Los exilios: Entrevista a Liliana Felipe.
Entrevista: Gabriela Stoppelman, Lourdes Landeira, Pablo Soprano
Edición: Lourdes Landeira
El teorema habla sobre el triángulo, sobre unos cuadrados que, sumados -a la vez amuchados e intensos- cabrían justito dentro del cuadrado de la hipotenusa. Lo escribe una fórmula sin paréntesis. Sus términos no necesitan ser aislados: a2 +b2 = c2. Imposible saber si nació así o si es solo la parte que llegamos a conocer. Quizás alguna vez los tuvo, uno de ellos se desprendió de la ecuación y dejó a sus términos libres de la opresión que hasta entonces no habían siquiera notado. Si fue así, en algún momento debe haberlo seguido el otro paréntesis, dado que estos símbolos vienen siempre emparejados. A lo mejor, sin operaciones a las que contener, lograron juntarse y se hicieron óvalo. Tal vez, se abrazaron y, ya exiliados de sí mismos, se bifurcaron en nuevas proposiciones, notas musicales, letras, versos, canciones. El enunciado, por viejo, no es menos nuevo, ni está menos vivo, ni más muerto. Solo necesita instrumentos para recomponerse en actos impares. El filósofo y matemático que dio nombre al teorema, allanó varios caminos. La cifra –no el número- fue el corazón de su búsqueda, tanto para hallar la diagonal del cuadrado como para desentrañar las formas de la armonía musical. Dicen que el susodicho sabía tocar la lira, escribía poesía y recitaba a Homero. También, que fue precursor en posturas como el vegetarianismo y el no uso de vestimentas hechas con piel de animales.
¿Habrá pensado el hombre que comer animales hacía violento al ser humano? ¿Imaginaría, quinientos años antes de Cristo, que, siglos después, para producir un kilo de ternera se emiten 27 de dióxido de carbono, se necesitan 15.400 litros de agua y 100 kilos de su proteína requieren 6.000 metros cuadrados de terreno? Esto hoy lo sabe –y lo milita- Liliana Felipe, la argentina residente en México con quien conversamos en tres actos sin paréntesis.
PRIMER CATETO: en letra escrita (por correo electrónico)
“La cabeza en la almohada,/veo un cielo ajeno, enajenada en un maravilloso sueño breve/bajo el que brevemente me transformo”
Ida Vitale
a. LOS MACHIRULOS
“Cómo me duele este mundo, Segismundo/la parálisis, la envidia, la neurosis nos gobierna /cómo me duelen los pobres, cómo jode la miseria, /ora sí que lo de menos es la histeria. /Ay! Segismundo, …/Las histéricas somos lo máximo!/Solidarias, fabulosas, planetarias, amorosas/super egos moderados, cunnilinguos para todas a placer…” Cuando te contactamos pediste hablar sobre los dos temas en que haces foco ahora: feminismo y especismo. ¿Qué es lo femenino para vos? Al feminismo, ¿qué valores le quedan por cuestionar?
Lo femenino es la mitad del mundo que piensa con los dos hemisferios al mismo tiempo. Como dijo Angela Davis, el feminismo se debe plantear la cuestión de la comida. Y como decimos las feministas antiespecistas: Ni oprimidas ni opresoras. No podemos estar pidiendo justicia mientras le robamos la leche a otros seres o comemos a otrxs que tienen tanto derecho como nosotras a vivir y a ser felices.
Hay un machismo planetario, pero, también, cada sociedad tiene su machismo singular, ¿cómo es el mexicano?
Macho menos, aquí es asesinada una mujer cada 3 horas desde hace 30 años. El machismo mexicano es asesino. Y los machos que están en el poder judicial son ciegos, sordos y mudos. Los machos mexicanos, como los argentinos y como todos son los beneficiarios de este sistema. Ellos están cómodos.
Desde hace unos 6 años te reconocés especista, ¿cuándo tomaste conciencia de los efectos del patriarcado?
Cuando me enteré que capitalismo viene de «capita». ¿Cuántas cabezas de ganado tienes?, esa es tu riqueza. También, cuando supe que el padre de familia se comía las partes grandes de los animales y las menudencias iban para las mujeres y los niños. El patriarcado aplica esa correlación en todo.
Unos amigos nuestros, de la banda “Mano a Mano”, dicen en una de sus letras: “Que no hay revoluciones que se hagan sin cantar», ¿qué opinás?
Para mí la revolución es dejar de comer animales. Es un acto íntimo, poderoso e iluminador. Comer es un acto político trascendental y poder elegir qué comer es uno de los actos de resistencia más temidos por el capitalismo/patriarcado/neoliberal.
«Dejar de masticar tanto dolor./ Dejar de digerir agonías./ Dejar de asimilar el llanto de los inocentes. / Dejar de alimentarse del sufrimiento ajeno. /Dejar de sustentar la codicia.
Dejar de aportar a la barbarie. / Dejar de comer carne. / Comencemos en nuestro propio cuerpo una pequeña revolución de amor». Erica Rivas
¿Cuánto ayudó la poesía y cuánto la música en tu lucha feminista?
La poesía sostiene mi vida desde muy joven. Sin ella, la tierra es plana.
b. LOS MISERABLES
“Y hoy que honrás con tu presencia/la miseria de esta pieza, la sorpresa del encuentro/la podés imaginar”. La palabra miseria aparece con frecuencia en tus poemas. ¿Quiénes están en el tope del ranking de los miserables hoy día?
Los que no respetan más que sus intereses, sus gustos y sus ambiciones.
Hay otra palabra, revolución, que se reformula constantemente, ¿qué es para vos hoy la revolución?
La reformulación constante de la vida. Hoy la revolución es dejar de comer animales, respetarlos y aprender de ellos.
“Esta ostentación grandilocuente/Napoleónica y mayúscula/No exige responsables y pagamos/”. Esa idea de que siempre pagamos porque debemos es muy del cristianismo. Cristo resucita todos los años y nunca alcanza para pagar nuestros pecados. ¿En qué combate el feminismo estos atravesamientos cristianos que afectan todos nuestros quehaceres, desde lo privado a lo público?
El capitalismo y el cristianismo son instrumentos de tortura para el sometimiento. La deuda con el FMI es la condena para los países que la pagan. Hereje quiere decir el que decide libremente. Para el cristianismo la libertad de decidir es una herejía, va acorde al diccionario.
“Yo quiero ser lo difuso lo profuso/la herida, algún deseo/la distancia que proponen tus besos, /lo azul de un cerezo/y una manera de comprender a dios.” Son conocidas tus críticas a la institución iglesia pero, ¿cómo es tu manera de comprender a ese dios con minúscula? Spinoza hablaba de un dios que está todo el tiempo haciéndose, con un principio femenino y uno masculino, un dios que es todo lo que hay y aún no está terminado, ¿le darías crédito a un dios así?
«No hay dios, los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos». Ignacio Ramírez, El Nigromante 1867.
Mientras en México se abre una ilusión política, nosotros estamos cada vez más eclipsados, ¿te duele el país de infancia?
Sí, mucho, desde que desaparecieron a mi hermana me sigue doliendo Argentina, es un dolor que no desaparece. Nada se puede esperar de Macri, es parte de la ignorancia y del horror. Ojalá que pronto Argentina vuelva a su cauce, como el río que comienza a fluir en México y que esperamos desemboque en el océano de la justicia y aliente a todxs.
“Las palomitas eran de maíz/y los humanos teníamos raíz,/hoy son transgénicos, genéticos, clonados,/biotecnológicos, modificados”. Hay raíces de origen y hay otras que se van incorporando con el paso de los encuentros, ¿cuáles son tus raíces atesorables?
Mis raíces son la almohada donde duermo y las de los árboles que he sembrado.
c. LAS IMPRESCINDIBLES
“Carmela Robles, Florinda Lazos,/María Quinteras y Petra Ruíz./Ángela Gómez, La Bobadilla/y Carmen Parra la de Alanís./Cadete Clara, la Catalina/La Carmen Vélez y Encarnación./María Esperanza, La Petra Herrera,/La Valentina y también yo./Sin soldaderas no habría revolución”. ¿Cuál es la importancia de dar el nombre propio, aparte de nombrarlas en un colectivo, “las soldaderas?
Ponerle el nombre al trapo que borda una bordadora le da sentido al bordado y a su vida y también convierte a un simple trapo en una obra de arte. El nombre es importante cuando has bordado tu vida sin prisa pero sin pausa.
“Y si la historia se detiene aquí/ Y si la historia se detiene aquí/en el segundo en que te digo que no puedo yo ya no puedo vivir sin…” ¿Cuál es la importancia del silencio?
Sin silencio no hay música.
”Es una cosa extraordinaria de la vida. / ¿Qué es? no te lo puedo decir”.¿Qué es lo innombrable para vos y cómo se vincula eso con tu creación artística?
Nada es innombrable. Manchan su nombre los que torturan y los que asesinan y los que nunca se dan cuenta de nada y los que creen que pueden decidir sobre el cuerpo de la mujer.
“Si a Tertuliano, se le hincha un huevo /y destruye de un huevazo todo todo lo pagano!/A ver Quintiliano, qué clase de hombres fueron los humanos?” ¿Hay algún tema para vos que no pueda ser tratado desde el humor?
Se pueden tratar todos los temas. Lo que no se puede es reírse de una infamia o de las víctimas de esa infamia.
”Y yo tendré por patria/La almohada que me diste. /Puede ser que muera así cantando bajito/O que me meta en un rinconcito/O que sienta como un frío de dos,
Pero no moriré extranjera/De tus labios fuertes”. Aparte del amor de pareja, ¿qué otros haceres o encuentros te han servido o te sirven de “almohadita”?
Plantar, recuperar la tierra erosionada, ver crecer a los árboles, ver a los animales felices y acostarme a dormir mirando a las estrellas y no haber hecho la canción que necesito.
¿Creés que, más allá de los exilios puntuales políticos o voluntarios, el exilio está en la condición humana?
Somos los exiliados de la naturaleza, y seguimos buscando un nuevo pasaporte que estamos muy lejos de conseguir. Nuestro paso es devastador, pero para mí los animales están siendo una visa temporal de estadía.
¿Qué tipos singulares de exilios son los que más te duelen?
Cuando no se dieron cuenta que te fuiste.
¿Cuáles son más soportables?
El exilio de mi misma.
Componer es un trabajo más de la soledad y del silencio; cantar, salvo en la ducha, está más vinculado a lo público. ¿Alguna vez te sofocó la exposición pública?, ¿cómo te llevas con la noción de espectáculo?
Soy como la teniasollium. Tolero a los humanos porque soy parte de esa especie, pero en el fondo soy una lombriz solitaria.
SEGUNDO CATETO: En lengua hablada (una tarde del agosto porteño)
“Narra que no es posible/todos digan que bueno,/cuando ves que se vuelve y revuelve,/animal que ha aprendido a irse… No?/Sí! Acaríciale. No le arguyas.”
César Vallejo
a. EN SOSPECHA
Escuchamos en una entrevista que decías estar en crisis con tu arte…
Estoy en crisis con el arte. Mi arte está bajo revisión. En una de mis canciones, yo antes decía “como una rata en la basura”, sin pensar en ese ser tiene tanto derecho a la vida como yo, sean cuales sean sus intereses. El año pasado escuché a un ingeniero brasilero decir que, en este momento, es más sano comerse una rata de la calle que a cualquier animal criado en los cerros. Si yo hubiera sido, no sé, una tipa acomodada dentro de la sociedad, con diez chicos, con el marido perteneciente a un partido político, ricachón , bueno, por ahí hubiera pasado. Pero yo siempre he sido una luchadora y me tocó ser una víctima de la violencia del Estado. ¿Cómo es posible que, siendo víctima, no pudiera yo pasar antes esa barrera?, ¿cómo no pude ver que la violencia ejercida contra mi familia, contra mí y contra todos es la misma que nosotros ejercemos sobre los animales? ¿Por qué no lo pude ver o por qué no lo podés ver vos? ¿Por qué no te cuestionás vos, que no sabés ni tenés ni la puta idea de lo que es el especismo? Digo vos como quien dice, alguien que puede tener toda la información necesaria para averiguarlo. ¿Por qué no lo sabés? Porque no quieren que lo sepas. Todas mis canciones están en revisión. Está marcado con rojo lo que ya no debo decir. Por ejemplo, en la canción que hice para buscar a los hijos que faltan, que se llama “Sólo vos”
A los nietos.
Ajá. Siempre ha sido mi fantasma. Yo soy como la tía de todos los hijos y ellos me tratan como tía. Bueno, la canción dice “Está listo el mate pa’ charlar, ya llegaron los bizcochos. En el patio ya prendimos el fogón.” Antes decía “Este asado será tu bienvenida”. Pero le pregunté a Jesusa, mi mano derecha, y me dijo “este asado será de verduritas”. Perfecto. Ya está corregido.
Ah, en este sentido.
En otros también, mucho más profundos.
b. CAMBIAR NO ES MALA PALABRA
Igual me parece que tus letras son un poco elásticas, ¿no? He visto shows tuyos donde, no sé si antes o después de conocer el especismo, cambias las letras a las canciones.
Y más si se me olvidan… Pero ahora me pasa saber que todos los palacios de bellas artes, todas las óperas, todo el arte oficial están encima de los cadáveres de los animales. Esas construcciones se montan sobre la riqueza generada por esta clase trabajadora que está ahí y todavía no vemos. Ningún Shakespeare, ningún Mozart, ni las pirámides de Teotihuacán, ni las pirámides de Keops, nada, ninguno de tus hijos ni de los míos, ni de nadie valen la muerte de un animal.
¿Eso te hace cuestionar seguir haciendo arte o qué tipo de arte hacer?
Es que, ¿qué es el especismo finalmente cuando lográs verlo? Es ¿vas a seguir siendo cómplice o no?, no hay más caminos. Me encantaría ser mucho más ingeniosa, más incisiva, que a vos no te quedara la menor duda, que salieras de acá diciendo “¿por qué, cómo no lo voy a hacer yo, si soy alguien que desea un mundo mejor?» Eso es todo.
Interpelar a quien te está escuchando. ¿Por qué no escribirlo?
Quisiera poder darlo con cierta alegría, con cierta energía, pero yo todavía sufro mucho el tema.
Necesita trabajarse afuera para salir a escritura.
No sé qué es lo que necesito, creo que nunca voy a poder procesarlo.
Respecto a por qué no nos enteramos, ¿no será que tenemos demasiadas desgracias al acecho? Pienso en los agrotóxicos que están matando a tanta gente.
No puedo decirte que el problema del agua, de las mineras, de los agrotóxicos, sea secundario. Pero en el problema de matar animales están los seres sintientes: los animales son un otro que siente, que tiene el sistema nervioso central como el tuyo.
Entiendo, pero si logramos no matar al animal y el agua sigue contaminada, el animal se va a morir igual.
Obviamente.
Son muchos problemas muy graves y muy fundamentales todos juntos. Hay como un reclamo de mucha militancia para todo el mundo y es difícil la prioridad.
Para mí no es nada difícil.
Claro, por ahí si vivieras en el sur, donde se te está muriendo el vecino con la cara deformada por los agrotóxicos, igual seguirías militando por los animales, pero lo otro también entraría en una prioridad.
Seguramente, donde estoy, milito por el tema del agua. Pero me urge lo otro porque no se ve. Polemizo con la izquierda y el eterno discurso de “primero tenemos que alimentar a los pobres”. La posibilidad de alimentarlos sin tu visión antiespecista es enfermarlos. Yo quiero darles la otra opción que todavía no existe.
En la Isla Maciel, por ejemplo, el padre Paco había logrado no tener más comedores populares y ahora los tiene desbordados con chicos desnutridos, con situaciones de anemia. Lo que vos planteás implicaría cambiar una cultura de alimentación y allí es el huevo o la gallina.
Sí, pero yo te pido el cambio a vos, porque los que hacen los programas son gente como vos, no son como el otro. El negocio de este gobierno es generar pobres, mientras más animales comas, más pobres generás. Mientras más animales comas, más gente se va a morir de hambre, ¿podés entender que todo este mundo está diseñado por la Suciedad Rural Argentina para darle de comer a esas legiones interminables de animales? Trescientos cincuenta niños mueren por día de hambre. Tenés que entender, eso es parte de nuestra responsabilidad. Yo no le puedo pedir a un tipo que está muerto de hambre que no se coma el pollo que va a encontrar en la basura, no. Bueno, sorry pero, ¿qué puedo hacer? Decirte que estás equivocándote, que tenés la solución en tus manos. Dejá de darle dinero a los que te están empobreciendo cada vez más, aparte de enfermarte.
La lucha que llevás adelante lleva implícita una lucha por el cambio de un sistema económico.
Obviamente. Si querés derrotar al patriarcado capitalista, machista, cristiano, neoliberal y carnívoro, dejá de comer animales.
c. CIELO ARRIBA
Vuelvo a qué se puede hacer desde tu arte. Como escritores, siempre preguntamos por el lenguaje y también sentimos que hay mucho conservadurismo en cuanto a las palabras que usamos. Tal vez cambiar las palabras, buscar otras, renovar…
Hará unos quince años, hicimos un espectáculo con Jesusa que se llamaba “Cielo de abajo”. De acuerdo a la ideología de los antiguos nahuas, cuando te morís, en México, hay que atravesar nueve inframundos hasta llegar al Mictlán, el sitio donde no hay agujeros para el dolor. Los nahuas nombraban a su cuerpo de otras maneras y les dolían otras cosas. Tenés razón, tendré que empezar a crear palabras nuevas.
O recuperar algunas que están en desuso. Un entrevistado mapuche nos contaba que, en una asamblea mapuche, alguien puede defender un sueño que tuvo y eso vale tanto como un hecho real.
Muchas veces es lo que guía a la acción de las comunidades, de los pueblos, ¿no?
¿Cuáles son los sueños que se te cayeron y que sería importante reflotar? o ¿en qué se transformaron los sueños que tenías?
No sé. Mi vida fue siempre fluyendo. Lo difícil fue la desaparición de mi hermana. Nunca acaba. Pasó hace cuarenta años y no acaba. Pero también ha sido algo que me ha dado un sentido muy fuerte. Eso puede ser un sueño…
Hay en la presencia de los hechos de aquellos años una vivencia extraña del tiempo. Nos pasó con la escritora Laura Alcoba, cuando ella hablaba de los ´70, todo parecía estar sucediendo ahí, mientras lo decía y vos comentabas recién que no se acabó lo que pasó hace cuarenta años.
Siento que he tenido muertes naturales en mi experiencia, alguien que amas y necesitas mucho se enfermó y se murió, es algo, como irremediable. Así es la vida y la muerte, hay que acostumbrarse. Lo otro es algo mucho más complicado.
Como una presencia constante.
Algo que constantemente te preguntas es qué podías haber hecho para que no ocurriera. Se siente como una historia sin fin.
Nos dijiste que la poesía es algo muy fuerte para vos, ¿qué es lo poético, más allá del poema?
La poesía, en el mundo de la canción, lo es todo. En la canción, muchas veces, logro lo que no consigo ahora, porque me faltan esas ideas. El 50 por ciento del trabajo literario en las letras es de Jesusa.
Pero la música agrega poesía.
Sí, más irracional digamos. Soy una gran lectora de poesía, pero también soy mala onda, enseguida me doy cuenta cuando algo no me gusta. Ahora estoy con un libro que les recomiendo: “Nacidos en otra especie”. Es una antología de poesía universal que hizo un grupo de Madrid, «El caballo de Nietzsche”, la sección animalista de El Diario. Hay un poema que me pareció estrujante para contestar a este argumento que vos decís de los pobres y qué hacemos primero. Es un poema de un rinoceronte tirado al que le han cortado el cuerno para vender. El animal se está desangrando, muere lentamente. El argumento del señor que le cortó el cuerno es: “tengo que mantener a mi familia, tengo que comprarle una camiseta de Messi a mi hijo, tengo que pagar la colegiatura de mis hijas, estoy trabajando, este es mi trabajo”. No hay peor holocausto que el que está ocurriendo con los animales desde hace cincuenta años.
d. ¿TE GUSTARÍA SER UN POLLO DE CRESTA ROJA?
¿Por qué marcás los cincuenta últimos años?
No soy una experta para nada, pero después de la victoria estadounidense en la segunda guerra mundial, se decide la tecnificación, la pasteurización y todas las derivaciones industriales. Ahí comienza la debacle de toda esta historia: la cosificación de los animales a unos grados inenarrables.
Y al consumo que se hacía del animal, previo a esta situación, ¿cómo lo caracterizarías?
Siento que siempre fue como una imposición, como una cuestión de poder. El carnismo es una cuestión del patriarcado, del machismo. Ahí hay un libro, ya un poquito viejito, en estos temas: “The sexual politics of meat”, de Carol J. Adams, una señora a quien conocí. Ella te muestra cómo el cuerpo de la mujer está repartido igual al plano de la vaca, cómo todo esto es una política patriarcal machista. Pero lo de los cincuenta años lo digo porque, desde 1990, el consumo de animales se ha incrementado en un 100% y ha disminuido en un 50% el consumo de legumbres y cereales. Y eso es una imposición a ojos vistas. No hay una cuadra en el mundo donde no haya dos ventas de pollos. El pollo es el animal, junto con los peces, más sacrificado en la historia de la humanidad. Es una cosa desgarradora. No hay nada más barato que el pollo. Y esto, porque estamos en manos de seres que yo siento como monstruosos. ¡Y son personas a quienes nosotros mantenemos!
Vemos que la escritura, al menos en la divulgación, ha encontrado recursos para luchar.
El otro día, un periodista me dijo: “Siempre tú en los temas así, novedosos”. Bueno, novedoso desde Pitágoras digo yo. Pitágoras decía que, mientras sigamos masacrando animales, no habrá paz ni alegría en el mundo. Pero el mundo todo se fue con Aristóteles. Jesusa y yo dejamos de comer animales hace unos siete, casi ocho años. Después me enteré qué era el veganismo y después llegó la palabra especismo.
¿Y por qué dejaron de comer carne?
Porque vimos un camión de puercos. Y yo me dije no, no, no, no. Y dejamos de comer. Inmediatamente, empezamos a sentirnos mejor. Nosotras no tenemos gente que nos cocine o gente que nos limpie la casa. Antes teníamos. Ahora que vivimos en el campo no tenemos nadie que resuelva esto. Entonces cambió toda nuestra alimentación, empezamos a sentirnos mejor y luego nos enteramos qué era lo que estábamos haciendo.
De la práctica a la teoría.
Exacto y las cosas empezaron a llegar rápidamente.
e. PREGUNTALE A LOS COLONIZADORES
Cuando pensamos en otras cosmovisiones, aparecen las de los pueblos originarios y su idea de consumir aquello que les da la tierra -incluidos los animales- para satisfacer las necesidades, sin generar excedentes. Se nos hace más difícil pensar en referencias de otro tipo de economía y supervivencia, sería algo nuevo.
Me encantaría que Jesusa estuviera acá para hablar de la cosmovisión de los mayas, de cómo no estaba separado el animal del ser humano, pero yo no te lo sé explicar. Comían animales en ciertas circunstancias, pero no se criaba a alguien para comérselo, me parece, no estoy segura. México tiene la milpa al alcance de los campesinos, todos tienen su cacho de tierra donde está el maíz, el frijol, la calabaza, el chile, el tomate. Con eso se sobrevivía y se vivía muy bien, ahí está la proteína. Tenemos cinco mil años de una civilización que no conocía ni el puerco ni la vaca ni los pollos. El puerco, la vaca y el pollo son parte de la colonización.
Bueno, Europa es un continente extremadamente carnívoro y es el que salió a conquistar el mundo.
Exactamente. Esto que nosotros vivimos acá es parte de la colonización. Habría que preguntarles a los mapuche, seguramente, se comían un animal cuando moría. Yo trato de creer que posiblemente haya sido así. ¿Cuál era una de las proteínas más importantes en el mundo antiguo mexicano? El alga espirulina, esa baba asquerosa que ves en los arroyos y los pantanos verdes, esa cosa verdosa y pegajosa. Eso es la mejor de las proteínas que te puedas imaginar.
Los peruanos tenían la quinoa. Cuando los españoles les quemaron eso, los liquidaron.
Sí, en México, la parienta de la quinoa es el amaranto. Y los españoles lo prohibieron, o sea, debilitaron a la gente porque les quitaron la fuente de energía. Si te encontraban amaranto, te cortaban las manos como castigo. Ahora que vamos a ser gobierno en México, hay un proyecto de hacer un comedero popular en Los Pinos, la casa presidencial. Son muchas hectáreas que se van a convertir en un espacio cultural. Nosotras hemos propuesto crear un sitio de enseñanza sobre el veganismo asociado a las culturas originarias, a las recetas originarias. Porque, en México, tú puedes, con cosas locales, tener una comida vegana muy buena.
Los médicos tradicionales suelen decir que el contenido de calcio de un vaso de leche equivale a unos cuantos kilos de semillas. Suena lógico, ¿no?
Si hay algo que la leche hace es descalcificar. Es duro cuando te empezás a enterar de qué los médicos y los nutriólogos trabajan con información de hace ciento cincuenta años o más y solo te recetan lo que te enferma. ¿Por qué en los hospitales te dan caldo de pollo si eso es lo más tóxico que hay?
f. LENGUA ADENTRO
En este número escribimos sobre los exilios. ¿Te sentís exiliada de algo ahora?, ¿qué exilios son insanables?
Tengo la sensación de que salí del país muy joven, a los veintidós años. Tuve la opción de pasarla bien y elegí por esa, pero veía a mucha gente grande, que ya no podía mucho. En ese sentido me siento muy afortunada, yo tenía la energía, obtuve la paz espiritual o la no sé qué, de dejarme llevar por las cosas y de nadar de muertita, que me lleve el agua. Aunque sí vi mucha gente sufrir mucho. Al poco tiempo de estar en México, ocurrió lo de mi hermana, ahí ya no estuve muy bien, pero tampoco tenía otra opción. Te pueden exiliar de muchas maneras, hay la gente que se exilia de su propio cuerpo, que no puede vivir con su propio cuerpo .
¿Y esto que te pasa con las palabras no podría considerarse así, como un exilio?
No sé. A lo mejor en un comienzo lo viví muy románticamente. Después, no. Después odié México porque es tan distante, tan indiferente. Lo que pasa es que, cuando empezás a ver, México es un país violentadísimo. En los primeros catorce años de vida fueron asesinados dieciocho millones de personas, más de la mitad de la población. Los que quedan son una tercera parte. Después de una masacre de esas dimensiones, la gente toma sus precauciones para opinar. Sin embargo, yo siempre decía, ¿cómo puede ser que en un país con tanta gente inteligente, sensible, creativa, arriesgada, nos esté gobernando esta bola de criminales? Y ahora va a subir lo mejor de México, ¿me explico? Algo tendremos que poder hacer. No sé qué. Pero, si no podemos, con las mujeres que están ahí, yo ya no sé con qué se podría.
Hay muchos fantasmas entonces. ¿Cómo te llevás con eso, con los ausentes?
Bien. Me llevo bien con eso, me gusta. Creo que mis fantasmas están bien.
Leí en una entrevista que decías algo así como que, en cada piedra de México están tallados los ancestros, y eso es indestructible.
Eso lo ves en las comunidades zapatistas, en los caracoles. Ellos están como muy encerrados en sí mismos. Pero hay una cosa fundamental: ahí no se puede beber ¿Y qué provoca eso? Que no hay violencia contra las mujeres. Tan sano como eso. La cultura del chupe, de la borrachera, no es otra cosa que después ir contra las mujeres, los niños y los animales. Había en México toda una cultura muy mal interpretada, como eso de que te sacaban el corazón. Pero es la interpretación del otro. En verdad, se trataba de una preparación mística. Ya los aztecas doblegaron cinco mil años de civilización náhuatl, quizás la más importante de la humanidad. Sin embargo, yo creo que esa sensibilidad sigue en la gente en México.
¿Creés que con López Obrador ese México profundo va a salir?
Sí. Lo primero que dijo es que se van a firmar los acuerdos de San Andrés, que es lo que pidió, en 1994, el levantamiento zapatista.
¿Jesusa tiene participación política?
Ella va de senadora.
Hablando del Senado, te tocó estar en Buenos Aires el día en que se votó la ley de legalización del aborto.
Me parece increíble que estos tipos crean que nos interesa su opinión. Es tan patético y vergonzoso que haya que mantener a estas lacras humanas inservibles. Siento que la ley de aborto seguro, legal, gratuito y mundial -agregaría yo-, ganó. Ya ganó. Lo que se evidenció fueron estos tipos y sus rebabas de mujeres esas que…
Esas mujeres son más enervantes aún. Como la senadora que se abstuvo de votar.
Sí, tremendo. “Abstenete un pedo”, habría que decirles, ¿cómo te abstenés un pedo? Cuando la de Córdoba se abstuvo, yo dije “Abstenete de cobrar”. Lo que pasa es que nosotras, apenas desde el 1° de julio, hemos levantado la cabeza porque tenemos ochenta años de que en México no pasa nada. O sea, lo de los senadores acá lo estamos viviendo todos los días en todo. Entonces, lo tomé como algo del paisaje, pero me parece que para afuera ha sido un logro indiscutible.
Hace unos catorce años, cuando comenzaron las campañas por el aborto legal, no se podía hablar del tema en el living de la casa. ¿Pensás que va a pasar algo así, en un tiempo, con el tema animal?
Sí. En Parque Lezama, hace ciento cincuenta años, había un templete donde se vendía gente. Cualquier persona de aquella época te hubiera dicho “Así es, esto es lo que se hace, esto es lo normal. Necesitamos hacerlo, no son iguales, no sienten como nosotros”. Yo siento que el futuro de los animales es la libertad, es entender los intereses que cada uno de ellos tenga. Desconozco cuáles serán esos intereses. Lo único angustiante es cuántos miles de millones más deberán pasar por este infierno que promovemos los ciudadanos. Y, sabiendo que existe esta injusticia, esta crueldad innecesaria, cuánta gente decide hacer algo, cuánta gente decide que así, mal como estoy, estoy bien.
LA HIPOTENUSA: En versos y canciones (Liliana Felipe en Buenos Aires)
“Están sordos allá/Ninguna pluma de ángel,/ningún fulgor del cielo hemos logrado con tantas migraciones arrancadas al alma”
Olga Orozco
El escenario está dispuesto para la música alrededor de un piano que espera, lateral, que las manos hagan sonar sus teclas. Pronto, será vestido con pañuelos verdes y naranjas. Al otro lado, una pantalla lo acompaña e interpela con una máxima de Pythagoras: “Mientras los hombres sigan masacrando a sus hermanos, los animales, reinará en la tierra la guerra y el sufrimiento y se matarán unos a otros, pues aquel que siembra dolor y la muerte ni podrá cosechar ni la alegría, ni la paz, ni el amor.
No faltará a la cita el cronómetro para contar los minutos que dure el encuentro y calcular la cantidad de animales muertos en el mundo durante ese lapso encapsulado de complicidades con iguales dosis de canción, imagen, ironía, crítica y abrazos.
La Felipe potencia el ritmo, se sobrescribe en otra fórmula de sabiduría popular, para revolucionar el amor. Siempre, con una nueva misma, con una que apuesta más. Abro paréntesis a su reflexión:
“Yo creo que comer animales vuelve violentas a las personas, las vuelve indiferentes e ignorantes. Toda la grasa, la tristeza, la angustia de los animales engordados para comer se va a tu sangre, a tu cerebro, a tus propósitos. Dejar de comer animales es comenzar a desengrudar el mezquino mundo en que nos obligan a vivir. Cuando te topas en tu vida con el ‘Así ha sido siempre’, ‘Así nos gusta’, ‘Es nuestra tradición’, ‘Así me enseñaron’ y comenzás a desbaratarlo, la vida comienza”.