El triunfo de la Revolución (detalle), Miguel Alandia Pantoja (1964)

LECTURISTA: sobre “Bolivia, el despertar de un pueblo explotado” de Luciana E. Pérez.
Por Pablo Soprano

 

PUESTO MENOR, PUESTO MENOR

Una bisagra en la historia. Un pliegue que detonó la revuelta de un pueblo abusado desde larga data: originarios, mestizos, obreros agrícolas y mineros fueron literalmente exprimidos por una minoría oligárquica. Destino común a otros países latinoamericanos. Sin embrago, cabe decirlo, el sino boliviano fue más profundo, más desigual al del resto de la Patria Grande. Este quiebre se dio en la década de 1950, con su primera revolución nacional. Mecha minera encendida desde las cuevas y las profundidades montañosas, la chispa recorrió el camino de la altura, hasta estallar en las manos de aquella porción mínima de ancestrales terratenientes explotadores. Barones del estaño, dueños de la vida de tantos trabajadores que, ante la escasez de la plata, se volcaron hacia el otro en mineral.

Control obrero, Miguel Alandia Pantoja

Notables son las vueltas históricas: un presidente abrumado por el poder avasallador de los tres magnates del estaño y, también, de los medios de comunicación bolivianos, le ofreció la primera magistratura a uno de ellos. La respuesta fue la misma que, muchos años después, le daría el CEO del Grupo Clarín, amo y señor de las telecomunicaciones, de la prensa hegemónica y de la subjetividad de millones de personas en Argentina, Héctor Magnetto, al entonces presidente Carlos Menem: “Puesto menor.” Con esa soberbia se manejó y se maneja actualmente el poder real, ese que no vemos y opera desde las sombras o, llegado el caso, emerge cuando la democracia no le responde como desea. No solo en Bolivia, sino en toda América Latina y en buena parte del mundo en vías de desarrollo. Si hubo un partido que cabalgó y cruzó los sucesos bolivianos de los últimos 70 años, ese fue el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). Nacionalismo y militarismo al palo. Un protagonismo antimasónico, clave en la vida política del país del altiplano. Pero con un masón en el poder que acabará ajusticiado. Extrañezas de una fuerza política decisiva.

 

MINA QUE FUE, EN OTRO TIEMPO

Silicosis, el mal del minero, arteysociedad.com.ar

Como si brindara, Luciana Pérez, autora de “Bolivia, el despertar de un pueblo explotado”, desea a modo de advertencia: “Por la reivindicación de las luchas sociales, por el despertar de los pueblos latinoamericanos ante los desafíos del siglo XXI.” Un desafío frente a una verdadera encrucijada. O la reivindicación de las conquistas sociales y de lo que falta en materia social y económica, hasta superar tantos años de atraso deliberado y de explotación de nuestros pueblos, o sucumbir al poderío hegemónico y corporativo de la derecha oligárquica y golpista en tiempos de frenético avance de la tecnología y de las comunicaciones. Más adelante, dedica este estudio a los mineros y mineras bolivianos, reales destinatarios de su sesudo trabajo. Y lo extiende con una frase del sociólogo, político y filósofo orurense, René Zavaleta Mercado, “(los mineros y mineras) una de las clases más formidables y excepcionales de América Latina.” Con acierto, Luciana incorpora las ideas del abogado laboralista Américo Plá, quien en su libro “América Latina Siglo XX. Economía, sociedad y revolución”, explica el rol activo de las masas populares en las reivindicaciones sociales. Señala que, frente a las pérdidas transitorias en estas conquistas y por factores complejos y externos, habrá un proceso de elevación revolucionaria que decantará, inexorablemente, no solo en un cambio en las relaciones sociales nacionales e internacionales, sino en una realimentación de este espíritu rebelde -aun en la derrota- en pos de la grandeza y el bienestar de nuestra América. Bolivia es vanguardia en esta lucha.

 

PREGUNTAS CON RESPUESTAS

Tapa del libro «Bolivia, el despertar de un pueblo explotado» de Luciana Edith Pérez (2019)

Luciana Pérez previene a los lectores: “la diversidad precede a la unidad. Lo múltiple y caótico de los sucesos es previo al recorte que se pretendió realizar. A su vez, ese recorte conserva en sí un intercambio de reflexiones rumiadas colectiva y popularmente.”Es decir, cada concepto, cada pensamiento vertido en su estudio devino uno hacia la multiplicidad y desde la resignificación que la historia exigió. Ya que, incluso  sin que existieran todavía términos más actuales, como “fake news”, “desestabilización” o “golpes blandos”, el esquema en sí se ha repetido a lo largo de los últimos dos siglos. Pensado como una monografía, “Bolivia…” fue el trabajo incansable de tres años, un texto sujeto a cambios y modificaciones en la experiencia personal de la autora. De a poco, tomó forma de libro demandante del conocimiento de la lucha del pueblo boliviano y del papel de las organizaciones sociales latinoamericanas. En sus páginas, Luciana se hace tres preguntas fundamentales para entender el contexto histórico, social y cultural del fenómeno boliviano y, por qué no, de toda América Latina. Vale la pena citarlas:

  • ¿Por qué para el accionar latinoamericano, es indispensable recuperar y descifrar su historia?
  • ¿Qué mecanismos enraizaron en la sociedad la discriminación cultural y social hacia determinados sectores?
  • ¿Por qué la revolución es un hecho clave para comprender los intereses económicos disputados en la actualidad?

En este punto, Luciana se inclinó por el materialismo histórico para emprender el análisis. Siempre es un desafío pensar un proceso revolucionario, con sus pros y sus contras. Con sus victorias y sus derrotas. Por eso “Bolivia…” tiene un lenguaje claro y comprensible, del escenario y sus protagonistas. Pero, con la imparcialidad del caso, ya que sus páginas no son para nada neutrales. Toma partido por la marcha y la evolución transformadora latinoamericanista.

Mural en la Federación Sindical de Trabajadores Mineros-La Paz, Miguel Alandia Pantoja

 

FILOSOFÍA, AQUÍ Y AHORA

En la esperanza debemos hallar la respuesta a la pregunta de por qué analizar la revolución boliviana. Una esperanza agazapada a que lo sucedido se manifieste otra vez. El pasado, reflejo de antiguos triunfos, permite afrontar el presente, con la ilusión intacta. Lo venidero, inevitablemente, será mejor. Un escudo de confianza y seguridad a prueba de reveses antipopulares, de derechas golpistas. Nuestra autora toma a los mineros y mineras bolivianas como modelo a seguir. Venerados actores sociales, los coloca en el centro mismo del cambio político, social y laboral latinoamericano. Con la fuerza eruptiva de lo emergente. De lo que pugna por salir. Luciana rescata a e Friedrich Nietzsche, Immanuel Kant, Georg Wilhelm, F. Hegel, José Carlos Mariátegui, Gilles Deleuze, Enrique Dussel, o el ya mencionado René Zavaleta Mercado, para analizar en profundidad los procesos revolucionarios de Bolivia y del resto de Latinoamérica.

Afiche sobre la revolución y recuperación del Estado bolivano de 1952, Facebook (2018)

La teoría marxista como nueva herramienta metodológica de nuestros intelectuales para comprender la estructura social de la Patria Grande, sin caer en una mirada europea. Su lectura, entonces, hace hincapié en lo americano y su diversidad cultural. O, como planteará Dussel, la obra de Marx deberá adaptarse sin fetichismos, ya que no es una obra acabada. Debe inventarse en un continuo devenir creador. Y en esto acierta Luciana. Porque, desde esta premisa parte, para reinterpretar el marxismo con todas sus categorías.

 

DERECHOS Y HUMANOS

Más tarde, en el libro, habrá una observación acerca de cómo la intromisión norteamericana impide, desde las respectivas embajadas, el desarrollo de nuestros pueblos. Y parafrasea a Evo Morales en su alocución en las Naciones Unidas: “Quiero decirles, a Estados Unidos, no le interesa la democracia. Si así fuera, no habría financiado golpes de Estado y apoyado dictaduras, no amenazaría con intervenir militarmente a gobiernos democráticamente electos, como la hace con Venezuela. No le interesa los derechos humanos ni la justicia; si así fuera, firmaría los convenios internacionales de protección de los derechos humanos.”

Masacre minera en Uncia y Catavi, Miguel Alandia Pantoja (1942)

Así, el texto realiza un revisionismo histórico para dar cuenta de cómo nos esclaviza, cómo depreda nuestros recursos naturales y de qué manera nos domina ideológica y culturalmente el poder hegemónico. Esa lucidez permitirá, entonces, reapropiarnos de tantas revoluciones truncas y olvidadas y, al decir de la propia autora, a fin de cuentas, que el objetivo sea solo “la liberación del pensar”.

 

LAS MINAS DEL REY ESTAÑO

Por fin llegamos al estudio histórico y político del Movimiento Nacional Revolucionario. Desde la cronología de los hechos, “Bolivia…” intenta captar los hitos más importantes de este partido y su incidencia en la compleja sociedad boliviana. Un movimiento creado para seducir a las clases dominantes y atomizar las demandas e insurrecciones populares; para parasitar a los sectores marginales en beneficio de una oligarquía agrícola y atrasada, con sus reservas de materias primas y la explotación del hombre por el hombre.

Barones del Estaño, foto de la familia Hochschild

El libro narra el paso inminente de la agotada plata al estaño, metal muy codiciado por las potencias del Norte. El poder de los Barones del Estaño, dueños de las vetas más ricas y de las minas más grandes del mundo.  Insiste “Bolivia…” en destacar una soberanía degradada al servicio de las firmas explotadoras británicas y norteamericanas. Aquí surge la lucha de los mineros bolivianos, quienes no gozaban de una buena calidad de vida y eran sometidos a trabajos infrahumanos y a tener un promedio de vida de hasta 30 años aproximadamente.

Por supuesto, represiones y matanzas estaban a la orden del día. Por nada, porque a pesar de que eran el centro de la productividad de Bolivia, apenas un mínimo porcentaje incidía en el PBI del país. No solo se explotaba lo poco que quedaba de plata y el metal estrella, el estaño, también se iba por minerales secundarios, como el tungsteno, el antimonio y el zinc. Así las cosas, las constantes peleas de los mineros por mejores condiciones laborales, generalmente, terminaban en una masacre. Como la de Catavi, en diciembre de 1942, donde el ejército ametralló a 8000 personas, entre ellas mujeres y niños.

Estos reclamos de precariedad en el trabajo, más un entorno de agitación social, permitieron que otros gremios se unieran a la contienda: los metalúrgicos, los ferroviarios, los gráficos y los maestros en las distintas zonas y departamentos bolivianos. Si bien la centralidad obrera la tenían los mineros junto a los demás sindicatos, fueron los campesinos y campesinas quienes constituyeron el sector más importante y de mayor influencia, a pesar del atraso y la falta de desarrollo en que vivían: semi feudalidad y servidumbre para que otros se quedaran con lo producido.

Reforma educativa y Voto universal, Miguel Alandia Pantoja (1960)

 

LAMENTO BOLIVIANO

Con la intensidad de la luz meridiana del entendimiento, Luciana ilumina la cabalgata histórica y revolucionaria boliviana. Desde la lucha fusionada de los trabajadores y el MNR, con sus propias contradicciones internas -sectores oligárquicos en debate con sectores del campesinado y los obreros mineros- hasta la guerra del Chaco Boreal. Recorre la llegada al poder del Movimiento Nacional Revolucionario a principios de los años ’50, hasta su burocratización en los ’60, cuando retoma el poder el conservadurismo imperialista y la disputa entre MNR y la Central Obrera Boliviana (COB) –actualmente, una de las centrales obreras más fuertes de Latinoamérica-. Luciana denuncia y lamenta la incompletud de la revolución boliviana, a pesar de haber sido la primera rebelión obrera triunfante de Sudamérica y con las tres medidas más importantes de carácter popular: la nacionalización de la minería, la reforma agraria y el sufragio universal. Aun así, perdió ímpetu ante la falta de un movimiento obrero organizado rebelde, y a una burguesía nacional carente de conducción política. En estas cuestiones y en los mecanismos instituidos por sobre los instituyentes la revolución se diluyó. Quedó trunca.

Bolivia, el despertar de un pueblo explotado: la contradicción del MNR” es la síntesis del excelente trabajo de investigación de Luciana Edith Pérez. Cumple con creces el objetivo principal que ella se propuso al comenzar esta obra, la liberación “del relato, del sentido, de nuestra historia colectiva, de nuestras decisiones y acciones, de nuestras movilizaciones y reclamos sociales.” En definitiva, la liberación del pensar.

Evo Morales y los mineros de Colquiri, presidencia.gob.bo

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