación.

Qué interesante eso, porque ahora narran, no testifican, entonces es otra cosa.

 

UN ANTAGONISTA DE LA HOSTIA

 

“Hay un turno de voces:/yo grito, tú rezas, él canta…/El grito es el primero./Y hay un turno de bridas:/él las lleva, tú las llevas, yo las llevo./Y a la hora de las sombras subterráneas/la blasfemia reclama sus derecho”
“Yo soy el gran blasfemo”, León Felipe

 

Hablando de los testimonios, creo que es Lupe en “Hecho en L. A.” quien dice que ahora que sabe, este saber la deja más sola. Eso marca una diferencia con los protagonistas de “El silencio de otros”, que parecen acompañarse entre ellos, como si  la presencia de los compañeros hiciera de su soledad incurable una especie de remedio.

El Silencio de Otros. Las estatuas que aparecen en El Silencio de Otros, en la cima del Valle del Jerte, por el escultor Francisco Cedenilla. Crédito: Almudena Carracedo.
El Silencio de Otros. Las estatuas que aparecen en El Silencio de Otros, en la cima del Valle del Jerte, por el escultor Francisco Cedenilla. Crédito: Almudena Carracedo.

Es curioso, no había advertido esta diferencia. En ambas, la unidad da fuerzas, sin dudas.Le ocurrió a Lupe que, en ese proceso de empoderamiento, en ese contexto social y político, ella se da cuenta que, desde que “sabe”, es más infeliz. De algún modo, el desconocimiento había operado como protección. Si no te evalúas más allá de tu vida diaria, funcionas, pero no entiendes que eres uno más entre millones y que es muy difícil cambiar esto. Esa frase de Lupe llegó de una manera muy sorprendente. Yo planifiqué subir a Victoria Hills, que es un sitio desde donde se ve todo Hong Kong. Lo que no preví ni podía prever es que ella se iba a poner a elaborar todo el proceso. En el caso de los personajes de “El silencio…” creo que es todo lo contrario: el testificar, el poder por fin expresar en palabras todos sus sentimientos y sensaciones les da un poder muy fuerte, un poco lo contrario a lo que  ocurre con Lupe.

Alejandra Pizarnik, una poeta argentina, decía que lucidez viene de luz y de Lucifer.

Eso mismo. En inglés hay un dicho “Ignorance is a blessing”: la ignorancia es una bendición.

Hablando de Lucifer, es notable la cantidad de franquistas que hay en España. No digo que en Argentina no tengamos lo nuestro, y siempre nos lleva a pensar dónde arraiga ese fascismo. Como somos escritores, solemos asociarlo- no exclusivamente- a cuestiones del lenguaje. En España dicen “hostia” a cada rato. Pensaba cómo el lenguaje de la religión está metido, para bien y para mal, y cuánto influirá en dejar, casi en el aire, ese imperativo de apoyar al tirano.

El Silencio de Otros. José María “Chato” Galante en la cárcel en la que, con 24 años, fue encarcelado por luchar contra la dictadura. Crédito: Almudena Carracedo.
El Silencio de Otros. José María “Chato” Galante en la cárcel en la que, con 24 años, fue encarcelado por luchar contra la dictadura. Crédito: Almudena Carracedo.

Bueno, es un análisis casi filosófico. Es curioso, porque ese “hostia” es un vocablo que expresa un sentimiento antirreligioso, siempre presente en el pueblo, y que la iglesia ha tratado de aplastar por blasfemo, se trata de “una palabrota”. Es un poco difícil de analizar cuánto de nuestra cultura judeo- cristiana está metido en todo esto, pero sí puedo comentarte sobre el auge de la extrema derecha. Cuando estrenamos en Berlín, en 2018, desde el público nos dijeron “bueno, la suerte que tenéis vosotros, al contrario de lo que pasa en toda Europa, es que en España no hay extrema derecha”. Eso, porque aún no había surgido Vox, el partido de extrema derecha. Dijimos “No, no, no. Espera. Hay extrema derecha. No levantan el brazo pero están en instituciones, están en el gobierno y en la jurisprudencia. Lo que pasa es que cuidan las formas”. Todo eso cambió en diciembre de 2018, con el surgimiento de Vox. Son los mismos de siempre, pasa que ahora están mucho más envalentonados. Las manifestaciones que pusimos en la película no son muy grandes en realidad, pero existen. Las agregamos para mostrar que, tanto las manifestaciones como la Fundación Francisco Franco, son solamente la punta visible del iceberg. El problema es lo que no se ve. Uno de los retos en la película era mostrar que el antagonista de nuestros protagonistas no era una persona ni la Fundación Francisco Franco, sino un sistema de impunidad, todo el Estado. ¿Cómo retratas a un antagonista tan complicado? Esa secuencia comienza por esas manifestaciones casi nostálgicas, va penetrando en las instituciones y termina con la aprobación de la ley de Amnistía. El siguiente corte es María contándonos que ha escrito cartas a todo el mundo, a todos esos que acabamos de ver. Ahí entendemos por qué sigue sin ninguna ayuda. Y el tiempo pasa. Esa es la razón de entrar a esa parte franquista, para tratar de explicar la pervivencia o el legado del franquismo en las instituciones.

El Silencio de Otros.Las estatuas que aparecen en El Silencio de Otros, en la cima del Valle del Jerte, por el escultor Francisco Cedenilla. Crédito: Álvaro Minguito

NO CEDER AL MODO ARMAGEDÓN

 

De todo eso un gran pájaro vuela,/sus alas atruenan en la diversidad del mundo.”
“Sólo una etapa”, Enrique Molina


“El silencio de otros” muestra las cartas que escribía María, sin descanso, para recuperar los huesos de su madre. “Hasta que las ranas críen pelos” es candidata a título de esta entrevista.

Habíamos pensado en ponerle ese título a la película, pero en inglés no sonaba bien.

Por un lado esa frase implica que María luchó, a pesar de su vida terrible. Esa lucha la sigue la hija. Por otro lado, algunas de las declarantes decían “Luchábamos por un mundo más feliz”. Pensábamos si hoy solo queda luchar por justicia y ya no por un mundo más feliz. ¿Cómo venimos de sueños?, ¿estas historias terribles los han inhibido o han redoblado la apuesta?

Cuéntame cómo es en Argentina.

En Argentina nos preguntamos cómo puede ser que el pueblo vote aquello que lo daña. Así vimos cómo, después de haber dado varios pasos para adelante, dimos ocho mil para atrás. Ahora esperamos volver a dar algún paso adelante otra vez.

El Silencio de Otros. Las estatuas que aparecen en El Silencio de Otros, en la cima del Valle del Jerte, por el escultor Francisco Cedenilla. Crédito: Álvaro Minguito.
El Silencio de Otros. Las estatuas que aparecen en El Silencio de Otros, en la cima del Valle del Jerte, por el escultor Francisco Cedenilla. Crédito: Álvaro Minguito.

Es el devenir de la evolución de la justicia social: cuántos pasos para adelante y cuántos para atrás. Aun así, creo que nos ha ido mejor que en la época de los griegos, donde la mayoría eran esclavos, aunque ahora seamos esclavos de otra manera.  No sé si soy una optimista mal informada, pero me parece que hemos ido a mejor. Estamos en un momento de recesión política, con claro auge de la extrema derecha en todo el mundo, por eso hay que redoblar la lucha y los esfuerzos por recordar. Los jóvenes que votan a Vox no tienen ni idea de qué ha pasado en España. Hay una frase de un filósofo español, Santayana: “Los pueblos que no recuerdan su historia están condenados a repetirla”. Parece una obviedad, pero es absolutamente crucial el rebobinar un poquito para aprender adónde estamos y ver adónde vamos. Si no redoblásemos el esfuerzo en la lucha, no podríamos seguir adelante. Miles  de personas han dedicado toda su vida  en pos de la justicia social, la película está dedicada a todas ellas, pero es con nuestra voz, es nuestro pequeño aporte, un granito que intenta mejorar el mundo. Ahora, con todo esto del calentamiento global, empieza uno a entrar como en modo Armagedón, ¿verdad? Esto de “Madre mía, ¿qué va a pasar dentro de cincuenta años con el mundo?”

 

LA MEMORIA AGITADA

 

                                   Tengo un dolor aquí, del lado de la patria”
Cristina Peri Rossi, escritora uruguaya

Hablando del calentamiento y la economía global, hace un tiempo entrevistamos a Garzón y él nos comentaba sobre cómo lo global se acepta discrecionalmente. Cuando vienen y revientan la economía nacional, no hay problema. ¿Con el calentamiento global? bueno, es lo que pasó, un daño colateral. Pero, cuando se habla de justicia universal, se defienden con eso de que se trataría de una invasión de soberanía…

‘El Mirador de la Memoria’, el monumento a las víctimas de la Guerra Civil en la cima dell valle del Jerte. Por el escultor Francisco Cedenilla.
‘El Mirador de la Memoria’, el monumento a las víctimas de la Guerra Civil en la cima dell valle del Jerte. Por el escultor Francisco Cedenilla.

Claro, “es una injerencia en la soberanía nacional”, dicen. Sí. Es muy curioso, Carlos Slepoy decía que la justicia universal es una herramienta en las manos de las víctimas, son ellas las que lideran el proceso. “El silencio de otros”, en un punto, es casi un estudio de un caso de justicia universal en vivo. Las y los protagonistas piensan las estrategias y le dicen a la jueza, Servini de Cubría, en este caso, “queremos ir por aquí, queremos ir por allá”. Efectivamente, desde el punto de vista de la justicia internacional, a los Estados no les hace ni pizca de gracia, sobre todo, a aquellos del norte global, que tienen mucho que ocultar o que tienen muchas posibles injerencias en derechos humanos. Ellos fácilmente van y juzgan a otros Estados del sur global pero, cuando les toca adentro, ya no les gusta tanto. Una cosa curiosa y bonita de la película es que realmente es un guiño postcolonial: España, muy orgullosamente y de manera pionera, lanza una orden de detención contra Pinochet, procesa a Scilingo quien, por cierto,cumple condena en España. Pero, ¿qué ocurre cuando, de repente, se da la vuelta la tortilla y es la antigua colonia la que ahora juzga a la metrópoli? A la metrópoli le hace cero gracia. De hecho, en España se han creado leyes para bloquear a la justicia universal.

Nuestra revista tiene un tema en cada número. Esta vez es la decisión, en el sentido de crear una opción desde el deseo, no elegir entre opciones creadas por otro. ¿Cuándo decidiste comprometerte con este tema y hacer esta película?

Qué pregunta profunda. Yo soy hija de dos personas que lucharon en la transición y, sin embargo, cuando accedí a la Universidad y tuve una vida política bastante activa, ese no fue un tema central. No porque alguien nos lo impidiera. De verdad, no lo conocíamos. Es un tema que había quedado en el pasado, no se hablaba de él, no se estudiaba. Que hubiera habido violaciones de los derechos humanos en España y que eso continuara en el presente en la negación de las víctimas no era algo parte de nuestro mundo organizativo político. Luego, salí de la Universidad y empecé a ver creaciones de otras directoras y directores sobre el tema de la memoria. La primera que vi fue “La memoria obstinada”, de Patricio Guzmán. Esa película me removió todo. Cuando una película te mueve mucho más que las historias de la película, es porque ha tocado algo dentro de ti y está activándolo. Por ejemplo, “En el silencio de otros” no lloras porque muere María Martín, lloras porque hay algo muy profundo adentro de ti, que la película ha activado. Después vi “El viento que agita la cebada”, de Ken Loach, sobre el conflicto irlandés: lloré el día que la vi, lloré al llegar a casa, lloré al día siguiente. Mi compañero me dijo “Almudena, creo que hay algo con lo que tienes que lidiar”. Pues yo creo que en ese proceso de toma de conciencia de tener una cuenta pendiente con mi propio pasado, mi propia historia  y mi propio país, es donde asumo la necesidad de hacer algo, de aportar mi granito de arena. Más adelante, vi “El laberinto del fauno”. Fue la primera vez que tuve en pantalla el fascismo en España. Hay una escena en que el personaje le aplasta el cráneo a un señor.Me fui al baño a vomitar y regresé. Ese regreso a la película fue la clara decisión de que yo tenía que abordar ese pasado.

Los Directores de El Silencio de Otros Almudena Carracedo and Robert Bahar. Crédito: Álvaro Minguito
Los Directores de El Silencio de Otros Almudena Carracedo and Robert Bahar. Crédito: Álvaro Minguito

 

  • (1) María es una de las protagonistas de “El silencio de otros”. Toda la vida buscó los restos de su madre, asesinada por el franquismo cuando María tenía seis años. María murió antes de cumplir su deseo.

 

 

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